—Oh... —respondió Huo Mian.
Yang Meirong no sabía si estaba feliz o enfadada, así que continuó: —Quería... preguntarte tu opinión.
—Es tu dinero, tú decides qué hacer con él. Yo no le daré nada.
Huo Mian no quería ser Madre Teresa de Calcuta. Yang Xiuping acababa de difamarla, ¿por qué pagaría por su operación? El dinero de Huo Mian no caía del cielo.
Al percatarse de que Huo Mian podía estar algo enfadada, Yang Meirong agregó: —Tu tío dijo que Xiuping se rompió la pierna y que está en un estado crítico... Los huesos de su rodilla se hicieron pedazos y la operación es realmente compleja. Costará alrededor de 300.000 yuanes. Yo no tengo ese dinero y nunca le daría esa cantidad, pero es de la familia, así que terminé depositándole 30.000 yuanes. Eso es todo lo que voy a darle.
—Sí, está bien.
—Mian, ¿estás enfadada con mamá?
—No.
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