11 capítulo 11: Mi llegada a Starling parte 9: corazón destrozado

Ya había pasado cuatro meses desde que llegué a esta ciudad, aun estaba en la preparatoria con Anaís, éramos tan unidos porque algunas veces nos encontrábamos en ciertas clases al igual que sentía algo por ella más que una simple amistad, trataba de no se diera cuenta y mientras tanto ella estaba algo extraña, al parecer estaba conociendo a un chico hace un par de meses, Anaís sólo me contaba sobre él y todo lo que le decían y hacían. Yo simplemente fingía felicidad ante ella porque en muy en fondo no soportaba que ellos estuvieran juntos, pero hacia mi mejor esfuerzo. Nos encontrábamos en el descanso cuando esta Anaís me comentó —oye, tengo que decirte algo importante —no se miraba nada bien

—¿Qué cosa? —le pregunte. —yo solo tenia mi mejor sonrisa, desde que la conozco mi vida ha sido diferente ya que he conocido a muchas personas y no me siento excluido

—es que... No sé como lo vayas a tomar y no quiero te enojes mucho por lo que te vaya a decir —dijo algo nerviosa. —presentía que algo malo me iba a decir y no me agradaría mucho la noticia

—dime lo, no me voy a enojar contigo por lo que me vas a decir —conteste. —trataba de ser lo mas paciente posible

—es que... —estaba a punto de decirme algo. Cuando me celular comenzó a sonar.

Era mi psicólogo y lo saludé —hola ¿Cómo ha estado? —era un mal momento para que me hablara

—muy bien y ¿tú? —respondió. —era la primera vez que se comunicaba conmigo desde que me fui de la ciudad

—pues bien y ¿Cuándo va a ser la cita? —mencioné tan feliz. —ya esperaba hablar con él y contarles mis logros

—dentro de una hora, así que le dije a tu madre y supongo que en estos instantes debe de ir por ti —indicó el psicólogo. —se escuchaba tan feliz, espero que no me siga creyendo un loco

—es cierto, ya la vi con la directora de la escuela así que luego nos vemos, además tengo mucho que contarle —le aseguré. —solo ansiaba ya verlo, además ya lo he considerado como mi familia

—bueno, nos vemos —se despidió el psicólogo. —por suerte su llamada no duro mucho y era el momento de escuchar lo que Anaís me iba a decir

—adiós —dije. —después de colgarle, ya sabía que tenía que irme a mi cita.

Antes de marcharme le dije a Anaís —lo siento mucho, pero me tengo que ir —solo me quedaré con la duda por un par de horas mas

—no te preocupes, te lo diré más tarde en un lugar más tranquilo —mencionó. —por suerte Anaís era muy comprensible conmigo y realmente eso me hace quererla más

—bien... Entonces nos veremos en donde siempre ¿verdad? —conteste. —aparte de vernos en la preparatoria, algunos fines de semana salíamos a diferentes lugares para que yo conociera la ciudad y esas cosas

—claro que sí —me aseguró. —me encantaba como me miraba de manera tierna y gentil, me recordaba a mi mismo antes de que me convirtieran en un monstruo.

Yo nomas sonreí y me dirigí hacia donde estaba mi madre con mis cosas, salimos hacia el consultorio del psicólogo, no tenía mucho ánimo triste; sino que estaba muy feliz (por primera vez en mi vida sin tener algún motivo) y mi madre me preguntó —¿Por qué tan feliz? Es de las pocas veces que estas así —eran tantos mis problemas que había evitado estar feliz por algo que no fuera la muerte de mi hermano y insultar a las personas

—no lo sé —dije. —algunas veces ni siquiera yo podía explicar mi felicidad

—tiene que ver con esa chica, ¿verdad? —volvió a insistir mi madre. —mi madre sabía sobre Anaís y no le molestaba mucho que tuviera amistades

—sí, lo admito pero hay algo en mi que no puedo explicar —le comenté. —era extraño ya que nunca había sentido estos sentimientos por alguien más

—¿la amas? Porque se ve en tu comportamiento y las cosas que haces —mencionó. —últimamente mi comportamiento es diferente desde que la conocí, ya que nunca he sacado mi lado malo desde la ultima vez

—tal vez sí, pero no se como hacer que se sienta o como funciona esto —dije algo confundido. —realmente no sabía que era amar a una persona, ya que siempre pensé que ocurría en las historia de fantasía

—creo que todavía no sabes muchas cosas sobre el amor, pero me alegro que seas feliz por una vez en tu vida y espero que no la lastimes —dijo. —ella solo me miraba con una sonrisa y estaba feliz por mi

—nunca la voy a lastimar, porque ella no sabe nada sobre mi lado malo —le aseguré firmemente. —nunca le mostraría ese lado horrible de mi, ya que puede decepcionarse mucho hasta odiarme

—bien, ella no merece que tu la trates mal —recalco nuevamente mi madre. —solo me pedía que no le hiciera daño.

