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CAPITULO 37

CARLOS

Sara ha estado intentando muchas cosas, cree que no me he dado cuenta, pero por lo que sé, nunca duerme en ropa interior y en estos días lo ha estado haciendo, todo para provocarme, he logrado controlarme, realmente tengo miedo de lastimarla, no quiero terminar nuevamente en el hospital, se nota que se siente frustrada y sus palabras de hace un momento me hacen pensar que estoy llevando las cosas al extremo, pero como no, si vi a mi media naranja, el amor de mi vida desmayarse y luego me dicen que es porque fui un animal con ella en la cama, ahora cada vez que pienso en hacerle el amor, lo primero que me viene a la mente es sangre y ella desmayada, no quiero repetir esa experiencia, sí, tengo un trauma, algo ilógico dada la preparación psicológica que tengo, pero en ningún momento me prepararon para esto, no me prepararon para amar con todo mi corazón y tener miedo a perder a quien más amo en mi vida.

Se que Sara se trae algo entre manos, puedo verlo, estamos almorzando pero su cabeza está en otro lado, por ratos sonríe y es esa sonrisa que tiene cuando va a hacer algo, no le voy a decir nada, de cualquier manera me voy a enterar, a qué hora regresas hoy me pegunta, a las seis por tarde le respondo, está bien me dice, cenamos en casa o salimos a comer, en casa me dice, voy a preparar algo rico y sonríe otra vez, esta mujer, que va a hacer, me levanto de la mesa, recojo sus platos y los míos, los lavo y salgo de la cocina, me gustaría quedarme con ella, esta literalmente tirada en el sofá, tiene una pierna en el reposa brazos y la otra en el espaldar, una posición nada femenina, pero se ve hermosa, está revisando el celular y haciendo cuentas con los dedos, me acerco a ella, amor es hora de irme, volveré temprano, está bien me dice y agrega, no me voy a parar, estoy demasiado cómoda, lo que hace que me ría, me arrodillo cerca de su cara, le doy un beso y trato de ponerme de pie, ella me detiene y me da un beso apasionado, un beso que demuestra necesidad, cuando pienso que va a seguir me suelta y vuelve a su posición, que tengas una linda tarde me dice, cuídate mucho, beso su frente y salgo de la casa, cerrando la puerta detrás de mí, me subo al auto y arrancho, en quince minutos llego a la base, entro a la oficina con una tonta sonrisa en mi rostro, mis compañeros se ríen de mí y dicen que el amor me tiene loco y creo que es verdad.

