5 Capítulo 5 – Ritual

Translator: Nyoi-Bo Studio Editor: Nyoi-Bo Studio

«¿Gratis? ¡Las cosas gratis son las que más cuestan!»

Zhou Mingrui murmuró en silencio y decidió que no compraría ningún otro servicio adicional sin importar lo que fuese. Los rechazaría todo con firmeza.

«Si realmente eres tan capaz, ¡intenta a adivinar que transmigré!»

Con eso en mente, siguió detrás de la mujer cuya cara estaba pintada de rojo y amarillo, agachándose para entrar en la pequeña tienda.

El interior de la tienda era extremadamente oscuro, iluminado solo por algunos rayos de luz que lograron filtrarse al interior. Con la baja iluminación, vagamente podía verse una mesa cubierta con cartas de papel.

La mujer con el agudo sombrero puntiagudo no se vio afectada por eso en absoluto. Mientras ella se acercaba a la mesa, su largo vestido negro se deslizaba como si se moviese sobre el agua. Se sentó en el lado opuesto y encendió una vela.

La tenue luz amarilla parpadeó, haciendo que el interior de la tienda luciese brillante y oscuro al mismo tiempo. Al instante se añadió una sensación mucho más misteriosa a la atmósfera.

Él se sentó en silencio, su mirada recorría las cartas del tarot sobre la mesa donde descubrió cartas familiares como 'El Mago', 'El Emperador', 'El Colgado' y 'Templanza', etc.

«¿Roselle podría haber sido un 'predesesor'...? Me pregunto si también fue compatriota mío...»

Murmuró para sí mismo.

Antes de que pudiese terminar de mirar las cartas descubiertas sobre la mesa, la mujer que decía tener adivinaciones precisas ya había extendido sus manos para colocarlas todas juntas. Las apiló en un mazo y la empujó hacia él.

—Baraja las cartas primero y corta el mazo —dijo la adivina del circo en voz baja.

—¿Yo? ¿Mezclarlas? —preguntó reflexivamente.

La pintura amarilla y roja en la cara de la adivina se retorció mientras revelaba una leve sonrisa, diciendo: —Por supuesto, el destino de todos solo puede ser descifrado por ellos mismos. Yo solo sirvo como lectora.

Él inmediatamente la cuestionó con cautela: —Esta lectura no requiere tarifas adicionales, ¿verdad?

«Como folklorista de teclado, ¡ya he visto muchos de estos trucos!»

La adivina se sorprendió visiblemente antes de finalmente decir sin fuerza: —Es gratis.

Él, aliviado, metió el revólver aún más en su bolsillo. Después, extendió sus dos manos con calma para mezclar y cortar hábilmente el mazo.

—Listo —colocó las cartas del tarot ya barajadas en el centro de la mesa.

La adivina juntó las cartas con ambas manos y las observó con cuidado durante un rato. Luego, de pronto abrió la boca y dijo: —Lo siento, olvidé preguntar, pero, ¿qué te gustaría saber?

Cuando estaba cortejando a su primer amor, Zhou Mingrui también había investigado sobre las cartas del tarot. Dijo sin dudar: —Pasado, presente y futuro.

Ese era un tipo de adivinación, como parte de la interpretación de las cartas del tarot: tres cartas abiertas en secuencia simbolizan el pasado, presente y futuro de la persona.

La adivina asintió primero, luego curvó los labios para revelar una sonrisa y dijo: —Entonces, por favor, baraja de nuevo el mazo. Solo puedes obtener las cartas que de verdad deseas si sabes lo qué te gustaría conocer.

«¿Me estabas engañando justo ahora? ¿Tienes que ser tan mezquina? ¿No solo pregunté algunas veces si este sería un servicio gratuito?»

Sus mejillas se contrajeron un poco. Respiró hondo y tomó el mazo del tarot para reorganizarlo y cortarlo.

—No habrá ningún problema esta vez, ¿cierto? Colocó el mazo ya cortado de nuevo sobre la mesa.

—No hay problema —la adivina extendió los dedos y tomó una carta de la parte superior del mazo. Luego lo colocó en el lado izquierdo de Zhou Mingrui. Su voz iba bajando y bajando mientras hablaba—: Esta carta simboliza tu pasado.

—Esta carta simboliza tu presente —colocó la segunda carta justo frente a Zhou Mingrui.

Luego, tomó la tercera carta y la puso en el lado derecho.

—Esta carta simboliza el futuro.

—Bien, ¿qué carta te gustaría ver primero?

