1 Un día como si nada

Tierra 199999 (es decir, Universo Cinematográfico de Marvel), 2008, EE. UU., Ciudad de Nueva York, isla de Manhattan, distrito de Clinton. (A menudo se hace referencia a Clinton como la «cocina del infierno»).

En una calle del distrito comercial cercano al parque de Clinton, un adolescente de albino de 17 años se apresuraba por la calle entrando por el callejón entre los edificios, sacó un puñado de llaves desde el bolsillo de su chaqueta y abrió la puerta trasera de una pequeña tienda de dos pisos.

Este joven albino aparte de su condición especial seguía siendo una persona normal y sencilla, la única peculiaridad a la vista de las personas es el tatuaje que comenzaba en el dorso de su mano derecha y se extendía hasta su codo. El patrón del tatuaje era el de siete estrellas de cinco puntas que se enredaban en el brazo del joven.

Rápidamente entró en la tienda y cerró la puerta trasera por la que había entrado con la mayor velocidad posible, se giró y se dirigió hasta la azotea de la tienda.

Cuando subió hasta la azotea de la tienda cerró la puerta por la que entró, se dirigió hasta la parte central de la azotea moviendo todos los libros y papeles que estaban repartidos por el suelo, todos con información de distinta índole como diarios de distintas fechas, libros y fotos.

El joven descargó su mochila dejando caer seis esferas naranjas del tamaño de una manzana por el suelo, ordenó las esferas en el suelo con delicadeza y cuidado como si su vida dependiera de ello.

En una mirada cercana cada una de las esferas era del mismo color y tamaño sin grandes diferencias, pero aun así era distintas. Dentro de cada una de las esferas estaba un patrón de estrellas similar al que el joven tenía en su mano, excepto que la cantidad de estrellas iban desde una hasta seis estrellas sin repetirse.

Lentamente el joven se separó de las esferas dejando un espacio entre las esferas naranjas en el suelo y el, quien estaba de pie con una sonrisa llena de nerviosismo —¡Vamos, sal de ahí, Shenron! ¡Ven y haz que mi deseo se vuelva realidad!— exclamó el joven albino mientras presionaba sus manos entre ellas.

Una brisa fuerte soplo y nada sucedió.

Aturdido el joven albino no tenía palabras para expresar su descontento —Lo sabia, lo sabia con seis esferas no funciona, hace falta una séptima esfera del dragon para que Shenron salga y cumopla mi deseo, pero el tatuaje ya no apunta hacia otra ubicación, desde el principio el tatuaje me ayudó a ubicar las esferas pero ya no muestra otras ubicaciones, pense que serian seis pero no parece ser correcto ¿que hago ahora?— murmuró el joven albino arrodillándose sin fuerzas en su cuerpo, la desilusión lo había abatido.

—¿Como vuelvo a mi mundo ahora?— preguntó el joven mirando al cielo mientras extendía su brazo derecho hacia el cielo —Según toda la información que recopile estoy en el mundo de Marvel, cualquier fanático querría ver a sus superhéroes de la infancia en persona pero ese no es mi caso, estoy encerrado en el cuerpo de otra persona ademas que vivo en New York donde ocurre la mayoría de los eventos de Marvel— dijo el joven Albino mirando el tatuaje en la palma de su mano —¡Eso es!— exclamó el joven con una sonrisa en su cara

Rápidamente acomodo su mano entre las esferas del dragón haciendo que las estrellas dentro de cada esfera parpadearan y junto a las esferas el tatuaje como si resonara con las esferas, también parpadeo —Genial— dijo el joven al ver que su tatuaje había parpadeado, como por arte de magia las estrellas se despegaron del brazo del joven acomodándose en el aire y creando una esfera translúcida que se unió a las otras seis esferas en el suelo.

—¡Vamos, sal de ahí, Shenron! ¡Ven y haz que mi deseo se vuelva realidad!— Exclamó el joven con más intensidad y más emocionada que antes.

Esta vez, tan pronto como su voz cayó, el viento comenzó a soplar con fuerza enviando a volar todas las hojas que estaban en la azotea y como si las esferas respondiesen al llamado se elevaron lentamente uniendose en el proceso para dar paso a una criatura serpentina de color verde, el dragón de los deseos, Shenron.

"Tan pequeño" dijo el joven en su mente al ver al dragón frente a él.

El joven mordió sus labios con fuerza y se quedó de pie en frente de la criatura verde "Solo tiene unos pocos metros de largo, en la serie de Dragon ball era gigantesco" expresó su disgusto frente al pequeño dragón frente a él.

Shenron flotaba en el aire de forma majestuosa mientras miraba al joven frente a él, lentamente abrió la boca y dijo con un tono mecánico —¡Di tu deseo! Cualquier deseo puede ser otorgado, pero solo puede ser uno—

El espíritu del joven se levantó con entusiasmo, levanto su cabeza y miró al dragón— ¿se puede cumplir cualquier deseo?— preguntó el joven confirmando lo que había dicho el dragón antes.

—¡Por supuesto!— dijo Shenron

—¡Genial!—

El joven miró a Shenron emocionado y lleno de esperanzas —¡Shenron, por favor, devuélveme a mi mundo original!—

—Lo siento, no puedo hacerlo—

Como un rayo las palabras de Shenron cayeron en la mente del joven, el joven aturdido tardo unos segundo en lograr digerir las palabras del dragón —¡¿Que? ¿como que no puedes devolverme a mi mundo? ¿de que jactabas antes, diciendo que puedes cumplir mi deseo?— preguntó el joven enfadado.

—Este cuerpo pertenece a este mundo, no puedo enviarlo lejos sin embargo tu alma pertenece a tu mundo pasado, eso lo puedo enviar de regreso—

Escuchando las palabras del dragón el joven levanto su cabeza con una nueva idea en mente —¡Eso es!, envia mi alma de regreso a mi viejo cuerpo—

—Ese deseo no es posible, lo lamento—

—¡¿Que?!— exclamó el joven —...—

El joven se llenó de impotencia, todo su trabajo duro al reunir las esferas del dragon había sido en vano —¿por que?— murmuró el joven intentando saber la razon detras de la negación del dragón.

—En tu mundo original sigues vivo— dijo el Dragón haciendo que sus palabras cayeron como un rayo en la mente del joven.

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