3 capitulo 3 "El ultimo Bird"

Una asustada Sofía tomo del brazo a su hijo y salió corriendo desde las llamas de su hogar, detrás de ella dejando a un Oscar, su esposo tirado en el suelo sin rastros de vida. Con sus varitas alzadas hacia el muerto, unas personas con capas nagras y máscaras en forma de cráneos plateados, que escondían sus oscuras sonrisas al ver que habían matado a una escoria.

Sofía en sí misma no entendía como un gran día se convirtió en el peor de todos.

Comenzó con las llamas alrededor de la casa, luego la puerta fue derrumbada en una explosión, Oscar trato de ganar tiempo para que su familia pudiera escapar, lo último que vio Sofía al salir junto a su hijo fue un color esmeralda, después de eso nunca escucho más la voz de su esposo.

Desde la distancia también pudo ver que su refugio para animales también comenzaba a ceder contra las llamas, junto los sonidos agonizantes de los animales provoco que el corazón de Sofía sintiera el dolor de sus anímales.

Pero su cabeza no estaba para ellos entonces, su prioridad por el momento era su hijo Gregory quien se encontraba también como ella estupefacto y triste, al parecer ambos sabían que le había pasado a Oscar. Tanto Gregory como Sofía lloraban mientras se alejaban lo más rápido de aquellos sujetos.

Asombrada Sofía y asustada, miro como si la misma oscuridad volara tras ellos. Las risas de aquellas personas parecían acercarse junto con ellos. Aunque era una difícil decisión, Sofía sabía que, si no fuera por ella, Gregory podría escapar, siendo que esta no era muy rápida y su hijo si lo es.

Su corazón dolió, pero era mejor ella que su hijo.

Encontrando un lugar donde aquellos sujetos no pudieran encontrarlos por un tiempo, tomo firmemente los hombros de su hijo.

— Mi pequeño, quiero que me escuches está bien — Gregory solo miro como los ojos de su madre parecían brillar de valentía, aun si sus lágrimas salieran de ellos.

— Tienes que escapar, ellos vendrán y nos encontraran, quiero que corras lo más rápido y lejos posible, me entiendes — negando con la cabeza, Gregory no quería alejarse de su madre, tenía miedo, miedo de no volver a verla.

— ¡no, no te dejare! — Gregory abraso con fuerza a su madre, no queriendo soltarla por nada del mundo, si este era su final, quisiera morir junto a su madre.

— ¡hijo entiende por dios, eres mi bebe, tiene que vivir, por mí y tu padre, has que el sacrificio de tu padre no sea envano! —Sofía alejo a su hijo, quien aún seguía recio a dejarla, haciendo más difícil la decisión.

— Por favor…vete. ¡corre lejos Greg! — empujando a su hijo, Sofía pudo soltarse por fin de Gregory. El chico al parecer estaba recio a dejar a su madre, pero viendo como ella le exigía y hasta parecía rogarle, no tuvo más que morder su lengua y poco a poco dar pasos hacia atrás y alejarse.

— ¡te quiero mucho hijo, recuérdalo siempre! — grito Sofía a la distancia a su hijo, quien corría como si no hubiera un final.

Sofía fue a ganar tiempo para que su hijo escapara, corrió a una dirección contraria y busco llamar la atención de los malos. Grito un poco para atraer su concentración hacia ella.

Los mortifagos miraron que la mujer corría la distancia, sonrieron complacidos pero sus máscaras no lo dejaban ver.

Sofía lo último que miro al voltear fue una luz esmerilada, pero antes de ser impactada por aquel maleficio, sintió que la empujaban a un lado apartan dándola de la maldición asesina.

Los mortifagos se quedaron sorprendidos por la aparición delante de ellos, un simple niño de gran altura, cabello negro que parecía estar moviéndose con la brisa, pero sus ojos era lo que más inquietaba a los seguidores del señor tenebroso.

Unos ojos feroces, donde antes hubo miedo junto con tristeza, se convirtió en convicción absoluta y furia.

Pero se burlaron cuando el niño tomo una posición de pelea Muggle, solo levanto las manos en palmas, se inclinó y separo las piernas. Toda sorpresa paso a la burla y risas, los mortifagos nuevamente levantaron sus varitas para matar aquel niñato.

