1 Prólogo: 4 años antes.

Nadie es inmortal.

---¿Confías en mí? ---. Quería demostrarle seguridad, que se sintiera segura a mi lado.

---Es que, no lo sé ---. Se veía dubitativa.

---¡Vamos, Daniel! ---. Intenté animarla.

---Tú ganas ---. Me dedicó una linda sonrisa.

Después de que Daniel aceptara mi propuesta de salir de la zona de cuarentena, aunque se veía dudosa y no era porque yo no le diera seguridad era más bien por el temor de que nos perdieramos o algo así ¡Pero al demonio vámonos!

Daniel y yo salimos por la reja que separa a los infectados de los humanos. La zona muerta era horrible y mucha gente viene a lamentarse por lo que paso hace ya casí 50 años, ha pasado mucho tiempo y todavía estancado en lo mismo, en la maldita cura. Sinceramente creo que la cura es más un sueño de esperanza ante una muy cruel realidad. Salimos corriendo entre la frontera de California para ir a Oregon estado que quedó completamente infectado.

Ya en Oregon nos acercamos al primer edificio. Recargamos nuestras armas y caminamos lo más discreto posible para no hacer ningún ruido.

---Oh, ¡Mierda! ---. Daniel pisó un fragmento de vidrio.

---Perdón.

---Tranquila, ni siquiera hay que preocuparse. En todo este perímetro no hay... -. Yo y mi bocota-. ¡Zombis!

La botella de cerveza que Daniel había pisado atrajó a una horda de muertos, que rápidamente se acercaban a nosotros.

Corrimos lo más que pudimos mientras los zombis nos seguían persiguiendo, eran muchos, pero eramos bastante astutos. Yo disparé atrás a la horda, mientras que un zombie apareció de la nada y me tiró al suelo, yo ya había aceptado mi fin, pero en el último instante Daniel lo patea y le dispara en la cabeza, el muerto empieza a convulsionar, luego muere. La horda estaba atrás de nosotros los teníamos a centímetros. ya veíamos la puerta, estábamos tan cerca. Llegamos a la puerta, ¡No abre! ¡No abre la puta puerta!

---Aun lado ---dice Daniel, ella le disparó a la puerta.

Los zombis venían y no había nada para trancar la puerta, no voy a mentir, en ese momento me asusté.

---Derek, ¡Ayúdame! ---. Ella sola estaba tratando de empujar un librero.

Corro a que Daniel para empujar un librero entre los dos. Un zombi empujó la puerta y ¡baan! Le cae un librero encima.

---Wow, ¡Esoo estuvo cerca! ---le comenté.

---Si estuvo cerca ---respondió, me miró con una sonrisita ligera y yo la miré con una cara de tonto, feliz y afortunado, porque sinceramente ella fue lo mejor que me había pasado en toda mi vida, sin lugar a dudas.

Subimos un par de escaleras hasta llegar el techo, tuve que dispararle a la cerradura. Al abrír la puerta vimos el amanecer más bello de mi vida, hasta el día de hoy no recuerdo uno más bello que ese. Tomé la puerta y dije:

---Pasen las damas primero.

-Claro caballero -respondió, ella se sentó delicadamente en el suelo y con sus mano me indicó que me sentará a su lado, adoraba eso de ella, tiene un switch de asesina psicópata y uno de princesa endeble.

Me senté a su lado mirando el amanecer pensando: "Jamás en mi vida volveré a ver algo así".

Tenía razón, jamás lo hice.

---Derek ---dijo Daniel, tomó mi mano.

---¿Si? ---pregunté, es raro ahora que lo pienso, pero estaba nervioso.

---Te amo, Derek.

---Te amo más.

Ella se acercó muy despacio, sentía sus labios tan cerca que casí podía sentir su respiración.

---Daniel... ---. Seguíamos frente a frente, mirándonos fijamente, teníamos los latidos del corazón sincronizados.

---¿Qué? ---. Tomó mi cara con sus manos y me sonrió.

---Prométeme que siempre estarás conmigo...

---Lo prometo.

Me besó, ella me abrazó, fue apasionado y hermoso. Empecé a tocarla, ella se quitó la blusa, luego me quitó mi chaqueta azul. La abracé lo más fuerte que pude, parecía como si no quisiera soltarla.

Ella chilló.

---¿Estás bien? ---le pregunté.

---Si, no es nada. Simplemente siento un ardor en la espalda baja ---afirmó ella.

---Déjame ver ---. Mí instinto médico salió a flote.

No recuerdo exactamente como reaccioné, pero si recuerdo que quedé destruido cuando ví las manchas de sangre en mi mano.

No podía dejar de llorar ¡¿Por qué ella?! ¡Ella no lo merecía! ¡Ella merecía vivir! ¡No era justo! Debí ser yo.

---Estarás bien ---. Cualquier persona que me conociera pensaría que estaba mintiendo, pero no lo estaba. Me acerqué lentamente a ella para no asustarla.

---¡No! ---. Ella se lleva las manos a la área infectada con una pudrición repentina en la espalda ---. No, vete. No quiero hacerte daño, ¡Vete!

---¡Daniel, sabes muy que no te dejaré!

---¡Derek Hester! Por favor vete...

Fue la última vez que la ví.

Cumplí su deseo, me retiré del techo y a lo lejos pude oír el sonido de la bala, matando a la chica que alguna vez pensé que pasaría el resto de mis días.

No puedo describirte con exactitud cuántas veces lloré ese día.

Cuando regresé a California los padre de Daniel me preguntaron por su hija, les conté la triste verdad. Su padre me golpeó en la cara y su madre se quedó mirandome, estaba inundada en su rabia, quiso matarme, pero lo único que hizo fue maldecirme.

Daniel murió.

Pero como ella quería, no como un héroe, sino amada. Es egoísta de mi parte decir eso, ya que yo estoy vivo y ella no, pero es lo único que me mantiene en paz.

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