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CAPITULO 2

Empezamos a seguirla.

—Mi nombre es Kiasan, soy hija de la líder del pueblo. Les explicaré la situación. Se suponía que el chico de antes debería haber sido el que posea el poder de Melfi, pero...

Voltea a verme, me toma del cuello de la camisa y me empieza a jalonear.

—¡¡Por tú culpa, ustedes dos están aquí y no él!!

—¡¡Yo no sabía nada, lo siento!!

La chica me suelta y sigue caminando.

—Melfi es la guerrera que acabó con todos los demonios del mundo. Poseía un gran poder mágico que la hacía muy poderosa. Ella murió derrotando al líder de los demonios hace más de 10800 años. Todo su poder mágico misteriosamente se selló en su espada. En palabras de las antiguas sabias, la espada abriría un portal hacia el mundo de Melfi cuándo los demonios regresen, y cuándo eso pasara, debíamos traer a la primera persona que viéramos cuándo saliéramos del portal. La espada abrió un portal hace unos minutos y yo fuí enviada a traer al nuevo Melfi. Aparecí frente a un chico perfecto...

Voltea a verme enojada y me empieza a jalonear de nuevo.

—¡¡Pero tuviste que arruinarlo, idiota!!

—¡¡Ya me disculpé, lo siento!!

Me suelta y suspira.

—La leyenda dice que aquellos del mundo de Melfi que pasen a través del portal, obtendrán su poder. Puedo sentir poder mágico en ustedes, así que ustedes dos ahora poseen el poder mágico de Melfi.

—¡¡No entiendo nada!!

—¿N-no podemos regresar?

—No, lamentablemente nunca podrán regresar a su mundo.

Diana voltea verme muy enojada y me sonríe diabólicamente.

—Ángel... Tú...

Me alejo temblando.

—D-Diana, cálmate... N-no es necesario pelear.

Me toma del cuello de la camisa.

—Tú... Haz arruinado... Haz arruinado...

Cierra su puño y se prepara para golpearme.

—¡¡Haz arruinado mi vida!!

Me da un gran golpe en la cara y caigo al suelo.

—¡¡Eres un idiota, Ángel!!

Me empieza a patear.

—¡¡Cálmate, lo necesitamos con vida!!... Aunque por su culpa perdí al chico perfecto... ¡¡Realmente es un idiota!!

Las dos me empiezan a dar patadas.

—¡¡Ya me disculpé, lo siento!!

—¡¡Kiasan, detente!!

Kiasan voltea y se pone pálida. Kiasan ve a una mujer con el cabello rubio y largo, enormes pechos, alta y usa un vestido negro. Usa una bufanda verde en el cuello.

—¡¡M-madre, no es lo que crees!!

—¡¡¿Así tratas al nuevo Melfi?!! ¡¡Esto es inaceptable!!

—¡¡Déjame explicarte!!

Me toma de la camisa y me levanta. Tengo la cara hinchada y me sale sangre por la nariz.

—¡¡Mira, aún respira!!

—U-ustedes dos están igual de locas.

La madre de Kiasan observa a Diana.

—¿Son dos?... Se suponía que solo debías traer a uno... No me digas qué...

—¡¡Lo siento, ellos dos entraron al portal antes de que se cerrada, por eso los dos tienen el poder de Melfi!!

—¡¡Hija, eres una idiota, ahora el poder de Melfi está dividido!!

—¡¡¿Se dividió?!!

—¡¡El poder de Melfi está incompleto!!

—¡¡¿No hay nada que podamos hacer?!!

—¡¡Lamentablemente no!!

Kiasan voltea a verme aún más enojada.

—Ángel...

Empiezo a temblar de miedo.

—¿P-puedo decir mis últimas palabras?

Me da un gran golpe en el estómago.

—¡¡Idiota!!

Me da una patada en la cara y salgo volando unos metros.

—¡¡Realmente eres un idiota!!

Me intento levantar.

—Odio este lugar.

Me desmayo del dolor.

—¡¡Ángel!!

Diana se dirige a mí y revisa mi cuerpo. Suspira aliviada.

—Sigue respirando.

Voltea a ver a Kiasan.

—¡¡Oye, ni yo lo golpeo tan fuerte!! ¡¡Es mi hermano, no permitiré que lo golpees tan fuerte!!

—¡¡Nuestro mundo está en peligro por su culpa, es lo mínimo que se merece!!

—¿En peligro?

—¡¡Ahora que el poder de Melfi está dividido, nuestras posibilidades de vencer a los demonios disminuyeron!!

La madre de Kiasan se acerca a nosotros.

—El poder de Melfi está dividido, pero aún tenemos posibilidades de vencer a los demonios.

La madre de Kiasan extiende su mano derecha hacia Diana.

—Mi nombre es Kia, soy la líder del pueblo "Norfes". Es un gusto conocerlos.

Diana la saluda.

—Mi nombre es Diana.

Me toma de la camisa y me levanta.

—Y este idiota se llama Ángel.

Kia pone mano en mi mejilla y su mano empieza a brillar.

—¿Q-qué está haciendo?

—Estoy curando sus heridas.

Los moretones y las pequeñas heridas que tenía desaparecen.

—Listo.

Me pellizca la mejilla y abro los ojos lentamente.

—¿Eh?

Kia se aleja caminando.

—Deben acompañarme, en mi casa les explicaré con detalle toda la situación.

—Está bien.

Diana y yo la seguimos.

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