webnovel

Capítulo 55

Veo a los tres sentados en la arena y camino lo más rápido que puedo.

-No me vas a decir como tengo que educar a mis hermanos. -escupo.

Igor rueda los ojos y me ignora.

-Y ustedes se van a ir castigados y...

-¡Te estamos cuidando de él!

Frunzo el ceño y niego ante la absurda suposición.

-Váyanse con las chicas. -ambos agachan la mirada. -Se van directo a su cama y sin jugar.

-Váyanse a mi habitación, yo si los dejo jugar.

-¡Basta!

Me tranquilizo al ver como los chicos se empiezan asustar y cierro mis ojos para calmarme.

-Chicos, vengan. -los llama Peyton.

Asienten y se van. Me quedo mirando a Igor enojada y siento unos brazos rodeando mis piernas.

-Te queremos mucho. -susurran los dos para después irse.

Dios, es que yo nunca voy a poder enojarme con mis pequeños. Cuando veo que se van con Peyton me acerco a Igor.

-¿Te vas a enojar por eso? -se acerca bastante.

Su frente queda con la mía y trato de separarlo pero él tiene más fuerza que yo y me acerca hacia él con sus manos en mi cintura.

-Igor, es que ellos no son así, no los puedes estar mandando hacer ese tipo de cosas.

Vuelve a rodar los ojos y yo le pego.

-Mira, el pendejo aquel se lo merecía, aparte solo te están cuidando.

Gruño enojada y trata de separarme pero sus labios envuelven los míos.

Quiero negar, pegarle una cachetada pero no puedo. Me quedo enviciada en la forma que muerde mis labios sutilmente, en como sabe, en como besa, en como me hace sentir...

-Duerme conmigo.

Niego y me lanza una nalgada.

-¡Igor! -sonríe y vuelve a mis labios.

Nos comemos enfrente el mar, con el sonido de las olas. Sus manos se adentran a mi pequeña blusa y empieza a magrear mis pechos sin soltar mis labios.

-¿Vas a dormir conmigo?

-No.

Me mira desafiante y baja sus labios hasta mis pechos y los muerde fuertemente, chillo y lo separo.

-¡Igor!

Se ríe y agradezco que sea de noche y no haya gente cerca.

-Iré por bebidas, espera. -asiente y me siento en la arena disfrutando la luna y las olas del mar. Esta sensación es tan linda.

Igor se va y me recuesta para ver las estrellas, me siento feliz, y sé que nunca me voy a poder enojar con los chicos, tal vez me da un poco de gracia ver como dos pequeños me apartan de mi jefe que se ve tan dominante.

Me río sola, sé que lo que hicieron los pequeños no está bien y eso tendrá que saberlo Igor.

-Hola, bonita.

Me siento de golpe al ver a un chico cerca de mi.

-Uhm... hola.

-¿Por qué tan solita? -sonríe coqueto y yo hago una mueca.

Su aliento apesta alcohol y trae una lata en su mano. Me remuevo incómoda y solo espero que Igor llegue ya.

-No estoy sola.

-¿Ah, no? -se siente a un lado muy cerca de mi.

Me remuevo y me alejo de él, pero se vuelve acercar y el pánico empieza apoderarse de mi. Los recuerdo con Gilbert se me vienen a la cabeza y las lagrimas empiezan acumularse en mis ojos.

Me levanto de golpe cuando siento como su mano viaja a mi muslo muy descaradamente.

-¿Pero a dónde vas, perrita?

Se queda a mi altura y me agarra con fuerza de los hombros tirándome a la arena y mi miedo incrementa.

-Déjame. -susurro sin poderme moverme. -Por favor, déjame...

Empieza a besar asquerosamente mi cuello y reacciono empezando a patalear y a gritar.

-¡Cállate! -me da una puñetazo en el rostro.

Lloro incontroladamente al saber que va a volver a pasar, que me van a volver...

