19 Capítulo 19

Nuestros labios seguían el mismo ritmo. No quería que terminara. Mis pensamientos son nulos. Solamente vivo el momento. Ni siquiera me importan los interrogatorios ahora. Min Yoongi tiene sus manos en mis mejillas mientras me besa. Sé que quiero esto. Sé que Yoongi me hizo algo desde el momento en que lo vi. ¿Esto es lo que llaman amor a primera vista? No, no existe tal cosa. Debo aceptar que quedé hipnotizada con él. Sus ojos, los labios, su cabello, su todo.

Nos separamos a causa de la falta de aire. Mis ojos seguían cerrados, no tengo idea de si los suyos estén abiertos o sigan cerrados. Tenía miedo de que si los abría, todo resultara ser producto de mi retorcida mente.

—¿Qué es Mark para ti?— preguntó.

Abrí los ojos. Los suyos se habían tornado oscuros, perdieron chispa.

—No puedes esperar que te responda y no pida algo a cambio— recordé—. Si yo te digo algo, tú tendrás que hacer lo mismo. Quiero saber quién es aquella chica dulce de la que alguna vez te enamoraste.

Yoongi se levantó y, en un movimiento que no percibí, me puso debajo de él. Sus manos sujetaban mis muñecas. Su fuerza era bruta, pero no era algo contra lo que no pudiera ganar. Me dejé estar así. Quiero saber lo que dirá.

—¿Cómo sabes de ella?— se quedó en silencio un momento. Chasqueó la lengua—. Ni siquiera sé para qué pregunto, estuviste con Daehyun estos días, ¿no? Él te dijo algo.

—Lo que menos importa ahora es de quién saqué la información. Si tú quieres saber sobre Mark, yo tendré que saber de ella— dije firme.

—No se van a hacer las cosas como tú las quieres— informó burlón.

—Tampoco serán como tú las quieras— ataqué—. No me puedes manejar a tu antojo. Ambos ya estamos muy metidos en el otro, no te hagas del rogar ni el misterioso. Si no colaboras, yo tampoco lo haré. Creo que ya está muy a tu criterio saber qué es lo que quieres.

Me libré de su agarre fácilmente. Acomodé mis prendas y mi cabello. Su mirada seguía en mí, en cada uno de mis movimientos. Es como si él y yo solo supiésemos pelear, y odio eso. Recordé lo que me dijo Daehyun en una ocasión que me quejaba de Min: "Con él nunca ganas"; lo dijo riendo. Yo no le encontraba lo gracioso. Detesto perder, siempre estoy dispuesta a llegar a donde pueda para ser quien gane. Min Yoongi perderá de vez en cuando conmigo.

—Ah, te toca interrogar a Mark— avisé antes de salir de la habitación—. Estaré ahí por si se te ocurre hacer alguna tontería. Mátalo— reté su mirada— y yo te pondré cinco metros bajo tierra.

Salí de su habitación. No sé si estoy molesta o me siento bien por el beso. Supongo que es más de una que de otra. Comencé a caminar a donde está Mark. Ahí esperaría a que llegara Yoongi para hacer el interrogatorio.

—¡Parker!— Taehyung llamó mi nombre detrás de mí.

—Hola Taehyung— sonreí al verlo—. No hablaba contigo desde que me fui. Dice Namjoon que mejoraste demasiado.

—¿Eso dijo?— preguntó con una sonrisa—. Me alegra que se de cuenta de mi esfuerzo— caminó conmigo.

—¿Me ibas a decir algo?— pregunté.

—Ah, sí— respondió un tanto distraído—. Kim Jongkook habló.

Dejé de caminar. Esto son grandes noticias. No solo tendremos información por parte de Mark, Kim Jongkook decidió hablar. A este paso podremos terminar con todo esto pronto. Tal vez, como máximo, nos lleve un mes.

—¿Qué dijo?— pregunté tomándolo del brazo para que caminara junto a mí.

—Que si derrocamos la casa principal, la que está en Seúl, las demás caerán. Al parecer la cabecilla de todo cree que si él cae, los demás deben de caer con él. Tiene a alguien en cada casa que se encarga de bajarlo todo si él es asesinado— contestó. Esto es perfecto. Muy buena información.

—Eso significa que solo debemos atacar la casa principal— concluí—. ¿Por qué decidió hablar? No tenemos nada qué ofrecerle, su libertad no está a discusión y definitivamente no lo iba a hacer voluntariamente.

—Al parecer tiene sus puntos débiles, los usamos en su contra. ¿Sabías que conoce a nuestro padre? Con solo mencionar su nombre todo salió a la luz.

—No tenía idea de que alguien como él pudiera ser un cobarde— confesé—. Pero me alegro de que tengamos información ahora.

Llegamos a la habitación donde se encuentra la celda de Mark. Entré aún sujetándome del brazo de Taehyung. Jimin estaba sentado en una silla frente a la celda. Parecía que ambos hablaban cómodamente. Mi mejor amigo incluso le compartió comida y un refresco. Los miré un poco extrañada. Esto no es un interrogatorio, Jimin no tiene nada qué hacer aquí. Yo lo estoy porque debo ver lo que Yoongi hará con Mark.

—¿Qué hacen?— pregunté.

