Nadie había esperado que todo terminara tan rápido, pero entonces se dieron cuenta de la katana cubierta con electricidad que sostenía el hombre en una de sus manos, algo que no era así solo un instante atrás.
La sorpresa no terminó con la repentina aparición de una katana en las manos del intruso que ya todos habían identificado como Aegon. Lo que ocurrió a continuación fue aún más sorprendente, Makro que se había quedado inmóvil se dividió en 2 separada por un corte vertical.
"Eso fue innecesario, espero que nadie más intente algo tan tonto como ella." La indiferencia con la que había hablado Aegon y su muestra de poder, había aterrado a todos. Nadie había sido capaz de percibir la velocidad con la que se había movido y asesinado a Makro.
No queriendo repetir la misma escena Aegon procedió a inmovilizar al resto de las ninjas. "Bakudo 69 Hyapporankan (Cerco de Cien Medidas)." A continuación, una barra de energía es lanzada sobre las mujeres ninjas a alta velocidad, separándose en numerosas barras más cortas haciendo imposible escapar de todas y terminando por ser inmovilizadas.
"Una magia muy impresionante, no solo ataca lo físico, también ataca el alma. Para ser más específicos su objetivo real es el alma, el resto es un efecto secundario." Quien había hablado era el anciano que había llegado antes de que todos entraran al edificio. Las nuevas presencias alarmaron aún más al resto de los miembros de La Mano e incluso a Morgana que no podía interrumpir el ritual en esos momentos.
"La facilidad con la que utilizas la electricidad para incrementar el poder de penetración de esa katana es impresionante." Le alabó la mujer de cabellos blancos.
"¿Vosotros que sois, solo 2 dioses que han encontrado algo entretenido o están aquí en alguna especie de misión?" Preguntó con genuina curiosidad Aegon ignorando a los demás dentro de la recámara y sin darse cuenta la cara de temor de Morgana al escucharlo decir que los extraños eran dioses.
Ambos dioses se miraron antes de contestar y el anciano fue el que respondió. "Diría que un poco de ambos." La diosa solo asintió.
Pensando que lidiar con ambos dioses no sería más que una molestia Aegon los ignoró y dirigió su atención hacia La Mano. Con un movimiento de su zanpakuto Matsu'o que estaba a unos metros de él fue cortado en 2. Para cuando el resto reaccionó y pensó en hacer algo para evitar lo que entendían era una muerte segura ya era muy tarde y solo Ángela quedaba con vida.
Tal vez los miembros de La Mano eran excepcionales guerreros con años de experiencia y físicos muy superiores al promedio, pero aún continuaban siendo humanos. ¿Qué resistencia podían poner en la presencia de un dios? Irónicamente la menos respetada entre los líderes de la organización, Ángela, era la más fuerte de todos.
Aegon se dirigió a Ángela. "Asegúrate de que la hechicera termine el ritual." Fue lo único que le dijo y la mujer asintió a sus palabras. No había en ella la menor idea de resistencia después de lo que había visto. Fácilmente podía comprender que ella no tenía ninguna oportunidad contra el monstruo que estaba junto a ellos.
Aegon luego caminó hacia Elektra. "Ves, tu poderosa organización no era la gran cosa." Su tono con la mujer era burlón, pero era un lujo que podía darse. "¿Quién eres?" Fue lo único que se le ocurrió preguntar a Elektra. "Que pregunta tan tonta, habéis investigado seguro todo sobre mi. Soy Aegon Targaryen. Es solo que a veces algunas personas nacen más bendecidas que otras, solo eso."
"¿Ustedes que son? ¿Un equipo de elite compuesto solo por mujeres?"
"Podría decirse." Nuevamente fue Elektra la que habló.
"Eso parece estar de moda hoy en día." Aegon liberó a todas las mujeres que estaba detenidas por su kido anterior. "Esta vez no tomen ninguna acción imprudente."
Todas estaban de acuerdo con él, sus vidas eran muy preciadas como para tirarlas por la borda en una lucha sin sentido. "Si no tienes pensado detener el ritual ¿por qué los has matado?" Esta vez no era Elektra quien había hablado sino la más joven de todas. Era una chica de unos pocos años mayor que Aegon de cabello rojizo y ojos azules que vestía un traje blanco.
"Si soy completamente honesto. Solo se me antojó. Normalmente son ustedes los que deciden si una persona vive o muere, debe sentirse extraño estar en la posición contraria." Ninguna dijo nada, era cierto que no podían quejarse cuando ellas habían cometido más de un crimen.
Nuevamente la misma chica preguntó. "¿Nos matarás también a nosotras?"
Aegon solo le respondió con una pregunta. "¿Me darás motivos?" La chica solo negó con la cabeza rápidamente. "Entonces estamos bien, solo que no puedes marcharte aún."
"Los otros aún no han llegado." Mencionó la diosa. "Has hecho algo para demorarlos ¿no es cierto?"
"¿No quieres ver algo más interesante que solo eliminar a un grupo de idiotas?" Le contestó y luego se dirigió a Ángela que era la única de los líderes que quedaba con vida. "No puedo evitar preguntar. ¿Por qué pensáis que un ser que es llamado la Bestia les concederá algo cuando sea liberado?"
Esta vez fue Aegon el que se sorprendió un poco con la respuesta de Ángela. "No tengo la menor idea. La parte religiosa de la organización nunca ha sido de mi interés. Por mi puedes detener este estúpido ritual."
"Ya veo."
"¿Por qué quieres luchar contra la Bestia?" Le preguntó el dios que quería saber si Aegon solo era un battlejunkie.
"Es una forma permanente y rápida de eliminar futuros intentos de este tipo." El dios no dijo nada más, pero parecía a gusto por algún motivo con la respuesta de Aegon.
Solo unos minutos más tarde Morgana terminó el ritual y un portal rodeado de llamas se abrió frente a ella. La hechicera tomó precaución y se alejó para luego de darle una mirada a Aegon y los otros 2 dioses. Al ver que ningunos se había molestado con ella comenzó a pronunciar otro hechizo mientras que por el portal un grotesco ser comenzaba a salir.
[CON EL RESTO]
El resto de las personas que habían venido a detener el ritual no habían dejado de avanzar mientras eliminaban ninjas tras ninjas solo las chicas excepto por D'narda tenían dificultad para luchar contra asesinos altamente entrenados y al igual que Daredevil y Echo (es el alias de Maya) todavía no habían tomado ninguna vida.
Este no era el caso de Roma y sus guardaespaldas que ya habían percibido como los túneles cambiaban evitando que llegaran a donde se proponían, solo que asumieron que era algún hechizo de Morgana o la interferencia de los dioses que habían arribado.
Las vampiras por su parte no estaban interesadas en detener el ritual y solo estaban dándose un festín y disfrutando de la caza mientras discutían sobre el club que estaría abriendo la amiga de Alyssa próximamente en la ciudad y los pisos que estarían disponibles para ellas en la Torre Targaryen cuando estuviera terminada.
Sabían de qué Aegon pensaba armar un equipo que se hiciera cargo de la seguridad de la Torre y quienes mejor que ellas que eran leales a él.