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Evangelion: Una Nueva Oportunidad

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Synopsis

Kensuke regresa a casa luego de los hechos que pusieron fin a años de lucha por sobrevivir. Al llegar se lleva una gran sorpresa / Basado en el final de la película Evangelion 3.1 1.0

Chapter 1Una Nueva Oportunidad

NOTA: Todos los derechos de la serie Neón Génesis Evangelion & Rebuild of Evangelion pertenecen a Gainax/Khara, o a aquellos quienes les sucedan legalmente en el futuro. Esta historia fue escrita sin fines de lucro, solo como medio de esparcimiento. No me demanden.

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El Jeep subía por el solitario camino, con su único ocupante conduciendo en estado casi ausente, siguiendo el camino en forma mecánica, sin prestar demasiada atención a su entorno. Dirigía el Jeep de forma casi instintiva, recorriendo ese camino que conocía como la palma de su mano. Un camino que lo llevaba a una apartada y solitaria estación de trenes sin nombre, en lo alto de una colina. Una modesta estación de trenes, que él había tomado como suya y la había transformado en su hogar; no, eso definitivamente no podía considerarse un hogar, solo era el lugar donde vivía. Nada más, nada menos.

Kensuke no supo en qué momento, pero de pronto se encontró frente a ese lugar en lo alto de la colina, que durante tanto tiempo había denominado como su casa. Pisó el freno deteniendo el avance del Jeep, puso el freno de mano, apagó las luces, giró el contacto apagando el motor y retiró la llave. Se recargó en el respaldo del asiento, soltando el cinturón de seguridad, para luego dar un cansado suspiro. Retiró los lentes con su mano derecha, con la que aun sostenía la llave del Jeep, y con los dedos de su otra mano se masajeó el puente de la nariz, dando un nuevo suspiro. Estaba agotado. Había sido un día largo, demasiado largo en realidad. Miró distraídamente los lentes en su manos derecha por largos segundos, luego cerró los ojos y recargó la cabeza en el respaldo del asiento.

— Se acabó — dijo en un susurro que no iba dirigido a nadie en particular, solo sintió que debía decir esas palabras. 

A esas horas del partido era una total obviedad, pero Kensuke necesitó hacerlo audible una vez más, para reafirmar lo que ya sabía. No era para menos. Luego de pasar 14 años de su vida lidiando con todo esto, sobreviviendo día a día a pura fuerza de voluntad, en un mundo hostil, que hacía todo en su poder por ponerse en su contra, y encontrarse de pronto con que todo se había acabado, que finalmente podrían seguir adelante, sin el temor de que este podría ser su ultimo día; era simplemente difícil de aceptar. Pero lo había vivido y las pruebas estaban ahí. Lo que había comenzado como un día más de trabajo para él, revisando las "Unidades Complementarias de Purificación para Campo de Contención L", que mantenían a raya a los "Errantes", degeneró de un momento a otro en una catástrofe de proporciones bíblicas.

Kensuke Aida no era un hombre religioso, de hecho, no recordaba haber leído la Biblia en su vida, ni siquiera había tenido una en sus manos, aun así, sabía a grandes rasgos de que trataba en su mayor parte, pero el último libro sin dudas llamó su atención al ser bastante interesante. Había leído algunos versículos sueltos por internet en su momento, y debía reconocer que todo lo que había vivido este día, fue como si estuviera sacado directamente del libro del Apocalipsis. Era literalmente el fin del mundo, y él lo vivió en primera fila, con su inseparable cámara de video en una mano, en completa soledad, mirando a la muerte a la cara sin retroceder un sólo paso. Podía estar orgulloso de eso, aunque nadie estuviera ahí para verlo. Si, se había mantenido firme, con la cabeza en alto, aguardado su fin, o su salvación. Pudo ver su vida pasar frente a sus ojos, junto a todas sus alegrías, sus penas y sus arrepentimientos. 

No supo cuánto tiempo pasó en realidad, de píe ahí aguardando en final de todo eso; bien pudieron ser minutos u horas, no lo sabía. Solo supo que tan repentinamente como todo había comenzado, había llegado a su fin. No había muerto. Estaba vivo. No solo eso. Los enormes cilindros oscuros que eran las "Unidades Complementarias de Purificación para Campo de Contención L" dejaron de funcionar, así como los "Errantes" que se veían a la distancia, detuvieron su movimiento, y para su sorpresa, parecieron petrificarse, para luego deshacerse en cientos de miles de fragmentos, que fueron barridos por el viento como si fueran simples motas de polvo. Eso solo quería decir una cosa: WILLE Había ganado la batalla contra NERV.

