2 Cap 1 : Despertar

Al abrir mis ojos con mucho cuidado, uno a la vez ambos de un hermoso color verde esmeralda, reflejados por la cristalina agua, lo primero que pude visualizar fue una sublime luna que me tenía rodeada con su brillante resplandor. Aquel que me envolvía como un manto.

Mire a mi alrededor estaba en otro lugar, eso estaba claro, ¿Tal vez en algún país?, lo dudo, era algo como decirlo inimaginable, parecía que estuviese en otro mundo, donde estaba sola, esa fueron mis primeras impresiones, son sensaciones que no puedo describir solo con palabras, la tranquilidad era incomprensible.

Había plantas tan hermosas nunca antes vistas, sentía como el viento despeinaba cada uno de los mechones de mi larga cabellera negra, un olor fresco y agradable, ocurría como si fueran palabras transmitidas por el aire, era como un cálido susurro que me llegaba al corazón y me dijera.

<<Ven, sígueme algo mágico te está esperando>>

Con algo de esfuerzo intenté recordar algo de sobre mí, sobre mi pasado, no sabía nada actualmente a excepción de mi nombre... <<Luna>>, tenía vagos recuerdos de mi lugar de origen y era consciente que este no era mi ambiente, me llamaba Luna como la esplendorosa luna que es la única testigo de mi presencia en este lugar y que sabe quién soy en realidad, luna la que me acogió en su manto de destello.

Empecé a mirarla con anhelo tal vez sea un deseo egoísta pero quería que esa luna que todos admiráramos fuera mía, solamente mía.

Sacudí mi cabeza.

Dejé cada uno de esos pensamientos de lado, no me iban a servir de nada. Decidí seguir a mis instintos, me puse de pie con dificultad. Mis piernas temblaban como si se tratase de gelatina. De alguna manera estaban algo entumecidos.

Fui con pereza en dirección que el viento me guiaba. El rumbo que tomé, el paisaje se fue desvaneciendo, la preciosa luna que tanto deseaba se fue dando paso al hermoso sol, indicando que ya era de día, un día brillante que transmitía alegría y esperanza con solo sentir aquellos rayos llenos de calor.

En ese momento estaba sola no había ningún ser humano a mi alrededor, lo único que pude escuchar fue el magnífico cantar de alguna que otra ave, su tonada parecía al de los canarios y las golondrinas pero su apariencia era diferente, era como decirlo más vistosa y resaltante, también pude escuchar como los frondosos árboles se meneaban al compás del viento, era como si bailarán un suave ritmo, al juntarse con el cantar de la aves era como si un grupo de gloriosos querubines cantaban para mí, aliviando todo miedo y temor que tenía dentro de mí pequeño y frágil corazón.

Respiré hondo.

Me acerqué a un conejito blanco, el cual tenía unas gigantescas orejas puntiagudas una colita esponjosa como un algodón de azúcar, no sé pero suponía que era macho, era tan lindo y esponjoso era como si una nube se hubiera caído del cielo. Lo intenté atrapar corriendo entre los árboles, hasta que de un momento a otro lo perdí de vista. Era muy rápido y escurridizo.

—¿Qué es esto que veo ante mis ojos? —me pregunté a mi misma tratando de entender, desde que llegué aquí ando perdida —da algo de intriga y a la vez temor, quizás este sea la respuesta a mis interrogantes.

A paso lento y con algo de indecisión, un sudor frío recorrió cada parte de mi delicado rostro, el miedo empezó a invadir cada parte de mi ser, como si de un virus se tratase. Ese miedo lo causo una longeva runa que divisé cerca de mí, estaba tallada en una piedra grande, que parecía que en el cualquier momento se rompería en mil pedazos.

Casi rosando la piedra en donde estaba tallada la runa, había un nombre escrito en la parte inferior, a duras penas se notaba, la cual milagrosamente entendí no estaba en un idioma antiguo y raro como era de esperarse, decía <<Zhara Grangen de Loughtrey>>, junto aún diminuto símbolo, que me parecía una bella luna creciente rodeada de un montón de flores, que aparentemente eran rosas, era muy elegante.

