1 : El comienzo de un Héroe

Había una vez un joven llamado Alex, apasionado por la lectura, que pasaba sus días inmerso en los libros de una antigua biblioteca. Una tarde, mientras hojeaba un tomo antiguo, una extraña puerta en el rincón más oscuro de la biblioteca llamó su atención. Sin pensarlo, decidió abrirla.

Al atravesar la puerta, se encontró en un bosque nevado, frente a una puerta tallada con extraños símbolos. Antes de asimilar lo que sucedía, fue acechado por perros demoníacos que surgieron de las sombras. Con instintos de supervivencia, Alex corrió desesperadamente, esquivando a los feroces canes.

Después de una intensa persecución, saltó valientemente por un acantilado para escapar. El cansancio lo venció y se desmayó en el proceso. Al despertar, se encontró en una acogedora cabaña, donde un anciano semielfo llamado Eldor lo había rescatado.

Eldor le reveló la verdad sobre el mundo en el que se encontraba. Había sido invadido por un rey demonio, y la puerta a la que había entrado era un portal hacia los infiernos. Alex era el nuevo elegido para enfrentar esta amenaza, un rol que en el pasado había desempeñado el anterior héroe, un compañero de Eldor.

Decidido a prepararse para la inevitable confrontación, Alex aceptó el entrenamiento de Eldor.

En el entrenamiento, se familiarizó con el kusarigama (El kusarigama es una arma japonesa que combina una guadaña pequeña unida a una cadena con un peso al final) y descubrió como ver el aura de sus contrincantes y el predecir los movimientos el cual le agotaba su vista. Para superar esta limitación, Eldor le enseñó a leer expresiones y direcciones de miradas aún mejor.

Sin embargo, otro desafío era la ansiedad de Alex, el anciano semielfo que entrenaba a Alex, notó durante una sesión de entrenamiento que Alex, el protagonista esquivaba sus movimientos con demasiada anticipación haciéndolo vulnerable a qué le golpeen. Eldor al ver esto, detectó la reticencia de Alex y decidió profundizar en el motivo detrás de esa precaución y fue a hablar con el. Fue entonces cuando Alex compartió su propio trauma infantil. A una edad temprana, había sido testigo del suicidio de su madre, un evento que le dejó cicatrices emocionales profundas.

Esta experiencia explicaba su cautela al utilizar su habilidad y su deseo de no morir al esquivar los movimientos muy apresurados. Eldor, al comprender la raíz del temor de Alex, decidió ayudarlo a manejar sus emociones y a equilibrar el uso de sus habilidades. Esta revelación fortaleció la conexión entre maestro y aprendiz, ya que Eldor se embarcó en un viaje para no solo entrenar las habilidades físicas de Alex, sino también para apoyarlo emocionalmente mientras se preparaba para enfrentar al rey demonio.

En un intento de enfrentar directamente sus temores, En la oscura noche, Alex se aventuró valientemente para enfrentar a uno de los perros demoníacos que alguna vez lo acecharon. Armado con su kusarigama, la cadena con una pesada bola en un extremo y una afilada hoz en el otro, se preparó para el enfrentamiento.

El perro demoníaco, un ser feroz con un poder mucho mayor que el de Alex, se abalanzó con rapidez y agresividad. La batalla fue intensa y desafiante. Alex, con agilidad y astucia, intentó esquivar los feroces ataques del perro mientras buscaba oportunidades para contraatacar.

Utilizando su intuición para detectar movimientos, Alex logró anticipar algunos de los ataques del perro demoníaco, pero la diferencia de poder era evidente. La hoz del kusarigama trazaba arcos en el aire, cortando el frío viento de la noche mientras Alex luchaba con todas sus fuerzas.

A pesar de su valentía, la batalla dejó a Alex con heridas significativas. La diferencia de poder entre él y el perro demoníaco resultó ser un desafío formidable. Alex, agotado y maltrecho, logró finalmente vencer al demonio canino con un golpe preciso.

Herido pero victorioso, Alex se desplomó en el suelo mientras la adrenalina disminuía. La experiencia no solo había fortalecido su habilidad en combate, sino que también le enseñó la importancia de la preparación y el respeto hacia los enemigos de poder superior.

La valentía de Alex le costó caro, ya que el último aullido del perro demoníaco moribundo resonó en la oscura noche, atrayendo a una manada de 6 perros demoníacos adicionales. La manada se abalanzó hacia el lugar donde Alex yacía desmayado, hambrientos de venganza y sedientos de sangre.