Llegamos al consultorio del psicólogo, esta vez tenia tantas cosas que contarle y que la voz se ha controlado un poco. Ya en la sesión este me preguntó —¿Cómo has estado? Durante estos meses que no hemos visto —se notaba feliz al verme

—pues al principio un poco de conflicto, pero ya todo ha cambiado tan drásticamente y mi vida ha mejorado al igual que mi forma de socializar con otras personas —respondí con mucho entusiasmo. —estaba tan contento que olvidaba mi lado malo

—me alegra mucho y ¿Qué tienes que contar me? —volvió a preguntar me. —era el momento de contarle lo sucedido

—tengo amigos —le di las grandes noticias. —no podía evitar estar contento con mi logro

—que bueno, pero creó que ese no es lo que me ibas a decir —supuso el psicólogo. —realmente me conoce tan bien y eso da un poco de miedo

—es que conocí a una chica, ella es mi amiga —contesté tan contento. —que pude olvidar que estaba algo sonrojado.

El psicólogo sólo me observaba y me preguntó —¿Cómo te sientes al estar con ella? —supongo que esta más sorprendido de lo sucedido

—pues bien, además la voz no me molesta, trato de que conozca todo lo bueno de mí, estoy muy tranquilo y más cosas —respondí. —no podía evitar sonreír al hablar de ella

—¿estas enamorado de ella? —volvió a preguntar me con más curiosidad. —solo anotaba en su libreta todo lo que le contaba, supongo que ha de ser mágica o algo así

—si y creó que apenas estoy aprendiendo a saber como funciona todo eso —le confesé la verdad sobre mi cariño hacia Anaís. —pero aun tenía mis dudas sobre el amor

—bueno... Hay algo más que me inquieta por ti —menciono detenidamente el psicólogo. —mientras tomaba sus notas, se miraba preocupado por mi confesión

—¿a que se refiere? —le pregunté. —y la sonrisa que tenia en mi cara se borró

—bien... Las personas que tienen el mismo problema pueden llegar a encontrar una persona que les guste y agrade, entonces ellos hacen todo lo posible para que se interesen en ellos, cambian su comportamiento tan rápidamente y eso es algo bueno en ciertos lapsos... Pero después ese sentimiento se vuelve algo más profundo y comienza su obsesionarse mucho más con esa persona; que tratan de evitar que les pase algo y entre más cosas. Pero cuando esta es feliz con alguien más, el paciente comienza a comportarse extraño al igual que finge sus estados de ánimo con todos las personas y tratan de competir con esa persona que su amigo ama... Sin embargo eso no es nada bueno —me explicó el psicólogo. —me seguía siendo extraño que una persona se obsesione con otra

—¿Por qué no es nada bueno eso? —volví a preguntar le. —mi curiosidad me había ganado

—es que cuando la persona que nuestro paciente esta obsesionado se aleja de este, suele ocasionar conflictos en el paciente al igual que se vuelven más violentos al punto que serían capaces de dañar a alguien para que ellos sean felices. Después de eso el paciente en sí vuelve a las mismas actitudes, se aleja de todos nuevamente y algunos sólo terminan con su vida —terminó de contar me. —es muy interesante aprender sobre tu enfermedad

—no creo que pase lo mismo conmigo, además somos buenos amigos —le aseguré. —estaba tan seguro de que eso no me afectaría

—espero que no pase nada de eso —mencionó. —no lo escuchaba tan convencido de mis palabras

—algo más que deba decir me, porque tengo que ver a mi mejor amiga —dije tan feliz. —ya deseaba ir al lugar en donde miraría a Anaís

—no, ya te puedes retirar —indicó el psicólogo. — estaba algo pensativo y seguía anotando en su libreta.

