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—¿Qué estarán tramando?

—¿Te sientes menos adolorida?

—Sí, me siento mejor.

—¿Vas a comprar algo más?

—No, ¿Y tú?

—No.

—Lisa, hay algo de lo que quiero hablar contigo...

—Vienen hacia acá— Kaori y Lin se acercaron.

—Que buen espectáculo hicieron, ese beso deleitó a todos.

—¿Qué planean ustedes dos? ¿Nos han estado vigilando?

—No sé de qué hablas, mamá — ambos sonrieron inocentemente.

—A mi no me engañan— añadió Akira.

—¿Compraron algo?— mes pregunté.

—Sí, se lo dimos al chófer.

—¿Vamos por lo del bebé?—pregunté en general.

—De acuerdo.

—Vayan, diviértanse — dijo Kaori, empujándome al lado de Akira.

Caminamos juntos y hubo un silencio incómodo entre los dos.

—¿Qué harás con el negocio?

—Ya hice lo que tenía que hacer, puedes estar tranquila. No hablemos de ese pasado oscuro, empecemos de cero y dejando eso atrás.

—¿Y qué harás con tus guardaespaldas?

—Dejaré algunos por si acaso, no quiero que vayan a madrugarnos, tampoco quiero arriesgar al bebé.

—No quiero que dejen visible las armas o no estamos haciendo nada.

—Como ordenes, corderito.

Entramos a una tienda de bebés, entre los dos escogimos la cuna y la dejó pago, para que viniera alguien más a recogerla. Todo equipo grande lo dejó pago. Fuimos al área de la ropa y escogimos muchas para el niño. Akira se veía feliz al hacerlo, yo también lo estaba. Es como si por instantes se transformara en alguien distinto. Antes él no se alegraría por esto de la misma forma que lo hace ahora. No pensé que esa idea de un bebé haría tan feliz a Akira. Al salir de la tienda y terminar de comprar todo lo necesario, no nos habíamos fijado en la hora. Tardamos demasiado y Mr. Jefferson debía estar a punto de llegar con mi mamá.

—¿Qué le diremos del bebé?

—Que es nuestro hijo.

—Pero a mi mamá le estará muy extraño eso.

—¿Eso que importa? Lo importante es que el bebé esté bien.

—¿Y con Kaori y Lin?

—Eso no lo pueden saber nunca.

—Pero van a vivir cerca, Akira, es imposible que no se enteren. Ellos tampoco van a querer callarlo.

—Bueno, podemos adelantarnos y contarles. Les tomará trabajo entenderlo, pero sé que en algún momento lo harán.

—Mi mamá se moriría si se entera de esto.

—Buscaremos una solución, corderito. Vamos a la casa para que preparen la cena. En menos de una hora el bebé deberá estar llegando a la casa, al igual que tu mamá, y debemos estar ahí para recibirlos.

—De acuerdo.

Buscamos a Kaori y Lin para irnos a la casa, Akira se encargó de las compras y de ordenar a sus hombres a poner todo en mi cuarto. Kaori y Lin estaban guardando sus cosas y yo me quedé en la cocina ayudando a la empleada. Debo sentarme ya mismo, me estaba doliendo un poco la herida. Cuando planeaba ir a sentarme, vi a uno de los empleados con el bebé en la mano. Se veía mucho más grande que la otra vez que lo vi. La nana vino con el empleado y sonrió al verme, yo sujeté al bebé en la mano y lo miré. Hace mucho no cargo un bebito.

—Eres tan hermoso, te pareces tanto a Akira. Lastima que hayas tenido que pasar tanto en tan poco tiempo, mi amor. Te aseguro que voy a cuidarte y te daré mucho amor— su piel era igual de blanca que la de él. Es una ternurita. Me agarró el pelo y sonrió.

Akira bajó las escaleras y al notar la presencia del bebé, se acercó.

—Hola, campeón — Akira acarició su cabecita y sonrió—. ¿Te acuerdas de mi? Lo más probable no quieras hacerlo. Te aseguro que esta vez voy a tomarte en serio y te voy a proteger como a un hijo de verdad.

—¿Tomó leche?— le pregunté a la nana.

—Planeaba dársela ahora, señorita.

—Yo se la daré, gracias.

—¿Podemos ir a la habitación?

—¿Por qué no vamos a la mía? Al final dormiremos juntos.

—¿Eh?

—¿Creíste que te dejaría sola? Los dos lo vamos a cuidar. Por ende, debemos dormir en el mismo cuarto. ¿No te agrada la idea, corderito? — sonrió malicioso y me avergoncé, no había pensando en eso.

—Lo había olvidado, pero está bien. Vamos.

Busqué lo necesario y subí a la habitación, Akira vino conmigo y nos recostamos al lado del bebé en la cama. Incluso cuando toma leche es hermoso. Sus cachetes se inflan mucho, es muy tierno. Akira jugaba con sus manitas mientras se tomaba la leche. Sonreí al ver la sonrisa cálida que tenía Akira en su rostro.

—¿Estás feliz? — la pregunta de Akira de alguna forma hizo que mi corazón se acelerara.

—Sí, lo estoy.

—¿Por qué no me das un beso entonces?

—¿Qué tiene que ver una cosa con la otra?— tartamudeé.

—Es solo un besito para que vea que mamá y papá se aman mucho.

—Te estás aprovechando de la situación.

—No, es solo que quiero probar tus labios otra vez. Estuviera nuestro hijo aquí o no, te hubiera besado hace rato— se acercó y me besó, un beso de lengua muy intenso.

—No me beses así frente a él, ten un poco de respeto. — musité con mi respiración agitada.

—Oh, Entonces ¿Me estás dando permiso de hacerlo cuando él no esté? — rio, y sentí mis mejillas calientes.

—No quise decir eso.

—Te ves tan hermosa cuando te pones nerviosa, lo haré más seguido— acarició mi mejilla y sonrió.

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