15 Capítulo 15 — Paso de Montaña

—¡Ah! — gritó alguien en el autobús.

Zhao Yali agarró fuerte el brazo de Luo Yuan clavando las uñas en su piel, pero él no lo sintió, estaba distraído viendo una rata gris del tamaño de un gatito que se apresuraba a cruzar la calle.

Era muy grande comparada con las ratas normales y parecía brava. No se fue, solo se escondió en algún lugar cercano. Todo su cuerpo era gris y su pelaje era brillante, tenía dientes muy afilados y un par de ojos rojo sangre.

—¡Vamos, maldito animal! —El conductor sonó como enloquecido y pisó fuerte el acelerador, el autobús se movía a gran velocidad.

La rata siguió observando hasta que desapareció, entonces saltó a través del camino y corrió hacia el campo.

Estaban cerca de Yushan cuando el autobús llegó una bifurcación en la carretera y giró en el paso de montaña. 

La mayoría de los árboles de la zona habían sido quemados, incluso podían verse las bombas. Lo más peligroso, sin embargo, eran las pequeñas piedras y rocas en el camino, algunas golpearon las planchas de hierro del autobús produciendo sonidos irritantes.

Excepto por eso fue un viaje tranquilo, lo que hizo a Luo Yuan se sintiera ligeramente aliviado.

El autobús continuó durante unos minutos y luego tomó una curva. El conductor de repente pisó los frenos y detuvo el vehículo, justo allí, en medio de la carretera, había otro autobús que no se movía. 

El conductor lo miró y sacó su teléfono nerviosamente. Marcó varias veces, pero nadie le contestó. Tiró su teléfono al suelo, miró los alrededores y agarró el hacha.

Habló en dialecto con algunos pasajeros que estaban sentados adelante y luego señaló un botón en el panel del autobús. Abrió la puerta, se bajó y la cerró de nuevo. Luego comenzó a caminar hacia el otro autobús.

—¿Qué dijo? — preguntó Luo Yuan.

— Dijo que algo debe haber ocurrido adelante y que tiene que ir a revisar. Pidió que le abrieran la puerta cuando regresara — dijo Zhao Yali con ansiedad. Todo el mundo estaba en silencio, el ambiente se hizo mucho más pesado.

—¡Ahhhh! —Se oyó un grito.

Vieron al conductor corriendo de regreso al autobús seguido de cerca por unas diez ratas. Parecía extremadamente aterrado y desesperado. Las ratas parecían mucho más rápidas que él porque una rata grande lo mordió en el muslo a gran velocidad. El dolor hizo que el conductor cayera al suelo junto con su hacha.

Más ratas se precipitaron hacia él y mordieron su cuerpo con sus dientes afilados. Estaba sangrando y gritando, utilizó toda su energía para levantarse del suelo y quitarse las ratas una por una en un esfuerzo por escapar.

El olor a sangre atrajo aún más ratas, que lentamente se acercaron. El conductor todavía estaba a unos diez metros del autobús y le era difícil llegar a la puerta. Gritaba pidiendo ayuda.

—¡Abran la puerta! ¡ABRAN LA PUERTA!

Los pasajeros sentados al frente estaban pálidos y asustados. Un joven se levantó para abrir la puerta, pero una mujer lo apartó y él se quedó. 

Hay mucha gente en el mundo que trata de ser útil para mostrar su amabilidad. Algunos donan dinero a víctimas de desastres naturales, otros dan sus asientos a los ancianos en el autobús y otros donan sangre. Todas esas acciones son fáciles porque no les causan lesiones, sin embargo, cuando las acciones de bondad se convirtieron en una amenaza para el propio bienestar o incluso para la vida, la gente se vuelve egoísta.

—¡Abran la puerta, por favor, por favor! —El conductor rogó a los pasajeros. Se sintió decepcionado y sin esperanza cuando se negaron. Más de diez ratas se abalanzaron sobre él y lo mordieron —. ¡Hijos de puta, el karma les llegará! — gimió el chofer mientras gritaba en agonía.

A medida que más y más ratas mutantes saltaban sobre él, la sangre fluía de su cuerpo como un río, rodeándolo como una gran piscina. Había perdido demasiada energía y había dejado varias manchas de sangre en el costado del autobús mientras lo rasguñaba pidiendo ayuda.

