``` [Pasado, presente y futuro, siempre te desearé.] _______ Adeline tenía un plan para obtener su libertad: Paso uno: matar al Rey. Paso dos: huir y vivir felices para siempre. ¿Sucedió eso? No. El plan de Adeline fue interrumpido groseramente por un extraño misterioso, pero atractivo, que le robó su arma a medianoche. Elías Luxton era un Rey despiadado notorio por sus atrocidades sin misericordia. Era el monstruo que se escondía en las sombras. Adeline Rose era una Princesa destronada con un pasado oscuro. Tras el asesinato de sus padres y un usurpador robándole su trono, huye al Imperio de Wraith y se encuentra inesperadamente con Elías. Elías afirmaba conocerla. Pero ella no lo recordaba. Y Adeline no quería tener nada que ver con él. ¿El problema? Adeline debía matarlo, pero él quiere casarse con ella. ¿Podrá escapar de las garras de este Rey desvergonzado? ¿O tendrá que enfrentar sola los demonios de su pasado? _______ [ADVERTENCIA: HAY CONTENIDO ADULTO EN ESTA HISTORIA] Extracto: —Ahora, quítatelo. Ella parpadeó hacia él, asombrada por sus palabras. —¿Qué? —susurró, preguntándose si sus oídos la habían traicionado. —Mi camisa —dijo él, contemplándola con una mirada ardiente. —¿Pero por qué? —preguntó ella. —Para que la próxima vez que me la ponga, tenga recuerdos de poseerte. _______ Editores: okatuvslife & Skale93 Este libro se encuentra exclusivamente en webnovel.com. Por favor, no lo publiques en ningún otro lugar. ```
—Sangre real o no —espetó Adeline—. Sigo siendo la Princesa de Kastrem y futura Reina de Wraith. Tus acusaciones no me afectan.
Adeline luchaba por mantener la compostura, pero sabía que Elías la observaba. Esto era una prueba para él para ver si realmente ella podía liderar la nación.
Elías vio el plan claramente cuando le permitió entrar a esta casa sin guardias visibles o protección. Desde dondequiera que él estuviera observando, sus ojos estaban puestos en ella. No podía derrumbarse, no ahora, no frente a estas personas.
—Jah, algunas personas son tan desvergonzadas —bufó el Vizconde Marden—. Al igual que tu madre, mintiéndole a tu padre que eres su hija, a pesar de que se acostó en mi lecho.
Los dedos de Adeline se clavaron en sus palmas. Su piel se rompió, la sangre amenazaba con gotear. —Un niño nunca debería pagar por los pecados de sus padres.
Sin decir otra palabra, se dio la vuelta y se marchó, mientras sus ruidosas burlas resonaban en los pasillos.
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