1 Las promesas duelen

"Princesa, se que puede sonar mal para ti pero... debo separarme de ti"

"P-p-pero por qué?! ¡Tu dijiste que nunca dejarías mi lado!"

"Sabes que mi deber es proteger a todos, no? El trabajo de un caballero es siempre ganarle a los malos y proteger a los débiles, y ahora, justo ahora mismo, me necesitan para cumplir mi deber y será muy peligroso, necesito que te quedes atrás"

"¡NO! Lucharé junto a ti y juntos podremos..."

El caballero con su armadura ilesa y brillante acarició la pequeña cabeza de la niña frente a el, haciendo que cese sus palabras por unos momentos, dejando un silencio que aprovechó para hablar.

"Por favor, My Lady, se que es mi deber protegerla, pero me necesitan"

"Entonces... hagamos una promesa"

Con una sonrisa, el hombre asintió y dejó que la niña continúe.

"Si sales victorioso... volverás a protegerme, no quiero a otro guardia!" Con un pisotón en el piso, hizo un puchero adorable haciendo que el hombre riera un poco

"Si, My Lady, solo tendrá que esperar unos momentos y en un abrir y cerrar de ojos, ya estaré de nuevo en mi deber de protegerle con mi vida"

"Y entonces... como sabré cuando volverás?"

"Solo necesitará... mirar al cielo y si ve una explosión de colores frente a su ventana, esté segura de que estoy yendo de vuelta a usted"

Y con esas ultimas palabras, salió de la carpa lujosa y cómoda para ver todo el caos que había. Magos preparando hechizos, Caballeros afilando espadas y apresurándose a sus caballos junto con un pequeño olor a polvo levantada por el galope apresurado.

También habían asesinos recogiendo sus cuchillas y arqueros reponiendo sus flechas, también habían excepciones como flechas rúnicas o hasta ballestas. Ya se acercaba la hora de defender este lugar.

Había mucho alboroto porque se acercaban masivas oleadas de bestias para el ataque hacía la fortaleza en la cual él estaba, razón por la cual todos se preparaban para el combate.

Un Mago que se veía en sus 30 se acercó de forma calmada, era un veterano de guerra y estuvo a su lado en muchas ocasiones similares.

"Jefe, en 1 hora aproximadamente las bestias arrasarán con esta área, necesitamos defenderla hasta que los civiles puedan escapar. Espero y ya haya podido despedirse de la princesa"

"Si, Kipe, ya lo hice. ¿Ya están listas las trampas y las catapultas?"

"Si, señor, los Magos se están posicionando y los Escuderos están preparando la primera barricada, deberíamos también prepararnos para la batalla, falta poco para que arrasen"

El Jefe de batallón continuó viendo todo el caos y con un suspiro, se puso su casco y busco a su fiel caballo.

Ya había mandado las ordenes y todos ya esperaban preparados para defender el pequeño asentamiento en las praderas de LoC.

Con la intensidad de las bestias y su sed de sangre, muchas ciudadelas y pequeños reinos fueron devastados antes de que los refuerzos llegaran. Era imposible el defenderse contra cientos de miles de bestias con pequeños ejércitos de soldados.

Por ese mismo motivo, lo único que les quedaba hacer era defender el suficiente tiempo para que evacuen la mayoría de las personas.

Para la mayoría que estaban en el campo de batalla, esto ya era una batalla suicida, nunca regresarían. Pero ellos ya lo sabían, y preferían morir con honor junto a su Jefe defendiendo lo último que les quedaba.

En unas praderas frente a un bosque gigantesco es donde se originaría el choque entre humanos y bestias.

Ya todos presentes frente a ese gigantesco bosque, pudieron divisar miles de bestias corriendo entre los arboles, miles de especies apresurándose rápidamente hacia adelante con el único objetivo de matar. Algunos eran pequeños, otros eran medianos, pero habían monstruos gigantes que con cada paso hacían temblar la tierra bajo sus pies.

Desde el principio de los tiempos los humanos siempre fueron los animales más débiles de todos. Pero junto con la inteligencia y la destreza, pudieron ponerse en la cima de la cadena alimenticia.

Pero cuando las armas dejaron de funcionar, cuando todo se volvió inutilizable, el hombre, volvió a ser inútil.

Sus defensas cayeron, la gente moría y las bestias se hacían más y más fuertes con el tiempo.

Países, ciudades, pequeños estados se volvieron ruinas gracias a las ineficaces e inexistentes defensas. Un gran banquete para las bestias que arrasaban todo a su paso

Con el tiempo, todo volvió a un intento de edad medieval, las cosas empeoraban para todos.

El único aliado que tenían ahora los humanos era el metal, una aleación que, por alguna razón desconocida, funcionaba extremadamente bien.

Él hombre volvió al uso rustico de armas sencillas y arrojó toda la investigación armamentística que armó de valor a generaciones anteriores.

Pero los atacantes a la humanidad no dieron tiempo a nada.

Con el tiempo en contra, los humanos usaron su increíble capacidad de adaptación al máximo gracias a la presión de que el enemigo aniquilara toda vida relacionada a la humana.

Con todo en contra, hubo una luz brillante que dio esperanzas a las personas.

La legendaria y deseada "magia". La palabra que fue tan ficticia como creían, se hizo realidad para salvarlos otra vez.

Y poco a poco pudieron ir ganando terreno de nuevo, pero lamentablemente las bestias no eran tan estúpidas. Cuando vieron a su ganado volverse fuerte, tuvieron que aniquilarlos antes de que sean una amenaza total.

Año tras año, pelearon y chocaron innumerables veces, la devastación era lo único que quedaba de esos encuentros que dejaron miles de muertos en los campos. Todo en nombre a proteger a todos los que amaban.

Y ahora tenían que salvar a su gente para que algún día un "héroe" pueda salvar a todos.

Por eso darían su vida hoy en una batalla perdida.

"¡SOLDADOS, HOY, DEFENDEREMOS TODO LOS QUE NOS QUEDA, Y DE NUESTRAS CENIZAS ALGÚN DÍA NACERÁ EL HÉROE DEL MAÑANA! ¡POR ESO, NO VAMOS A RETROCEDER, POR LA GRAN AYUSJA!"

"¡POR LA GRAN AYUSJA!"

Pero para ellos, siempre que pudieran dar el tiempo suficiente a su gente, ya habían ganado.

Hoy no abría distinciones entre rangos y edad, solo soldados que darían todo por sus familias

El casco cubrió la cabeza del Jefe y, con una sonrisa, lideró hacía las bestias.

Su tacto se iba desvaneciendo, su vista se ponía un poco borrosa y en el momento el cuál chocó contra una criatura parecida a un lobo gigantesco, un rostro esclareció su mente. Alguien a quien había visto desde una bebe hasta una niña. Alguien que le recordaba que por algo seguía peleando una causa perdida como ésta.

Su promesa... no podría ser cumplida nunca.

'Lo lamento, princesa'

La primera promesa que había hecho y no podría cumplirla.

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