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Debido a los sucesos raros que han tenido lugar en estos tiempos, la atención del mundo sobrenatural en general se había enfocado en Kyoto.

Casi como si fuese algo natural, espías eran enviados a diestra y siniestra de todo tipo de lugares, hacia allí en pos de investigar. Ya sean Demonios, clanes Demoníacos, grupos individuales de Ángeles Caídos, siervos de Dioses, personajes como del nivel de "As" de Ángeles importantes, incluso con humanos que controlaban gran parte de la población mundial bajo cubierta y que estaban al tanto, o utilizaban su conocimiento del mundo sobrenatural para sus fines...

Todo para obtener más información de lo que ocurría allí.

La mayoría, de hecho, tenían no exactamente "buenas intenciones", pero no negativas, pero, por desgracia, había una minoría que solo intenciones negativas... eran todo lo que tenían.

Como sea que fuere, todo estaba bastante activo, las noticias sensacionalistas nunca habían sido tan activas como en este momento.

....

"... En eso finaliza nuestro reporte, Katarea-sama."

"Entonces, eso falló, ¿cierto?"

"... S-Si..."

"Oh, ya veo."

Respondió desinteresadamente Katarea Leviatan, una de los creadores de la Facción de los Antiguos Maous, al enterarse de que la misión encubierta en el territorio Youkai salió mal. Se encontraba sentada en una lujosa sala de mansión, mientras sus lentes la hacían parecer una mujer bastante fría.

Ella ya estaba bastante molesta por el incidente del estallido de energía que sucedió en Japón, como tal, debido a que justamente en ese momento, el líder de su grupo, Ophis, el Dragón del Infinito, desapareció.

No solo era suficiente que hubiese fallado su plan, sino que ahora incluso se estaba hablando por todo el mundo sobre el famoso Tratado de Paz que se llevaría a cabo en el territorio Youkai en Kyoto, con la unión compuesta de las Tres Grandes Facciones.

Katarea simplemente negó con la cabeza, con desagrado, porque la idea de que los falsos Maous actuales estuviesen de acuerdo con semejante barbarie, solo sirvió para hacerla despreciarlos todavía más.

En especial a Serafall Leviatan, ya que tenía el puesto de cargo en la familia Leviatan por el momento. Que originalmente, pertenecía a ella, como descendiente del Leviatan original.

"..."

El demonio sirviente que le había informado a Katarea, temblaba y sudaba a mares porque él, mejor que nadie, sabía cómo se comportaba su ama cuando escuchaba algo que no quería escuchar.

Aunque al principio consideró un honor extremo trabajar para una mujer Demonio tan hermosa y voluptuosa como Katarea, rápidamente se desencantó por lo que sus mismos ojos habían presenciado a medida que crecía su experiencia en la Facción.

Tal vez, sin tener en cuenta el estado mental profundamente desequilibrado de su seguidor, Katarea habló con un tono plano.

"Una cosa como esta... definitivamente no puede pasar."

Ella se paró, pensando en que tendría que hablar con sus compañeros y descendientes originales de los Antiguos Maous, para evitar la basofia de la Paz que sucedería si se dejaba que todo avanzara fácilmente.

Y, de hecho, al mismo tiempo pensando en que debería ponerse al día con la información de lo relevante a Kyoto, cosa que había dejado de lado por su desinterés sobre el tema.

"Suspiro."

No fue sino hasta que la mujer salió de la lujosa habitación, que el Demonio esclavo pudo respirar nuevamente, sintiendo su espalda bastante fría por el seco sudor.

....

"Mi señor, ¿qué piensa de este tal Alexander Smith?"

Un hombre delgado con un kimono negro, le preguntó a alguien que se encontraba recostado sobre la hierba, a la sombra de un esplendoroso árbol de cerezo.

"¿Qué pienso? Hmmm... para mí solo es un humano más, no tengo otros pensamientos al respecto."

"Pero... según las noticias, una persona como la Kyuubi de Kyoto le ha abierto su corazón. ¿Esto no conforma una molestia para usted?"

"Bueno... pensándolo desde mi punto de vista, un humano no podría permanecer en mi mente por mucho tiempo, así que aunque no me guste especialmente escuchar tales cosas, no creo que sean nada tan interesante como para seguir con tal pensamiento. Después de todo, también, falta poco para la reunión, ¿verdad? Supongo que como castigo, esta vez haré que esa Kyuubi se vuelva mi concubina de una vez."

