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Prólogo: cosas de la vida.

Después de haberse dejado llevar un buen rato matando a los nobles miró hacia donde estaba el causante de uno de sus tantos problemas.

—Eres tú demonio rojo.

—Hola —le guiñó un ojo.

Aquel al que le llamaban demonio rojo estaba vestido con una capa roja rota en algunos lados, además llevaba una máscara negra que sonreía.

Parecía la muerte que iba a recoger las almas que alguna vez se perdieron.

El verdadero trabajo era matar a todos los nobles, en ese momento sólo faltaba uno y sin embargo para esa persona se tenía que tomar su tiempo para que sufriera mientras terminaba su vida, quería jugar con él.

—¿Quién carajos te contrató?

—No hables sin permiso, ¿vamos no te enseñaron a respetar a tus invitados?, yo soy el que tiene la espada y tú no querido noble, así que cuándo te diga que hables, abre la boca y si no te digo nada entonces simplemente no digas nada, ¿bien?

—Si me matas lo descubrirán, te matarán a ti y al que te contrató.

El demonio lo miró, pasó un momento en silencio hasta que sonó una risa retorcida y sin escrúpulos.

No se notaba cómo su boca formaba un arco ya que tenía la máscara puesta.

—Te hago informar esto, uno: por hablar te cortaré un dedo, dos: no me importa, ¡No me importa si me descubren o no!, si se entromete el reino simplemente…

Antes de terminar lo que estaba haciendo miró su estómago, el cual estaba sorpresivamente traspasado por una espada.

—Me dejé llevar —la parte de abajo de su máscara se retorcía una línea de sangre la cual salía de la boca del demonio.

Le sacaron sin compasión la espada, tenía sangre alrededor de la herida.

El demonio se volteó para ver quien lo apuñaló.

Así que era ella, pensó.

Juliana Von Igsdrit, una joven prometedora en el manejo de espada.

—Es mejor que te vayas niña, te mataré si no lo haces.

Aquella joven tenía dieciséis años y afectó en su orgullo que la llamen niña.

Con tono despreocupado el demonio siguió hablando con el noble.

Un viejo larguirucho y pequeño, con algunas ojeras en los ojos, esos eran las características más prominentes que tenía el señor.

Y pronto nunca más iba a existir...

—Usted es un noble totalmente tonto —el demonio agudizó la mirada hacia el viejo.

—Tres espadas invoco, tres oraciones pido, y tres pecados castigo —murmuró Juliana.

De su espada salió un aura azul que invadió el cuarto.

—Juliana Von Igsdrit, no te atrevas a atacarme por qué si lo haces te ma-ta-ré —la última palabra la dijo lentamente.

A Juliana se le cayó la espada al piso, se arrodilló, sus ojos se pusieron plomos y sin vida.

En el ambiente se desató una energía sepulcral la cuál haría llorar al más maduro de los hombres, era algún tipo de expresión una expresión asesina.

Juliana sentía cómo los ojos del demonio la miraban fijamente sin pestañear con un odio que ella no sabía de dónde provenía.

Acaso, ¿un humano podía liberar una energía tan agresiva?

Aunque a Juliana no la había matado, ella quería morir, acabar totalmente su vida, no quería el odio de esa persona enmascarada.

Sin más tortura la tensión se calmó, ya no estaba esa energía.

Juliana recuperó los sentidos y miró hacía el demonio.

—Aléjate —solo esa palabra hizo que Juliana la joven noble experta con la espada, sintiera temor de morir.

Ella quería proteger su vida.

Su mejor decisión fue huir lo más lejos posible, se paró tambaleándose y se fue corriendo hacía el pasillo.

—Qué triste, te abandonó, este drama me da mucha pena —el tono que ponía el demonio al hablar era de burla.

Se acercó despacio hacia el noble.

La víctima quería retroceder y al momento de hacerlo se cayó.

En una posición patética rogó al demonio que no lo mate.

—Dime que quieres, ¿Dinero?,¿Fama?...

—Hay, no sigas sabes… —el demonio hizo una pausa y luego reanudó lo que estaba diciendo— sabes, ¿lo que quiero?

—¿¡Dime?!

El demonio sonrió.

—Quiero verte muerto —le susurró al oído.

El viejo noble estaba aterrorizado, quería salir de ahí, no importaba su fortuna él solo quería vivir.

En tanto al demonio comenzó a sacarse la máscara.

—Cuándo me quite la máscara sabrás porque te quiero muerto imbécil.

Poco a poco mientras hablaba su voz cambiaba a una más gruesa y en un tono más calmado.

Era la voz de un joven.

Se logró demostrar su cara, el viejo noble no lo pudo creer.

—Eres tú…

El demonio le dijo unas últimas palabras.

—Recuerda lo que hiciste y solo muere, juro matar a los demás, tranquilo pronto tendrás amigos en el infierno.

¡Crac!

La espada del demonio fue a parar hacía el corazón del noble, la mirada de esa persona se fue apagando.

El asesino se levantó, envainó su espada y se fue lentamente por la puerta.

Y se esfumó de la vista humana.

Aquí yo :v espero que les guste nos vemos en el capítulo 1

Gabriel_Landacreators' thoughts
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