-¡Suéltala!

Igor me lo quita de encima y comienza a golpearlo con fuerza, trato de hacerme bolita pero sé que si no paro a Igor, lo va a matar.

La cara del tipo esta completamente desfigurada y llena de sangre. Igor no para y sigue golpeándolo con fuerza.

-¡Ni un puto pelo le vas a volver a tocar! -golpea. -¡Es intocable, cabrón!

Nadie llega y me levanto con el rostro adormecido.

-Igor, para.

No me hace caso y sigue golpeándolo, él chico parece que está inconsciente y ya no hace nada por defenderse.

-No. la. vas. a volver. a. tocar.

-Igor...

Una parvada de chicos tambaleándose llegan y parecen ser amigos del chico inconsciente.

-Déjalo. -dice un chico asustado totalmente ebrio.

Como pueden separan a Igor y rápido me pongo frente a él. Los chicos tratan de llevarse como pueden a su amigo.

-Igor. -lo llamo.

Sus ojos se concentran en mi golpe y sus puños se aprietan con fuerza. Trata de volverse con el otro tipo haciendo que sus amigos apresuren el paso.

-Igor, te necesito. -eso llama su atención. -Te ocupo conmigo, no con él.

Su cuerpo empieza poco a poco de dejar de estar tenso y me abraza escondiéndome en su pecho. Todo se vuelve a repetir y mis lagrimas no han dejado de salir.

-Perdóname, perdóname por tardar.

Niego y me abrazo más a su cuerpo. Sus brazos me dan el calor que siempre necesite, empieza acariciar mi cabello y besarlo. Me pego más a él y me carga haciéndome enredar mis piernas en su cintura con mi rostro en su cuello.

-Vamos a la habitación, pequeña. -susurra.

Asiento y me dejo llevar por sus brazos. No tomo importancia a que él me lleva cargando llamando la atención de todos y parece que a él tampoco. Entramos a su habitación y me hace sentarme en su cama.

-Me quiero bañar.

Asiente y vuelve a cargarme dejándome sentada en el lavábamos mientras él prepara la tina. Miro mis manos con vergüenza y atrapa mi rostro entre sus manos.

-¿Qué te hizo? -niego.

-No llego hacerme nada... solo volví acordarme de... -mi sollozo no me deja terminar.

-Eso no volverá a pasar.

Empieza a quitarme la ropa sin ningún afán y yo me dejo. Él también se quita la ropa y me carga de nuevo hasta adentrarnos los dos a la tina. Mi espalda queda pegada a su pecho y sus brazos me abrazan desde atrás.

Con él detrás de mi me siento tan pequeña, pero a la vez tan segura.

Con delicadeza empieza a limpiar mi cabello y yo solo me quedo atenta a sus caricias.

-Me siento sucia...

Me hace voltear y hago puchero al verlo con el ceño fruncido.

-Kayla, claro que no estas sucia. No estás ni lo estarás. ¿Cómo puedes decir eso?

-Es que... ellos solo me han tocado de una sola manera que...

Aprieta los puños y la mandíbula con fuerza.

-Esos lo único que harán será revolcarse en la misma mierda. -acaricia mi mejilla. -Si tan solo te vieras como yo te veo... pensarías de todo menos que estas sucia.

Vuelvo abrazarlo escondiendo mi rostro en su cuello. Pasamos mucho rato en esta posición, no sé si son segundos, minutos u horas. Solo sé que estar en sus brazos es como si me recargará fuerzas.

-Gracias...

Me sonríe y me besa de una manera que nunca me había besado. Sus labios se mueven lentamente por los míos. No hay ningún apuro y disfruto cada segundo de esté beso.

-Anda, es hora de dormir. -asiento.

Nos saca de la tina y empieza a secarme con la toalla, ambos estamos desnudos y sale por ropa, llega con un bóxer puesto y un short. Agarra su camisa y me la coloca dejándome con su olor.

