5 Capítulo 5: Vamos a casarnos

Translator: Nyoi-Bo Studio Editor: Nyoi-Bo Studio

—¿Qué? Estaba diciendo la verdad. Al fin y al cabo, tú me criticaste primero.

Los grandes ojos de Lin Che lo fulminaron con la mirada.

—Está bien; lo siento. Fue mi culpa. No debería haberlo dicho —se retractó Gu Jingze mientras arreglaba su ropa.

—Acepto tu disculpa. No te volveré a tocar de todos modos, así que ya no mencionaré tus habilidades —indicó Lin Che asintiendo.

Al escucharla, la cara de Gu Jingze se ensombreció aún más. Pero resistiendo la tentación de hacer otro berrinche, le aclaró:

—Mientras vivamos juntos, es posible que tengamos que compartir una habitación como una típica pareja casada para que no hayan rumores sobre nuestro matrimonio. Si mi familia se entera de la verdad, estaré en problemas. Respetaré tu libertad. Puedes hacer amigos y tener privacidad. No haré preguntas mientras no comprometas mi reputación.

—No te preocupes. Tengo mi ética profesional. Como estamos casados, no me involucraré en escándalos con otros hombres. De cualquier forma, nos divorciaremos pronto; puedo tolerar las condiciones al menos unos pocos años.

—Está bien; es un trato.

—Trato hecho.

Por supuesto, aunque estaban casados, en realidad no eran diferentes a dos extraños que habían obtenido un certificado de matrimonio.

Como si ya hubiera completado alguna misión, Gu Jingze no volvió a mirar a su nueva novia. En cambio, giró la cabeza e hizo un gesto a las personas que lo seguían.

Lin Che siguió a Gu Jingze a través del área central hasta un recinto.

Había una villa de tres pisos en el patio. La persona que estaba dentro le sonrió a Lin Che cuando salió del auto. Sus manos estaban juntas y su cabeza inclinada mientras decía con respeto:

—Señora, puede llamarme mayordomo Hu.

—¡Oh!

Aturdida, Lin Che miró hacia adentro. El patio era ancho y espacioso, con un camino largo y recto que conducía a un campo verde y exuberante que se extendía en la distancia. El lugar era tan grande que no podía ver dónde terminaba.

Gu Jingze miró a Lin Che.

—De ahora en adelante, vivirás aquí conmigo.

—Oh, ¿te quedarás aquí también?

—Por supuesto. ¿Nos acabamos de casar y ya te estás preparado para vivir por separado?

—No, solo lo estoy confirmando —respondió Lin Che levantando la cabeza.

—Mis padres no suelen venir. Puedes dar órdenes a los sirvientes como desees. Si no te gusta la decoración del interior, siéntete libre de decirle al mayordomo Hu. Puedes cambiar lo que quieras, siempre y cuando no toques mi habitación ni mi estudio —le explicó Gu Jingze mirándola.

"Qué grosero sería eso".

—No, estoy satisfecha con todo. Sería demasiado problemático hacer renovaciones —soltó Lin Che sin pensar.

Gu Jingze se detuvo en seco y la observó con una mirada distante.

La forma casual en que él se apoyaba en la esquina de la mesa era muy elegante. Tal vez la gente bien parecida se ve bien haciendo cualquier cosa.

La mano de Gu Jingze descansaba sobre la mesa. Sus delgados dedos sostenían su billetera. Su estructura ósea era distinta y hermosa, y sus manos eran definitivamente perfectas para tocar el piano.

—El mayordomo Hu te mostrará la casa —mencionó—. Espero que te acostumbres a tu entorno rápido.

***

El mayordomo Hu la llevó a un recorrido breve por la casa. Había un número muy impresionante de habitaciones. Las dependencias de las criadas estaban afuera; la cocina estaba en la parte de atrás; la sala de estar, en el frente; y el dormitorio, arriba. Sentía que seguro se perdería si la recorría sola.

Aunque la familia Lin era bastante respetable, era evidente que su residencia familiar era muy diferente de ese lugar.

—¿Esta es la casa de Gu Jingze? —preguntó dándose vuelta para mirar al mayordomo Hu.

