1 Lagrimas Caídas (Capitulo Único)

Soy era un simple hombre de 40 años que ha tenido la perdida mas gran de su vida, el fallecimiento de mi abuelo, un viejecito que me enseño grandes cosas que guardare para la prosperidad gracias a el conocí todo lo que hasta ahora ha sido mi felicidad. Soy bioquímico forense gracias a aquel hombre que desde mi niñez me crio; solitario en la vida después de la perdida de mis progenitores, hicieron en mi lo que muchos piensan que es un mal, la frialdad se formuló desde mi corta edad y eso se empezó a demostrar cuando en cada perdida disminuía mi dolor y llanto, recuerdo uno de mis sueños pasados, el ser médico era un sueño de niño, poder curar a la gente y cuidar a mi abuelo de toda enfermedad. Pero el ver como mi madre murió en una camilla justo a la edad de 10 años fue devastador, mi padre asesinado por sus deudas, fue la última perdida en la que derrame una sola lagrima, sentí dolor y a la vez mucha curiosidad al ver como las heridas estaban secas, el cuerpo de un tono amarillento, las larvas carnívoras que se hicieron presentes, era raro y a la vez fascinante, triste de despedí quedándome con la única persona que me quedaba, el único que me comprendió ya que según a mi edad no debía saber nada de lo que significaba la muerte o lo curioso de un cuerpo en descomposición, me tomaron por psicópata, tantos psicólogos a los que tuve que asistir pensando que era un enfermo mental gracias a las muertes que presencie, ese hombre no me creyó loco me enseño lo que significaba para él la muerte y de tantos libros que leí tuve una filosofía que seguir.

Pensando que la vida es absurda, la vida no tiene una pisca de sentido, nunca sabremos a que venimos al mundo, el sentido de la vida me hizo negar cualquier religión o creencia y basarme en mi propio juicio.

Pude cumplir mi sueño era un bioquímico, la morgue un lugar que muchos consideraban aterradora fue un lugar de compresión, me sentía como en los elíseos ahí a diferencia del resto de lugares o empleos en donde asistí, había paz conocí a personas con mi situación y soledad, la frialdad era la mía una simple mascara para evitar mis emociones vulgares.

En ese lugar conocí a mi amigo entrañable Albert tuvo mi situación presenciar tales cosas hacen tristeza.

EL caso que marco mi vida tanto emocionalmente como en mi carrera profesional.

Como de costumbre revisaba un cuerpo donde al parecer había sido comido por larvas y toda especie de insectos, cuando mi fiel compañero llego hablando de un cadáver y contando que el paraje del que procedencia era extraño. Papeles con un mensaje inentendible, sin duda trataba de un psicópata no ignoto psicópata, las marcas del cuerpo eran misteriosas es como si haya sido un especie de tortura, sin duda fue cruel.

Mientras encontrábamos más pistas de cierta forma me sentía identificado ya que cada papel lo fuimos juntando creando un argumento algo extenso la historia de su vida y lo que le sucedió para llegar al homicidio, mi compañero y yo nos sentimos identificados, era tan extraño tenía un sinfín de incógnitas rondando por mi mente.

¿Acaso yo también era un enfermo mental? ¿Porque tenía empatía por ese hombre? ¿Que estaba sucediendo? Eran preguntas que absorbían mi mente por las noches.

El día lego y encontramos por fin al homicida apunto del suicidio, fue sorprendente como pasamos de una plática entre policía y psicópata/ignoto a una amena platica entre colegas, tan agradable y empática fue que pude tener una reacción algo importuna una la cual no me sucedía hace años desde el fallecimiento del hombre más importante para mí, cayeron lágrimas de mis ojos mi colega estaba en mi misma situación, los sollozos se escuchaban como el eco en aquel callejón; esa empatía era extraña pero todo tubo que terminar cundo nos separó la policía.

Eso paso en ese foráneo lugar, ese callejón donde la melancolía invadía toda mi persona recordando mi pasado.

Aquel hombre tenía mis problemas esa mujer fue su madre adoptiva la cual lo tacho de loco por sus sueños y metas al querer estudiar criminología psicólogos y la muerte, por un momento pensé que el hombre era como yo.

-Carlos un caso más, como siempre dime tu argumento de los sucesos, tanto paso por mi mente al estar con ese pobre hombre, soledad, frialdad, sueños, triste vida no?

-Albert tienes toda la razón hoy aprendimos algo nuevo, algo que estoy seguro que recordaremos para la posteridad, ese hombre era como nosotros pudimos ser el si no hubiéramos aprendido a superar todo.

-cierto colega pero ¿en qué piensas ahora te noto ensimismado?

-Albert la vida es absurda, cruel, triste y en un mundo lleno de maldad y hipocresía, pero a pesar de todo se pueden superar varias cosas y me atrevo a argumentar que a pesar de que cansa, duele es absurda, lastima, entre otras cosas la vida es bella y las lágrimas caídas te hacen más fuerte ante la adversidad. Mencione poniendo mis manos en los bolsillos de mi saco

-siempre con la cabeza alzada Carlos no hemos de olvidarlo nunca. Menciono dejando caer el humo de su cigarrillo para luego tirarlo y dejar que las gotas de lluvia lo apaguen mientras nos perdíamos entre la lluvia que no cesaba.

Fin.

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