Sin pensarlo salí del consultorio, mi madre me estaba esperando y preguntó —¿a donde vas? —estaba a punto de irme

—tengo algo que hacer, no te preocupes por mí puedo regresar sólo a la casa —le aseguré. —espero que no se enoje, además le he demostrado que me estoy portando bien

—bueno, ten mucho cuidado mi cielo y no llegues tarde a la casa —mencionó. —estaba tan feliz de verme actuar de manera diferente y normal

—claro que si, mamá —respondí. —solo me he concentrado en ser el mejor hijo para ella, ya que mi padre aún no acepta que he cambiado y las cosas en su matrimonio no van nada bien.

Entonces me dirigí al parque en donde siempre me veo con esta Anaís, estaba tan feliz por el simple hecho que la veré y eso me hace sentir muy especial. Llegue al sitio, ahí estaba ella y la saludé —hola, me alegra mucho verte —no podía evitar sonreír enfrente a ella

—lo bueno que ya estas acá, tengo algo que decirte y es muy importante —menciono. —suelo ver siempre a Anaís con una sonrisa, pero de seguro ese tipo le hizo algo y me enfada mucho que la haga enojar

—te escucho —dije. —era la hora de saber lo que me tenia que decir esta Anaís

—creo que ya no podemos ser amigos... Lo siento mucho —contesto. —ella solo empezó a llorar y trataba de evitarlo a toda costo, pero no podía hacerlo.

En ese instante que la escuche diciendo eso mi sonrisa desapareció, la voz se reía de mí y mi corazón se rompió... Soló quería llorar, pero mi lado malo deseaba salir y acabar con ella por todo lo que me estaba haciendo; sin embargo yo se lo impedía y le pregunte —¿Por qué quieres eso? Acaso no te agrado estar conmigo —solo quería saber el motivo de alejarme de ella

—es que creó que es lo mejor para mi relación —respondió Anaís tratando de no llorar. — sin embargo, no aguantó más y solo me abrazo tan fuerte que no quería hacer esto, pero creo que no tenia opción

—esta bien, además tendremos que hablar porque estamos en las mismas actividades y eso —conteste. —por ultimo tuve que aceptar que nuestra amistad había terminado

—es cierto, así que sólo seremos compañeros y creó que ya es todo, adiós —menciono. —sus sentimientos hacía mí, cambiaron tan rápido

—adiós —me despedí de ella. —solo la vi que se alejaba, realmente no estaba preparado para decirle mi secreto porque tenía miedo que esto se volviera a repetir, aunque creo que esto es lo mejor para... Mí.

Después de que ella se fuera, yo lloré con todas mis fuerzas. Me sentía que ya no podía seguir más viviendo pero aun no era el momento para hacer eso, a si que no deje de llorar hasta que alguien se apareció enfrente de mi, era una chica era alta, cabello castaño, ojos azules y vestía una falda y una blusa. Yo le pregunté —¿Quién eres? ¿Qué haces aquí? —no sabía que había mas personas en el parque

—por ahora no importa que hago aquí, sin embargo te digo no estas sólo y no dejaré que te hagan daño otra vez... Y todos pagaran por todo lo malo que te han hecho —respondió. —se escuchaba como la voz, pero estaba a mi lado y no deseaba destruirme

—pero ¿Quién demonios eres? —le pregunte nuevamente. —realmente quería saber su identidad o sí existe

—por ahora no sabrás mi nombre —dijo. —ella solo continuaba sonriendo a pesar de hacerme enojar

—larga te, de una maldita vez —le exigí. —hubo en un momento en que me hizo enojar y no dude en gritarle.

Esa chica sólo se fue sin decir me nada, mientras yo seguía llorando y deseando morir la voz sólo reía al verme infeliz con toda la situación y le grité —¡ya calla te! Maldita sea —pero ese fue el momento en donde comenzó mi furia

—tranquilo, solo porque te rompieron el corazón no necesitas gritar me —contesto la voz. —ese maldito solo se burlaba de mi

—ya tuve suficiente con la chica de hace rato y ahora tú, por dios la situación no puede empeorar —dije muy desesperado. —estaba en un momento de depresión casi suicida

—¿Qué chica? —me pregunto la voz tan curiosa como siempre. —se me hizo extraño que no la viera o comentará sobre ella

—la que vino hace instantes, creí que la habías visto —respondí. —aun trataba de hacerle entender que vino hace unos minutos

