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Prólogo: ¿Alguien me daría la bienvenida? Quizá abrazar mi cansado cuerpo

1 de diciembre

Daegu, Distrito norte

Mi estimado líder Jeon:

Primero que nada, me veo en la lamentable posición de ofrecerle mis condolencias por la caída del antiguo líder y su Luna, que en paz descansen, aunque hayan ya pasado años. Ha sido una tragedia que la ha sentido toda la nación, así como lo ha sido el ataque a los demás líderes, aunque no es ningún secreto que el clan Jeon se haya llevado la peor parte. Espero que sea consciente de que su pesar es compartido en cada parte del país, mil disculpas por no poder haberle dado el pésame antes ni en persona.

Sé que usted sabrá ser un líder excepcional.

Es grosero de mi parte, y quizá la desesperación me hace olvidar mis modales, pero permítame expresarle las razones por las que lo he contactado de esta manera tan impulsiva y anticuada. Mis intenciones con esta carta, su majestad, es nada más y nada menos que rogar protección.

No para mí, pues cuando esta carta llegue a usted, yo posiblemente ya tenga varios días de haber dejado este mundo.

Debido a la división a la que mi clan se ha sometido la última década, los ataques a las familias y pequeños grupos pertenecientes a la realeza del clan Kim de la Primera División nos ha obligado a escondernos, hemos estado escapando sin conseguir refugio fijo por los últimos dos años y mi pedido a usted es por protección para la única familia que tengo en este mundo.

Mi sobrino ha sufrido junto con su familia a manos de la Segunda División. No estoy exagerando si le aseguro que es el único heredero de mi sangre aunque indirectamente, y mi tiempo de vida está a punto de acabarse. Le ruego, su majestad, en nombre de la buena relación que su padre y yo tuvimos en algún momento de esta vida, su protección para mi único familiar vivo.

Él sabrá pagarle con lealtad.

Pedir protección a nuestro propio clan se ha convertido en una odisea imposible de concretar, pues el líder Kim de la Primera División se ha negado a mis pedidos debido a la desconfianza en su propia gente, por lo que le ruego una vez más, líder Jeon.

Mi sobrino se dirige a su residencia en un viaje de tres días desde el momento que le escribo esta carta. Sepa recibirlo, y si su respuesta a mi súplica es afirmativa, me aseguraré de pedirle a la luna que usted y su clan reciban su luz blanca para que el camino jamás se les sea lo suficientemente oscuro como para desviarlo.

Si es negativa, le ruego que lo asesine con sus propias manos. No deje que muera a manos de la Segunda División. La sangre que posee será su condena y es mi voluntad que muera a manos de aliados que a espadas de mis enemigos.

Sin más, me despido de usted.

Larga vida al líder Jeon Jungkook.

Atentamente, Kim Hyunjae, barón de la Primera División del clan Kim.

El líder Jeon apretó el papel entre los dedos.

Dejó la carta de lado, tomando el sobre en el que esta había venido y sacó la fotografía de adentro, observando los dos alfas en ella, el pequeño bebé en los brazos de uno de ellos.

La mandíbula se le tensó, mientras giraba la foto que presumía ser vieja y en una delicada caligrafía que el líder reconocía, igual de antigua que la foto, la fecha de esta estaba escrita.

7 de septiembre, 1997.

La semana posterior a su nacimiento.

El líder observó nuevamente la foto, leyendo la misma caligrafía clamar los nombres de los alfas en el papel, de los cuales sólo uno podía reconocer.

Jeon Younghyuk. Kim Hyunjae.

Apretó los labios, dejando la fotografía sobre su escritorio.

"¡Yoongi!" Exclamó tenso, con algo en él gritándole que estaba cometiendo un error.

Mas aún así, miró al omega a los ojos cuando éste se paró frente a él ante el llamado.

Los ojos del líder ardieron.

"Prepara la habitación de invitados" le dijo, su vista cayendo a la carta en su escritorio. "Tendremos visita"

denme amor

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