1 Capítulo 1

Mi nombre es Ryuuji Cliford, soy un estudiante de preparatoria, o más bien lo era, logré terminarla un año antes y ahora descansaba de mi vida estudiantil. Durante estos 6 meses sin ir a la escuela me dedique a los videojuegos, al anime y manga. No pude seguir ocultando mi vida de otaku que llevaba desde hace varios años por más tiempo, sorprendiendo mucho a mi familia. Aunque era la primera vez que de verdad me prestaban atención.

Sin tener que ocultarlo más, pasé día y noche jugando un juego tras otro, ganando cada vez más fama como jugador solitario. Un día apareció un evento en un juego MMORPG que era mi favorito. Sin pensarlo dos veces participé, como siempre, en solitario. Tras acabar con el jefe más difícil que me había topado hasta ahora en el juego esperé mi recompensa, pero nada aparecía. Hasta que al día siguiente una notificación apareció en mi correo.

Era mi recompensa.

Un viaje a Japón con todos los gastos pagados y lo mejor que duraba todo un mes. No pude contener un grito de felicidad cuando leí el correo.

Y es por eso que estoy aquí, en el aeropuerto internacional de Tokio-Haneda. Fue un viaje muy largo, pero el cansancio no era nada comparado con la emoción que sentía.

-¡Por fin! ¡Por fin estoy aquí! ¡Por fin podre conocer todas las maravillas de Japón! ¡¡Y mis padres decían que jugar no me dejaría nada bueno!! – grité emocionado mientras unas cuantas lágrimas de felicidad se formaban en mis ojos.

Las personas a mí alrededor me miraban como si fuera un bicho raro, tal vez porque estaba hablando en español.

La cinta móvil en el piso me llevaba al puesto de inspección cerca de la salida. Ni siquiera pude notar en que momento lo había pasado y ahora estaba en la salida de aeropuerto.

Mi corazón latía muy rápido, no podía esperar a empezar mi viaje por todo Japón.

-Me pregunto cómo serán las escuelas aquí ¡Tengo que encontrar una cuando antes! ¡No, necesito encontrar una…!

No pude seguir hablando. Una chica vestida con una falda corta y lo que parecía ser una camisa de marinero pasó a 10 metros de mí. Quería salir corriendo y pedirle que tuviera una cita conmigo.

Con mi nivel de japonés sería fácil pedírselo, pero estaba la posibilidad de que se asustara y llamara a la policía. Eso sería realmente malo, por lo que tuve que controlarme.

-Creo que lo primero que debo de hacer es ir a mi hotel. No quiero hacerlo pero tengo que descansar para empezar a explorar la ciudad desde temprano – dije un poco desanimado.

Saque mi teléfono del bolsillo de mi chamarra y busque la dirección, al parecer estaba bastante lejos, por lo que no podía ir caminando hasta allá.

Me acerque a lo que parecía ser un taxi y hable con el conductor.

-Buenas tardes señor ¿Me podría llevar a esta dirección? – le dije al conductor mostrándole la dirección. El taxista se sorprendió pues le había hablado en japonés.

-Sí, sería un placer. El trafico a esta hora es complicado por lo que podríamos tardar un rato en llegar, pero suba – dijo el conductor todavía un poco sorprendido.

-Muchas gracias – dije un poco más animado.

Coloque mis maletas en el maletero y subí al taxi. Apenas empezamos el recorrido y la vista de los edificios ya era espectacular, no podía apartar mis ojos de todo lo bueno, o eso creía. Sin darme cuenta me quede dormido.

Pensé que solo habían pasado unos cuantos minutos cuando sentí que alguien me sacudía de un hombro.

-Señor… ¡Señor, ya despierte! ¡Tiene 10 minutos que llegamos a su hotel! – decía el conductor preocupado.

-¡Estoy despierto! ¡Estoy…! – Grité un poco asustado.

Me levanté de golpe, y como siempre, mi cabeza golpeó el techo del auto.

-¿Esta bien? – pregunto preocupado el conductor.

-Si… esto me pasa más seguido de lo que se podría imaginar. Disculpe las molestias que le causé, le pagaré el tiempo que pasó tratando de despertarme – le dije al conductor mientras frotaba mi cabeza, estaba un poco avergonzado por lo que acababa de pasar.

