18 Capítulo 18 – An Xiaxia, no te puedes esconder de mí

Sheng Yize la miró interesado.

—¿Eh? ¿Qué pasó?

¡Sabía que las cosas no eran tan simples como esa chica había dicho antes! Jian Xin'er sintió que la animó y pensó en sus palabras con cuidado antes de contarle toda la historia de una sola vez.

—Líder Yize, ¡todos sabemos cómo esa zorra de An Xiaxia intentó seducirte! Planeábamos darle una lección, ¡pero no esperábamos que nos atacara así! ¡Es demasiado malvada!

Sheng Yize frunció el ceño sin decir nada.

—¿Ella me sedujo? —pronunció cada palabra lentamente.

—¡Sí! ¡Toda la escuela está rumoreando que es tu mujer! ¡Cómo es posible que digan algo así! ¡Qué chiste! —exclamó Jian Xin'er con una sonrisa burlona.

Sin embargo, las siguientes palabras de Sheng Yize la dejaron congelada de inmediato, como si la hubiesen electrocutado. Su voz era agradable de escuchar y llena de encanto. Cuando hablaba en un tono particularmente bajo, su voz se volvía incluso más seductora.

—Si sabes que es mía, ¿por qué te metiste con ella? —respondió lentamente Sheng Yize.

¿¡Qué!? ¿Sheng Yize de verdad admitió que An Xiaxia era su mujer? Mil expresiones cruzaron el rostro de Jian Xin'er y lucía como la foto más colorida. Ding Yiyi estaba muy asustada. Se dio cuenta de que probablemente provocó a alguien a quien no debía. Li Canxing frunció el ceño y observó detenidamente a Sheng Yize.

—No quiero que lo que pasó hoy se repita. Si vuelvo a ver a alguien molestando a An Xiaxia... —Sheng Yize hizo una pausa y el aire a su alrededor estaba impregnado de frío—. ¡Habrá consecuencias!

Parecía que el aire se había congelado. Las piernas de Jian Xin'er se debilitaron y su cuerpo comenzó a temblar descontroladamente.

—Líder Yize, lo siento. Lo hice todo por ti. Tienes que creer que de verdad te amo...

Sheng Yize no dijo nada y se dirigió hacia el baño. Jian Xin'er se quedó de pie donde estaba y apretó los puños con firmeza mientras la multitud a su alrededor la dejaba en ridículo y se burlaba de ella. Sabía que, a los ojos de todos, era el hazmerreír. ¿Era posible que Sheng Yize de verdad tenga sentimientos por An Xiaxia?

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Las clases de la tarde pasaron en un abrir y cerrar de ojos. An Xiaxia tomó su pequeña mochila y se fue de la escuela sigilosamente por las paredes. Kang Jian la siguió, copiando su caminar de pasarela.

—Xiaxia, ¿qué haces? —sonaba intrigado cuando preguntó.

—¡Shh! No hables, de lo contrario, Sheng... ¡el diablo nos descubrirá!

Pese a que Kang Jian no entendía nada de lo que decía, de igual forma la siguió con alegría.

—¿Qué vas a hacer con el dinero que le debes a Sheng Yize?

An Xiaxia limpió sus lágrimas imaginarias con un pañuelo.

—Ya me decidí. Mañana me dará fiebre.

Kang Jian se tropezó y casi se cayó mientras ensanchaba los ojos.

—Guau, ¿cuándo obtuviste la habilidad para predecir el futuro?

—¡Tonto, no me hables!

Hoy era jueves y mañana viernes, así que si fingía estar enferma por un día, sumándole el fin de semana, ¡podría evadir a Sheng Yize por tres días completos!

«Jaja, ¡soy tan inteligente!» An Xiaxia se elogió a sí misma en su cabeza.

El día siguiente.

Le había pedido un día libre a la profesora jefa y estaba revolcándose en su cama, dormitando perezosamente, cuando la despertó el sonido de su teléfono. Contestó la llamada adormilada y una risa baja se escuchó desde el otro lado.

—An Xiaxia, no te puedes esconder para siempre.

—Aja... —murmuró en respuesta An Xiaxia antes de caer como muerta dormida.

Al escuchar la respiración de la adolescente en su oído, Sheng Yize sintió que su corazón se ablandaba con el sonido. No obstante... cuando vio el contrato de alquiler en sus manos, las esquinas de sus labios se curvaron en una amplia sonrisa.