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Capítulo 1

Espadas, explosiones y gritos se perdian en el frío canto del viento, muriendo en el cielo sin alguien que puediera ayudarles. Sin poder escuchar el bullicio de la montaña, a muchas montañas y bosques de distancia, algo volaba entre las nubes, moviendo las masas de agua evaporada con sus poderosas alas, dos personas sujetándose de sus escamas. Un hombre y una mujer.

Diferentes a los reinos de estas tierras, vistiendo ropas de calidad en maestría y tecnología. El hombre portaba un uniforme militar oscuro, su camisa bailando con el viento revelando su cinturón azabache. El largo cabello gris con suerte podía ser diferente a sus cansados ojos, ambos identicos en color. Su piel tenía un fuerte tono enfermo, pálido pero vivo a duras penas.

La mujer por el otro lado era bastante diferente. Su largo cabello carmesí fluía lleno de vida, su piel de igual forma. Sus ojos sangre viendo la tierra a lo lejos en admiración con mezclas de temor. Su uniforme no era del suficiente rango para asimilar el del hombre, similar en color pero sin aquellas enmarcaciones doradas en los hombros, como tampoco las insignias en su pecho que la reconocía como un teniente de la milicia.

Él tenía una mirada pensativa, ella una emocionada.

La pareja aterrizó en el césped grisáceo, el mayor de ellos mirando con una sonrisa a la inmensa criatura tan grande como las cimas a sus espaldas, la cabeza de un reptil lleno de bultos y escamas de tonos blancos, ojos de lagarto tan azules como el océano a sus pies, sin algun rastro de cabello en todo su cuerpo. A diferencia que los de Neris, aquel dragón tenia cuatro piernas en el mar, un cuerpo robusto mostrando sus músculos fornidos detrás de las escamas, todos apuntando a la zona de su espalda donde dos inmensas alas, capaces de mandar a los arboles frente a ellas volando, se econtraban recluidas. Muy diferente a aquellos dragones siendo asesinados.

"Cuídate."-Tomando una de las bolsas de su mochila, el varón le lanzó un trozo de carne tan grande como su torso, la mochila dando la idea de un agujero negro donde todo lo dentro, no era tan inmenso como lo era fuera.-"Cuida de todos, estaremos aquí si necesitan nuestra ayuda. Y cuidado con involucrarte con Mikaí."

"Espero que encuentres tu paz aquí, hijo de las estrellas."-La voz movió los árboles a sus espaldas y el mar se asustó por el sonido.-"Iera lamentará perderte."

Con una reverencia que solo logro esconder parte de sus ojos laterales, la bestia comenzó a volar dejando una corriente de viento que levantó el cabello de ambas figuras. Perdiéndose en las inmensas nubes del horizonte, moviendo el mar a sus pies y adentrándose en la inmensa tormenta que rodeaba la nación. Los truenos comenzaron a impactar en su cuerpo tan pronto se adentró al mar negro, pero no le molestó en absoluto.

La pareja observó como su transporte se retiraba y les dejaba solos en la nueva nación. Ambos con una vestimenta no designada para pisar tierra, mucho menos la de Neris.

El hombre, aspecto joven y alto. Su delicado cabello fluía en el viento con su gris resonando en las piedras a sus pies, su camisa sin abrochar y se podía ver su cuello por lo desordenado que estaba, frente a los rayos del sol sin embargo, se veía en raras situaciones el color rosado en su piel. Sus grises ojos miraban a la bestia, melancólicamente.

La mujer, casi de la misma edad que su acompañante, tenía centrada su vista en el bosque, se cruzaba de brazos tratando de pensar. Debajo de su pálida piel, vendas cubriendo heridas, algunas cicatrices visibles pero ninguna reciente.

Él miró hacia atrás y ambos vieron la oscuridad del bosque.

"¿Cuál es el plan?"-Limpiando su cabello de las hojas que habían reposado, la mujer habló. Una emoción difícil de enconder surgiendo en su voz.

"Buscar civilización, ver qué podemos hacer."-Sonriendo mientras su propio cabello brillaba en la oscuridad.-"Tengo una idea, pero depende de que tan fácil es entrar con la gente de aquí."

Tocando su cabello y con el pasar de sus dedos, el apagado gris se tiñó a un castaño brillante al sol. El cambio dejó su piel enferma aún más al aire, permitiendo ver la falta de un genero en su rostro. Tenía mejillas grandes, un mentón redondo y labios finos. Con su nuevo color de cabello, su rostro andrógino era mucho más destacable.

