5 Candidato a Héroe parte 2

— ¿Qué te he dicho sobre propasarte al momento de pelear? —comentó el General Tezca mientras veía con recelo a su hija.

— Que solo debo actuar salvaje cuando mi vida corra realmente peligro. —respondió abatida.

Una vez dentro de la tortuga, el regaño continuo sin tregua durante el resto del viaje a la base del Comandante Rubiel. Un viejo amigo y compañero de aventuras del general.

A gran velocidad lograron sobrevolar el desierto, uno que alguna vez conformó los territorios de Irán, Afganistán, Turkmenistán muchos más. Un lugar donde la vida dejó de ser viable; la tierra conocida como El desierto radioactivo.

Este nombre nació de las leyendas urbanas, que hablan de monstruosos humanos que mutaron durante la segunda mitad del siglo XXIII y principios del siglo XXIV.

Los caminos fueron olvidados entre las inmensas dunas llenas de material radiactivo que envenena fácilmente a todo ser vivo que entra en este lugar, los pocos oasis sin tanta contaminación, son disputados entre algunas tribus nómadas aún rondan el área, que se ha logrado recuperar con el paso de las décadas; pocas plantas llegan a verse pero la mayoría no son más que matorrales espinosos que guardan en sus raíces, escorpiones mutados o roedores venenosos.

La muerte se podía oler en el aire; el hambre y la enfermedad azotaban con cada ventisca de oriente.

A los ojos de Ix chel, esta tierra no representaba nada bueno; para ella y su inocencia, su casa era mejor, llena del color verde de las plantas y un arcoíris de frutas que saciaba su estómago. No entendía por qué algunos refugiados en la ciudad, siempre alegaban que si fuera por las guerras que azotaron sus tierras, aquel lugar sería un paraíso.

Ella no era ingenua; gracias a las enseñanzas de su padre, lograba comprender de una forma completamente imparcial, los pensamientos de la gente.

En su cabeza intentaba recrear esa tierra prometida que tanto alaban, donde dicen que los hombres sacaron miel de las rocas y cayó pan del cielo; estepas llenas de bayas y grano fresco donde no hay hambre, con ríos que sacian la sed de mil ejércitos y nadaban toneladas de pescado de tantas variedades que nunca podrías terminar de contarlos.

Ahora que lo puede ver a todo color, intenta creer que tal vez en el pasado así fue, una tierra llena de vida. Posiblemente las historias que le cuentan, pasaron hace tanto tiempo, que ya no deberían existir, pero la belleza de las mismas mantiene la fe en los corazones, de sus antiguos pobladores, de que ese lugar volverá a ser igual.

Su sentido común, le grita que no es así, pero es un tabú muy discreto, contradecir la opinión de otra persona

Normalmente los ánimos se calientan cuando los adultos comienzan a debatir sobre quién tiene la razón.

Para ella esas pláticas eran extrañas, hablar de dioses de otros tiempos, rituales y temas políticos, siempre tenían el mismo tinte, para una niña que quería aventuras, nada de eso importaba.

Si quería vivir bien, solo necesitaba comida, un techo y a sus padres con ella. La vida no representaba nada más. Tal vez podría agregar, jugar con su amiga Ana, o sobrevolar la ciudad en el lomo de Beto.

En su inocencia, ella solo quería disfrutar de la vida sin preocupaciones, como cualquier niño.

Sus pensamientos se ven interrumpidos cuando en la distancia, una pequeña mancha verde que se vislumbra en el horizonte, que no coincidía con los alrededores.

La velocidad de la tortuga se fue reduciendo cada vez más hasta poder estar cerca de aquel paraíso en medio de la nada. A su alrededor, decenas de palmeras y pasto fresco se elevan dando paso a un amplio camino empedrado donde algunas personas transitan con normalidad, intercambiando objetos, verduras, comida y algunas armas, en tiendas de sencillas, forradas de tela gruesa. Mientras tanto, algunos animales de tres jorobas y patas de más de dos metros de alto, caminan a la distancia ayudando a llevar mercancías.

Los pobladores de aquella ciudad se quedan atónitos, al ver la enorme tortuga que se encuentra varios metros sobre sus cabezas, y poco a poco aterriza en medio de la plaza central, solo dejando escuchar el silbido del viento cuando es arrojado a presión.

El tiempo se detuvo unos instantes, mientras todos observaban con atención, conteniendo la respiración. El ruido de unas cabras rompe el silencio y todos estallan en una especie de celebración, cuando el General y la niña bajan del vehículo. Sabían de su llegada, pero no esperaban una entrada tan llamativa.

Desde una pequeña choza, un hombre con la barba crecida y los rizos hasta la espalda, sonreía con ironía.

— ¿Vas a ir a saludarlo? —preguntó un segundo hombre de piel morena y ojos de color ámbar.

— Todavía no, deja que sufran con sus admiradores un rato, mejor ve por Matías y dile que su tío ha llegado.

El Comandante Rubiel y su esposo el Doctor Abraham, observaban a la distancia la escena llena de algarabía, los pobladores conocían bien a su benefactor, aquel hombre de sonrisa cruel, hermano de un dios que los ayudó en el pasado.

Considerado en el mundo como el ser más poderoso, capaz de eliminar la radiación y hacer fértil la árida tierra de los alrededores de Kantubek; capaz de purificar el lago conocido como "Mar de Aral", donde ahora pueden tener criaderos de peces, otra vez, después de siglos de sequía.

Gracias a sus acciones en el pasado, esta tierra es el paraíso para quienes buscan sobrevivir aceptando el cambio. Los mercaderes van y vienen de los cuatro puntos cardinales, buscando medicamentos y tecnología para purificar el agua o el aire. Recursos altamente demandados hoy en día.

Las últimas cuatro guerras mundiales hicieron que siglos de avances en medicina se perdieran con el exterminio del personal de salud, esto con la intención de disminuir las capacidades de recuperación de los ejércitos a nivel mundial, dejando a la larga una especie entera llena de una ignorancia sin precedentes.

La falta de agua potable no se hizo esperar después de contaminar una gran parte de los mantos acuíferos, a modo de estrategia de reducción de población. Esto desató cientos de revueltas y rebeliones que hicieron desaparecer al 45% de los países en el planeta.

Pero ahora, gracias a ese hombre que festejan y alaban con devoción, es que existe un oasis en tierra de nadie.

Kantubek, un paraíso desconocido y oculto donde solo algunos tienen derecho a entrar. El refugio del Comandante Rubiel, uno de los primeros amigos del General, y portador actual de la espada Zulfiqar, aquel hombre conocido en la guerra como el Héroe profeta.

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