Kensuke nunca antes en su vida había conducido tan rápido. Exigió el motor de su Jeep hasta el límite, pero la máquina había respondido, y de pronto se encontró en medio de "Villa 3". El lugar era un completo caos. La gente apenas podía creer todo lo que había pasado, y estaban tratando de asimilar las cosas, convenciéndose de que todo había terminado, y de que habían sobrevivido. Avanzó por entre la gente, y de pronto estuvo frente a Touji, que abrazaba a una aun llorosa Hikari, que se aferraba con su vida a la pequeña Tsubame. Le sonrió a su amigo de toda una vida, dándole un asentimiento de cabeza. Este asintió de vuelta. No se necesitaron palabras. Ese gesto fue todo lo que necesitó para saber que ambos estaban bien. Fue entonces que los vio. La tripulación del Wunder.

El corazón de Kensuke dio un salto al ver a toda la tripulación de la nave de Misato, caminando directo hacia ellos. Corrió a su encuentro junto muchos otros de los habitantes de "Villa 3", todos buscando respuestas, y saber qué es lo que había pasado. Las respuestas llegaron poco después.

Hablaron sobre la tremenda batalla que debieron librar para llegar al cuartel de NERV, como Asuka y Mari subieron a sus EVA y se lanzaron al interior del cuartel de NERV para librar la batalla final, y como habían sido superadas. Por un momento todo parecía perdido. Todo por lo que habían estado luchando estaba por llegar a su fin; fue entonces que apareció Shinji Ikari, solicitando permiso a Misato para pilotar el EVA una vez más, y como esta había decidido confiar en él. Vieron como el hijo de Gendo Ikari fue a encontrar su destino, mientras Misato les ordenaba abandonar el Wunder, para luego lanzarse ella misma con su nave en un ataque suicida, para darle a Shinji la oportunidad de ganar.

Se produjo un tenso silencio mientras todos asimilaban las palabras dichas por la tripulación del Wunder, comprendiendo que todo había terminado, que Misato, Mari, Asuka y Shinji lo habían dado todo, logrando lo que parecía imposible; ganar la batalla, evitando el fin de la raza humana, y dándoles una nueva oportunidad, a costa de sus propias vidas.

Kensuke cerró los ojos con fuerza, apuñando las manos, bajando la cabeza. Por un momento sintió que se rompía, que no podía seguir manteniendo la compostura, hasta que sintió una mano en su hombro. Era Touji. Su amigo lo miraba con comprensión y apoyo. Su mirada decía que él estaba ahí para él, al igual que Hikari. Asintió con la cabeza agradeciendo tener tan buenos amigos. Entonces, sacando fuerzas de alguna parte, se puso en movimiento.

Habló con algunos de los tripulantes del Wunder, para ir a revisar las vainas de escape, y ver lo que podía salvar de ellas. Al verificarlas pudo ver que había algunas cosas que podían ser de utilidad. Marcó el lugar en el GPS y siguió a su nuevo destino, las ruinas de los viejos cuarteles de NERV. Paradójicamente, las Unidades de Almacenamiento que habían sido lanzadas del Wunder antes de iniciar la batalla, habían caído justo frente al mismo lugar donde Shinji había pasado tantos días sentado, sumido en sus pensamientos. Con todo lo que contenían esas Unidades de Almacenamiento, la supervivencia de la raza humana estaría asegurada. Pasó el resto del día moviéndose de un lado a otro, haciendo cosas, manteniéndose ocupado, necesitaba mantener su mente ocupada, porque temía este momento, el momento en que finalmente hiciera un alto y pudiera pensar en eso que trataba de evitar. Pensar en la única mujer que había amado en su vida. Una mujer que nunca volvería a ver. 

— Asuka — fue todo lo que pudo decir. Lanzó sus lentes y la llave del Jeep al asiento del pasajero, para luego sujetar el volante con las manos, estrujándolo con fuerza, mientras apoyaba la cabeza en él, tratando de contener la presa de sentimientos que amenazada con desbordarse.

Asuka Langley Shikinami; le había gustado esa pelirroja malas pulgas desde el primer momento en que la vio, orgullosamente de pie sobre el torso del EVA-02, luego de haber derrotado a un Angel con una facilidad pasmosa. Aun podía recordar lo hermosa que se veía ese día, vistiendo su característico Plug-Suit rojo, con su sedosa cabellera ondeando al viento, con esa sonrisa de suficiencia y arrogancia tan típica de ella. Hermosa sin dudas, pero odiosa y con un genio de los mil demonios, que opacaba por completo su belleza, acabando de inmediato con las ganas de cualquier interesado, pero no de él. En verdad le gustaba la chica.