Me lleva hasta la cama y fácilmente nos acurrucamos de una manera tan cómoda, sus manos no dejan de darme pequeñas caricias y solo me pego más a su cuerpo necesitando su calor.

-Igor.

-Uhm.

-¿Gilbert sigue vivo? -trago saliva acurrucándome más a él.

-Si, y seguirá sufriendo hasta que me sienta completamente satisfecho. -besa mi frente y no sé porque me siento cada vez mas tranquila.

Debido a sus caricias caigo en un profundo sueño.

Al día siguiente me despierto por los besos que me dan en el cuello.

-Mía. -abraza mi cintura susurrándome con su voz ronca.

Lo veo y sonrío al verlo con los ojitos hinchados.

-Buenos días.

Empiezo a estirarme con pereza subiendo mi pierna en su abdomen. Volteo a ver mi ropa y frunzo el ceño.

-No tuvimos... relaciones. -suena más como pregunta que afirmación.

Frunce el ceño y niega.

-No.

-¿Quieres hacerlo? -pregunto confundida.

Sonríe burlón y se acerca más a mi.

-¿Por qué preguntas eso?

-Para eso me quieres ¿No? Solo para tener relacio...

-Claro que no.-se apoya en un solo brazo quedando de lado observándome serio. -¿Por qué dices eso?

Me encojo de hombros.

-Mucchas veces me lo haz demostrado y...

-Lo siento. -me interrumpe. -Pero es claro que no te quiero solo para eso.

-¿No? -me tapo la cara con la sabana.

-No.

Empieza a darme besos por encima de la sabana y lo miro confundida.

-Andas muy besucón.

Rueda los ojos y se levanta dirigiéndose al baño.

-Aburrida.

Lo ignoro y recuerdo que hoy nos vamos. Me voy hasta la habitación y veo a todos ya con sus maletas en manos, ninguno tiene buena cara.

-¿Qué pasa?

-No nos queremos ir. -Jacob me hace un puchero y no me queda de otra que imitarlo.

-Ay pequeño, luego volveremos. ¿Sí?

Los pequeños empiezan a brincar emocionados y asienten. Todos alistamos todo y salimos encontrándonos a los demás. Nos dirigimos hasta un restaurante para comer y todos nos sentamos a comer y platicar tranquilamente. Claro que Igor solo hace muecas.

-¿Por qué te fuiste? -susurra al lado mío.

-Porque tenía que alistar mis cosas.

Hace una mueca.

-Yo te estaba esperando en la tina. -aguanto mi risa al ver un pequeñísimo puchero.

-No me invitaste. -doy una mordida a mi hamburguesa.

-No ocupas una jodida invitación.

Esas palabras me hacen sentir poderosa y no le veo el poder. Alek llega con dos paletas y se las extiende a los pequeños.

-Tal vez yo sea él que deba pedirles perdón por acercarme de ese modo a su hermana.

Los chicos se miran entre ellos dudosos y después voltean a ver a Igor. Él chico que esta a mi lado niega y pone ambos codos en la mesa.

-Esas paletas tienen veneno.

Los chicos jadean y miran con odio al chico generoso que les ofreció las paletas. Mi boca se abre a más no poder y las risas no se hacen esperar. Alek mata con la mirada a Igor mientras que esté come papas fritas de las mías.

-Chicos, esas paletas no tienen veneno y...

-¡No queremos veneno!

-¡Le creemos a Igor!

Tapo mi rostro muerta de la vergüenza y me disculpo mil veces con Alek por lo maleducados que se están comportando.

(...)

Al llegar a casa, todas se van a dormir. Antes de llegar Alek nos llevo a la casa de Lourdes para llevar a los chicos. Cada quien se va a dormir y me preparo para ir a trabajar mañana.

Llevo toda una semana trabajando para Alek, las veces que intentamos "salir a comer" aparece Igor exigiendo que le ayude a su nueva secretaria. Alek trata de tomar todo con calma pero se que en cualquier momento explotará.

