En el camino, Yun Jilang le preguntó a Yu Holea, quien se apoyaba en el asiento
—Holea, ¿qué opinas sobre el caso?
—Un espíritu maligno está detrás de todo esto.
Yun Jilang y Sun Dong se estremecieron, aunque sospecharon que el cerebro de este caso podría ser un espíritu maligno, tenían la esperanza...
De todos modos.
De repente dijo Yun Jilang,
—Holea, muchas gracias, esta es la tercera vez que nos salvas la vida.
Sun Dong asintió sintiéndose agradecido.
Yu Holes agitó su mano y dijo,
—No fue nada, después de todo, ahora podemos considerarnos conocidos.
Yun Jilang y Sun Dong sonrieron ampliamente cuando escucharon las palabras de Yu Holea.
Finalmente habían pasado de ser extraños a conocidos de Yu Holea.
De hecho, sabían que aunque Yu Holea pudiera parecer dulce y linda, no dejaba que alguien fácilmente se convirtiera en su amigo.
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