Siempre estuvo observándola en secreto, pendiente de sus acciones, sus gestos, sus palabras, su forma de ser, memorizando cada uno de sus movimientos, aprendiendo todo lo que podía de ella. Fue así como poco a poco pudo conocer un poco mejor lo que había detrás de esa fachada de pelirroja malas pulgas, conocida por Touji como "La Demonia Shikinami". Con el tiempo y la observación, llegó a saber que había una Asuka distinta debajo de esa capa de perpetuo enojo.

Entonces llegó el casi Tercer Impacto y todo el mundo se fue al infierno. El y algunos de sus amigos fueron de los pocos que lograron sobrevivir, aferrándose a este mundo moribundo con uñas y dientes, hasta que finalmente todo el esfuerzo invertido pareció no valer la pena. El nuevo mundo post-apocalíptico no los quería, y hacía todo lo posible por borrarlos de la existencia. La desesperanza se apoderaba de ellos, ya nada parecía tener sentido. Fue en ese momento, mientras la desesperación parecía consumirlos, que apareció Misato, junto con esa nueva organización llamada WILLE, para ayudarlos a salir adelante, para ayudarlos a sobrevivir. Para su sorpresa, junto con WILLE, también llegó Asuka.

Ver a la pelirroja otra vez removió muchas cosas en él. Sentimientos que quería dejar atrás, pero con ella ahí día tras día, no podía simplemente dejarlos de lado, aunque supiera que nunca sería nada para ella, más que uno de los idiotas amigos de Shinji.

Es cierto, él era un otaku y un friki, considerado un enfermo fanático de lo militar. En el mundo antes del casi Tercer Impacto no era más que un idiota, pero ahora, en este despojo de mundo, sus intereses podían ser de utilidad. Misato lo sabía e hizo que aprendiera de la gente de WILLE. Eso lo libró del trabajo agrícola, para pasar a dedicarse a otras actividades. Vigilancia, obtención de inteligencia, búsqueda de artefactos y reparación de los mismos, junto con otra serie de actividades que lo hicieron pasar de un otaku y friki despreciado, a un miembro muy importante de "Villa 3". Le gustaba eso. No ser importante, sino estar permanentemente ocupado. Eso mantenía su mente alejada de cierta pelirroja que rondaba cada vez más cerca de él.

Realmente nunca supo en qué momento se enamoró de ella. Nunca hubo nada que detonara esos sentimientos. Ella jamás se había acercado a él, o intercambiado más palabras de las estrictamente necesarias, pero nuevamente, podía ver algo de lo que se escondía detrás de la Asuka que se mostraba ante todos. Pudo ver algo de su sufrimiento, de su dolor. Había aprendido a empatizar con ella a la distancia, sabiendo que no era quien para acercase a ella. No tenía derecho a eso. Solo era Kensuke, el amigo idiota del chico que tanto la había lastimado.

Los años pasaron y la vida continuó para todos, y en ese tiempo, casi sin darse cuenta, la otrora inalcanzable pelirroja, ahora estaba cerca de él. De pronto se encontró compartiendo cosas juntos, hasta que ella se fue a vivir con él a su casa, cuando no estaba en alguna misión para WILLE.

Pero él no era el tonto que muchos creyeron que era en su juventud. Sabía muy bien que Asuka no estaba con él por algún interés de tipo romántico. Nada más alejado de la realidad. Ella simplemente no podía soportar vivir en "Villa 3", y le era cómodo quedarse en su casa, alejada de todo eso. Era un lugar que no reflejaba el espíritu de trabajo y esperanza de un mañana mejor. Por el contrario, su casa era fría, impersonal, más una bodega de artefactos y cosas que él se entretenía reparando. Un lugar que le recordaba en algo las frías entrañas del Wunder, mientras compartía el lugar con una persona, que lejos de soñar con un futuro hermoso y prometedor, simplemente hacía lo que tenía que hacer. Era cómodo para ella. Pero no era solo eso.

Kensuke sabía que Asuka estaba rota hasta cierto punto. Había muchas cosas que estaban mal con ella, cosas que no había podido superar aún, como la "Maldición de los EVA" que la condenaba de por vida a un cuerpo de una niña de 14 años. También el ver como su amiga Hikari la dejaba atrás, creciendo y transformándose en una hermosa mujer, que finalmente inició un romance con el hombre que amaba, para con el tiempo casarse con él. Eso era algo que Asuka no podía soportar. Ver la felicidad de su amiga, algo que ella nunca podría tener, la superó.