—Sí, madame. De ahora en adelante, también es su casa.

Lin Che miró a su alrededor.

—Al parecer Gu Jingze es bastante rico.

—Sí, señora.

El mayordomo Hu la miró con ligera sospecha. Luego, sonrió y le comentó:

—Aunque el señor parece alguien difícil de tratar, es una buena persona. Con el tiempo, se acostumbrará. Por favor, solo relájese.

Lin Che abrió las puertas dobles de color nogal del dormitorio. De inmediato, vio el cuerpo semidesnudo de Gu Jingze de pie junto a la puerta del baño.

Su cuerpo delgado y color miel parecía más atractivo después de su reciente ducha. Sus músculos estaban equilibrados de forma simétrica en su pecho y brazos, conformando un cuerpo perfecto en forma de V. Las líneas debajo de su cadera eran prominentes.

Lin Che tardó mucho en reaccionar.

"¡No llevaba ropa!".

La toalla blanca envuelta alrededor de la parte inferior de su cuerpo parecía estar a punto de caerse. Lin Che gritó sorprendida y luego salió corriendo de la habitación dejando que la puerta se cerrase con un ruido sordo.

En la habitación, Gu Jingze frunció el ceño con tristeza. Por un momento, se arrepintió de haber aceptado con tanta facilidad las demandas de su familia. Le gustaban las mujeres elegantes, preparadas y dignas, que observan la etiqueta y los buenos modales, como Mo Huiling.

Pero ahora, estaba casado con alguien con quien no era muy compatible. Y todo por una ridiculez. Sin embargo, esta mujer era ahora su esposa legítima.

Lin Che se apoyó contra la puerta con la mano sobre el pecho. Podía sentir su corazón todavía latiendo con frenesí.

La reciente escena reapareció en su mente.

Ese hombre era, en efecto, demasiado atractivo. Su cuerpo era tan perfecto que casi hizo que le sangrara la nariz. Sin embargo, Lin Che entendió con claridad que lo ocurrido solo fue un accidente. Si bien él era su marido, esto era nada más que un convenio.

Luego, la puerta se abrió. Gu Jingze se había puesto un conjunto de ropa informal que le quitó algo de la severidad que transmitía antes. Sin embargo, todavía parecía lo suficiente frío como para congelar a alguien.

Miró a Lin Che y preguntó:

—¿Todavía quieres entrar?

—Lo siento, lo siento. Entraré—barbulló Lin Che después de haberse quedado inmóvil por un momento.

Él ya había establecido que vivirían juntos después del matrimonio; solo que ella no se había acostumbrado.

Bajo la inquebrantable mirada distante de Gu Jingze, Lin Che entró corriendo en el dormitorio y cerró la puerta.

Ella sabía que su reacción anterior había sido demasiado intensa. Sintiéndose un poco indefensa, le dijo:

—Lo siento, no quise asustarte. Es solo que… todavía no me siento cómoda con esto de estar casada y vivir contigo ahora. Es por eso que reaccioné de esa manera.

La mirada de Gu Jingze se posó en su rostro blanco y brillante. Comparada con otras mujeres, su piel era tan blanca que casi parecía translúcida. Parecía ser tan suave y tersa como la piel de un bebé. Hizo una pausa antes de dejar de mirarla.

—No me importan los malos hábitos que solías tener, pero espero que lo primero que aprendas aquí sea tocar antes de entrar —manifestó, mirando a un costado.

—¿Me culpas por haber entrado sin tocar? ¿Cómo se supone que sepa que estabas desnudo? Creo que tú deberías ajustarte. Ahora que hay alguien viviendo contigo, no puedes simplemente caminar desnudo —reclamó Lin Che, indignada.

—Tú…

Gu Jingze lanzó una mirada sombría a la poco razonable mujer.

Lin Che no pudo evitarlo. Al principio, quería llevarse bien con él, pero este hombre tenía una habilidad extraña para incitar una pelea con sus palabras desagradables.

No estaba acostumbrada a tratar con él.

Gu Jingze decidió dejar de hablar con ella. Tomó su manta y caminó hacia el sofá. Al ver eso, Lin Che gritó:

—¡Yo voy a dormir en el sofá!

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