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Hablar sin pensar

Pasaron algunas semanas desde que William fue reclamado como tesoro de Atlas. Los intentos de escape por parte de William no pasaban muy seguido, le costó entender, según las palabras de Atlas, que estaba más seguro junto a el.

Un bostezo resuena en la cueva, un bostezo profundo y ronco, era Atlas, que se estaba despertando de una siesta. Sacude un poco la cabeza, despabilandose y mirando a sus alrededores, en busca de William.

William estaba fuera de la cueva, sentado en el borde del acantilado, observando el extenso bosque que se expandía por kilómetros y kilómetros. Una garra pasa por su espalda, acariciandolo suavemente desde el inicio de la columna vertebral hasta el cabello, acariciándolo suavemente.

-¿Qué haces aquí, tesoro?- Pregunta Atlas, mientras apoyaba su cuerpo alado de Wiliiam, observando a la misma dirección que el.

-Estoy...pensando- Murmura William, mientras desviaba su cara para ver el rostro de Atlas.

-¿En que piensas? ¿Quieres algo en peculiar? Puedo conseguirtelo- Atlas expresaba curiosidad, demostrando interes en los pensamientos de William.

-N-no, no es algo que quiera...solo pienso en como esta mi familia- William sonaba algo nostálgico y triste, pero sin perder su sonrisa.

-¿Tienes familia? Pensaba que, como eres un ladrón, eras huérfano- Dice Atlas, mientras apoyaba su cabeza en las piernas de William, observándolo directamente.

-No, no lo soy. Como te he comentado antes, solo me hice ladrón por una deuda que debía pagar, no por necesidad- Pronuncia William, un tanto preocupado.

Atlas, al escuchar el tono de voz de William, el le da un pequeño beso en la mejilla, mientras una garra le acaricia el pelo.

-Tesorito, si quieres podríamos ir al pueblo y verificar si tu familia está bien, ¿Quieres?- Pregunta Atlas, mientras su garra decendia lentamente por el cabello de William.

La cara de William se ilumina, mientras giraba bruscamente su cabeza para encontrarse con los ojos de Atlas.

-¿Hablas enserio? Pero...eres un dragón, la gente se espantaria si te ve- Expresa William, un poco desmotivado por lo último.

Atlas deja salir una risa juguetona mientras se levanta lentamente.

-Descuida. Tengo un plan, pero antes vamos al pueblo- Atlas sube a William en su lomo, emprendiendo vuelo hasta la aldea -No tardaremos mucho, así que relájate y disfruta de la vista- Exclamó atlas, mientras observaba al frente.

Algunos minutos después, Atlas aterriza delante del pueblo, pero aun entre los árboles.

-¿Como planeas entrar al pueblo si eres un dragon?- Pregunta William, mientras se bajaba del lomo de Atlas, poniéndose a su lado.

-Eso no es un problema para un dragón como yo. Tengo varias habilidades ocultas, y una de ellas es la capacidad de cambiar mi forma de dragón a una humana. ¿Quieres verla?- Expresa Atlas, mientras se disponía a alejar un poco de William, preparándose para transformarse.

-¡¡Por supuesto que me gustaría ver eso!!- Grita William, observando a Atlas con cierta emoción.

El aire se puso tenso, mientras un humo de color verde metalizado rodea a Atlas por completo. William observaba expectante mientras miraba como aquel humo se pegaba en el cuerpo del dragón, explotando y esparciendose por el aire.

William corre hacia donde la explosion, preocupado por Atlas, pero en vez de encontrarse con aquel dragón, se encontró con un muchacho con pelo de color ceniza, y ojos color dorado, con una piel de color morocha, y corpulento.

Aquel humano, se levanta lentamente, revelando una ropa desgastada y sucia que llevaba encima. William quedaba pequeño al lado del gigante muchacho.

-Dios...- Murmura aquel hombre -Estoy un poco oxidado con este tipo de transformaciones- El hombre, sacude su ropa llena de polvo, y dirige su mirada hacia William.

William se queda embobado observando a aquel hombre, pero dudoso si era Atlas.

-A-atlas?- Tartamudeo William, mientras le tocaba la mano al hombre.

Una pequeña risa juguetona sale de la boca del hombre, dándole un beso en la mano a William.

-¿Sorprendido tesorito? Se que puede ser algo repentino- Exclamó Atlas, mientras colocaba la mano de William en su mejilla -Pero es algo temporal, así que no te preocupes. ¿Que opinas?- Pregunta Atlas, para saber la opinión de William sobre su forma humana.