— avada ke- — el mortifagos más adelantado del grupo iba lanzar su hechizo, pero fue repentinamente golpeado en su barbilla dejándolo aturdido por como su cerebro rebotaba en su cráneo, luego sintió que si vista se volvió negra junto un dolor repentino en sus cuencas. Y para finalizar sintió un golpe en su área baja, dejándolo fuera de combate al instante.

Ahora todos los mortifagos estaban anonadados, al ver como el niño había usado aparición con tanta versatilidad en combate.

De un momento a otro, antes que su compañero hubiera terminado de completar la maldición, el niño apareció a centímetros de el con su puño directo a la barbilla, que dio de lleno en su objetivo aturdiendo al mortifago.

Para más sorpresa, el ataque no acabo ahí, el joven Bird, con sus dedos se apresuró a perforar hasta hacer explotar los ojos de su compañero y parecía que el chico no termino y golpeo los testículos de una patada, derribando a su compañero al suelo.

Por la sorpresa, no pudieron evitar que el chico prosiguiera, pero por algo no eran magos entrenados, por lo que al ver que joven se acercaba a ellos, empezaron a lanzar sus hechizos, unas variedades de maldiciones se acercaron a Gregory.

Pero todos fueron evitados, apareciendo a un a lado de otro mortifago, Gregory golpeo varias veces sus puños y la cabeza del siguiente mortifago.

Y aunque sus nudillos sangraban por no estar acostumbrados a tales presiones, Gregory ignoro el dolor y continúo arremetiendo contra el mortifago. Así otro mortifago cayó al suelo y solo quedo uno más, quien fue más listo y atrapo a la mujer, apunto su varita al cuello de Sofía.

— te acercas y la mato — amenazo el ultimo mortifago en pie, quien de su voz sonaba enojado.

Gregory por alguna razón no respondió, simplemente se quedó mirando al mortifago, miro al suelo, donde estaba tirado una varita que antes deseaba. Se agacho para tomarla y luego lo apunto hacia mortifago quien tenía a su madre.

— ¡deja eso mocoso, te lo advierto! — pero antes que Gregory si quiera pudiera actuar.

— Gregory, solo hazlo— Sofía dijo ya resignada, entre lágrimas —te quiero hijo

Antes que Gregory haga algo de la punta de su varita del mortifago salió la característica luz esmeralda. Y el cuerpo de su madre cayó al suelo sin rastro de vida.

El corazón de Gregory se hundió, unos grandes sentimientos de culpa, terror y tristeza, más el odio acumulado, provoco que, de la varita en mano, disparara una energía gris que salió disparada hacia el mortifago.

La potencia del hechizo fue tanta que el mortifago, fue enviado a volar hacia atrás y murió tras chocar su cabeza contra una piedra.

Gregory lloro en el cuerpo de su madre, la abrazo y una gran nube de dolor lo cubrió, se disculpó varias veces por no haberla defendido.

—yo también te quiero mama — dijo Gregory, tocando la mejilla de su madre.

Las cenizas se arremolinaban alrededor del lugar, el hogar de los Bird fue completamente quemada hasta no dejar nada. Mientras tanto Gregory solo abrazaba el cuerpo de su madre.

Un día después…

Colocando la última roca, Gregory había creado un par de tumbas que estaba unidas, fue difícil enterrar a sus padres, pero el chico quiso darles un descanso, rezo y coloco flores en cada tumba improvisada.

Se quedó sentado sin lágrimas, intentando aliviar el dolo con recuerdos buenos que compartió con sus padres, en fin, para el chico no tenía donde ir y nadie lo esperaría. Todo el recinto Bird había sido arrasado por el fuego y lo único que quedo fue el, todos los animales que su madre había cuidado habían muerto, Gregory era lo último que quedaba de todo.

El acíbar en sus manos, para Gregory no fue una recompensa, tres varitas de diferentes tamaños y colores, la varita de la izquierda era más curvada que las otras dos, parecía una rama mal partida, pero con un mango lo suficiente grueso para no tener problemas en el agarre, era de un color marrón oscuro, casi como un roble.

