899 899 Había tendido la trampa adrede

—Confío en que Tangning me trazará un nuevo camino, porque así de increíble es —admiró Xia Hanmo sin dudarlo en absoluto—. Además, hice esto por justicia.

Viendo la confianza en su cara, Zhou Qing dejó escapar una risa.

—Ya que ambos estamos desempleados, ¿puedo invitar a la señorita Xia a una comida informal?

Xia Hanmo naturalmente asintió con la cabeza.

Ambos escogieron un restaurante relativamente oculto para comer. Sin embargo, tan pronto como Xia Hanmo se sentó, un niño de dos años se deslizó en una fuente cercana. A pesar de que el agua era poco profunda, el niño comenzó a llorar.

Xia Hanmo vio como Zhou Qing inmediatamente se precipitó y tomó al niño en sus brazos. En ese momento, una señora rica corrió en pánico.

—Cariño, ¿estás bien?

Zhou Qing miró a la mujer con enfado.

—Tu hijo es todavía pequeño. Te sugiero que no lo permitas perderse de vista otra vez.