1 Prólogo

He tomado demasiadas malas decisiones en mi corta vida, daría lo que fuera por cambiarlo todo. Pero me moriré con la desdicha de saber que mi alma parte hacia otro mundo en completa soledad, el mundo desea que muera de una vez y por todas. Estoy atada a la camilla donde están preparando los materiales para finalmente ejecutarme, realmente me lo merezco. Soy la responsable de la mayor crisis por la que ha pasado la humanidad, y ahora seré juzgada por los eones de la Justicia. Tengo ganas de que todo esto ya acabe de una buena vez, mis huesos me arden de las últimas palizas que he recibido en la celda de aislamiento por parte de los guardias; me llaman monstruo y en parte tienen razón. Hace 123 años renuncié a mi humanidad para convertirme en algo más, después de mi ascensión el ego se me fue para mi cabeza. Repentinamente me embarga una felicidad momentánea al ver que ya me van a suministrar la inyección letal en una aguja de diamante, los guardias corren las cortinas que me aislaban del resto del mundo. Miles de flashes empezaron a cegar mi vista, me sentía aturdida... por la iluminación del lugar donde pasaría mis últimos minutos de vida. Me sentía bastante mareada mientras veía através de los cristales que me separaban de cientos de personas que desearían ejecutarme ellos mismos, poco a poco los párpados de ambos ojos se iban cerrando lentamente mientras mi vida se estaba extinguiendo.

Han pasado horas, tal vez días. La verdad no lo sé, lo único que sé es que no estoy en un centro de detención, ni en un cementerio. Estoy en un lugar donde todo es blanco, no hay otro color. No hay forma ninguna, yo soy yo. Pero no estoy segura a la vez de seguir siendo yo, me siento bastante cansada. El silencio dominaba aquel lugar donde estaba, hasta que una voz contundente empieza a hablarme, aunque tal vez podría ser que me esté volviendo loca:

[Ya veo que has despertado, Hierofante. Lamento decirte que tu misión no ha finalizado, por lo tanto debes de regresar a cumplir tu labor]

¿Había escuchado bien? ¿No había sido suficiente el sufrimiento por el que había pasado?

[Esto es bastante real, no estás loca. Porque para estarlo necesitas tener materia, y ahora careces de ella]

- ¿Quien eres?- le pregunté con una mezcla de varias emociones que estaban colisionando contra lo más profundo de mi alma.

[Nosotros no tenemos nombre, lo tuvimos hace varias Eras universales]

- ¿No sois los eones de la justicia?- les pregunté curiosa.

[No, somos eones de la justicia. Somos los eones de la venganza, hemos observado cada calvario por el que has pasado. Y lamentamos el no habernos podido comunicarnos contigo joven Hierofante]

¿Por qué parece que me estáis ayudando?- la duda me carcomía.

[Nosotros nos alimentamos de la venganza, y te han manipulado desde siempre. Quienes creías que eran tus amigos, te traicionaron. Te vendieron al mejor postor, a cambio de una maleta de lingotes de oro]

Al escuchar sus palabras algo dentro de mí se destrozó, apesar de no tener cuerpo algo se me había destruido. ¿El qué? No lo sabía, pero sabía que estaba acercándome a un punto de no retorno.

- ¿Que me ofrecéis?- les pregunté finalmente.

[El vengarte]

- Acepto- contesté sin el mayor atisbo de dudas.

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