"Un nuevo futuro."-Ajustando el uniforme formal que tenía, retirando la corbata y calcinándola con su aliento, las chispas de sus labios desapareciendo junto a su corbata.

La mujer hizo lo mismo, ella queriendo tomar su mano pero él muy ansioso por entrar al bosque.

Caminaron por el bosque solo escuchando a pájaros y insectos correr de su pisar, el hombre, el más alto de los dos, la hizo parar para escuchar algo que estaba retumbando en el bosque.

Un grito.

La pareja corrió hacia un prado donde árboles con hojas rosadas le dieron la bienvenida pero la sangre en ellos le amagaron el gesto.

Un soldado, ropas medievales rojas y una reluciente armadura plateada era víctima de su cabeza desgarrada por una criatura tan grande como él, desnuda salvo un harapo en su zona inferior, piel blanca en un tono enfermizo cambiando al verde. Su espalda encorvada tenía picas negras consecutivas que llevaban a sus dos grandes cuernos en los agujeros que debían ser sus orejas, otros dos en su cabeza calva.

Su rostro era digno de alerta, sus ojos estaban anormalmente cerca de su boca que sonreía a la escena que estaba provocando, sus enormes dientes sonreían mientras la sangre los adornaba, su nariz tan pequeña que daba una vista no común para los extranjeros.

Estaba usando su pie para poder retirar más del rostro, el pobre hombre, aún parecía tener delirios de vida en sus ojos con las lagrimas de dolor por tener que sentir su propia cabeza ser retirada.

"¿Un goblin?"-La mujer miró curiosa, ambos sabían que el soldado ya estaba muerto, no en el presente, pero no había mucho que podían hacer.

"No son similares a los nuestros."-Mirando con curiosidad de igual forma, el hombre hizo un gesto de manos hacia la nada, dándole un mensaje al cielo y tan pronto lo hizo una reluciente espada hecha de fuego apareció a su llamado. Quemando parte del césped pero sin reaccionar a la ropa u dedos de su conjurador.-"Vamos."

Caminando sin preocupación, nadie en la escena salvo las tres figuras y el cadáver. Al notarle, la criatura gruñó y corrió hacia él a cuatro patas, soltando su agarre en la mandíbula del cadáver. Soltando sangre en el suelo y babeando al ver a ambas personas.

"Son muy diferentes."-Cuando el ser saltó hacia su cuello, apuntó la espada de fuego hacia él y se incrustó a si mismo en el cuello.-"Son más ágiles, pero mucho más estúpidos."

Soltando la espada, la criatura cayó al suelo, el agujero cauterizado descansando en el hermoso césped rosa. El hombre se arrodilló frente al soldado caído y le cubrió el rostro con el casco, ahora solo la sangre mostrando que estaba muerto, su mentón cayendo sin soporte.

"Al menos sabemos que hay una civilización, pueden usar metal y por lo que parece."-Apuntando al símbolo del sol con una espada roja incrustada."-Hay un reino, esperemos que sea una república, lidiar con una jerarquía noble será nuevo para ti, no significa que será bueno para nosotros."

Poniéndose de pie, juntó ambas manos y se despidió del cadáver.

Sonriendo al miedo que veía en sus ojos detrás del casco, el hombre militar se giró para ver a la mujer del pelo sangre tocar la mejilla de la criatura con un palo.

Llamando la atención de ella, el hombre se sentó en la roca donde el cadáver estaba apoyado, olvidándose de su existencia.

"No podremos entrar a nuestro nuevo origen como adultos con estas ropas."-Asaltando el cadáver y retirando la armadura, logró encontrar un colgante en su cuello, lo retiró y observó una familia, una mujer con dos niños.-"Usaremos esto."

Mostrando la imagen, llamó la ceja de la mujer que ahora estaba de brazos cruzados, el dibujo era bastante pobre, lo único meramente de calidad eran los rostros de las personas.

"¿Quieres usar eso?"-Viendo las ropas que ambos llevaban, comparada a la del soldado, eran dos mundos distintos.

Ellos tenían costuras refinadas, hechas para proteger la piel, cubiertas por botones metálicos y tela resistente a todo tipo de daño.

El cadáver y el dibujo mal hecho solo eran un trozo de tela, alguna cuerda por adorno, lana para cubrir los agujeros.

"No hay mejor origen que un niño y una niña corriendo de un monstruo."-Sonriendo a la incomodidad de su compañera, como si aquel comentario fuera más similar que una frase para aliviar el tenso clima.

"No quiero tener la mente de un niño, la transmutación es muy dolorosa cuando se convoca en tu propio cuerpo."-Viendo su cuidado cuerpo y los recuerdos del ayer."-¿Por qué no usamos la excusa de perder la memoria? Sirvió contigo."