—como sea, ahora que la chica que amas te rompió tu corazón, ¿Qué harás? Porque supongo que no vivirás con eso un largo tiempo —menciono la voz. —siempre tratando me de manipular, como es de costumbre

—nada, sólo seguir con mi nueva vida —conteste algo resignado. —lo único bueno es que no llegue al suicidio

—porque tengo la sospecha de que todo lo que dices es una vil mentira y harás algo al respecto. Porque dudo mucho que estés contento por eso, además te conozco muy bien y se lo que tramas —menciono sarcásticamente la voz. —por suerte no se equivocaba, a pesar de que acepte el hecho de que no somos amigos, nada me impide vengarme

—es cierto, no le haré daño a ella —recalqué nuevamente mi respuesta. —a esta Anaís nunca le haría daño, ya que es la primera que creyó en mi

—y ¿Quién se refería a ella? Querido amiguito —contestó. —pareciera que me lee la mente, aunque la voz esta detrás de la muerte de mi hermano.

Yo sólo lo ignoré y camine hacia mi casa, estaba muy molesto porque todo iba bien y ahora se fue a la basura; cada vez mi vida era tan difícil sin embargo ya tenía que asimilar que terminaré sólo y que nadie me iba a querer nunca en su vida.

Pasaron dos años después, era el último año en la prepa mi vida volvió a ser casi la misma... Excepto que tenía más amigos, la voz no me molestaba mucho, no volví a ver a esa chica de los ojos azules y sólo hablaba con Anaís cuando se trataba de los clubes donde estábamos y tareas en equipo. Un día nos encontrábamos en clase, cuando note que esta Anaís actuaba muy extraño y eso era algo raro, entonces decidí esperar al terminar la clase para preguntarle sin embargo necesitaba saber que le pasaba luego termino dicha clase. A sí que me levante de mi lugar y me acerqué a ella y le pregunte —¿estas bien? —aun me preocupaba verla triste, a pesar de que ya no somos amigos

Ella sólo me ignoró y salió rápido del salón, yo sólo la seguí hasta afuera el patio de la escuela; simplemente sólo se detuvo, me miró con nostalgia, no dejaba de llorar, se acerco a mí, me abrazo muy fuerte y me dijo —lo siento mucho por lo que te hice hace dos años, creó que fue lo más estúpido que hice en mi vida por dejar de ser amigos —realmente me alegraba mucho que haya aceptado su error

—no te disculpes, ya paso todo —conteste para tranquilizarla. —aun era ese chico tan gentil con ella, que ya no me importaba nada sus acciones pasadas hacia mí

—lo siento mucho —volvió a disculparse esta Anaís. —solo seguía llorando y no me gustaba verla así

—esta bien y ¿Qué te pasa? — le pregunte. —al final tuve que aceptar sus disculpas para que se sintiera mejor con ella misma

—es que ese imbécil termino conmigo, al parecer no estaba feliz por todo lo que había hecho por él —contesto. —hasta que supe la verdad de porque actuaba extraño ante todos

—ese estúpido no te merece, porque tu eres una gran persona, siempre haces tu mejor esfuerzo para sacar lo mejor de otras personas, eres amistosa, gran amiga, compañera, siempre estas feliz aunque la situación sea otra y hay tantas cosas más que te definen. Y no debes de llorar por alguien que no valga la pena —comenté. —sentía que mi corazón hablaba de ella y aun existía ese amor que le tenía

—tienes razón y gracias por hacerme sentir mejor —menciono. —me agradeció que la escuchara

—de nada, ahora deja de llorar y sé la misma chica que todos conocen y que nunca se deja vencer por nada ni por nadie —conteste. —no podía ocultar mi alegría y solo tenía una gran sonrisa en mi cara.

Ella se acerco a mi, me dio un beso en la mejilla y se fue al salón; en ese instante yo estaba muy contento y estaba algo sonrojado porque finalmente había terminado con ese tipo. Sin embargo quería que ese maldito pagara por lo que le hizo a Anaís, así que buscaría venganza. No mataría al sujeto, sólo le daría una lección. La voz me preguntó —¿Por qué tienes ese sonrisa? —creo que ya se estaba aburriendo de no hablarme

—pues Anaís ya no tiene novio —le di las grandes noticias. —seguía emocionado por lo sucedido

—eso es genial, pero me estas omitiendo algo oculto de esa sonrisa que tienes y no es nada bueno —menciono la voz. —se dio cuenta que tengo otros planes

—por lo visto ya no confías en mi, pero tienes razón en hacerlo porque ese maldito me las va a pagar por hacerle daño a Anaís —conteste. —a pesar de que quiero ocultar mi lado malo, este aparece con más fuerza

—¿Qué harás? —volvió a preguntarme la voz. —supongo que me ayudará con mi plan.