Mi semana ha estado completamente ocupada, aunque ahora que trabajo para Alek no es tanto estrés, pero ha decir verdad me siento mucho más cómoda trabajando para Igor. Después de salir de aquí salgo corriendo al restaurante donde poco a poco voy teniendo más éxito con mis postres y todo gracias a mis compañeros.

Me lavo rápidamente las manos cuando escucho mi celular.

-¿Sí?

-Querida Kayla. -frunzo el ceño al no reconocer la voz -Soy James, al viejillo que ayudaste a subir las escaleras.

Se ríe tiernamente y dejo de estar en alerta al escucharlo.

-¡Hola! -le respondo animada. -¿Cómo esta?

-Oh, querida, muy bien. -hace una breve pausa. -¿Mañana trabajarás en el restaurante?

-Si, trabajo todos los días aquí.

-Oh. -se impresiona. -Mañana estaremos en Nueva York y queríamos ir a probar tus postres.

Me pongo nerviosa rápidamente y salgo en busca de Carlos.

-¡Si! ¡Claro que si!

-Perfecto, cuídate mucho, nos vemos.

-Trataré de hacer los mejores postres mañana.

Se ríe.

-De eso no tengo dudas.

Nos despedimos y corro hasta Carlos.

-El señor James y su nieto estarán mañana aquí. -suelto.

Abre la boca y la cierra repetidas veces tratando de encontrar las palabras y me abraza gritando emocionado.

-Tengo que remodelar todo. Empieza a llamar a los empleados hablándoles que tienen que tener el uniforme más limpió, nuevos cuadros, entre otras cosas.

-Carlos...

-¡Igor! -grita emocionado -¡Tenemos que poner celoso a Igor!

-Sabes que no me gusta...

Me ignora y agarra su celular poniéndoselo en la oreja, espera unos segundos hasta que habla.

-Hola Igorcito, mañana Kay hará unos postres deliciosos y no te los puedes perder, aparte si vienes ganarás puntos para que vuelva a ser tu secretaria, te amo.

Y cuelga.

Me pongo nerviosa de solo pensar en mañana, Carlos sonríe diabólicamente y vuelvo a trabajar. Cuando acabo la jornada, voy a la tienda de celulares. Esta semana he ahorra bastante para comprarle celulares a las chicas.

Tal vez no descanso del todo bien, ni tampoco convivo tanto con ellas, pero es que de la empresa tengo que ir al restaurante y del restaurante a la casa a dormir. Las chicas lo entienden y por primera vez me siento en paz al saber que los pequeños están en buenas manos.

¿Qué pasaría si estuvieran en casa?

Nadie esta en casa hasta largas horas de la noche, las chicas están enfocadas en su escuela y trabajo, yo igual y tendrían que estar solo de haber sido otro caso. Suspiro y pido ayuda para encontrar los celulares.

Tal vez no sea el más nuevo pero sé que les ayudará bastante.

Finalizó mi compra y casi corro hasta casa emocionada. Entro poniendo las bolsas arriba de la mesa.

-¡Chicas!

Llegan casi corriendo y me miran sonrientes.

-Hola, Kay.

-¿Cómo te fue?

-¿Qué es eso?

Me bombardean de preguntas y a cada una les doy su bolsa.

-Bueno, sé que no es lo más nuevo, pero con lo que he ahorrado lo pude comprar. Tal vez luego pueda comprarles el más nuevo.

Sacó mi celular rápido y les tomó foto. Me río al ver sus caras asombradas y como sacan el celular con tanta delicadeza. Es lo más caro que he podido comprarles.

-¡Es perfecto!

Me abrazan entusiasmadas y mientras platicamos nos vamos agendado y creamos un grupo donde nos mandábamos emojis. Me hacía la hermana más feliz al saber que esa felicidad es gracias a mi regalo.

Next chapter