Eldor, al darse cuenta de la ausencia de Alex en la cabaña y escuchar los aterradores aullidos a lo lejos, intuye lo peor. Preocupado y con su corazón palpitante de ansiedad, toma su arco y flechas y se apresura hacia la oscuridad de la noche. Mientras avanza, los aullidos se hacen más fuertes, guiándolo hacia el lugar donde yace Alex. Con cada paso, Eldor prepara su mente y cuerpo para el inminente enfrentamiento, sabiendo que debe llegar a tiempo para salvar a su aprendiz de un destino atroz a manos de la manada de perros demoníacos.

Eldor, ante la creciente amenaza de la manada de perros demoníacos, desenvaina su espada cortadora de vientos. La hoja reluce con un fulgor plateado, y el viento parece danzar a su alrededor mientras se prepara para enfrentar la oscuridad que se cierne sobre Alex. Con determinación en sus ojos y el susurro del viento como su aliado, Eldor avanza hacia la fuente de los aullidos, listo para proteger a su discípulo y enfrentar cualquier desafío que se interponga en su camino.

Con una destreza que desafía la velocidad, Eldor blandió su espada cortadora de vientos, cortando el aire con una elegancia mortal. En un ballet de movimientos fluidos, la hoja plateada se movió con rapidez y precisión, eliminando cada amenaza de la manada de perros demoníacos. Los aullidos desesperados se extinguieron uno a uno, y la calma regresó al bosque, dejando solo el susurro suave del viento entre las hojas. Eldor, con gracia y habilidad, demostró que, aunque la batalla fue feroz, su destreza en el arte de la espada no tenía rival.

Al ver a su joven aprendiz en el suelo, Eldor, aunque regañó a Alex por su imprudencia, también reconoció la valentía que lo llevó a enfrentarse solo a un enemigo tan formidable. Con una mezcla de regaño y admiración en su mirada, Eldor comprendió la determinación de Alex para superar sus miedos y fortalecerse.

"Tu valentía te ha llevado a límites peligrosos, Alex, pero también muestra un espíritu decidido", expresó Eldor. "Mañana, nos embarcaremos en un entrenamiento aún más intenso. He visto tu determinación de volverte aún más fuerte, y no dejaré que ese potencial se desperdicie".

La promesa de Eldor de un entrenamiento más riguroso resaltaba la confianza que tenía en el crecimiento de Alex como guerrero. La noche de la emboscada había dejado su marca, no solo en las heridas físicas, sino también en la firme resolución de ambos ante los desafíos que les esperaban.

Alex se sumergió en un campo de batalla físico, enfrentándose a sparrings sin protecciones. Cada golpe prometía moratones, cortes y dolor en su cuerpo. La intensidad alcanzó niveles extremos, donde las tibias y codos se convirtieron en armas letales.

A pesar de su dedicación y arduo entrenamiento, Alex aún no lograba acercarse a la asombrosa velocidad y estrategia de Eldor, quien ostentaba un impresionante poder demasiado superior. La brecha entre ellos era palpable, pero era de esperarse dada la vasta experiencia y habilidades de su mentor.

A lo largo de un año de esfuerzo inquebrantable, Alex había logrado aumentar su poder. Aunque no igualaba la maestría de Eldor, su progreso era evidente. Cada día, superaba sus propios límites, puliendo sus habilidades y fortaleciendo su cuerpo, Aunque la velocidad de Eldor parecía inalcanzable, cada día acercaba a Alex un paso más hacia la grandeza que anhelaba.

La última prueba ante Alex era un desafío formidable. Con su entrenamiento completo, Eldor le encomendó la tarea de cazar y matar a uno de los Alfa de los feroces perros demoníacos que acechaban el bosque. Era una prueba no solo de habilidad física, sino también de astucia y coraje.

Adentrándose en el bosque, Alex se enfrentó a la oscuridad y a las bestias que lo habitaban. Localizar al Alfa requería no solo destreza en el combate, sino también el uso sabio de sus sentidos y conocimientos adquiridos. La lucha contra el líder de estos demonios era una prueba de fuego, un último desafío para demostrar su valía como guerrero.

Armado con las habilidades obtenidas durante su arduo entrenamiento, Alex se aventuró en lo desconocido, determinado a superar esta última prueba y llevar consigo la prueba tangible de su hazaña como testimonio de su transformación completá.