—Me cuenta su historia de amor— avisó Jimin sin girar a verme.

—Uh, yo quiero escuchar— Taehyung tomó una silla y la puso junto a la de Jimin.

Nuestro mejor amigo le tendió su refresco a Tae y este tomó de él para luego regresárselo.

—Es bueno saber que mi vida es de su entretenimiento— dije sarcástica.

—¿Bromeas?— preguntó Jimin con asombro—. Ustedes dos son como la versión extendida de "Tres metros sobre el cielo", excepto por las partes en las que se enojan cada cinco minutos y terminar peleados.

—Salgan— ordenó una voz detrás de mí—. Voy a empezar el interrogatorio, muevas sus traseros de las sillas y salgan.

—Suerte, Mark— deseó Jimin tomando sus cosas para salir.

—En verdad la vas a necesitar— completó Taehyung.

Ambos chicos dejaron las sillas a un lado. Caminaron juntos hacia donde yo estaba y antes de salir de la habitación ambos hicieron expresiones de besos. Los labios levantados y los ojos cerrados mientras hacían que estos chasquearan para crear un sonido que simulaba besos. Le di una patada en el trasero a cada uno mientras decía "Ya lárguense" con una sonrisa en el rostro.

Yoongi dejó un maletín negro sobre una mesa. Tronó su cuello, cerró la puerta y caminó hacia la celda.

—Kim Jongkook habló, Mark— avisé—. Ya no puedes hacer tratos ni negociaciones.

—Mmm, algo me huele mal, cariño— sospechó—. Pero bien por ti, significa que ya no tengo nada qué hacer aquí.

Yoongi abrió la celda al poner su mano en el lector de huellas. Tomó a Mark del brazo y lo sentó en una silla. Tomó sus muñecas y las sujetó a la silla con ayuda de las cadenas que estaban ahí. Mark no podía moverse mucho, perdía movilidad conforme Yoongi lo enredaba en las cadenas.

—Te equivocas— afirmó Yoongi—. Aún hay cosas que no sabemos, para eso te necesitamos a ti.

—¿Qué buscas, ceño fruncido?— preguntó burlón—. No diré nada, tú no lo harías, ¿cierto? No somos diferentes. Ya tenemos algo en común— su mirada se dirigió a mí.

—No la metas en esto. Ella y yo somos un tema diferente a esto— sonaba serio, frío—. ¿Cuál es tu puesto?

—Uno bueno— contestó vago.

—Estás entre los altos y los medios— intuyó—. ¿Dónde está la casa principal?

Mark sonrió. Se quedó callado. No piensa hablar.

—Yo no repito las cosas dos veces, responde— presionó Yoongi.

Mark mantiene su silencio. Yoongi no es muy paciente. Se levantó de su asiento. Es como si no estuviera molesto del todo, pero lo está. Lo esconde muy bien. No quiere verse desesperado. Se acercó al maletín y lo abrió. Logré ver lo que hay dentro. Armas. Navajas, cuchillos, pistolas, balas, nunchacos, entre otras cosas. Toda arma que él sepa manejar se encuentra ahí.

Tomó una navaja perfecta. La lanzó al aire causando que esta girara y luego la atrapó del mango. Se giró lanzando la navaja con una fuerza que no había visto. La pequeña navaja se clavó en la pierna de Mark. Él gritó por el dolor. Cerró los ojos mientras que sus labios se separaban dejando sus dientes a la vista. Si quiere evitarse otro de esos, o algo peor, será mejor que hable ahora.

—¿Entonces?— preguntó Yoongi relajado.

—Púdrete— escupió.

Yoongi volvió a girarse. Tomó una navaja del mismo tamaño repitiendo lo que hizo con la anterior. Esta vez la navaja se encajó en el muslo de Mark. Ahora su voz fue nula. Abrió los ojos y la boca en asombro por el dolor. Vamos, habla.

—La locación— insistió Yoongi.

—El maldito centro de la cuidad, ¿contento?— respondió Mark jadeando de dolor—. Y solo tengo los malditos planos del lugar, nada más. No he tenido el placer de ser invitado.

Otra navaja voló hacia el muslo de Mark.

—¿Eso por qué?— preguntó mientras la vena de su cuello resaltaba del enojo.

—Por mero placer mío— sonrió Yoongi desquiciado.

—¿Ya me van a dejar ir?— cuestionó el chico en la silla.

Tomé un transmisor. "Asistencia médica a la celda 5". Las heridas seguramente son graves, profundas. Será mejor que no se nos desangre aquí.

—Gran chiste campeón— dije para salir de la habitación.

Cerré la puerta detrás de mi. El interrogatorio no fue lo que pensé. Yoongi se estaba conteniendo, eso era más que evidente. ¿Será porque yo estaba ahí o Mark no era mucho de si interés? De todos modos lo importante es que ha logrado sacarle información. Sus métodos no son los correctos, normalmente las palabras funcionan bien. Supongo que a veces necesitamos hacer daño para adquirir aquello que necesitamos. Ahora estamos cada vez más cerca de parar todo este desastre de trata de blancas.

—Ya sé que estás detrás de mí, Yoongi— dije en voz alta sin girarme, simplemente paré en mi lugar.

—Tenemos que hablar.

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