Logrando la risa del hombre, la mujer hizo un pequeño puchero. Sabía que él ya tenía planeado esto desde antes de partir, incluso, mucho antes de la idea de si quiera ir de viaje.

"Lo mejor es ser jóvenes, no perderemos nuestras memorias, sólo nuestra capacidad física y gran parte de nuestra magia."-El hombre soltó el colgante y se puso de pie nuevamente.-"Ahora, ¿Qué apariencia quieres tener?"

Sonriendo con su mano apoyada en su mentón hizo a la mujer suspirar, incluso rodeado de muerte, esa sonrisa no desaparecía.

"¿Como planeas hacer que esto funcione?."-Sentándose sobre el césped, ignorando el cuerpo a su lado.-"No quiero mantener el hechizo por toda mi vida."

"La elf-."-Se interrumpió a sí mismo.-"La General me enseñó varias técnicas de los elfos altos y los elfos de antaño."-Mostrando una imagen de dos formas de vida proyectándose de su mano, azules en color y flotando sin nada que las estuviera creando, nada tecnológico. Una figura mucho más pequeña en apariencia comparada a la otra, la segunda más alta pero con sus orejas puntiagudas más pequeñas, el cabello y los ojos de la figura pequeña eran parpadeantes en colores diferentes.-"Para evitar que los elfos altos se sintieran recluidos por sus apariencias pequeñas, los elfos usaban transmutación para encoger sus cuerpos y criarse con la nueva generación de elfos altos. Pero, necesitamos conocer el territorio antes de hacer el hechizo, nos deja muy vulnerables."

La figura del elfo de mayor tamaño se encogió y se hizo similar al del pequeño.

"Usaban un hechizo en particular, afecta tu mente en gran parte. Pero, tu cuerpo vuelve a ser el de un niño, crecerá como si fuéramos infantes de nuevo."-Mostrando una ilustración de ellos dos pequeños, donde ambos se encogían y las ropas eran cambiadas por harapos."-Mantenemos nuestra memoria pero nuestro razonamiento cambia un poco."

"¿Cuál es el precio?"

"Si quitas el riesgo de la vida con un cuerpo débil."-La imagen mostró un pozo de agua, lentamente encogiéndose mientras él apretaba el puño."-Pagas que tu fuente mágica se encoja, así que habrá que expandirla de nuevo."

"Es un hechizo peligroso, esconde la edad de la persona."-Mirando lo concentrado que estaba su compañero, la mujer preguntó."-¿La General nunca lo usó? ¿Está a manos de todos en El círculo?"

"No, no la culpo realmente, tener que criarte con tu abuelo y tu padre es bastante fuerte para un niño, supongo que desarrolló un desprecio por el hechizo, pero, me lo enseñó de todas formas. En cuento al Círculo, no pueden tener acceso al subterráneo, solo La General puede ."-Con su cabeza, el hombre miró a su alrededor, una cueva a lo lejos.-"Ven, no podemos estar aquí cuando conjuremos la ilusión."

Caminando y buscando a cualquier intruso, la cueva estaba vacía, seguramente el hogar de la criatura que se suicidó.

Con su dedo, el hombre de cabello castaño dibujó un círculo en la cueva en forma de estrella rodeada líneas uniformes, entre la separación, habían todo tipo de símbolos. Montañas, ríos, árboles, arbustos, serpientes, de todo.

"Te dejaré elegir tu apariencia, yo iré primero."-Ubicándose en el centro del círculo, el hombre se cruzó de brazos en silencio, algunas cosas volando desde su mochila hasta cada sección del círculo, evidencia que él tenía planeado usar este método mucho antes.

El destello incluso podía ser visto fuera de la cueva, ahora, ambas figuras no tenían un cuerpo a la vista, nada existía que podía asegurar que ellos se encontraban dentro de la cueva.

Salieron del escondite y vieron a un grupo de soldados rodeando el cadáver. Sus cuerpos eran de niños, no en la realidad por supuesto, pero la imagen era tan real que nadie podría decir lo contrario.

"Hora de actuar."-Al terminar, una pequeña roca se calló al suelo y les llamó la atención a los soldados.

"¡€TÝ! ¡Hb^Glo!."-Uno de los soldados, corrió hacia ellos y el chico tomó a su compañera de la mano corriendo de vuelta a la cueva. Una vez dentro, el hombre no pudo encontrar algún rastro de ambos, como si estos se habrían desaparecido con el viento.

"No habla nuestro idioma."-El niño de cabello castaño observó los gestos del hombre.

