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Prólogo

La temporada de invierno había iniciado, pero el calor no hacía nada más que aumentar con el tiempo. En el oeste del continente Nogsong, donde el frío era la regla, y el cielo siempre estaba nublado por las tormentas, por primera vez en cientos de años pudieron ver el brillo del sol. Mientras que en el este, el asunto era completamente distinto, el ambiente tropical pronto comenzó a morir, animales, plantas y los pozos de agua potable comenzaron a secarse por las altas temperaturas nunca antes vistas.

Un infierno había azotado el mundo de forma brutal en un parpadeo, y no había lugar al que pudieras huir de él.

Pero el mundo no podía detenerse solo por el calor, todos seguían su rumbo y no pararían por solo eso.

El reino de Grirem, es un gobierno pacífico, reconocido por ser aquel que ayudo en la creación del puente que cruza la grieta del vacío, y también porque mantiene una relación extremadamente estrecha con la mayoria de las naciones, incluso con naciones autoritarias y con reinos conquistadores, porque ante sus ojos todos eran iguales.

Eran, porque después de que el rey Augusto Whitney, fue víctima de un complot que atento contra su vida, las relaciones con otros reinos empezaron a fragmentarse.

Ordenó a su mano derecha, el general de la milicia, Jhorge, que atrapara al traidor culpable detrás del complot. Pero un general siempre está ocupado, y aún más si se trata de la mano derecha del rey, es por eso que le encomendó capturar al traidor a un pelotón recién formado. Era un grupo de 20 soldados, carecían de experiencia, pero ante los ojos del general Jhorge, tenían el potencial y solo necesitaban un empujón, o una misión para hacerse con un nombre en el reino.

Su nombre era, Gael.

El traidor huyo a un desierto sin leyes, los ladrones y asesinos son los reyes de este territorio.

—Ya no aguanto jefe…

—Si paramos ahora vamos a perder su rastro, debemos seguir y terminar la misión antes de que salga de este desierto sin ley y le perdamos el rastro.

Si el logra llegar a una nación vecina antes de que lo atrapen, podrá pedir refugio y no dudara en vender los secretos del reino para sobrevivir. El reino Grirem no tiene malas relaciones con nadie, pero eso no significa que no pueda surgir una guerra si se llega a descubrir el talón de aquiles del reino.

Esta es la primera misión de este pelotón recién formado, fallar equivale a perder la mejor oportunidad de sus vidas, también decepcionaran a Jhorge, el general de la milicia y lo dejaran mal parado ante el rey

—Me adelantare y los buscare por mi cuenta, ustedes continúen a este ritmo y dejen que sus caballos descansen un poco.— Exclamo el líder y se separo de sus camaradas.

Era el más rápido, su caballo ni siquiera parecía mostrar signos de cansancio, era mejor en todos los aspectos a sus compañeros, ellos lo único que podían hacer era seguirlo y intentar estar a la altura.

—Imprudente como siempre…— murmuró para sus adentros el segundo al mando del pelotón, un hombre de complexión morena y de orígenes humildes. —Vamos chicos, será mejor que levantemos nuestras casas de campaña y alimentamos a los caballos antes de que se desmayen.

Fabian, no era tan hábil como su líder, pero sabía como tratar a sus compañeros y era el idóneo para liderar, lastimosamente jamás pudo ser reconocido por Jhorge y se quedó a la sombra de Gael como su mano derecha.

—¿Crees que el regrese Gael con el traidor?

—Por supuesto que no, puede que sea talentoso y todo lo que quieras, pero esta solo, no tardará en darse por vencido y regresar con nosotros por su cuenta.

Una chica salió de la multitud de soldados, y habló.

—¿No sería mejor tratar de convencerlo y no dejarlo ir solo? Después de todo, es la cabecilla del pelotón.

Fabian le vio con malos ojos, como si no le agradará su presencia en el pelotón, pero su pregunta era algo que no podía ignorar y lo sabía.

—Tienes razón, pero Gael además de talentoso es terco, hiciera lo que hiciera no podría convencerle de nada. -se sentó en una roca y comenzó a masajearse las piernas para aliviar el dolor.