Por supuesto que no llevaba efectivo, solo la tarjeta de crédito que me habían enviado junto a los boletos. En el correo decía que era todo lo que necesitaba para poder explorar la ciudad, pero quería cambiar un poco del dinero que había ahorrado a yenes para estar más seguro.

Una vez que había pagado entré al hotel, me registré y trate de encontrar mi habitación. Pero el hotel era tan grade que parecía un laberinto, me sentí aliviado cuando por fin pude encontrarla.

-Menos mal que pude llegar ¡Ahora a descansar para empezar a explorar mañana! – dije emocionado.

Entré a la habitación y me sorprendió lo pequeña que era. Apenas había espacio para una cama y un pequeño armario, a un lado había una pequeña puerta.

-¿Enserio? ¿Esta es la habitación que me toca? No puedo quejarme, después de todo no estoy gastando mi dinero en esto. Me imagino que eso es el baño, espero que no sea igual que esto – dije desanimado.

Caminé hacia la puerta a un lado de la habitación y la abrí, esperando lo peor. El baño era pequeño, pero todo estaba muy bien ubicado. Tenía un inodoro, lavabo, regadera e incluso una tina.

-Vaya, esto si es genial. Supongo que pensaron que solo usaría la habitación para dormir. Me pregunto qué hora es – dije un poco sorprendido.

Saque el teléfono de mi bolsillo para ver la hora, por suerte la hora había cambiado automáticamente.

-¡¿Las once de la mañana?! ¡Pero si…! Un momento, Japón esta muchas horas adelantado, es por eso que… ¡Pero porque tengo que dormir de día si es cuando todas las tiendas están abiertas! – dije desesperado.

No había tomado en cuenta el cambio de horario. Solo me quedaba tratar de acostumbrarme en la primera semana.

-Supongo que empezaré mañana – me dije a mi mismo, resignado.

Saqué todas mis cosas de mis maletas y las acomodé en el armario lo mejor que pude. Revisé mi teléfono en busca de mensajes de mi familia, pero solo estaban los de la única persona que se preocupaba por mí, mi hermana menor, Lizbeth. Eso no me extrañaba. Después de todo ellos aún me ocultaba el hecho de que era adoptado. Mis padres aun no sabían que lo había descubierto hace varios años. Mis demás hermanos no lo sabían, solo se lo había dicho a Lizbeth y había hecho que jurara que no se lo diría a los demás.

-Supongo que es mejor para ellos tenerme lejos. Aunque Liz me preocupa un poco – dije mientras leía sus mensajes.

No quería seguir pensando en eso. Así que tome mis audífonos y me acosté, en poco tiempo me quedé dormido.

La música seguía sonando cuando me desperté, seguramente se había repetido todo un par de veces. Cuando abrí mis ojos ya era de noche, o eso pensaba, pero por la ventana pasaba suficiente luz para iluminar un poco la habitación.

Me levante desorientado y limpiándome un poco de la saliva de mis mejillas.

-No sé qué hora es, pero saldré a explorar un poco la ciudad – dije aun con sueño.

Busqué un poco de ropa limpia y me dirigí al baño. Tome un baño rápido y me cambie, dispuesto a explorar la ciudad. Me puse mi chaqueta negra de piel y salí de la habitación, cuando me di cuenta de que no llevaba zapatos.

-¿Porque siempre me tiene que pasar esto? – me dije enojado.

Regresé a la habitación. Estaba a punto de tomar mis zapatos deportivos, pero decidí ponerme mis botas negras. No tenía una razón en especial, solo las tomé y me las puse.

Estaba a punto de salir, de nuevo, cuando todo empezó a temblar. No parecía ser tan fuerte, pero decidí quedarme en el mismo lugar. O eso me gustaría decir que hice. De un salto me lancé bajo la cama y cubrí mi cabeza con las manos.

-Cre… creo que mejor no saldré… – dije con mi voz temblorosa.

Estaba muy asustado. Cuando por fin pude calmarme subí a la cama, me envolví en las sabanas y me volví a dormir.

Al día siguiente me desperté muy temprano, a las 6 AM para ser exacto. Había dormido casi 20 horas seguidas y mi cuerpo me decía que ya era hora de salir. Por suerte me había dormido vestido, incluso con las botas puestas, por lo que pude salir muy rápido.

