webnovel

He regresado

La sangre comienza a brotar de mi pecho formando un gran charco. Mientras una figura se aleja corriendo en el bosque.

A pesar de que mi conciencia lentamente se comienza a desvanecer, mi cuerpo empezó a sentir una profunda repulsión al estar en contacto con el suelo. Ni siquiera muriendo está maldita enfermedad me deja en paz. Mirando el claro cielo azul, empiezo a recordar los sucesos que me trajo a tal situación. Los malditos malentendidos seguidos por desconfianzas y miradas frías por parte de mi prometida y familia. Aquella mujer que una vez ame y en la cual confie, ella quien me dio la espalda cuando más lo necesitaba. Mi hermano con quién comparto la mayor parte de mi infancia, dejándose llevar por las opiniones de otro, como me dejo sufrir solo las desgracia de este maldito trastorno, sin importar como tratará de explicar fui tachado por el y los demás como villano.

Oculte mi enfermedad por el bien de la familia, y al final fui traicionado por ella misma.

En este momento no sabía si mi enojo era por lo que me hacía sentir mi trastorno al estar mi cuerpo en contacto con la suciedad del suelo o era por los recuerdos que acabo de ver. De igual manera ya no tiene importancia, la oscuridad lentamente se apodera de mi conciencia y sabía que pronto dejaré de existir.

Desearía haber hecho las cosas de una manera diferente, ya que tal vez así no hubiese tenido que sufrir tanto, lentamente el rayo de luz que quedaba en mi conciencia se fue apagando dejando únicamente oscuridad.

No entendía que estaba ocurriendo, mi conciencia estaba completamente en oscuridad, y de repente una fuerte luz me trajo aquí, donde parece ser una habitación. Mirando detenidamente recuerdo que está habitación se parece mucho a mi habitación cuando yo tenía 10 años.

-Perdón joven maestro no era mi intención tocarlo.

De repente una voz me despierta de mis pensamientos, así que volteo y veo a una sirvienta quien parece estar un poco asustada, con cabello ondulado color castaño y ojos negros. Sin más lo recuerdo su nombre es Sofía, y fue mi sirvienta hasta cuando cumplí 13, debido a mi trastorno no permitía que nadie me tocará, pero Sofía siendo mi sirvienta personal, había ocasiones en que inevitablemente rozaba su cuerpo con el mío, produciendo que yo reaccione de una mala manera. Al final no podía seguir viendo cómo ella pagaba los platos rotos por mi trastorno, ya que Sofía siempre se preocupaba por mi bienestar así que pedí que no me dieran a ninguna sirvienta personal para que ella ya no tuviera que cuidarme y no volviera a pasar por algún grito involuntario mío, pero mi padre el Duque Víctor Rivera me malentendió y termino despidiendo a Sofía. Cuando me enteré de lo ocurrido ya era demasiado tarde, ella ya se había ido de la ciudad sin saber en dónde estaba, desde eso momento no volví a saber nada de ella. Recordando el pasado me sentí un poco culpable y melancólico.

Sofía viendo que mi rostro se torna un tanto decaído, se acerca y me dice en un tono un tanto preocupado.

-Se encuentra bien Joven amo.

Volviendo en mis sentidos, miro a Sofía, quien mostraba preocupación por mí, sintiendo su preocupación por mí, sentí cálido mi pecho. No recordaba cuando alguien se preocupaba así por mí, ni siquiera mi familia quienes la mayoría de tiempo me daban la espalda al escuchar rumores falsos sobre mí.

Con una gran sonrisa, le digo a Sofía.

-Estoy bien no te preocupes por mí, pues salir, te llamaré si necesito algo de ti.

Sofía se sorprendió al verme sonreir, ya que desde que se volvió mi sirvienta personal, siempre vio mi rostro el cual mostraba una cara fría y distante.

-Con su permiso me retiro joven amo.

Sabiendo que me le había dado la orden de salir, no se detuvo hacer más pregunta y sale de la habitación.

Una vez solo en la habitación empiezo a golpearmr fuertemente la mejilla, para asegurarme que está situación no es un sueño, después de varios intentos y de sentir dolor estaba más que claro que este no es un sueño, en serio había vuelto al pasado.

Al sentir que está situación podría ser para enmendar mis errores y empezar de nuevo, me llene de felicidad.

Mirándome al espejo observé un rostro joven, de uno niño de unos 10 años con cabello color gris claro, y ojos grises oscuros, con una piel blanca y rasgos bien definidos que me podrían considerar lindo a pesar de mi inmadura edad.

Teniendo en cuenta que si quiero cambiar aquel futuro en el cual me dejó llevar por mi enfermedad, primero tengo que hacer algo con mi físico.

Cambiándome de atuendo, salgo de la habitación y me encuentro con Sofía quien se mantuvo de pie a un costado de la puerta por si llegara a necesitar algo.

Viendome salir de la habitación, Sofía pregunta.

-¿Necesita alguna cosa joven año?

-Sí, voy al campo de entrenamiento, necesito que lleves una toalla limpia y algunas bebidas hidratantes, te estaré esperando en campo de entrenamiento.

Sin esperar su respuesta volví y empecé a caminar al campo entrenamiento.

Al verme llegar al campo de entrenamiento, varios caballeros que entrenaban voltearon a verme.

Ignorando su mirada empiezo a correr por el campo, después de dar unos cuantas pasas empecé a sudar. Sintiendo el sudor en mi cuerpo empecé a sentir desagrado y náuseas, mi cuerpo gritaba que me detenga y me limpie el sudor, pero decidí aguantar y continúe corriendo.

En mi anterior vida, debido a mi trastorno no podía ejercitar mi cuerpo, pero ahora que los síntomas aún son manejables puedo ejercitar mi cuerpo mientras lo acostumbro a soportar mi trastorno.

Después de unos minutos corriendo, me acerco a Sofía quien tenía listo la toalla y una bebida.

Seque mi sudor rápidamente, ya que el dolor se había vuelto insoportable, sabía que solo limpiar el sudor aliviaría un poco el dolor que siento, así que después de tomar la bebida que me trajo Sofía regreso a mi habitación para tomar un baño, porque mi cuerpo se sentirá intranquilo si no lo tomo.