Luo Yuan apretó fuertemente los puños, quería abrir la puerta para el conductor, pero finalmente se desplomó contra su asiento sin poder hacerlo. Sabía que si esas ratas entraban en el autobús traerían el caos y la muerte. 

Era posible que no sea capaz de proteger a Zhao Yali en ese caos. A pesar de que era bueno para luchar, lo más que podría hacer era protegerse. No era un héroe, solo podía intentar protegerse a sí mismo y a los que le importaban. 

Se volteó de la cruel escena, no quería ver cómo el conductor moría de una manera tan horrible. Algunas ratas subieron hasta las barras de hierro y miraron dentro del autobús con sus ojos rojo sangre. Adentro todo estaban inmutables, el único sonido que se escuchaba era la respiración pesada de los pasajeros.

Más ratas se reunían en la base de la montaña y corrían hacia el autobús de Luo Yuan. En poco tiempo, todo el autobús quedó cubierto por cientos de ratas, la cabina se volvió oscura cuando bloquearon la luz del Sol.

—¡Oh, Dios mío, están mordiendo las barras de hierro! —La chica que estaba sentada frente a Luo Yuan dijo gritando y llorando.

Muchas ratas empezaron a morder las barras haciendo caer un polvo blanco junto con las virutas de metal.

Zhao Yali se agarró fuertemente a Luo Yuan firmemente. Él podía sentir todo su cuerpo temblando. De repente, un caos total, todo el autobús empezó a temblar. Algunas personas trataron de llamar a la policía, pero nadie parecía tener éxito, tal vez la policía estaba demasiado ocupada para responder.

—Las barras de hierro no durarán mucho, ¿puede alguien conducir el autobús y sacarnos de aquí? —Un anciano con anteojos de marco negro preguntó en dialecto.

Después de un rato, un joven respondió:

—Solo tengo una licencia de grado C, nunca he conducido este tipo de vehículos.

—¿Cuánto tiempo llevas conduciendo? —preguntó el anciano mirando las ratas afuera.

—Dos años, pero hace rato que no lo hago por el aumento en los precios del combustible —respondió el joven.

—Supongo que eres nuestra única opción, vamos, inténtalo —dijo el anciano. El joven asintió mientras su rostro palidecía. Caminó hacia el frente y se sentó en el asiento del conductor.

Estaba tan blanco como el papel mientras miraba a las aterradoras ratas moviéndose en el parabrisas. Respiró hondo y susurró algo. Puso las manos en el volante, pero lo soltó instantáneamente. Unos minutos más tarde, el autobús finalmente había arrancado de nuevo. Nadie pronunció una sola palabra, porque sabían que el joven estaba completamente asustado.

Fue entonces cuando uno de las barras de hierro se rompió.

Todo el mundo dentro del autobús comenzó a gritar y el joven conductor aterrorizado pisó el acelerador. El autobús ahora se movía como una vaca loca, corriendo al azar a alta velocidad hasta que golpeó el autobús vacío en el otro carril.

—¡No! ¡Detente! —Gritó alguien.

—¡Por Dios! —Luo Yuan estaba en estado de shock. Rápidamente tomó a Zhao Yali entre sus brazos para protegerla.

En un abrir y cerrar de ojos el autobús se estrelló contra el otro autobús haciendo estallar las ventanas. Lo más espantoso, sin embargo, fue que las barras se rompieron también, formando un gran agujero. 

El autobús se estremeció y finalmente se detuvo. Zhao Yali estaba apoyada en los brazos de Luo Yuan y se descubrió mirando su hermoso rostro, lo vio fuerte y decidido, solo estar a su lado la hacía sentir segura.

Luo Yuan la soltó preguntando:

 —¿Estás bien? ¿Te lastimaste?

Zhao Yali volvió a la realidad, negó con la cabeza y respondió:

—No, estoy bien, solo sorprendida.

—Eso es bueno. No te preocupes, estaremos bien —Luo Yuan trató de consolarla, parecía completamente perdida. El resto de los pasajeros todavía estaban en sus asientos, la mayoría de ellos no estaban lastimados, solo asustados.

La única excepción era el joven conductor que estaba inclinado sobre el volante, totalmente inmóvil. Goteaba entre sus dedos, pero lamentablemente nadie notó sus heridas. 

Los dos autobuses se habían aplastado. Luo Yuan y algunos de los otros hombres del autobús se pusieron de pie y trataron de ver dentro el autobús vacío junto a ellos. De repente apartó la mirada, sintió un choque eléctrico en la columna.