-Bueno...es cautivadora, podría decir que...- William hace una pequeña pausa para dar un pequeño suspiro -Me gusta...- Susurro William.

Atlas deja salir otra risa juguetona, mientras se adentraba con William al pueblo.

Atlas observaba las casas a su alrededor, algo extasiado con aquellas estructuras que eran nuevas para el.

-¿Sorprendido?- Pregunta William, mientras se tambaleaba al lado de Atlas.

-Te sere sincero, tesoro, es algo nuevo para mi salir de la cueva. Así que te pido disculpas si parezco algo embobado por el ambiente- Exclama Atlas, mientras caminaba firmemente al lado de William.

Durante el camino a casa de la familia de William, Atlas se detiene en un puesto andante, que vendía prendas masculinas.

William observa el detenimiento de Atlas, asi que se pone a su lado, observando también las prendas de ropa.

-¿Por qué observas ropa?- Pregunta William, mientras observaba los ojos de Atlas.

-No pienso presentarme delante de tu familia con esta ropa, así que tenía pensado comprar algo de ropa que este "de moda"- Exclama Atlas, mientras tocaba algunas prendas.

El vendedor, al ver que Atlas observaba las prendas, se acerca a Atlas con una sonrisa.

-Buenas tardes, señor- Exclamó el vendor, presentándose con Atlas -¿Ve algo que le llame la atención?-

Atlas observa las prendas, siendo bastante quisquilloso con la ropa. Atlas selecciona una camisa de color blanco, con bordado hecho cuidadosamente, con botones de plata, un pantalón de color marrón con bordado color dorado, con unos zapatos de color negro.

El vendedor, observa la selección de Atlas, acomodando la ropa para que pueda llevársela.

William, decide ver algunas prendas, sin la necesidad de comprar algo.

Pero la presencia de William capto la atención del vendedor. Con una cara de desprecio y resignación, murmura:

-Si te robas algo, yo mismo me encargare de buscarte y matarte, ¿Escuchaste ladrón pordiosero?- Exclamó el vendedor, retirándole bruscamente la prenda de ropa a William, y acomodándola una vez más.

William agacha la cabeza, solo asintiendo en silencio. Esas clases de desprecios ya eran costumbres para William, ya que tenía la mala reputación de ladrón, y la gente no lo vería con otros ojos.

Atlas, al presenciar la escena, gira su cabeza mirandolo fijamente al vendedor.

-Disculpe...¿Como llamo al muchacho?- Pregunta Atlas, mirando al vendedor con indiferencia.

-Oh, no se disculpe señor, este "Muchacho" como lo llama usted, es un desperdicio de aire, solo se gana la vida como ladrón. Aun no entiendo como no ha sido ejecutado públicamente- Exclamó el vendedor, mientras observaba a William con desprecio.

William solo seguía con la cabeza agachada, el no quería causar problemas, y mucho menos en un lugar público como lo es la calle.

Atlas, observando el comportamiento de William, le tira una mirada de odio y repudio al vendedor.

-Creo que no debería de hablarle así...- Atlas hace una pequeña pausa. Sin pensarlo, el dice con firmeza y orgullo -A mi pareja-

El vendedor, observa sorprendido la situación, pero su cara cambia a una de asco para Atlas y William.

William siente como la mano de Atlas se aferra a la de el, demostrando que hablaba enserió. La cara de William también se mostraba sorprendida, pero ruborizada antes las palabras de Atlas.

-¡Váyanse de mi puesto, asquerosos pecadores!- Exclamó el vendedor, casi gritando.

Atlas estaba apunto de golpear al vendedor, hasta que siente que William lo detiene, apretandole fuerte la mano.

Atlas se detiene casi de inmediato. Observa los ojos de William que expresaban clemencia, así que Atlas solo chisto un poco, sacando a ambos de aquel lugar dirigiéndose a un callejón.

En el callejón, Atlas pone contra la pared a William, y apoya su cabeza en el hombro de William, murmurando "Lo siento".

William escuchaba como Atlas se disculpaba varias veces, mientras sus manos pasaban por sus caderas sin parar se susurrar palabras de disculpas.

-¿Por qué pides perdón?- Pregunta William, mientras le acariciaba lentamente el cabello de color ceniza.

-¿N-no estas enojado conmigo?- Pregunta Atlas, mientras levantaba lentamente su cabeza, mirandolo fijamente a los ojos a William.

-¿Por qué lo estaría?- William da un pequeño suspiro, antes de acariciarle la mejilla a Atlas -Solo me defendiste...no significa que tus palabras sean verdad...- William agacho su cabeza, un tanto triste.