Todos comenzaron a hablar entre ellos, otros prefirieron dormir, aunque sea un poco para recupera el sueño, era seguro que esta breve pausa duraría poco y debían aprovecharla. Pero tres personas se sentaron en un círculo e inicio una charla interesante.

Gaby la chica soldado, Jideon el tuerto y el segundo al mando del pelotón, Fabian.

—Fabian, siempre me he preguntado como pudiste acabar aquí, he escuchado que vienes de una buena familia y con tu ingenio hubieras podido sobresalir en cualquier otro campo como un genio.— pregunto el tuerto sin contener su curiosidad.

—Talvez sea cierto lo que dices, pero estoy en una competencia para decidir al heredero de mi familia, y mi hermano es igual o incluso mas astuto e inteligente que yo, así que necesitaba diferenciarme de alguna u otra manera.

—¿Y tu mejor opción fue unirte a la milicia del reino?

—Si, el camino de la espada era la única forma de ganarme el reconocimiento de mi padre, yo mismo sabía que sería difícil de inicio a fin, pero mientras pudiera regresar tenía asegurado el puesto de heredero.

—Había escuchado que las competencias entre herederos de una misma familia era un conflicto complejo, pero nunca pensé que llegarían a tales extremos.

—Esto no es nada, he oído que algunos recurren a conspiraciones o asesinos para tomar el puesto de heredero— añadió mientras le daba un sorbo a su cantimplora medio llena—. ¿Y que hay se ustedes? ¿Cómo son sus hermanos?

—Yo tengo una hermana, era muy tranquila, pero desde que vio a nuestros padres arder en el fuego de una hoguera, eso la cambio y para mal— miraba el cielo con cierta melancolía, las estrellas le recordaran a alguien que apreciaba—. Intento tirarse por el puente del vacío, pero la detuvieron apenas la vieron.

—Lamento escuchar eso.

—Ella ha mostrado cierto interés en seguir mis pasos, pero no es tan diestra en combate como yo, y es por eso que piensa unirse a la guardia del vacío en la cordillera de Los Perros Grises.

—Eso es bueno, mínimo conoce sus limites y entiende su lugar. —añadió el tuerto sin medir sus palabras.

Fabian y la chica vieron al tuerto que les acompañaba con rabia en sus caras, era obvio que no les había gustado el comentario que había hecho.

La guardia del vacío, es un orden de vigilantes que cuidan y protegen el puente que conecta a las tierras del olvido en el oeste del continente Nogsong. Era una orden respetada por haber retenido en el pasado a los monstruos aberrantes que intentaban cruzar el puente hace siglos, pero desde la caída de los elfos, los monstruos dejaron de atacar el puente, y ahora la orden de la guardia del vacío es un despropósito total.

El reino de Inoris, es el encargado de enviar hombres para proteger el puente, pero debido a que la guardia del vacío a dejado de ser una prioridad, ahora, simplemente mandan criminales para deshacerse de ellos y no desperdiciar buenos hombres.

Unirse a la guardia del vacío es lo mismo que enviado para desperdiciar tu vida, vida que pasaras cuidando de un puente que ya esta corroído y los que la protegen son degenerados que no se preocupan por cumplir con su deber.

—Me disculpo, no fue mi intención insultarte, veras, yo tengo un hermano menor, han pasado 15 ciclos desde su nacimiento, es joven y desconoce sus limitaciones, siempre hace lo que le place. El vino al mundo con una malformación en su rostro, lleva un mascara de hierro a donde quiera que vaya, ni siquiera yo recuerdo como se ve debajo de esa capa de hierro que tiene en la cara, es escalofriante— con su mano izquierda se tocó la cara, y acaricio la cicatriz de una antigua herida, la misma que le había dejado tuerto—. Cuando el era pequeño, una de las sirvientas de nuestra familia intento ahogarlo en la bañera, ella creía fervientemente que mi hermano era un monstruo, y que cuando creciera, el traería desgracias a todo aquel que lo rodeara, así que se enfrascaron en una pelea.

Lo que antes era enojo se transformo en interés legítimo.

—¿Y murió?