La varita de la derecha se notaba que estaba más cuidad que las otras, parecía recién pulida si los brillos en su color café demostraban algo, era recta y su largo era de casi 28 centímetros. Por su constancia parecía ser un poco flexible y al parecer el mango era delgado.

El del medio era más largo, tenía ciertos orificios en todas partes, era rígida, pero de un color negro profundo.

Esto era lo que buscaba Gregory, pero ahora que lo tenía en su poder parecía no ser lo suficientemente, el ambiente era más lúgubre que un gran día.

Todo había sucedido tan rápido como inesperado, Gregory, solo miro al cielo acostándose en el medio de las tumbas de sus padres, imagino tenerlos a lado acampándolo a ver las nubes, se tentó a su imaginación para pensar que aun muertos, estaban con él.

Entonces sintió algo deslizarse entre sus pies, no se agito o preocupo, realmente no tenía ni las ganas de fijarse que era, al parecer era escamoso y ya había llegado hasta su pecho, la vista de Gregory se bloqueó por cierta serpiente.

Miro levemente sorprendido a Evelin, la serpiente que su madre estaba cuidando en su reserva, al parecer ella era el único animal que sobrevivió, por lo cual era el único recuerdo de su madre, instintivamente alzo su mano para acariciar la cabeza del animal, quien pareció agradarle su cariño y se acomodó cerca de su rostro.

Serpiente y humano se quedaron un rato más en aquellas tubas con personas muy especiales para ellos, pero al atardecer Gregory se levantó junto con la serpiente que estaba enrollada en su brazo hasta llegar a su cuello, donde reposaba y a la vez tomaba un poco del calor corporal del Bird.

Gregory tenia asuntos pendiente con una persona, camino tranquilo sin apresurarse a nada, no es que es sujeto pudiera ir lejos, el chico se encargó de eso. Llegando a su lugar favorito en un área escondida por rocas, un atado mortifago con su rostro descubierto con desesperación busco alguna forma de salirse de su s ataduras.

El Bird llego solo para ver que el mortifago lo miro con mala cara, pero como su boca estaba tapada con un paso de tela, fue inútil que suplicar o le insultara.

Acercándose Gregory saco la varita que le agradaba más usar, no conocía algún hechizo, pero descubrió que podía hacer que su magia esa energía que estaba encerrada fluyera tras la varita y surgiera de su punta, solo se necesitaba la intención y hacer que lo que más deseas se cumpliera, como si soplaras una vela de cumpleaños y al pedir ese deseo se cumpliría.

No se molestó en hablar o tratar de dialogar, porque tarde o temprano el descubriría todos sus secretos.

Antes le era imposible canalizar su energía mágica, por lo que nunca pudo replicar los hechizos que uso de forma involuntaria, pero ahora que tenía una forma de hacerlo, su mente se estableció en un hechizo en particular.

Pero para hacerlo, debía cerrar el odio en su corazón, ya que ese deseo interrumpiera el otro, por lo cual el hechizo funcionara de manera diferente. Apuntando con la varita a su frente, Gregory miro los ojos del mago y con todo el deseo que pudo recolectar, pensó como aquella vez en el bar, pero esta vez quería saber sobre magia, los hechizos cualquier información que pudiera hacer que se inculcara en la magia.

Similarmente miro los ojos del mortifago y fluyo su magia por la varita, un sentimiento familia paso, la misma migraña, pero peor, nuevas imágenes un nuevo conocimiento.

Cientos de hechizos, desde lo más básico hasta el más avanzado, de más simple al más oscuro, hechizos de ataque, defensa y versátiles en otras áreas. Vino acompañado de materias, como pociones, rituales, runas e historia.

Arrodillándose y tomando su cabeza por el dolor de tanta información, Gregory gruño y trato de calmarse, con éxito suspiro cansado y ahora entendía todo o en su gran mayoría, el mago que le había extraído la memoria no era más que un simple lacayo, por lo cual sus conocimientos eran tan simples, pero tan extraordinario a la vez.

Recomponiéndose, Gregory miro tranquilo y sin mucho interés al mortifago que parecía estar asustado, no entendía lo que había pasado. El Bird quería terminar con el de una vez por todas, pero entonces recordó que tenía un invitado.