Fue así como Asuka dejó "Villa 3" para aterrizar en su casa. Podía estar cerca de ella, compartir un techo, comida, aunque ella lo ignorara la mayor parte del tiempo, centrando su atención en su juego de video portátil. Pero él la había llegado a conocer lo suficiente para saber que no era solo eso. Asuka Langley Shikinami era demasiado orgullosa para admitir algo abiertamente, pero él lo sabía. No quería estar sola.

Una parte de Kensuke se alegraba de que ella lo hubiera considerado digno para estar cerca, otra parte se rompía en pedazos al saber que la mujer que amaba estaba tan cerca, pero a la vez tan terriblemente lejos. Pero nuevamente él era simplemente Kensuke, el idiota amigo de Shinji. El nunca podría tener lo mismo que Touji. No estaba en él. No era su destino. Su amor nunca vería la luz, por lo que lo sepultó en lo más profundo de su ser, y trató de olvidarlo, porque Asuka nunca necesitó una pareja, lo que ella necesitaba era un amigo.

Desde ese día él siempre estuvo ahí para ella. Nunca insinuó nada, nunca una mirada traviesa, nunca nada que le hiciera creer que él tenía un interés personal. Lo único que podía hacer era simplemente estar ahí para ella cuando necesitaba alguien cerca, alguien que cocinara para ella, alguien con quien hablar, alguien a quien gritar y despotricar cuando necesitaba desahogarse, alguien que arreglara el desastre que dejaba detrás de ella al pasar, alguien que callara cuando por las noches, trataba de contener el llanto… alguien que fuera su amante, cuando necesitaba algo de consuelo.

Kensuke nunca imaginó que llegaría el día en que ella entraría voluntariamente en su cama para tener sexo. Pero nuevamente, no se engañó. Sabía que no había amor, solo era una necesidad. Cercanía, consuelo, sentirse bien aunque fuera solo por un momento. Fue hermoso, y desgarrador al mismo tiempo. No dejó de sentirse usado, pero nuevamente, él no tenía derecho a pedir nada. Sin pedirlo, había recibido más de lo que podía imaginar.

Luego de esa primera noche, vinieron otras, pero nunca pasó de lo físico. Nunca lo inició él, siempre fue ella, porque esto nunca se trató de él, nunca se trató de Kensuke Aida, siempre trató de ella, de Asuka Langley Shikinami. El supo desde el inicio que su amor nunca sería correspondido, eso lo mataba por dentro, pero eran las cartas que le habían tocado. Nunca podría tenerla, así que hizo lo único que podía hacer, estar siempre ahí para ella; para todo lo que necesite, sin pensar, sin cuestionar, dejando de lado sus propios sentimientos, solo entregarlo todo por ella. Eso lo había llevado a su situación actual, sentado en el asiento de su querido Jeep.

Asuka había muerto. Murió para darles a todos una nueva oportunidad, una oportunidad de tener una vida tranquila, con esperanza, con un futuro por delante. Se alegraba por todos, ciertamente lo merecían. Habían sufrido demasiado, pero no sentía que fuera justo. Asuka también había sufrido. Ella también merecía una oportunidad de tener una vida mejor, de encontrar la felicidad. No era justo. Simplemente no era justo.

Se reclinó en el respaldo del asiento suspirando pesadamente tratando de recobrar la compostura, limpiando con la manga de su camisa las lágrimas que caían de sus ojos. Se reprendió a si mismo por esa debilidad. Asuka no querría que él estuviera llorando. Se enfadaría y lo regañaría por ser tan débil y patético. Esbozó una pequeña sonrisa triste, pensando nuevamente en ese momento hace ya tantas horas, cuando estaba ahí, viendo el apocalipsis desarrollarse frente a sus ojos, y sintió que solo había una cosa de la que podía arrepentirse: Nunca haberle confesado a Asuka que la amaba.

Cerró los ojos suspirando nuevamente. No sacaba nada con seguir pensado en eso. Asuka se había ido. Además, nunca fue suya en primer lugar. Kensuke sintió que algo se volvía a romper dentro de él una vez más, pero se obligó a calmarse. Era hora de seguir adelante. Ya no había nada que lo atara a este lugar. Empacaría sus cosas y se iría por un tiempo, recorriendo el mundo ahora que el peligro había pasado. Era egoísta de su parte, sabía que lo necesitarían aquí, pero simplemente no soportaría quedarse en este momento. Habían demasiados recuerdos. Sabía que Touji y Hikari lo entenderían, además, no es como si se fuera para siempre, solo necesitaba algo de tiempo a solas para pensar, y tratar de dar vuelta la página.