—JA, ya quisiera yo que el hubiera muerto ese día. Cuando nos dimos cuenta de que estaba tardando más de lo usual en su baño diario, decidimos irrumpir y preguntar que pasaba— miraba el suelo con impotencia—. Al hacerlo solo encontraron a mi hermano en una bañera de sangre y el cuerpo de la mujer sin ambos ojos y una mordida en la yugular.

—Un verdadero monstruo… ¿Acaso también intento sacarte los ojos a ti?

—¿Esto? —señaló a su ojo tuerto— No, simplemente se infectó y me lo removieron para evitar que se expandiera.

—Oh, vale.

—Sea a como sea, si necesitas mi ayuda en algún momento ten por seguro que allí estaré.— añadió Fabian a la conversación.

—¿Y que hay de mi?— pregunto la mujer.

—Aunque no me agradas del todo, debo admitir que jamás podré igualar tu manejo con la espada.

—Es como dicen, una buena mujer debe saber manejar bien el sable de un hombre.

Se echaron a reír a carcajadas, aunque la mujer no se lo tomó tan bien.

Mientras tanto, una batalla se estaba librando no muy lejos de donde el pelotón se había detenido.

Gael estaba en peligro y nadie se daba cuenta de lo que ocurría.

Un grupo de forajidos atacaban a Gael, cada uno lo hacía con una coordinación aterradora. Era un ataque detrás de otro, haciendo que no pudiera tomar un respiro, su arma estaba apunto de romperse y su escudo estaba casi hecho añicos.

Balanceaba su espada con las pocas fuerzas que tenia, el sudor empeoraba su situación y ni siquiera podía dejar de defenderse, estaba atrapado.

Una flecha se le clavo en la columna, sintió el dolor como un latigazo, como si hubiera atravesado todo su cuerpo, pero en realidad se quedó clavada en uno de sus huesos.

Sintió como dos espadas le rebanaron la espalda, su armadura era buena para combates individuales, pero contra un grupo entero era otra historia.

Con un hacha le destruyeron el escudo y su mano derecha fue cortada, todo en un solo tajo.

Cayó rendido, la visión se le nubló, pero antes de perecer por la pérdida de sangre, aquel que lideraba a los forajidos lo tomó por el cuello y lo levantó.

Tenía un gran casco con la figura de un toro, incluso tenía cuernos en ambos lados de su casco.

—Cuando cruces al mundo de los muertos, no olvides mandarles mis saludos a los dioses olvidados.

—Hazlo. Tu. Mismo…— murmuró Gael con la voz entrecortada y con la sangre en la garganta.

Con la otra mano que tenía libre le hizo un tajo limpio, le corto la cabeza y su cuerpo cayó como un saco.

—¿Se ha terminado?

—No, aún falta acabar con el pelotón que te ha estado siguiendo y cruzar el desierto lleno de bandidos hasta el reino de Zammari.

—Todo habrá acabado cuando lleguemos al territorio Zammari, eso me pone contento, pero cuando se enteren que el reino Zammari me está protegiendo, la tensión entre Grirem y Zammari aumentará y la guerra se convertirá en una posibilidad.

—Eso es culpa tuya, tu traicionaste al reino Grirem y ahora estás bajo las garras de los Zammari.

—Solo espero lograr que el plan salga tal como habíamos pensado, y traer paz al reino de Grirem.

—Realmente eres un loco, primero conspiras y ahora rezas por el bienestar del reino al que traicionaste.

—Si me traes las cabezas de aquellos que nos siguen de cerca, hare que duermas en una montaña de oro.

—Y es por eso que haces que este 

—Ya escucharon a nuestro señor— levanto la cabeza del recién muerto Gael—, quiero que se aseguren de que no quede nada del pelotón que lideraba este idiota.

Nadie contesto, pero todos se movieron como respuesta, eran experimentados y no necesitaban palabras para demostrar que entendían las órdenes de su capitán. Taire, era el líder del grupo de asesinos, nacieron en el campo de batalla y para ellos no había nada mejor que un buen baño en sangre.

La era de oro ha llegado a su fin, y pronto la era oscura caería sobre el continente Nogsong.

Una conspiración ha sido revelada, y otra conspiración ha dado inició. El futuro se ha convertido en una tormenta de engaños y muerte, una que ni siquiera los dioses podrían impedir.

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