"Pero señor, Amaterasu-sama..."

"Si es un castigo impuesto por mí, ni siquiera mi hermana puede interferir, a diferencia de las otras veces que lo he permitido."

"Ya veo..."

Suspiró el sirviente, definitivamente esta próxima reunión del Sintoísmo sería bastante peculiar.

"Además..."

Dijo el hombre recostado, con las manos detrás de su cabeza, mirando cada pétalo de cerezo que caía a su lado, "Ya va siendo hora de encontrar a alguien interesante, un oponente digno, he estado aburrido por... ¿cuánto tiempo era? ¿300 años? Ah, de hecho, tal vez pudiera hacerle una visita al pequeño Sirzechs, jaja, para ver cuánto ha crecido en este tiempo."

"Sirzechs Lucifer... ciertamente, si hubiera aumentado aún más sus poderes demoníacos en este trascurso de tiempo, se convertiría en una potencia que lo alegraría, mi señor. Ya que tenía un potencial que ni siquiera el Lucifer original poseía."

"Eso espero."

....

Fuera de todo este asunto, había un detalle que era algo digno de remarcar entre los rumores que se esparcían por doquier.

Y ese era el mago humano llamado Alexander Smith.

A estas alturas, ya tenía una sólida reputación en el mundo sobrenatural como un personaje misterioso, no solo por desposar a la famosa Kyuubi Yasaka, generando envidia, celos y odios a muchas personas y seres, o por ser la principal causa que hizo nacer la idea del Tratado de la Paz, al menos, en la superficie, sino también porque según información que se recogía cada cierto tiempo, el hombre parecía tener habilidades reales.

Fue visto hablando de igual a igual con el Maou Lucifer actual, se regó que tenía un Harem completo de mujeres que podían rivalizar con la Kyuubi Yasaka en aspecto, y se decía también que por más que uno quisiera conocerlo, o saber su imagen, era casi imposible de hacerlo.

El secreto sobre este personaje llamó casi más la atención que cualquier capítulo extra especial de Magical Girl Milky Spiral Seven... especialmente, en el Inframundo, porque él mismo había sido el culpable de aquel estallido extraño de energía que hubo hace varios días atrás. Y esto fue comprobado por todas las figuras principales de poder en la totalidad de las Tres Facciones.

De hecho, surgieron especulaciones sobre los poderes de este tipo, de toda clase, porque al ser confirmado por los Demonios, y compartido oficialmente a las otras grandes Facciones, se sabía que su poder o energía, tan puro que dejaba boquiabierto incluso a los más conocedores, no provenía de ningún artilugio extra o Sacred Gear extraño en primer lugar.

Todos los magos humanos, realizaban la magia que era una simple copia de la magia realizada naturalmente y hereditariamente por los Demonios, por lo que se dejaba ver la pregunta.

¿Por qué el poder de este tipo era tan concentrado?

No había hecho falta una gran cantidad de energía, de hecho, solo había sido necesario una calidad tan brillante de la misma para hacer una onda que había sorprendentemente alertado a todas las Facciones principales.

Entre las técnicas mágicas prácticamente traducidas de los Demonios que poseían actualmente algunos magos humanos, habían varias que enseñaban el uso correcto de la obtención de maná, cosa con la que los Demonios nacen con crece. Y sin dudar, se podía obtener con su uso incesante, hasta que en la historia se dió lugar a grandes magos humanos que obtuvieron una tremenda cantidad de maná por tal práctica, llegando a ser famosos.

Pero nunca, sin dudas, había sido posible obtener un maná tan puro como el de este hombre. Y esto es dejando de lado automáticamente cualquier otro tipo de energía, ya que los humanos no podían tener cosas como chakras, energía divina, senjutsu, energía de batalla, y demás, a no ser que fuesen un híbrido inter-especie. Osea, mitad humano, mitad criatura sobrenatural.

Alexander Smith era un humano único, tanto por sus acciones, como por su información, ya que se sabe casi nada sobre él.

En un mundo donde la mayoría de las personas fuertes son conocidas, alguien como este hombre... definitivamente destacaba como un pulgar adolorido.

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