El soldado se retiró del agujero al perderlos y dejó a la pareja solos, volvieron a estar presentes y pensaron curiosos, ahora, con sus ropas originales y estatura previa de vuelta.

"Que idioma tan interesante."-Mientras veía al anciano con un bastón, pensó curioso.-"Pero sus formas de espada, están muy atrás."

La mujer salió de la cueva para desaparecer a la vista y observó al bastón del anciano, a pesar de estar a centímetros de sus dedos, ninguno de los hombres podía sentir que había una persona cerca de ellos.

Con el tiempo, terminaron retirándose y llevándose el cadáver.

"Bueno, ya tenemos nuestro primer destino."-Caminando detrás del carruaje, la pareja veía al grupo hablaban entre ellos, el caballo que tenían, mal nutrido y débil, grasiento y lleno de aceites que ni tenían idea que existían.

El viaje fue largo, recorrieron viendo rastros de batallas y casas incendiadas en algunos pueblos que el carruaje ignoraba. Se vieron entre sí y siguieron el camino, todos los cuerpos calcinados.

Guerra. La expresión del hombre cambió, su vista bajó y su sus cejas se enojaron. La mujer solo apartó su vista de lo que ocurría.

El carruaje cruzó un monte y reveló una enorme ciudad llena de casas en colinas y árboles, tenían un gran edificio anclado a una montaña, similar a un castillo. El camino principal llevaba a dicho castillo y se separaba a lo largo de las montañas donde mayoría de las casas estaban, habían un montón de puentes llevando a varias partes de la ciudad, una a un puerto donde había más casas y otro a otra sección de la ciudad donde parecía haber una muralla con agujeros con puertas.

Para llegar, tenían que cruzar por un puente natural lleno de árboles sobre un río que llevaba al mar.

En consecuencia, habían tres secciones de la ciudad, todas separadas por puentes de piedra con murales con la imagen de un león impregnada en ellas, la primera era la más cercana al puente natural, la que tenia falta de altura en sus edificios, el deterioro de estas y la gente en ella les fue claro que estaban viendo al sector pobre, pasando el puente de piedra, había una sección más cuidada y con edificios de dos plantas, cercanos y con un gran mercado rodeando el camino principal, la sección de la media por supuesto, y por último, la última sección estaba separada por un puente como las otras, pero alrededor de toda la forma de esa clase estaban rodeados por un mar de árboles rosados que se mantenían vivos a pesar de estar en la mitad de invierno. La sección Rica.

Al parecer, la jerarquía de nobleza era justo lo que encontraron, incluso antes de saber que la nobleza existía en el continente.

El carruaje cruzó y entraron a la ciudad, los niños se asombraban al ver el carruaje y muchos ciudadanos vistiendo las mismas ropas pobres que el brazalete, les veían, algunos con compasión otros con desaprobación.

Se detuvieron sobre un edificio con palabras que no conocían. El soldado que entró a la cueva se adentró y se encontró con una mujer vistiendo una manta azul y una cuerda dorada rodeando su cintura.

Tomó a ambos niños que habían venido en el carruaje de las manos mientras sonreía al soldado y les introdujo al orfanato siendo recibidos por varios niños de su edad, apenas pudiendo hablar, el frio lo hacia mucho más difícil.

Esperaron que el carruaje se retirara y las monjas entraran al edificio.

"Hm."-Volviendo a aparecer, pero esta vez con las ropas de los ciudadanos, el hombre estaba pensando.

"¿Cuál es el siguiente paso?."-Viéndole pensar y sonriendo, la mujer vistiendo el cabello negro esperó a que respondiera.

"Tenemos que conocer el idioma, por fácil que suene...."-Viendo el segundo piso del orfanato, el único edifico de la sección pobre con dos pisos, caminó hacia el mismo y lo notaba abandonado, puso su mano en la piedra y se limpió la tierra.

"¿Planeas usar el hechizo de transmutación para entrar al orfanato?."-Viendo curiosa el edificio, la idea de ser una niña.

La mujer se quedó en silencio ocultando su miedo, el hombre, que le daba la espalda, no dijo nada.

"No, ninguno de nosotros dos será un niño de nuevo."-Mirando una de las ventanas, el hombre desapareció con el viento y saltó haciendo la madera a sus pies resonar.-"Vamos."

La mujer saltó y se sujetó de la mano de su compañero entrando al edificio. Estaba vacío y lleno de ratas comiéndose entre sí, huyeron al verle y les dejaron solos.

El hombre le miró sonriendo mientras ponía ambas manos en sus cinturas.

"Hora de trabajar."

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