Gregory acerco a Evelyn al mortifago, ella parecía entender lo que el hijo de su difunta dueña le proponía y en un rápido movimiento de la serpiente, perforo con sus colmillos en varias partes de su cara, envenenándolo y dejándole agonizando de dolor.

Gregory complacido, se giró y ya no se preocupó por el mago, solo era cuestión de tiempo para que muera por el veneno de Evelyn.

Se sentó en el pequeño puente y miro el mar profundo, ahora que estaba solo, siendo el ultimo Bird vivo, Gregory tenía que sobrevivir por lo cual, mirando al mar empezó a planear que sería de el en un futuro.

Ya no había nada en el mundo para él, solo estaban las palabras de su madre en su cabeza y los recuerdos hermosos que guardaría en su corazón.

El Bird pensó en buscar venganza, matar a todos los mortifago que faltaban, que se escondían dentro del mundo mágico. Al pensar en esas cosas, siempre venían en su mente las palabras de su madre, "tienes que vivir, por mí y tu padre".

Entonces pensó que tomar el camino de la venganza no era algo que sus padres quisieran para él, que su vida solo se tratase de matar y en nombre de sus padres vengar.

— Vivir...—

Era lo que pensó Gregory pronunciado inconsciente por su voz, pero en un mundo sin ellos, el Bird pensó que era imposible, ya que otra vez serian alejados.

En su mente cruzo la idea de ser fuerte, como no lo había sido ayer y defender a los que le importa, su gente preciosa. Pero que podría defender, si no tenía nada especial, solo tenía a Evelyn que, por el recuerdo de su madre, no dejaría que nada le pase.

Gregory sintió que la serpiente acaricio su mejilla con su piel, dejando de pensar en algo que era obvio.

— entiendo Evelyn, gracias — dijo Gregory, creyendo que la serpiente le había dicho sentimentalmente que debería crear a su gente preciosa.

Pero antes de eso, Gregory tenía que volverse fuerte. Aun mirando el mar, Gregory se "apareció" en su antiguo hogar hecho cenizas, pero antes de siquiera buscar algo valioso para conseguir dinero, sintió un dolor en su mejilla, proveniente de una serpiente enojada que abofeteó al chico con su cola.

— Te acostumbraras Evelyn — al parecer Gregory entiendo porque el animal le había golpeado. Aunque tenía de alguna forma una gran habilidad innata en aparecer, que se desbloqueó al intentar defender a su madre.

Al principio fue incomodo, pero mediante el combate ignoro el sentimiento tan abrumador y nauseabundo de aparecer, un método de tele trasportación de los magos.

Ahora sin el estímulo de la adrenalina, Gregory sintió más la succión, pero era algo que se estaba acostumbrando.

El Bird busco desde los escombros, algún objeto de valor, entonces se le ocurrió una idea. Sacando una de las varitas que poseía, quiso poner en practicar un hechizo.

— Accio— habló fuerte y preciso, el hechizo convocador era una manera de facilitar la búsqueda, por lo que Gregory la utilizo.

Pero no pasó nada, al parecer el saber el hechizo no basto para poder utilizarlo. Gregory intento un par de veces más, pero enfocándose más en el objeto que quisiera convocar. Junto a ello intento pensar el poder del deseo.

Al tercer intento consiguió con éxito atraer algunos objetos, era piezas de oro; anillo, collares y demás chucherías, todas las cosas tenían una capa de ceniza por la que Gregory tuvo que limpiarlas. Al tener todas las cosas, la puso en su mochila improvisada, que era solamente una chompa que el tenía y la convirtió en mochila.

Tomándose un momento para descansar, Gregory ahora sentía que su magia no era infinita y que al utilizar ya casi una docena del hechizo Accio, ya le estaba cansando y agotando su reserva mágica. La aparición parecía ser el hechizo que menos magia le gastaba, algo absurdo pensando que era más complicado que el encantamiento Accio. Pero intuyo que era muy bueno en usar tal habilidad, por lo que le saldría más fácil como barato en usarla.

Ya teniendo todo listo, Gregory quiso visitar por última vez la tumba de sus padres, el mismo no sabía en cuánto tiempo podrá visitarlos nuevamente; en unos días, semanas, meses o años, el no estaba muy seguro de su futuro y a donde lo llevaría, pero él lo único que tenía con certeza era que los vería alguna vez.