Pero antes de eso decidí llevar una mochila con una camisa blanca, una sudadera azul, unos pants azules, un cargador auxiliar y algo de comida.

-Mejor llevo esto, conociendo mi suerte lo voy a necesitar – dije mientras ponía todas las cosas en mi mochila.

Seguí la dirección del mapa del hotel para llegar a la recepción, pero fue igual de difícil que cuando llegue.

-Bueno, lo primero es ir a Kioto y visitar Kiyomizu-dera. Las festividades de primavera deben de estar en los mejores días. Tengo que darme prisa y llegar antes de que todo se llene – dije emocionado por lo que me esperaba.

Así emprendí mi viaje hacia Kioto, que resultó ser más complicado de lo que pensé. No podía recordar cuantas veces me había perdido, pero había llegado hasta Kioto y ahora estaba frente a Kiyomizu-dera, la única desventaja es que ya era de noche.

Había perdido todo el día tratando de llegar.

La entrada del templo era impresionante incluso de noche, pero estaba cerrada.

-Qué extraño. Se supone que están en plena celebración de primavera, pero todo está cerrado y hay mucho silencio ¿Debería regresar en la mañana? – dije tratando de tomar una decisión.

Aun pensaba que hacer cuando vi una pequeña luz dentro del templo y lo que debían ser varias siluetas de personas.

-¡Al diablo! ¡Hay personas adentro! Entonces no pasa nada si entro yo también ¿verdad? – me dije.

Me escabullí hasta poder entrar, no era tan difícil, después de todo me había escapado varias veces de la casa de mis padres antes. Seguí las luces que había visto antes y pude escuchar las voces de varias personas.

-¿Estás seguro que es hoy? No parece ser un día fuera de lo normal – preguntó alguien, era la voz de un hombre.

-Claro que lo es, los monjes no pueden estar equivocados – le contesto otra voz de hombre, pero hablaban muy bajo.

-Pero ¿Por qué reunir a tantos de nosotros? Si saben que hoy es el día ¿No deberían saber quién lo hará? – preguntó otra voz diferente.

-Ellos solo pueden predecir los días importantes. Además esto no ha pasado en muchos siglos y hay muy poca información – le respondió otra voz, esta vez era una mujer.

Quería acercarme más, pero si hacia algo que me delatara estaría en grandes problemas, no por nada esto parecía ser un secreto.

-Debería de salir de aquí… pero quiero saber qué es lo que está pasando. Esto parece sacado de un libro o de alguna novela ligera – pensaba mientras me escondía detrás de una estatua.

Me quedé en silencio por un rato, cuando escuche el ruido de muchos pasos acercándose, por suerte no venían en mi dirección.

-Lamento hacerlos esperar. Todos están reunidos aquí porque destacan en sus familias. Hoy es el día en donde Seiryu, uno de los cuatro espíritus protectores, le otorgara su bendición a uno de ustedes – La voz parecía de ser de alguien mayor, tal vez un anciano.

-¡Esto parece sacado de un manga! ¡No puedo creer que este presenciando esto!

Estaba más que emocionado por saber cómo terminaría esto, pero no debía de hacer ningún ruido, tenía que controlar mi emoción.

-Ahora cada uno de ustedes beberá de la fuente. Debería de haber una señal cuando alguien sea elegido – dijo el anciano.

No pude escuchar si los que estaban hablando primero respondieron.

Cada cierto tiempo escuchaba que alguien se levantaba, después el sonido de alguien bebiendo y después se volvía a sentar. Pude contarlo, eran por lo menos doce los que habían intentado, pero al parecer nada había ocurrido.

-¡¿Pero qué ocurrió?! ¡¿No se supone que uno de nosotros sería elegido?! – Gritó alguien, estaba enojado.

-No lo comprendo. Se supone que hoy, alguien de una de las doce familias antiguas de Japón seria bendecido por Seiryu, eso decía esa profecía – dijo el anciano confundido.

-¡Incluso hay una profecía! ¡Esto se pone cada vez mejor! Pero parece que nadie fue elegido – pensaba mientras contenía mi emoción.

-¡Esto solo fue una pérdida de tiempo!