SARA

Carlos se fue al trabajo, es hora de prepararme, primero voy a hacer las compras, es lo único que odio de este plan, salir a comprar cosas, el supermercado queda a unas veinte cuadras, me cambio de ropa, me maquillo un poco, busco las llaves, dinero y salgo, al llegar al supermercado como cuarenta minutos después, sí, me demore mucho, soy demasiado lenta para caminar, además no tengo prisa, empujo un carrito y empiezo a escoger las cosas que necesito, una pechuga de pollo grande es lo principal, zanahorias y arvejas frescas, cebollas y otras cosas que necesito, cambio de sección, busco velas rojas, globos rojos en forma de corazón, cambio a la sección de licores, busco un buen vino tinto, cojo dos botellas y me dirijo a la caja registradora, a mitad de camino me encuentro con alguien con quien no debería haberme encontrado, la mujer más chismosa del barrio, como la odio, trato de pasar lo más rapido posible, pero ella me lo impide, Sarita que bueno verte, señora María, que buena verla, le digo, con la sonrisa más fingida que he tenido en mi vida, que pena señora María, pero tengo afán, debo irme, que tenga buena tarde, y no espero su respuesta, salgo huyendo de ahí, voy a la caja, pago la cuenta, es más de lo que había presupuestado, pero no importa, lo vale, para regresar tomo un taxi, e mas rapido, solo cinco minutos y ya estoy en casa, entro y me pongo a preparar todo, primero pongo música, luego, a la cocina, corto la pechuga y la aliño primero, cuando la ponga en el asador quiero que tenga buen sabor, la pechuga por naturaleza es un poco simple y sin muchos jugos, por eso es necesario condimentarla bien, luego corto el queso en rodajas y lo dejo listo, lo meto a la nevera y empiezo a picar cebolla y ajo para el arroz, en otra olla pongo la zanahoria picada en cuadritos y las arvejas frescas a que se cocinen, en una olla aparte cocino papas, pongo el arroz con el ajo y la cebolla, cuando están las papas las pongo a que se enfríen, mientras tanto voy picando las salchichas, en rodajas, cuando las papas están frías, las pelo y las pico en cuadritos, agrego las zanahorias y arvejas previamente cocinadas, agrego las salchichas, los huevos que previamente cocine y pique en cuadros y mayonesa, mucha mayonesa, bueno no agrego cebolla cruda porque no me gusta, el arroz ya está listo, pongo la ensalada en la nevera y empiezo a decorar la habitación y la sala, son las 5 de la tarde, pongo la pechuga en el asador a fuego lento y voy a darme un baño, cuando salgo, voy reviso que no se haya quemado, le do la vuelta y subo a vestirme, me pongo un poco de maquillaje ligero, la ropa, es pues algo sencillo, una bata roja de satín, muy corta, con bordes de encaje negro y un escote en v, un cachetero de encaje rojo y sin sostén, encima me coloco una bata levantadora del mismo color, también es bastante corta, bajo rapido y la pechuga esta lista, luego le coloco el queso encima y lo meto cinco minutos al horno y esta lista, marco su número para saber si va a llegar pronto, hola amor me dice, ya me extrañas, a lo que respondo, claro que te extraño, ya vienes a casa pregunto nuevamente y me dice, si, en cinco minutos estoy allá, necesitas que te lleve algo, no amor tranquilo, te estaré esperando, cuelgo la llamada y enciendo las velas, estoy muy nerviosa, pongo música suave, sirvo rapido la cena, escucho el auto afuera, pongo las copas en la mesa y una botella de vino y apago las luces, me escondo en la cocina, y lo miro desde lejos cuando entra y se queda asombrado por lo que está viendo, amor grita, y yo me rio sola en la cocina, amor, no te escondas, ven y empieza a caminar a la cocina, cuando llega a la puerta salgo rapido y lo abrazo, me besa la cabeza y se aleja un poco, que es todo… y se queda viéndome.

CARLOS

Eres hermosa es lo único que puedo decir, definitivamente eres la mujer más hermosa, esta vestida con una levantadora roja y debajo tiene una bata de pijama roja también, puedo ver sus pezones así que no tiene sostén, de verla así, mi mi***o ya se puso duro, lávate las manos y vamos a cenar, te preparé algo delicioso, me lavo rapido y nos sentamos en el comedor, la cea se ve deliciosa, pero ella se ve más deliciosa, quiero hacerla mía aquí en la mesa, sirvo un poco de vino para ambos y empezamos a comer, la ensalada es mi favorita y tiene bastante mayonesa como me gusta, la pechuga tiene un sabor único, como a especias frescas y el queso realza su sabor, definitivamente mi nena es una muy buena cocinera, terminamos la cena entre risas y luego nos trasladamos a la sala con la botella de vino y las copas, nos sentamos en el sofá y empezamos a hablar de cosas sin sentido, realmente no puedo quitar mis ojos de ella, en un momento no me puedo controlar, la beso, la beso como si no hubiera un mañana, necesitaba este beso, necesito de ella, necesito estar dentro de ella, necesito sentir el calor de su cuerpo, ella me devuelve el beso con la misma intensidad, ella pone sus manos en mi cuello y la levanto poniendo mis manos en sus nalgas la llevo a la habitación, que para mi sorpresa también está decorada, no hemos dejado de besarnos, la coloco en la cama y suelto el nudo de la bata levantadora y me quedo sin aliento, la bata de pijama es muy corta, sus hermosas piernas quedan expuestas, beso sus labios y luego su cuello… ahhh Carlos dice, ahí se fue la última pizca de autocontrol que tenía.