Yo sólo tenia una sonrisa psicópata en mi cara, la voz no dijo nada pero sabía que mi sonrisa decía más que mil palabras. Antes de mi plan, tenía que investigar un poco al sujeto, planear mi cuarteada y sin olvidar que nadie viera mi cara, entonces hice una mascara de plástico de color blanco. Era una noche yo estaba esperando que el sujeto pasará para darle una lección, pero lo irónico de esto es que era uno de los que me molestaba mucho en la secundaria junto a ese imbécil, así que eso usaría de venganza contra él; después de tanto esperar apareció a mi objetivo. Su nombre es Pedro, tiene la misma edad que yo, éramos compañeros y lo más importante termino con Anaís, entonces aprendí el carro y esperé que cruzará la calle. Luego le pise al acelerador y lo atropelle, esperaba que aún siguiera vivo para que no se me acusé de nada, ya después abandone el carro y me fui caminado.

Era la mañana siguiente yo estaba completamente dormido cuando sonó la alarma mi madre me despertó, entonces me cambie para ir a la escuela. Ya allá todos actuaban muy raros y me acerque con mis amigos y les pregunté —¿Qué sucede? —necesitaba saber lo ocurrido

—es que ayer atropellaron a este Pedro y dicen que esta delicado de salud —respondió. —se notaba muy serio, a lo mejor si me pase un poco con el volante

—que mal y ¿Quién lo hizo? —volví a preguntar. —era extraño que fingía no saber nada, pero eso era parte de mi plan

—sólo fue un tipo con máscara blanca, además eso vio la cámara de la calle —mencionó Luís. —es otro de mis amigos, aunque lo que me sorprenda es que todos saben que fue el tipo de mascara blanca

—dicen que Pedro andaba con malas compañías y piensan que fue un ajuste de cuentas que hizo la mafia con él y por eso el tipo de la máscara blanca lo intento matar —comentó Hugo. —quien diría que estuviera relacionado con esa gente

—¿Cómo es eso posible? Sí es buena persona y no actuaba nada fuera de lo común —dije. —realmente estaba muy sorprendido y mi plan había sido un éxito

—pues no creas eso, él tiene muchos secretos ocultos —me aseguró este Luís. —eso me hizo recordar que yo también tenía mis secretos ocultos.

Después de hablar con ellos, me dirigí a la biblioteca y ahí la voz me preguntó —¿Qué demonios pasa con ese tipo? —estaba tan sorprendido al saber todo sobre ese chico

—no sé, pero no era un tipo común después de todo —conteste algo frustrado. —tampoco lograba entenderlo, aunque sé que la mafia averigua todo de la persona que los ataca

—te refieres que el tipo tenia algo que ver con gente poderosa y mala —comento. —se encontraba asustado ante lo sucedido

—sí, pero eso es el menor de mis problemas porque todos creen que fue ajuste de cuentas y nadie sospecha de mí —dije algo tranquilo. —por suerte solo eran rumores y ninguno de ellos me apuntaba a mi

—bien por ti... Pero sí Anaís llega a saber lo que hiciste, te odiará por siempre —me advirtió la voz de las consecuencias. —sabía todo lo que podía ocurrir sí se llega a enterar

—no lo hará —le aseguré. —solo tenía una gran sonrisa en mi cara.

Meses después

Habían pasado dos meses después era el día de la graduación, nadie supo quien había atropellado a Pedro y este no volvió a ser el mismo, porque... No lo había matado, pero sí que le deje un gran recordatorio.

Al final todos mis amigos tomamos caminos separados, yo y Anaís entramos a la universidad de Starling, por supuesto que a carreras diferentes, pero aún así nos hablamos cuando nos veíamos, todavía seguía yendo con el psicólogo y mis problemas iban mejorando, como se lo hacía creer, porque muy en el fondo no dejaba de matar personas... y lo hacía para divertirme. Ja, ja, ja. Creo que fue algo bueno matar a mi propio hermano, porque descubrí mi lado oculto y ahora no pararé hasta que ambos estemos satisfechos.

Hasta aquí termina la historia del asesino.

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