28 Capítulo 28

—¿Choi Eunha?— preguntó la voz de un hombre.

Una voz que reconocí.

—¿Kangjun?

—Oh, amm, sí. Disculpa, ¿nos conocemos?— sonaba confundido.

Es el chico del bar. Lo interrogué junto a Yoongi. Aquella vez había coqueteado con él por mero mame. No es que no sea guapo, simplemente no soy el tipo de chica que coquetea con todos. Solo quería molestarlo un poco, incomodarlo para que hablara.

—Soy Parker, la chica que te dejó clavado a la barra de tu bar— especifiqué.

Le indiqué a Jungkook que debíamos salir de la celda. Ya teníamos la información que queríamos, no tenemos nada más qué hacer aquí. Me despedí de Mark sin importarme si me vio o no. Solo quería salir de ahí. Jungkook llamó a un guardia y este nos abrió la puerta. Salimos para dirigirnos a la salida, hacia el auto de Jungkook y ahí esperar a saber el por qué de la llamada que estoy recibiendo.

—¡Ah, claro! Ya te recuerdo. Me debes una camisa, por cierto— comentó bromista—. En fin, te llamo porque Seungmin encontró un paquete con tu nombre en él frente al bar. No tiene dirección, por lo que no sabíamos si estaba equivocado. Luego abrí la caja y tiene tú nombre junto a un número de celular. Lo marqué y resultó ser el tuyo. Quien haya dejado esto aquí quiere que vengas por la caja.

—¿Una caja?— miré a Jungkook como si él tuviera la respuesta— ¿Para mí? ¿En tú bar?

—Ni siquiera yo tengo la menor idea— dijo sincero—. ¿Puedes venir por la caja? Me incomoda un poco que haya sido Seungmin quien la encontrara y no me gustaría que hurgara en ella después.

—Claro, sí— dije aún confundida—. En un momento estoy ahí.

Colgué la llamada. Había una caja para mí en un lugar que solo he visitado una vez. No tiene sentido alguno. Además, ¿quién podría dejar una caja para mí en ese lugar? Tendría sentido que la dejaran en casa de mi madre, en casa de Justin, en algún edificio de la organización. Pero no, se dejó en un lugar que probablemente no iba a volver a pisar jamás en mi vida.

—¿Quién era?— preguntó Jungkook encendiendo el auto.

—Necesito que me lleves a un bar— lo miré—. Ahora.

🍬🍷🍬

Kangjun me entregó la caja. No se veía como si fuera algo especial. En el camino le expliqué a Jungkook lo que había sido de la llamada. Parece que él también se interesó en el tema, pero también tiene sospechas de que sea algo malo. No quiere que mi estado empeore.

La caja se siente vacía, es demasiado ligera. La sacudí para saber si realmente tiene algo dentro. Se escuchó un ruido dentro. Sí hay algo. Abrí la caja y me encontré con un papel doblado por la mitad. Lo tomé. Al abrirlo me di cuenta de que hay un número telefónico en medio. No puedo decir de quién es. No lo reconozco. Podría saber quién lo ha puesto por la ortografía, pero está impreso. No tengo ni la menor idea de qué es esto.

Llamaré. No me gusta que se anden con jueguitos. Terminaré con esto aquí y ahora. Tomé mi celular y marqué el número que estaba impreso en el papel. Puse el celular en mi oreja esperando a que alguien contestara. Luego de unos segundos, alguien levantó la llamada.

—¿Quién eres y por qué mandas paquetes a mi nombre?— pregunté molesta sin esperar a que la otra persona hablara.

Solo escuchaba la respiración al otro lado. No sé si no está dispuesto a responder o esto era solo una maldita broma.

—Porque sabía que de hacerlo yo mismo, no me prestarías atención— respondió tranquilo con la voz poco audible.

Mi respiración se cortó. Sentí como si fuese un sueño. Su voz resuena en mis oídos. Me ha provocado escalofríos. No puedo pensar en nada. ¿Qué se supone que diga ahora? Mi cuerpo no responde a las señales que le mando. Quiero colgar la llamada. No quiero escucharlo. Me duele. Sin embargo, eso se debate con otra parte de mí. No quiero colgar la llamada. Quiero escucharlo. Quiero verlo.