-¡Yo me largo de aquí!

-¡Perdí un negocio por venir aquí!

Pude escuche como todos dejaban el lugar, y por como sonaban sus pisadas, estaban muy molestos.

Me quedé en silencio hasta que estaba seguro que todos se habían ido y no quedaba nada de luz. Salí de mi escondite y entré a la habitación en donde las demás personas habían estado.

-Qué pena. Pensé que iba a ser testigo de algo que solo pasa en los mangas – dije muy decepcionado por no apreciar la escena.

Estaba decepcionado, pero ahora tenía una historia increíble que contar, aunque nadie me creería.

-Estar esperando me dio sed. Supongo que beberé un poco de agua de esa fuente. No pasó nada con los demás y como no soy japonés no creo que pase nada de lo que dijo ese viejo de antes – dije sin pensarlo.

La fuente era simplemente asombrosa y hermosa. Era la estatua de un dragón japonés, de cuerpo alargado y escamoso, con patas un poco cortas, varios cuernos salían de su cabeza y algo que parecía ser bigotes alrededor de su boca, de la cual salía un poco de agua clara, que caía en un pequeño estanque a su alrededor.

-Es impresionante ¿Pero de donde viene el agua? – dije con curiosidad mientras veía la estatua.

Había un pequeño cuenco de metal unido a una vara de bambú, con eso debían de sacar el agua. Pero no me emocionaba beber el agua del estanque, en lugar de eso decidí juntar un poco de agua que caía de la boca del dragón.

El cielo estaba nublado cuando llegue, pero parecía que estaba empezando a aclararse. Un rayo de luz de luna se filtró de alguna parte del techo, llenando la habitación de una luz azul.

-Hoy hay luna llena… Esta luz hace que todo se vea como si estuviera en un anime – dije un poco feliz al estar en un ambiente así.

Un pequeño gato blanco apareció a mi lado derecho, era pequeño, pero no podía decir que era un cachorro, se sentó en el piso y me vio fijamente.

-¿De dónde saliste pequeñín? – dije mientras le prestaba atención a gato, gire a ver de nuevo si alguien había llegado a la habitacion, pero no había nadie.

Frente a mí una tortuga camino lentamente, venia directo hacia mí. Era pequeña, de color marrón y tenía una franja negra alrededor de su caparazón.

Noté que algo caminaba por la estatua del dragón a mi izquierda. Una pequeña lagartija de color azul camino hasta llegar a la cabeza del dragón y se quedó ahí, como si me estuviera viendo.

Escuché el canto de un ave detrás de mí. Gire un momento para ver mientras sostenía el cuenco de metal lleno de agua. Había una pequeña ave color magenta en el suelo y también parecía como si estuviera viéndome.

-Esto es extraño… escuchen, solo voy a beber un poco de agua, eso es todo, después me iré. Mañana vendré de nuevo y dejaré una ofrenda ¿Si? – dije un poco nervioso.

Volví a ver a los cuatro animales, pero todos me seguían viendo sin hacer nada.

-De acuerdo… - dije por ultimo.

Acerque el cuenco a mi boca y empecé a beber. El agua era tan fresca y deliciosa que me hizo cerrar los ojos. Beberla hacia sentir a mi cuerpo relajado y me llenaba de energía, era algo inexplicable y que no había sentido antes.

De pronto aparecieron varias luces a mí alrededor, una era blanca, otra café, otra azul y la última roja. Cuando abrí los ojos las luces había desaparecido, junto a los animales que tenía a mí alrededor.

-Que… ¿Qué fue eso? ¿Fue una alucinación? ¡¿Qué cosa tiene esta agua?! – grité asustado sin pensar que alguien podría escucharme.

Al momento de comprender lo que hice me tape la boca.

-¡Maldición! ¡Se supone que no debería de estar aquí! ¡Con ese grito de seguro ya se enteraron!

Mis manos temblaban un poco. No estaba seguro si era por miedo o emoción por lo que acababa de pasar.

-¡Hay un intruso en el templo! ¡Está en la fuente de Seiryu! – escuche la voz de alguien fuera del templo.

Escuche muchos pasos dirigirse a mí, estaban corriendo y eran muy rápidos. Antes de que pudiera correr casi dos docenas de personas estaban frente a mí.