Tomó los lentes del asiento del lado junto con la llave y salió del Jeep, cerrando la puerta, y entonces lo notó, había luz en su casa. Se extrañó. Cuando salió esa mañana había dejado todo apagado, como lo hacía todos los días, incluso lo revisó todo antes de salir, como era su costumbre, entonces, ¿cómo? ¿se había colado alguien a su casa? Dio un par de pasos y solo entonces notó algo que había pasado completamente por alto al estar perdido en sus pensamientos. Ahí, pese a la oscuridad de la noche, pudo ver a solo unos pasos de distancia un cilindro gigante, con la parte superior abierta, dejando ver un asiento dentro de él.

El corazón de Kensuke dio un vuelco. Él sabía lo que era eso, era un Entry-Plug, el cilindro de contacto que se insertaba en una unidad Evangelion para… para… no podía ser… debía ser una broma, ¿verdad?

Kensuke corrió hacia la puerta de su casa y la abrió del golpe, entrando y quedando congelado en su lugar. No podía creerlo, simplemente no podía creer lo que veían sus ojos; era ella, pero a la vez no. Estaba tan distinta, tan cambiada, tan mayor, tan… viva.

— Asuka — dijo dubitativamente Kensuke, apenas dando crédito a lo que veían sus ojos.

— ¿Qué te tomó tanto tiempo, Ken-Ken? — preguntó ella con una pequeña sonrisa, poniendo a un lado su juego de video portátil, dejando la silla donde estaba sentada para ponerse de pie, y quedar de frente al hombre para que pudiera verla bien.

Ciertamente Asuka había cambiado. Atrás había quedado el cuerpo de niña de 14 años, y ahora estaba ante una hermosa mujer que rondaba los 30 años. Su cuerpo se había desarrollado completamente, con acentuadas curvas, llenándose en todos los lugares correctos, haciendo que la tradicional vestimenta que solía usar en casa, su chándal con capucha y bragas, fuera ahora mucho más sugerente. Pero lejos de su exuberante cuerpo, lo que más llamó la atención de Kensuke, fue su cara, específicamente sus ojos, los dos de ellos.

— Asuka… tu cuerpo… tus ojos… ¿Qué pasó? ¿Cómo es que estás aquí? La tripulación del Wunder nos dijo que ustedes, que tú… — preguntó Kensuke, sin poder terminar lo que quería decir, apretando con fuerza los puños para contener el mar de emociones que pugnaban por desbordarlo.

Eran tantas las emociones que experimentaba Kensuke en ese momento, que tenía que hacer un esfuerzo casi sobrehumano para poder contenerse. Quería gritar, llorar, correr hacia la pelirroja y abrazarla con todas sus fuerzas, besarla como nunca antes en su vida, decirle cuanto lo había desgarrado creerla muerta… decirle cuanto la amaba. Pero lo único que pudo hacer fue apretar con más fuerza sus puños, haciendo eso que ya era una segunda naturaleza para él, conteniendo sus emociones y reprimiendo sus sentimientos. 

Asuka contempló por unos segundos al hombre frente a ella. Pudo ver claramente la emoción en sus ojos. Ansiedad, alegría, alivio, añoranza, y algo más. Vio como todo eso era prontamente reprimido, y como sus manos se apuñaban, con los nudillos blancos por la fuerza con la que apretaba. Hizo una pequeña mueca ante eso antes de llevar la vista a sus ojos, para responder sus preguntas.

— Baka Shinji. Eso fue lo que pasó — dijo Asuka con algo de amargura, para luego posar una mano en el banco de trabajo que estaba junto a ella, pasando sus dedos distraídamente sobre la madera, mientras buscaba las palabras para continuar hablando — Todo fue un engaño — añadió finalmente — El hijo de perra de Gendo Ikari lo tenía todo preparado, y yo caí de lleno en su trampa como una estúpida. Todo estaba perdido. Ya no había esperanza. La raza humana estaba condenada, hasta que llego él; Shinji "El invencible" para arreglar mi error, para salvar el día. No, para salvar el mundo. 

— ¿El… en verdad hizo eso? — preguntó Kensuke, apenas creyéndolo.

— Sí. Increíble como parece, finalmente baka Shinji tuvo las pelotas para tomar las riendas de su vida, y hacer las cosas bien por una vez — dijo Asuka suavizando la mirada, con una sonrisa gentil, pero a la vez amarga — El me rescató, hablamos por un momento, te mandó saludos, y luego me dejó ir. Me envió aquí, y me liberó de la "Maldición de los EVA". Ahora tengo el cuerpo que siempre debí tener, y recuperé mi ojo perdido.

— ¿Qué pasó con él? — pregunto un cada vez más sorprendido Kensuke.

— No lo sé. De lo único que estoy segura es que pudo poner fin a toda esta locura. No sé si está vivo o muerto, si está en este mundo u otro. Solo espero que finalmente haya encontrado lo que buscaba. Que tenga paz.

