6 Capítulo 6

Capítulo 6: Tiempo de explicaciones.

Jaime: Ah, Claudia...

Claudia: S- solo un poco más por favor. Es una historia larga, así que quiero pensar en como pensarla.-Eso dijo.

Aún habiendo pasado varios minutos caminando desde que  derrotaron al ladrón, ella aún no había empezado a explicar nada. Con el alma de una doctora dispuesta a curar cualquier enfermedad, se siente más cómoda haciendo una cirugía que dando una receta. Y como el destino no es más que un chiste cruel creado por un universo con mal humor por estar en sus días, justo cuando estaba de decir las primeras palabras se encontraron de nuevo con alguien a quien preferirían no volver a ver. He aquí una pista. Es un tipo sospechoso con cara de chino que propició el primer encuentro de los muchachos.

???: Que bien que te veo, Claudia. Esperaba retomar la conversación de hace unos momentos.

Claudia empezó a ponerse un poco nerviosa.

???:(suspiro) Me disculpo si te incomodé antes hablando sobre tu padre fallecido, pero este es un asunto que prefiero no seguir aplazando. No te preocupes, si me dices lo que quiero saber no te molestaré más.

Jaime: (¡Eh, el padre de Claudia está muerto¡ No, eso no es de lo que debería preocuparme ahora. Este tipo no puede dejar de darme una mala vibra. Además, por la manera que habla casi pareciera un yakuza pidiendo explicaciones acerca de una deuda. Hace menos de media hora jamás podría haber hecho algo al respecto, pero ahora es distinto, ahora poseo a Last One Standing. Imagino que alguien con un espíritu de guerrero noble como él no querría noquear a alguien sin saber todas las circunstancias, pero es para proteger a una dama y será un golpe en la nuca tipo ninja que no hará demasiado daño. Si, no queda de otra. Es necesario hacerlo.)

Después de autoexcusarse a si mismo, toma un paso hacia dellante, invocando a su craitura para dar el golpe, pero inesperadamente esta es detenida del brazo por otra criatura humanoide que sale del chino.

Jaime: ¿QUÉ C#ÑO,TU TAMBIÉN TIENES UNO?

Jotaro: Yare yare daze, al menos ahora no queda ninguna duda de que eres la que estoy buscando. me presentaré de nuevo, mi nobre es Kujo Jotaro, y estoy en busca de una flecha que podría haberle pertenecido al padre de Claudia. En cuanto a ti chico, si quieres pelear no me es molestia, pero por lo que estoy viendo ahora, tu stand no tiene ninguna posibilidad contra mi Star Platinum.

Jaime: ¿Star platinum, stand, flecha? ¿De qué hablas exactamente y qué es qué lo que sabes?

Jotaro: Por tus preguntas y la manera en que invocaste tu stand en público, imagino que aún no sabes mucho acerca de este nuevo mundo en el que vivirás ahora. Por ahora te perdonaré ese ataque, pero si lo intentas de nuevo no tendré piedad-Dice con una mirada tan seria y penetrante que podría incluso matar del miedo a un apostador profesional.

Claudia: Espera, no le hagas nada, estoy dispuesta a decirte lo que quieras de la flecha.

Jaime: Claudia, no caigas en las amenazas de este tipo, me confié antes pero puedo derrotarlo si me atrevo.

Claudia: No, necesito hacerlo. Antes estaba nerviosa por si tenía malas intenciones con la flecha que juré proteger. Pero siendo sincera, creo que esta se ha vuelto una gran amenaza, y necesito saber todo lo posible para evitar otro accidente como el de antes. Estoy dispuesta a decirte lo que quieras si tú me dices lo que quiero saber.

Jotaro: Por mi bien, pero sería mejor hacerlo en un lugar más privado. Es mejor no arriesgarse con este tipo de información.

Claudia: Bien, vayamos a mi casa. No está muy lejos y mi tía está en el trabajo, por lo que no nos molestará.

Jaime:( Espera un momento, todo esto se ha solucionado muy pacíficamente, ¿acaso yo fui el malo aquí?)

Y así, después de caminar unas 6 cuadras, llegaron a su casa, donde todos tuvieron un asiento.

Claudia: Si no es mucha molestia quisiera que empiezes tú, así podría verificar si tu historia cuadra con la mía.

Jotaro: De acuerdo. Todo empezo hace varios siglos, cuando un meteorito cayó a la tierra. El metal de este estaba impregnado con un virus letal para la mayoría de  las personas, pero hay algunos pocos que puden sobrevivirlo, y como si de una recompensa se tratara, obtienen una habilidad especial llamada stand. Eso lo era lo que el joven y yo invocamos. Dado que todas las personas son diferentes también lo son sus almas, o sea, que por lo general cada stand y su habilidad suelen ser únicos. Y dependiendo de que tan fuerte y malvado se el usuario, más peligroso y letal es el stand. Hace 28 años, en 1987, me enfrenté a uno de los usuarios de stand más peligrosos que alguna vez ha existido, pero lo peor y más sorprendente es que esta persona no había obtenido su stand sino hasta pocos años antes gracias a la flecha e incluso se la entregó a varios subordinados para que siguieran creando un ejército de usuarios de stand. Desde entonces, he estado buscando las flechas alrededor del mundo para evitar que surja otro stand así de peligroso. Desde 1999, esa labor pareció innecesaria, ya que no encontramos más flechas, ni siquiera una pista de ellas en la residencia de Dio y sus secuaces, por cierto, Dio era el hombre al que me enfrenté. Sin embargo, hace unas semanas, y sin ninguna excusa para que la fundación Speedwagon pudiera seguir reteniendo el lugar, el gobierno egipcio obtuvo un contrato para abrir un hospital allí, pero cuando excavaron más profundo para construir un refugio subterráneo en caso de emergencia descubrieron una cámara secreta que le pertenecía a una subordinada de Dio llamada Enyaba. Allí encontramos el diario de esta, en el cual hablaba sobre como hacía unos días había descubierto una nueva flecha en posesión de un coleccionista norteamericano, y que se encargaría de recogerla tan pronto vengara a su hijo, oportunidad que nunca tuvo ya que murió poco después. Sin embargo ese coleccionista murió hace diez años, por lo que tuvimos que preguntarle a la familia. Ninguno sabía nada a excepción de su nieto, el cual al preguntarle acarca de la flecha empezó a ponerse nervioso e incluso aterrado, pero al seguir insistiendo este confesó que había vendido la flecha en Cuba cuando le obligaron a hacer servicio militar en la Base Naval de Guantánamo ese mismo año. No obstante se rehusó a decirnos nada más, por lo que sin otra pista, tuvimos que investigar a todas las personas que pudieron tener contacto con él y los familiares de estos. Honestamente, me alegro de haberte encontrado tan pronto, habría sido una molestia tener que revisar a las otras 37 personas de la lista. Muy bien, ahora dime tu historia.