Siguiendo las huellas halladas en el bosque cerca de donde ocurrió el incidente de su escapada con determinación y valentia, Alex avanza con cautela hacia la guarida de los perros demoníacos. La oscuridad del bosque oculta su figura mientras se desliza entre los árboles. Al llegar, decide ocultarse y observar, evaluando la situación antes de emprender cualquier acción.

Con maestría en el arte del ocultamiento, Alex observa en silencio mientras los lobos demoníacos llevan sus presas a una cueva distante. Su intuición sugiere que este lugar podría albergar al Alfa y a las crías de la manada. El desafío ahora reside en acercarse sigilosamente, sorteando hábilmente a los lobos y evitando alertar al líder. Con astucia, Alex arroja una roca para atraer a los lobos lejos de la entrada de la cueva. Aprovechando sus habilidades de esquiva en la oscuridad, se desplaza con confianza hacia el centro, donde intuye que el Alfa reside. La penumbra no es un obstáculo para él; cada paso está marcado por la destreza ganada en su entrenamiento.

En las profundidades de la cueva oscura, Alex se encuentra con el alfa de dos cabezas que lidera a sus letales lobos demoníacos. Alex, quien, a pesar de la oscuridad, vislumbra cada movimiento de sus enemigos. Armado con su Kusarigama, ejecuta una danza letal,Con maestría, Alex utiliza las cadenas afiladas de su Kusarigama para danzar entre los lobos demoníacos. Con movimientos calculados, corta la garganta de uno de los lobos, cuya vida se desvanece rápidamente en un torrente oscuro. El segundo lobo cae ante la hoja afilada de Alex, su barriga desgarrada en un arco de sangre. Mientras el tercer lobo, ya debilitado, intenta resistir, las cadenas giratorias de Alex encuentran su objetivo, cortando profundamente y dejándolo desangrarse en la fría piedra de la cueva. El alfa de dos cabezas, testigo de la letal destreza de Alex, se prepara para el choque final en las sombras de la guarida.

Con el cuarto lobo abalanzándose, Alex actúa con rapidez, enfrentándolo y eliminándolo en cuestión de segundos. Sin embargo, en ese mismo momento, el Alfa de dos cabezas entra en acción. Agarrando la cadena de su arma con una de sus cabezas y hiriendo la mano de Alex con la otra, la situación toma un giro desafiante.

El guerrero, aunque cansado, agotado y herido no se deja vencer. Con movimientos ágiles, logra zafarse del agarre del alfa y, con un esfuerzo final, dirige su arma hacia el enemigo. La hoja afilada se hunde en la carne, cortando al alfa en la mitad y dividiendo sus dos cabezas del cuerpo principal. Un rugido final resuena en la cueva, marcando la victoria de Alex en esta intensa batalla contra el líder de los lobos demoníacos. Saliendo de la cueva victorioso y dirigiéndose a dónde yacía su mentor Eldor.

Con las palabras de aprobación de Eldor, Alex parte hacia la capital con el colmillo del Alfa como prueba de su éxito. Las cicatrices en su mano son recordatorios visibles de la intensidad de la batalla. En un emotivo adiós, Eldor le entrega sus ahorros y palabras de apoyo, recordándole que siempre lo tendrá en su corazón. Cuando Alex está a punto de partir hacia la capital, el cielo de repente se oscurece y adquiere un tono rojo de lava y fuego. Las aves huyen lejos, presagiando un cambio ominoso. La puerta se abre de par en par, y risas diabólicas resuenan en la distancia. Un calor intenso llena el aire, creando una sensación de inminente peligro.

El cielo carmesí y las ominosas risas que llenan el aire marcan el comienzo de un nuevo y desconocido camino para Alex. Con el legado de Eldor fortaleciéndolo y las cicatrices de batallas pasadas recordándole su fortaleza, se dirige hacia un futuro incierto. Las aves huyen y las sombras se alargan, pero su determinación no flaquea. A medida que la puerta se abre en la lejania, el destino de Alex se entrelaza con secretos aún por descubrir y peligros que desafían la comprensión. Su viaje es ahora más que una misión; es una carrera contra las fuerzas oscuras que amenazan el equilibrio del mundo. ¿Qué secretos descubrirá? ¿Qué desafíos deberá enfrentar? Solo el tiempo lo dirá.

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