Se produjo un largo silencio luego de esas palabras de la pelirroja. Kensuke miró con algo de sorpresa a la mujer, ya que esta había dejado salir algo de emoción en sus palabras, lo cual no era para nada usual en ella. Luego de eso, ella había devuelto la vista al banco de trabajo por el que seguía pasando distraídamente los dedos, perdiéndose en sus pensamientos.

Por su parte, Asuka no estaba tan tranquila como aparentaba. Apoyaba su mano en ese banco de trabajo, en el que había contemplado a Kensuke innumerables veces reparando algún artefacto. Había sido testigo de cuan completamente se enfrascaba en reparar las cosas, había veces que él pasaba toda la noche trabajando, otras que hasta se olvidaba de comer, por estar tan concentrado en lo que hacía. Esas veces era ella la que iba a la cocina y luego de un rato volvía con un plato de comida, que ponía en frente de él, y no se movía hasta que lo veía comenzar a comer. También recordó que fue Kensuke el que había encontrado su juego de video portátil, y fue él quien lo reparó para ella.

Apartó levemente la vista del banco de trabajo para volver a mirar las manos de Kensuke, aun fuertemente apuñadas. Levantó la vista y lo vio aun de pie en la entrada de su casa, expectante, pero en calma, lo cual no era realmente cierto. Ella sabía que no era así. Sus manos lo delataban. Ella lo sabía muy bien. Lo sabía desde hace años. Volvió a ver sus manos, y no dejó de sentir vergüenza consigo misma, por forzarlo a llegar a este punto. Suspiró pesadamente y se giró para apoyarse de espaldas al banco de trabaja mientras rodeaba su cuerpo con sus brazos, bajando la cabeza. Había tanto que quería decir, pero, ¿podría hacerlo? 

 — ¿Asuka? — preguntó Kensuke, con algo de preocupación en su voz, mientras daba un par de cautelosos pasos en su dirección.

La pelirroja giró un poco la cabeza para contemplar al hombre de lentes. Se veía preocupado. De hecho, él siempre se preocupaba por ella. Nunca pedía algo a cambio, solo entregaba todo lo que tenía, sin importar si salía lastimado en el proceso. Sintió que algo amenazaba con romperse dentro de ella, pero se obligó a calmarse. Volvió a cerrar los ojos suspirando pesadamente. Al abrirlos, había una nueva resolución en ella. Baka Shinji le había dado una nueva oportunidad, y no iba a desperdiciar su sacrificio. Era hora de dejar las máscaras de lado y contar su verdad.

— No he sido buena contigo, Ken-Ken — dijo finalmente la pelirroja, aun abrazándose a sí misma — Durante todos estos años me aproveché de ti. Me he aprovechado de tu bondad, y de tus sentimientos. Yo sabía, que no importara qué, siempre estarías ahí para mí, siempre incondicional, siempre dispuesto, sin pedir nada a cambio. Solo entregando todo lo que tenías.

Kensuke se estremeció ante las palabras de la pelirroja, por sus ojos repentinamente tristes, y por la entonación de sus palabras, que se dijeron con un cierto grado de pesar, y culpa.

— No debes hablar así de ti misma, Asuka — dijo Kensuke, llamado la atención de la mujer, que lo miró con sorpresa — Es cierto que tú llegaste a vivir conmigo de un momento a otro. Prácticamente tomaste por asalto mi casa, imponiendo tus reglas, tu forma de ser, tus cosas, pero, fue porque yo dejé que eso pasara. Me alegró mucho que quisieras vivir aquí, que me permitieras estar cerca de ti. Todo lo que tomaste de mí, fue porque yo quise dártelo. Porque me gustaba tenerte cerca. Porque necesitabas un amigo, y estaba feliz de poder ser ese amigo para ti.

Asuka no pudo seguir manteniendo la mirada del hombre junto a ella, y apartó la vista con vergüenza. Se mordió el labio con nerviosismo mientras estrechaba el abrazo sobre sí misma. ¿Por qué esto tenía que ser tan difícil? Subir al EVA y volver a repetir esa última batalla en el cuartel de NERV, sería mucho más fácil que esto. Cerró los ojos y volvió a respirar con fuerza. Al abrirlos nuevamente, dejó de apoyarse en el banco de trabajo para caminar hasta Kensuke, y mirarlo seriamente. 

— ¡¡Te usé, Ken-Ken!! — dijo Asuka, mirándolo con fiereza, sujetándolo de las solapas de su chaqueta — ¿No te das cuenta? Te usé todos estos años. Incluso te usé por las noches cuando quise tener sexo. ¡¡Fui una perra!!