Claudia realiza un pequeño suspiro. La tensión es tal que podría cortarse con un cuchillo.

Claudia: Así que al final tendré que decirlo. De acuerdo. Siguiendo con lo que decías, el nieto en cuestión era un joven un poco rebelde y moderno, por lo que sin ningún interés en la flecha que le había hederado su abuelo, la cual ni siquiera consideraba una obra de arte, decidió aprovechar un descanso para escaparse y venderla por los alrededores, así podría obtener un dinero rápido para jugar a las apuetas con los demás reclutas. Al parecer no le fue sencillo, pero lo logró e incluso se robó un jeep para llegar más rápido a la ciudad. No obstante nadie estaba dispuesto a comprárselo, en parte porque era un yanqui sospechoso, porque pensaban que les estaban estafando, porque pensaban que era ilegal, porque no entendían el inglés o por las cuatro cosas. Finalmente llegó al museo en el que mi padre trabajaba como guardia, y aunque este no tenía intención de comprarle nada, su curiosidad como amante del arte le incitó a ver que era lo que ofrecía el yanqui. Pero tan pronto como sacó la flecha, esta pareció actuar por si misma y se clavó en la mano de mi padre. Al principio ambos estaban aterrados, el yanqui aún más cuando vio que la flecha desapereció de repente, sin embargo, esta desaparición no hizo más que tranquilizar más a mi padre, quien le exigió al yanqui que le dijera todo lo que sabía al respecto. Este aterrado, le contó los sucesos hasta donde he narrado. Mi padre se ofreció inculso a pagarle para que mantuviera el secreto, pero este le rechazó diciendo que ya no quería tener nada que ver con eso y que si por él fuera jamás diría algo al respecto. Al parecer, 10 años bastan para quebrar a una persona del miedo. Tiempo después, mi padre se dio cuenta de que poseía un stand propio, como usted ha dicho que se llaman, el cual le permitía guardar cualquier cosa que considedara invaluable dentro de una dimensión especial a la que solo él podía acceder através de una llave mental, siendo que llamó a este poder Eyes of a Firekeeper, o así era, hasta que hace poco más de medio año, una combinación de dos tipos de cánceres que ni siquiera mi stand Heal The World podía sanar, él le confió la llave mental de su stand al mío justo después de contarme toda esta historia, con el objetivo de asegurarse de que la pequeña colección que había acumulado no se perdiera. Parece que entre esa colección se encontraba la flecha, la cual hace unos minutos se encajó en Jaime otorgándole se stand. Esta es toda la verdad. Se que probablemente no tengo derecho a pedirlo, viendo todo el tiempo que usted ha dedicado a esto, así como las víctimas que me imagino ha habido por culpa de esta flecha, pero por favor, le suplico que me deje conservarla. Es uno de los pocos recuerdos que quedan de mi padre, así como el tesoro que dedicó los últimos 10 años de su vida a resguardar. Además, lo de que atravesó a Jaime fue dado a unas circunstancias específicas y puedo garantizar que siempre que se mantenga dentro de esa otra dimensión no causará ningún problema.

Jaime, al escuchar esta historia, no pudo evitar sentir pena por el padre y la hija que habían tenido que soportar este tormento por tanto tiempo, haciéndole pensar que todos sus problemas eran nada en comparación. Sin embargo, el rostro de Jotaro permanecía tan inmutablemente serio com siempre. Una vez más, la tensión podía cortarse con un cuchillo. Finalmente dijo:

Jotaro: Yare yare daze. Vine aquí para asegrarme de resguardar la flecha en un lugar seguro, y al final resulta que no hay lugar más seguro que esa dimensión de la que hablas. Está bien, te permitiré conservarla.

Claudia: Muchísimas gracia señor, de verdad se lo agradezco.-Dice con una obvia sonrisa de satisfacción en el rostro.

Sin embargo, a pesar de que no había dejado de prestar detalle a la conversación, que aún tenía muchas dudas las cuales se había reservado de comentar antes para no interrumpirles, había una necesidad que había seguido creciendo en su alma desde el momento en que Star Platinum detuvo su golpe, y ahora, con casi todo dicho y hecho no pudo agueantarlo más.

Jaime: Ah, señor Jotaro, si no es mucha molestia, me gustaría comprobar las capacidades de su stand peleando con el mío.-Al momento en que dijo esas palabras, tuvo la sensación de que era hombre muerto.

Jotaro: ¿Hm?

TO BE CONTINUED |\|

avataravatar
Next chapter