Ya a oscuras, llego al pueblo donde aún brillaba por las tiendas, busco alguna posada para pasar la noche, Gregory lo encontró rápidamente ya que conocía el lugar. No teniendo efectivo Gregory tuvo que pagar con un anillo de oro, la cual le sirvió para dos noches.

En la habitación Gregory intento practicar algunos hechizos, los cuales solo un 4 pudo hacerlo con éxito, mientras que otros eran muy difíciles para él, cansado se fue acostar y reponer energías.

A la mañana siguiente Gregory desayuno en la posada y luego se fue al banco a intercambiar el oro por dinero.

— buenos días, me llamo Gregory Bird, vengo a intercambiar oro — se presentó Gregory al cajero quien miro al chico con cierta extrañeza.

— ¿tus padres, chico? — pregunto el cajero, a ver que el Bird parecía esta solo sin presencia de los señores Bird.

Gregory agacho un poco la cabeza al recordar a sus padres, pero firme intento no expresar tristeza.

— Fallecieron hace poco — menciono Gregory. El cajero abrió los ojos al saber tal noticia, el conocía a la familia de los Bird, todos en el pueblo conocían esa familia, sus parientes fueron unos quienes ayudaron en la construcción del pueblo, aun así, la familia parecía ser muy humilde al no pedir privilegios sobre ello.

El cajero, conocía a Sofía y a Oscar, él era quine guardaba su dinero y encargado de sus finanzas.

— Es… un lastima, lo siento— dijo el cajero, quien tampoco quería ser poco profesional por lo que busco algunos documentos.

— Si ese es el caso, eres el ultimo Bird, como creo que sabes jovencito se te debería ser internado en el orfanato, pero tienes el suficiente dinero para sustentarte, al igual que un hogar — dijo el cajero, mirando un papel donde estaban las escrituras de los padres del chico.

— Por lo que no discutiré ese tema contigo —

— Puedo leer — dijo, Gregory señalando la hoja en mano del cajero, quien asintió y entrego el documento al chico.

Gregory se impresiono al saber que sus padres eran muy ricos, tenían mucho dinero en sus cuentas, entonces recordó que los Bird eran muy antiguos por lo que deberían haber acumulado riquezas.

También noto que había un recinto dentro del pueblo y por lo que veía era el hermano de su tátara abuelo, Quien trabajaba de zapatero. Y como no tuvo decencia quedo a manos de los Bird.

De igual forma, Gregory cambio el oro por dinero y también recogió la llave de la casa que por derecho era suyo.

El lugar era pequeño, tenía un letrero viejo de un zapato en la cabeza de la entrada, tenía un par de ventanas a los lados, dejando ver que dentro había repisas donde quedaba algunos zapatos antiguos.

La vivienda tenía dos pisos, el primero era donde se comerciaba los zapatos y donde se preparaba. El segundo era una simple habitación con un baño. Y para fortuna de Gregory, había algunas prendas de su talla, por lo que se evitaría ir a comprar ropa.

Meditando Gregory de metió su inconsciente, aprendió que esto su Oclumancia un territorio de su mente donde podía evitar que leyeran su mente, la Legeremancia era la rama opuesta que era el invasor.

Por alguna razón, el sujeto quien le saco la información del tema, practicaba este arte, pero solo podía sentir y evitar un invasor, no tenía ningún reino mental como Gregory, quien suponía que se debía a los años practicándolo.

Al ver su magia, Gregory se sorprendió al regresar, observo con mucha impresión que la llama paso a convertirse a una esfera gaseosa. La energía parecía haberse comprimido y con ello la intensidad de la llama se denso de alguna manera.

Esta vez al alzar su mano para tocarlo, sintió que podía tomarlo, el cosquilleo en sus dedos parecía cesar y convertirse en un pequeño ardor. Por alguna razón empezó a sentirse cansado y cerró los ojos a descansar segundos después.

Pero no noto que, en la realidad, en la habitación en la que estaba, los objetos empezaron levitar y la palma del joven Bird un aura trasparente de color dorado empezó a controlar. Cuando Gregory se durmió estos objetos cayeron al suelo.

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