Meilene A Crimson Spell

La noche era fría, mientras observaba la manera en la que la nieve se expandía debajo de mis zapatos y el crujir de mis pasos me mantenían despierta no podía parar de pensar. El cansancio era lo mínimo para aquella experiencia tan aterradora que había vivido. Es como dice el dicho: No es lo mismo llamar al diablo que verlo venir. Sólo que en vez de un dicho se a vuelto una realidad, aquel demonio me persigue. Detrás de mi una sombra mucho más grande que la mía la arropaba, no podía voltear a ver pues estaba cansada de correr huyendo de este monstruo malévolo. Tal parece que no se había conformado con destrozar en carne viva a mis compañeros de trabajo frente a mis ojos, yo creo, no, estoy convencida que soy su última víctima. Llegados hasta aquí me pregunté: ¿Porqué aún no lo había hecho? ¿Qué lo hizo detenerse? ¿Porqué ahora? Quería verlo a la cara, estaba aterrorizada pero la curiosidad era más como para voltearme y verle. Sus ojos de color oro y cabellos tan blancos como la nieve me devolvían la mirada. Su tono de piel obscura y un atractivo maduro y angelical. ¿Como alguien tan hermoso y único podría ser un monstruo? El solo pensar que hasta hace unos días este hombre era mi mejor amigo me daba escalofríos. Pensar que había visto y conocido mis virtudes y debilidades. Todo de mi aquel hombre lo conocía. Estaba asustada de el ahora que sabia quien era verdaderamente. "Entonces, deberías terminar con esto. ¿No crees que te tomas mucho tiempo? " suspiró como si estuviera tratando de soportarme. Como si fuera totalmente un fastidio. Me observó, aquellos ojos parecían traspasar mi mente como si a fuerzas quisiera leer lo que estoy pensando. No me respondió y sosteniendo fuerte mi brazo derecho me volteo mientras avanzaba, alejándome de la ciudad, de la multitud que hasta hace un momento parecía protegerme. De la luz artificial que molestaba en su rostro pero que aliviaba mi pesadilla de estar con el a solas. Tengo miedo de ser devorada por este hombre. En silencio me habia escondido entre sus brazos una vez detuvo sus pasos, no podía escuchar su corazón era como si su cuerpo estuviera vacío, literalmente. Apretando ligeramente mi cuerpo, su aliento contra mis orejas en un suspiro ligero como si le faltara el aire enviaba señales a mi cuerpo. Señales que nunca había sentido, unas corrientes extrañas que hacían mi cuerpo arder. Entonces escuché su voz, gruesa y baja en un suspiro me llamó por un nombre, uno que nunca había escuchado antes y que había sido el detonante de una maldición agobiante que acabaría la vida de muchos. "Meilene... "