—Lamento romperte la ilusión, pero no es así. No es que este lugar no esté lleno de monstruos y peligros desconocidos. Es solo que he actuado con extrema precaución y nos he llevado por otro camino —Roy la corrigió.
—Hay un límite para cuánto debes jactarte, mi señor —dijo Dalila con sarcasmo—. Señaló sus ojos y continuó:
— Tengo estos. No estoy ciega. Y estos ojos no han captado señales de ningún monstruo desde que entramos a este desierto.
Roy se sintió molesto por la forma en que ella le hablaba. Normalmente, no se molestaría en aclararle las cosas. Pero esta no era una de esas ocasiones.
—Tengo una habilidad que me permite detectar monstruos siempre que estén a una cierta distancia. Y resulta que esa distancia es mucho mayor que tu campo visual —dijo Roy—. Había muchos monstruos en el camino, pero no encontramos ni a uno solo debido a mi habilidad.
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