—Yoongi— susurré.

—No vayas a colgar— pidió.

—No iba a hacerlo— mi volumen seguía siendo bajo.

—Quiero verte— confesó—. Explicártelo todo. No más mentiras. Tú vales demasiado como para dejarte ir de la manera en la que lo hice. Prometo ser honesto. Puede que no me creas, a fin de cuentas te mentí durante meses, pero eso queda a tu disposición.

—¿No te meterás en problemas por eso?— pregunté audible—. Sabemos que tanto Liam Oliver como Taehyung son fugitivos. Tú no te quedas atrás. Si llegan a encontrarte, te matarán por traición.

—Me importa una mierda— rugió—. Liam Oliver no tiene ni la más mínima idea de dónde estoy. Taehyung lo sigue a todos lados como perrito faldero. Si Oliver no sabe nada, Taehyung tampoco.

—¿Dónde te veo?— interrogué.

—Te mandaré una ubicación. Este es un teléfono desechable, no podrán rastrearlo— informó—. Otra cosa— dijo antes de colgar—. Dile a Jungkook que lo siento. Ahora no puedo arriesgarme a que más de una persona sepa mi locación. Se lo compensaré algún día.

Tras decir eso, colgó. Lo que él no sabe es que Jungkook lo ha escuchado todo. No sé cómo se siente, pero no ha de ser algo lindo. Juro que quiere ir tras él y golpearlo, al menos eso deduzco por sus manos formadas en puños. Sus nudillos eran blancos de tanto apretarlos.

El sonido de un mensaje llegando hizo que me quitara el celular de la oreja. Era una ubicación, la de Yoongi. Estaba en medio de la nada. Solo árboles. Jungkook me arrebató el celular y caminó furioso hacia su auto. No puedo dejar que vaya solo. Lo seguí rápidamente. Abrí la puerta del copiloto, me subí, y me coloqué el cinturón de seguridad.

Llegar a donde está Yoongi puede tomar un tiempo, pero por cómo está echando humo Jungkook, seguramente el camino no será tan largo.

Condujo como un loco por la ciudad. Casi causa varios accidentes. Al salir a la carretera aumentó la velocidad. Sentí cómo se me aceleró el ritmo cardiaco. Fue como si viera mi vida pasar frente a mis ojos. Sus ojos oscuros solo tenían como objetivo llegar hacia donde estaba su mejor amigo. Los árboles comenzaron a tapizar el panorama. La carretera desapareció en un giro brusco. Había un camino rocoso que seguir, pero eso no impidió que Jungkook siguiera manejando a máxima velocidad. Se le podría volcar el auto aquí.

Le grito, pero no me escucha. Es como si sus sentidos se durmieran. Esquiva los árboles con agilidad. Vuelvo a gritarle que pare, pero de nuevo no me escucha. Cierro los ojos esperando que esto termine pronto. No está pensando claro. Se ha programado para ir a Yoongi. No es Jungkook, algo ha tomado control sobre él. Ira. Decepción. Enojo.

No sé cuanto tiempo pasó antes de que Jungkook estacionara el auto. Escuché que lo apagó y salió azotando la puerta. Yo abrí los ojos. Él iba hacia la puerta de una cabaña. Rápidamente me quité el cinturón de seguiridad y me bajé del auto. No quiero que haga alguna estupidez. Si bien ya sabemos dónde esta Yoongi, lo mejor será mantener la calma. Parece que eso no es una opción para el. Ha comenzado a golpear bruscamente la puerta.

Cuando he llegado al pórtico se abrió la puerta de la cabaña. Ahí estaba él. Frente a nosotros. Su cabello negro caía sobre sus ojos. Sus ojos se veían apagados, su boca estaba reseca, su piel pálida. Lo siguiente que vi fue a Yoongi caer al suelo.

Jungkook lo había golpeado.

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