Kensuke miró impactado a la pelirroja, sus dientes apretados, sus ojos mirándolo con furia, y vergüenza. No supo qué decir, o hacer. Asuka por el contrario, no había terminado. Soltó su chaqueta para tomar sus manos y sostenerlas mientras miraba como estas seguían fuertemente apuñadas. 

— Todos estos años, abusé de ti en tantas formas, Ken-Ken, y finalmente te llevé a esto — dijo mirando sus manos aun apuñadas — Cada vez que contienes tus emociones, tus sentimientos, apuñas las manos, como ahora. Años conteniéndote hasta que se transformó en una segunda naturaleza para ti. Todo por mi bien. Todo porque yo necesitaba un amigo.

Nuevamente Kensuke no supo qué decir. Impactado por las palabras de la pelirroja, por el dolor que pudo sentir en ellas.

— Fui una estúpida. Aparentaba ser fuerte y madura, cuando en verdad seguía siendo una niña tonta y miedosa — añadió Asuka, ya no con enojo, sino con tristeza, aun mirando las manos de Kensuke, las que poco a poco se iban relajando, dejando de estar apuñadas — Era distante y fría, porque en mi estupidez, seguía repitiéndome a mí misma que estaba sola, que siempre lo había estado, y que sería lo mejor seguir así. Pero esa no era la verdad. Mis sentimientos habían cambiado, y tenía miedo de aceptarlos. Y al no hacerlo, te lastimé.

Kensuke quedó congelado en su lugar al escuchar esas palabras de la mujer. Jamás en su vida pensó escuchar algo así de ella. Por primera vez pudo ver a la Asuka que se escondía tras esa mascara de seriedad y enfado. Pudo ver tantas emociones en ella que apenas podía creerlo. Lo que sea que hubiera pasado en ese lugar al que fue, la impactó de tal forma, que la hizo botar su máscara y mostrarse tal cual era por primera vez, y lo hizo ante él. Sintió que se le erizaban los pelos de la nuca al comprender cuán importante era esto para ella; no, para ambos.

— Sé que fui una perra contigo Ken-Ken, sé que no te merezco, pero yo…

Asuka se congeló y no pudo terminar lo iba a decir, cuando fue atrapada repentinamente en un fuerte abrazo, siendo estrechada con tanta fuerza, que por momentos sintió que le iban a sacar el aire de los pulmones, pero no le importó. De pronto se encontró rodeándole el cuello, devolviendo el abrazo con la misma intensidad, enterrando la cabeza en el hueco del cuello del hombre de lentes. Permanecieron abrazados por largos segundos, que se sintieron como si fueran horas, hasta que Asuka se apartó lentamente para poder mirar fijamente al hombre ante ella. Luego de algunos segundos, levantó una mano para posarla gentilmente en la mejilla de un sorprendido Kensuke.

— No te merezco, Kensuke — dijo ella usando su nombre, denotando la total seriedad de sus palabras — He sido tan perra contigo todos estos años, que en verdad no te merezco, pero aun así, quiero estar contigo, si me lo permites. 

— Asuka, yo… — trató de decir, pero fue acallado por las siguientes palabras de la mujer. Unas palabras que nunca esperó escuchar en su vida.

— Te amo, Kensuke.

Kensuke Aida quedó completamente en blando al escuchar esa declaración por parte de la pelirroja. Por varios segundos solo estuvo ahí, de píe, tratando de procesar lo que había escuchado, hasta que su cerebro finalmente comenzó a funcionar, recibiendo de lleno el golpe de esas palabras. La miró impactado, viendo como esa otrora seria y huraña pelirroja ahora estaba expectante, esperando con nerviosismo su respuesta. Una sonrisa se formó en sus labios y miró a la mujer, con todo el amor que por años guardó en el fondo de su corazón. 

— Por supuesto que quiero que te quedes conmigo. Te amo Asuka… te amo tanto — dijo Kensuke, haciendo finalmente audible aquello que durante años contuvo en lo más profundo de su ser, algo que jamás pensó que dejaría salir.

Ambos se miraron a los ojos por unos largos segundos. Había tantas cosas por decir, tanto que contar al otro, pero eso podía esperar por ahora. Ya habría tiempo para eso más adelante. Con una última mirada, se fundieron en un beso. Un beso largamente añorado. 

Pasaron largos segundos fundidos en esa intima caricia, un beso que en un primer momento fue suave y tierno, pero que pronto fue escalando para transformarse en algo con fuerza y pasión. Años de sentimientos reprimidos expresados en un beso, mientras se abrazaban aferrándose al otro, como si sus vidas dependieran de ello. Un nuevo beso vino tras el primero y luego otro, y otro más, no queriendo terminar con esa intima caricia, hasta que finalmente se abrazaron con fuerza una vez más, ella llevando su boca para susurrar en su oído. 