Sentía que algo como un lazo me unía con ella, con aquella chica porque obviamente el nombre era el de una chica, ustedes llámenlo como quieran superstición, instinto, corazonada, presentimiento o hasta incluso destino, pero algo muy dentro mío me decía que la conocía o debía conocerla, para encontrar las respuestas a aquellas preguntas.

¿Quién soy?

O

¿Quién era?

Con una meta clara y fija, seguí mi camino por los frondosos bosques que me permitían contemplar su hermosa flora y fauna, yo ya estaba lista para emprender mi viaje nada ni nadie me detendría o esa era mi forma de pensar, tal vez en el trayecto me topé con muchas dificultades, pero nadie dijo que esto sería fácil.

Conforme caminaba mi vestido se atascaba con ramas y demás cosas del bosque, era incómodo.

Corte mi vestido con una roca puntiaguda y filuda que parecía una daga, el vestido de un todo verde más claro que mis ojos, para ser exactos verde agua, creó que la tela de la que estaba hecho era de terciopelo, también llevaba unos zapatos cerrados color perla hechos de cuero, unas medias blancas hechas de seda, unos largos aretes y un collar dorado al parecer eran de oro puro y una cinta en forma de lazo que adornaba mi media cola de mis cabello. Yo era alguien de contextura delgada, tez blanca, mi cabello me llegaba hasta un poco más abajo de mi cintura y mi frente era adornado por un cerquillo o flequillo hacía la derecha.

Recogí algo de fruta de los árboles y arbustos que estaban cerca y con los retazos de mi vestido las envolví creando una especie de bolsa algo improvisada, presentía que el viaje iba a ser más largo de lo que esperaba.

El tiempo paso volando los minutos, las horas y los días se esfumaban en cuestión de segundos, hasta que de un momento a otro sin percatarme ya se había cumplido exactamente una semana desde que llegué a este mundo, fue una dura semana pero aquí me ven viva, parecía que todo fuera un sueño o producto de mi imaginación, era un mundo de fantasía. Revise algunos rasguños que tenía, me los toque al momento que sentí dolor comprendí que todo a mi alrededor era real.

Mis pasos cada vez se hacían más lentos hasta juraría que parecía una vieja y arrugada tortuga, tenía en los pies algunas ampollas y las zapatos no ayudaban de mucho, pero preferí no sacármelos para poder movilizarme mejor, me dolían un montón parecía que estaba parada sobre un montón de agujas, yo pensé que así pasaría toda mi corta o larga vida eso solo el destino lo dirá, parecía un alma en pena tenía ojeras y estaba toda flaca la fruta no me alcanzó recogí muy poco, por donde estaba no había nada comestible, lo malo es que no sabía exactamente a qué lugar quería llegar.

Suspiré resignada.

Por suerte a pocos metros de donde me encontraba divise una luz de esperanza, mi salvación, un pequeño poblado con un gran letrero que decía Deon y abajo entre paréntesis decía Destiny Moon –Destino de Luna o Destino Lunar– asumí que ese era el nombre de aquel poblado.

Estaba tan feliz que corrí con las pocas fuerzas que tenía, en esos momentos poco me importo el inmenso dolor que sentía, mi ropa estaba desgastada, mi estómago gruñía de hambre, pero pese a todo eso no pensaba pedir comida, ni ropa, ni cobijo, lo único que iba a pedir eran respuestas, no sobre quien era, porque era obvio que ellos no sabían quién soy si ni yo lose menos ellos que vendrían a ser unos completos desconocidos, supongo. Quería respuestas sobre Zhara la chica de la runa.

Cuando llegué aparentemente no había gente, hasta que a lo lejos vi a una anciana, que tenía unos 65 a 70 años, llevaba un vestido rosa algo y un montón de canas que representaban todos los años que pasaron y la experiencia que tenía.