Atlas, pone su mano en la barbilla de William, levantandola y haciendo que William lo mire fijamente.

-¿Crees que mis palabras no fueron verdaderas?- Exclamó Atlas, mientras se acercaba al rostro de William.

-¿Lo fueron?- Pregunta William, con una chispa de esperanza en sus ojos.

Atlas, se detiene delante de los labios de William, y se acerca a su oído, susurrando.

-Por supuesto que fueron de verdad, mi luna...- Atlas se aleja del oido de William, y se acerca una vez más a sus labios, dándole un cálido beso.

El cuerpo de William se estremece ante el beso de Atlas, pero el no permite que William se aleje. Al contrario, lo mantiene cerca mientras sus manos acarician sus caderas, pasando por toda el área.

Atlas se separa de los labios de William, y apoya su cabeza en el hombro del mismo, susurandole.

-Quiero que sepas, mi tesoro, que nunca te dejaré ir, te amare y codiciare siempre...eso implica que nunca dejare que ningún ingrato te denigre o insulte, por que tu eres mi tesoro más preciado, William...- Exclamó Atlas, en un tono romántico y amoroso.

William no sabía que decir, su cuerpo no respondía, cosa que Atlas noto de inmediato.

-Esta bien si no me correspondes tesoro, pero recuerda, siempre te amare...eres al primer humano al que amo, y deseo con todas mis fuerzas, William. No quiero que te apartes de mi lado nunca...- Atlas, pasa sus manos por la espalda de William, manteniendolo contra el.

William, agarro el rostro de Atlas, dándole un apasionado beso que duró el doble de tiempo que el primer beso.

El cuerpo de Atlas se deja llevar, sus manos pasan por todo el cuerpo de William, y sus piernas se mantienen firmes delante de William.

William detiene el beso, para mirar los ojos de Atlas fijamente.

-¿Eso responde tu pregunta?- Pregunta William, con una sonrisa que hacia que Atlas se derritiera.

Atlas se queda sin palabras ante el beso de William, pero toma aire, sonriendo gentilmente.

-Gracias, tesoro, te prometo que seré el mejor dragón para ti, te protegeré y amare siempre, pero te dejaré algo claro ahora mismo...- Atlas, acerco la cara de William junto a la suya, mirandolo con una cara seria -No tolerare que me ignores, te alejes o simplemente apartes tu mirada de la mía, yo soy el unico ser en este mundo que puede tocarte y sentirte...¿Entendido?-

Exhala Atlas con lo último.

William, ante el cambio de actitud de Atlas, solo asiente con su cabeza, mirando al suelo.

Atlas, le da un último beso, algo corto y seco, pero con amor. Se acerca al oído de William, y susurra:.

-¿Aun debemos ir a la casa de tu familia? No estoy de humor para ir ahora mismo...- Pronuncia Atlas, con cierta frialdad, demostrando que no estaba de humor para ir a la casa de los familiares de William.

William, tenía miedo de contradecir a Atlas, aun que tuviera muchas ganas de ir a ver a su familia, confie de que la misma esté bien. Asi que levanta la mirada y dice:

-Esta bien, Atlas...podríamos posponerlo...- Expresa William, mientras le acariciaba la cara a Atlas.

Atlas le da un beso en la mano a William, mientras sus manos recorrían las caderas del mismo.

-Volvamos a la cueva, tesoro...- Atlas agarra suavemente la mano de William, y lo dirigió al bosque.

Una vez ya lejos del pueblo, el mismo humo verde rodea a Atlas, esta vez, revelando la figura imponente de aquel dragón negro escarlata.

Atlas sube a su lomo a William, emprendiendo vuelo a la cueva.

Los pensamientos de William se nublaban, ¿Estaba haciendo lo correcto amando a aquel dragón? El dejo su suerte en manos del destino, lo que pasará en ahora en adelante...podría ser lo mejor su vida, como lo peor que podría pasarle.

Una vez en la cueva, Atlas se hecha en el suelo frío de la cueva, y coloca a William a su lado, envolviendolo con sus alas.

-Te amo...- Susurra Atlas, mientras dejaba caer su cabeza alado de William -Nunca te dejaré ir, mi tesoro- Pronuncia Atlas, antes de dormirse al lado de su ahora pareja.

William no pudo conciliar el sueño, sentía varias emociones volando por su cabeza, pero de algo estaba seguro, el amaba a Atlas, y eso nunca cambiaría.