— Perdóname por hacerte esperar tanto. No estaba lista. Simplemente, no estaba lista.

— No hay nada que perdonar — dijo Kensuke, también a su oído, disfrutando de la proximidad. 

— Te lo compasaré, Ken-Ken — añadió Asuka — Te lo compensaré.

— No es necesario — dijo Kensuke aparatándola para tomar su rostro entre las manos y poder mirarla directo a los ojos — No tienes que compensarme nada Asuka. El que estés aquí es más que suficiente. No sabes lo feliz que me hace.

— Baka, estás llorando — dijo ella con una linda sonrisa, pasando una mano por una de sus mejillas, atrapando las lágrimas que caían de uno de sus ojos. 

— Tú también estás llorando — dijo Kensuke igualmente sonriendo, pasando los pulgares por las mejillas de ella, apartando sus lágrimas.

Asuka sonrió, sintiendo que podía dejar finalmente atrás a esa orgullosa y altanera Tsundere que fue una vez, para ser una nueva persona, una mejor versión de sí misma, sin quedar atrapada en los vicios del pasado. Ahora tenía la posibilidad de ser libre y expresar sus sentimientos, de vivir la vida sin arrepentimientos, y reparar los errores del pasado. Aún sentía que no merecía a Kensuke, se había portado muy mal con él, pero iba a remediar eso. Haría todo lo que estuviera en sus manos para ser la mujer que él merecía. Se lo debía a Kensuke, y se lo debía Shinji, por esta segunda oportunidad.

Kensuke contempló una vez más a la mujer que tenía entre sus brazos, apenas conteniendo el mar de emociones que lo desbordaban. Años amando en secreto a esta mujer, años conteniendo sus sentimientos por el bien de ella, sin esperar nada a cambio, sin esperar que algo como esto ocurriera, pero aquí estaba ella, regresando con él, correspondiendo sus sentimientos, dispuesta a iniciar una nueva vida, juntos. 

"Donde quiera que estés, Shinji, amigo mío, gracias de todo corazón" pensó Kensuke, sonriendo.

El hombre de lentes besó una vez más a la pelirroja, y en un rápido movimiento, la cargó en sus brazos, mientras ella daba un leve gemido de sorpresa por la acción, pero sin romper el beso, solo se agarró con más fuerza al cuello de un feliz Kensuke, que la cargó al interior de la casa, que a contar de ahora sería su hogar; el hogar donde darían inicio a su nueva vida. 

FIN

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Notas del Autor: Si están sorprendidos por este fic, debo reconocer que yo también lo estoy. Esto es algo que nunca pasó por mi cabeza ni en mis más locos desvaríos literarios, porque un Asuka x Kensuke, no cuadra por ningún lado, pero Evangelion 3.0+1.0 logró lo imposible.

Una relación entre Asuka y Kensuke, para mí es como clavar gelatina en la pared. No hay por dónde agarrarse para que esa relación funcione, pero; aquí el pero, este no es "Neon Genesis Evangelion", es "Rebuild of Evangelion", y tomando en cuenta eso, por ahí podría haber cabida para este sinsentido. Acá estamos ante una nueva Asuka, una que parece haber pasado algunas sesiones con un psiquiatra antes de llegar a Tokio-3. Y ahí está el truco para que esto funcione. Asuka Langley Shikinami no tiene los vicios ni las mismas heridas emocionales que arrastraba la vieja y querida Asuka Langely Soryu, y esto podría ser determinante para que Shikinami pudiera ver con otros ojos a un hombre, que Soryu hubiera despreciado hasta el fin de los tiempos. 

Aun así, la idea de un Asuka x Kensuke seguía sin cuadrarme, por lo que me dediqué a la tarea de hacer lo que la película no hizo, y es darle sentido a este sinsentido. Busqué algo que le dé un buen contexto y nos explique cómo es que esos dos llegaron a estar juntos. Ese ejercicio mental es lo que llevó a escritura de este fic.

Nuevamente, esta es otra Asuka. No conozco a Shikinami, como a la vieja y querida Soryu, pero traté de explicar de la mejor forma sus sentimientos, y me pareció que hacerlo a través de las vivencias de Kensuke, sería la mejor forma para llegar a conocer y comprender el porqué de esta relación. Espero haya sido de su agrado.

Para finalizar, agradezco a mi amigo Fantastic-Man, por sus comentarios y correcciones que me ayudaron a sacar a delante este fic.

Saludos y nos leemos.

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