Déjame contarte un chiste

Su voz era profunda y contenía una debilidad que rara vez se veía en él. Eso sorprendió a Qiao Lian.

Su primer amor...

Agachó la cabeza y sonrió con amargura. —Sr. Shen, ¿usted tuvo un primer amor?

Había planteado de repente el tema de sus primeros amores, ¿sería que su primer amor era quien lo había puesto triste?

Ella evitó su pregunta, lo que causó que la mirada de Shen Liangchuan se oscureciera mientras respondía, sintiéndose vexado, —No.

Ese tono... era tan fingido.

Qiao Lian habló, —¿Está... de mal humor? Si no, ¡déjeme contarle un chiste!

Shen Liangchuan se mantuvo en silencio y la observó.

Consideró su silencio como un consentimiento y comenzó a hablar alegremente, —Hace mucho mucho tiempo, había dos personas que amaban comer traseros de pollo...

Shen Liangchuan estaba en trance. Sus oídos escucharon la joven voz de una adolescente de hace muchos años.

—Oye, no pareces feliz hoy. ¿Estás molesto? Déjame contarte un chiste.

La realidad y los recuerdos se mezclaban.