-¡¿Qué haces aquí?! ¡Nadie pude entrar aquí cuando el templo está cerrado! ¡¡Y mucho menos beber de esa fuente sin permiso!! – dijo alguien que al parecer lideraba el grupo.

Vi el cuenco que aún tenía en mis manos y entré en pánico.

-¡Pu…pu…pu…puedo explicarlo! ¡Me…me…me perdí y termine aquí! ¡No era mi intención escuchar lo de alguien siendo elegido por Seiryu, pero no pude evitar escuchar! – les dije tratando de convencerlos, pero sin pensar dije lo que había escuchado.

-¡¿Qué fue lo que dijiste!? – dijo el mismo hombre.

-Él sabe ese secreto… no tenemos más opción – dijo un anciano que estaba detrás de él.

-¡No le diré a nadie sobre eso! ¡Y aunque lo haga nadie me creerá! ¡Así que, por favor…! – dije, prácticamente suplicando.

-Perdón por hacer esto en tu templo Seiryu… Maten a ese chico – dijo el anciano en un tono frio.

Casi todas las personas frente a mi desenvainaron sus katanas al escuchar las palabras del anciano.

-¡¡Lo siento!! – Grité mientras trataba de escapar.

Mis pies actuaron por cuenta propia y comencé a correr tan rápido como pude mientras muchas lágrimas salían de mis ojos.

Pero pude escuchar los pasos acercándose muy rápido. Algo pasó volando a un lado de mí y se clavó en un pilar de madera. Era una shuriken. Solo pude tratar de correr más rápido mientras gritaba con todas mis fuerzas.

-¡¡Lo siento, lo siento, lo siento!! ¡Esto es genial, pero, por favor! ¡¡No me maten!! ¡¡Perdón, lo siento!!

Pero las shuriken no paraban de pasar junto a mí y clavarse en los pilares.

-¡A la derecha, rápido! – Escuche una voz en mi cabeza, pero solo hice lo que dijo. Giré a la derecha y seguí corriendo.

-¡Agáchate! – Era una voz diferente a la anterior, hice lo que dijo y me agache. Una espada paso justo encima de mí, pero no pude ver quien la usaba, solo seguí corriendo.

El corredor que había seguido parecía que se iba a terminar. Estaba seguro que cuando llegara al final del pasillo me atraparían.

-¡Corre de regreso al templo tan rápido como puedas! – Era otra voz diferente a las otras dos, pero hice lo que dijo sin pedir una explicación.

Entré de nuevo al templo y seguí corriendo, pero ya estaba llegando a mi límite. Sentía que mis piernas estaban ardiendo, mi pecho me dolía por respirar tan rápido y mi corazón latía tan rápido que pensaba que me daría un infarto.

-¡¡Corre, solo sigue corriendo!! ¡Si te detienes te mataran! – Me repetía eso una y otra vez.

Las voces me guiaban por el templo mientras seguía corriendo. Entré a un pequeño pasillo y pude ver un barandal al otro extremo.

¬-¡Corre y salta sobre el barandal tan alto como puedas! – Era otra voz, no era como las otras tres, era diferente.

-¡No… no puedo… hacer eso! ¡Puede estar muy…! – Dije tratando de recuperar el aliento.

-¡Si no lo haces morirás! ¡Pero si te arriesgas saldrás con vida! – me gritó la voz.

No sabía qué hacer. Si me quedaba quieto me matarían. Si saltaba por el barandal podía morir por la caída, aunque no sabía que tan alto estaba del otro lado.

-¡Maldición! ¡Si voy a morir, entonces moriré por mi cuenta! – grité en un impulso de valor, o de estupidez.

Corrí por el pasillo mientras más lágrimas salían por mis ojos. Salté hacia el barandal y lo usé para saltar tan alto como pude. Vi hacia abajo, las copas de los arboles estaban por lo menos a 15 metros por debajo de mí.

-¡¡Maldición!! – Grité mientras empezaba a caer.

Cerré mis ojos con fuerza, moví mis brazos y piernas, tan fuerte como pude, tratando de encontrar algo de lo que agárrame.

Pero sabía que era inútil. Me encogí tanto como pude mientras seguía gritando y cayendo, esperando la muerte.

avataravatar
Next chapter