Sus ropas a mi parecer eran algo extrañas por no decir mucho, aunque bueno tomando en cuenta que yo no era de este mundo mis ropa eran las raras aquí.

—Señora, buenas tardes —hice un leve gesto con la mano, tratando de llamar su atención, que mire en mi dirección —puedo hacerle una pregunta tal vez suene repentino, pero ¿usted sabe quién es o fue Zhara Grangen de Loughtrey? —pregunté llanamente. La dirigió su mirada hacia mi persona.

El rostro de la mujer cambio de una manera era irreconocible, sus ojos se abrieron a más no poder parecían que se iban a salir de su órbita, sus arrugados labios formaron casi una "O" perfecta por la impresión y preocupación que se veía reflejada en su rostro, ella de inmediato me tapó la boca con su áspera mano y de un jalón, me obligo a entrar a su morada sin previo aviso, lo primero que pensé fue "Con qué clase de persona me metí, esto no terminará bien"

—Mi niña como se te ocurre decir eso, deberías ser más precavida —me soltó.

Suspiré con algo de pesadez y opte por ir a aquel lugar que parecía ser una sala, no sé cómo le llamen aquí. Tal vez no se tan diferente su mundo del mío, o tal vez sean más parecidos de lo que me esperé, eso solo lo dirá experiencia.

—Pero señora, ¿Qué hay de malo en decir un simple nombre? —pregunté sin entender nada de lo que me estaba pasando, bueno en si no entiendo nada de lo que sucede.

—Está prohibido decir ese nombre, aquí —me advirtió, su ceño fruncido.

—Pero no entiendo nada yo no soy de aquí, yo vengo de un poblado cercano —fue una mentira piadosa, si le digo vengo de otro mundo, uno me toman como loca o dos como la enviada para salvarlos, pero preferí guardármelo para mí misma y no decir nada sobre ello —podría decirse que soy una forastera, espero no tengan problemas con ellos

—Ven sígueme —camino en dirección a otro lugar de su casa.

Aquella anciana era amable, mire todo lo que había en ese lugar, todo allí era muy diferente y a la vez similar para mí, era como retroceder en el tiempo.

—Ya empecemos —tomo asiento al lado mío, a pesar de su edad era muy diligente, y sus años hablando de su actitud no se hacían notar —aquel nombre que mencionaste anteriormente, era de una antigua princesa que vivió muchos años atrás. De un momento a otro se volvió un ser malo, alguien que humillaba y esclavizaba. La princesa había estudiado magia o nació con ese don, no se sabía mucho de ella solo que ese día intento sumergir a nuestro mundo en una total oscuridad. Ella había desaparecido algunos dicen que murió y otras que sigue viva en busca de algo importante para ella, desde aquellas épocas todos los sucesores del reino han puesto un reglamento que está prohibido decir ese nombre, porque tienen miedo de invocarla y que aquella catástrofe se vuelva a repetir, suena muy ridículo pero esa es la realidad de nuestro reino.

—Lo siento, no sabía la magnitud de mis palabras, espero pueda comprenderme —mostré una sonrisa algo avergonzada. Alzando mi mano a la altura de mi rostro.

—Toda su desaparición desató una especie de maldición, todas las personas que tengan el símbolo de una luna creciente y un par de rosas esta maldecido —se acercó a mí. Empezó a examinarme de arriba a abajo con la mirada, como si desconfiará de mí.

—Gracias por responder mis dudas, le estoy agradecida fue muy amable de su parte —retiré la silla para atrás y me puse de pie —la próxima vez sin jalarme por favor, eso fue un poco extraño, si hace eso lo más probable es que la gente la tome por loca.

Yo ya estaba lista para irme a continuar con mi travesía si es que así se le podría llamar. Cuando mi pálida mano estaba a escasos centímetros de la manija plateada de la puerta color caoba, tenía rasguños aparentemente era demasiado antigua o solo estaba en mal estado. Sucedió algo que fue el inicio de mi calvario.

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