Tres días después.
En la tumba del anciano Sr. Sims.
Holly Sims estaba junto a la lápida, vestida de negro, con una flor blanca en su cabello. Tenía los ojos hinchados de llorar y parecía emocionalmente agotada.
Keira estaba en silencio a su lado, ofreciendo apoyo en quietud.
Nadie había esperado que el fallecimiento del anciano Sr. Sims fuese tan inminente. Había estado aguantando, esperando a que Barry Brandt regresara. Una vez hecho esto, se dejó ir.
Los ojos de Holly estaban rojos de todas las lágrimas que había derramado. La persona de la que más orgullosa había estado ahora se había ido.
Barry, Brian, Luke y muchas otras figuras importantes habían venido a presentar sus respetos, dejando flores en la tumba. La foto en blanco y negro del anciano Sr. Sims en la lápida lo mostraba sonriendo ampliamente, como si no tuviera arrepentimientos.
Keira miró a Holly. —Esto se considera una partida en paz para alguien de su edad. No necesitas sentirte tan angustiada —afirmó.
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