La adivina levantó la cabeza después de completar la colocación de las tarjetas y con sus ojos azul grisáceo miró profundamente a Zhou Mingrui.

—Primero veré al 'presente' —dijo después de pensarlo un poco.

Ella asintió lentamente y le dio la vuelta a la carta del tarot que estaba directamente frente a él.

En esa carta se representaba un personaje vestido de colores, que llevaba un espléndido tocado con un palo por encima del hombro. Había una aleta colgando en el extremo del palo y un cachorro lo seguía detrás. Enumerada con un '0'.

—El Loco —leyó tenue el nombre de la carta con sus ojos azul grisáceos fijados en Zhou Mingrui.

«¿El Loco? ¿La carta '0' del tarot? ¿Un comienzo? ¿Un nuevo comienzo con todo tipo de posibilidades?»

Él ni siquiera era considerado un entusiasta aficionado del tarot, por lo que solo podía hacer una interpretación aproximada basada en sus propias impresiones de éste.

Justo cuando la adivina estaba a punto de decir algo, las cortinas de tela de la tienda se abrieron de repente. El rayo brillante de sol que entró era tan cegador que causó que Zhou Mingrui, que estaba mirando hacia atrás, entrecerrase instintivamente sus ojos.

—¿¡Por qué te estás haciendo pasar por mi otra vez!? ¡Mi trabajo es encargarme de la adivinación para las personas! —la voz de una mujer refunfuñó furiosa—. ¡Vuelve a tu puesto rápido! ¡Debes recordar que solo eres una entrenadora de animales!

«¿Una entrenadora de animales?»

Los ojos de Zhou Mingrui ya se habían adaptado a la luz. Vio a una mujer de aspecto similar que también llevaba un afilado sombrero puntiagudo con un vestido negro, así como la cara pintada de rojo y amarillo. La única diferencia era que ella era más alta y tenía un físico más delgado.

La mujer que estaba sentada frente a él se puso de pie de inmediato y dijo con descontento —No le prestes atención, es solo que me gusta hacer esto. Pero tengo que decirlo, mi adivinación e interpretación puede ser realmente precisa a veces. Lo digo en serio...

Ella habló y levantó su vestido para colocarse a un lado de la mesa antes de trotar con rapidez de la tienda.

—Señor, ¿quiere que le interprete sus cartas?

La verdadera adivina miró a Zhou Mingrui y preguntó con una sonrisa.

Los labios de Zhou Mingrui se contrajeron y le preguntó con sinceridad: —¿Es gratis?

—…No…—respondió la verdadera adivina.

—¡Entonces olvídalo! —retiró sus manos y se las puso de regreso en sus bolsillos. Agarró su revólver y dinero antes de agacharse de nuevo para dejar la tienda.

«¡Demonios! ¿En verdad un entrenador de animales era mi adivino?»

«¿Un entrenador de animales que no quería sino ser un adivino no es solo un buen payaso?»

Muy rápido dejó ese asunto atrás. Gastó siete peniques en el mercado de 'Lechuga y carne' por una libra de cordero no tan bueno. Luego, también compró algunas alubias tiernas, coles, cebollas, papas y otros artículos. Junto con el pan que compró anteriormente, gastó un total de 25 centavos de cobre, que eran equivalentes a dos solis y un penique.

—Realmente no hay suficiente para gastar. Pobre Benson...

Él no solo había gastado los dos billetes que había llevado consigo, sino que también fue necesario que lo completase con el último centavo que tenía en el bolsillo.

Solo suspiró y no pensó más al respecto mientras se apresuraba a volver a casa.

Con el alimento básico, ¡ahora podía llevar a cabo el ritual de la suerte!

...

Después de que los inquilinos del segundo piso se fuesen gradualmente, él aún no tenía prisa por llevar a cabo el ritual. En su lugar, tradujo las 'Bendiciones Provenientes del Inmortal Señor del Cielo y la Tierra' y las frases relacionadas al antiguo idioma del Feysac, así como al idioma Loen. ¡Tenía la intención de volver a probar el ritual al día siguiente en esos idiomas locales si el encantamiento original no surtía efecto!

Después de todo, tenía que tomar en consideración las diferencias entre los dos mundos. En Roma, ¡haz lo que hacen los romanos!

En cuanto a traducirlo en una antigua oración de ritual que usaba el dedicado lenguaje de Hermes, a él le resultó difícil completarlo debido a su falta de vocabulario.

Después de preparar todo, finalmente sacó las cuatro barras de pan de centeno. Colocó una en la esquina donde estaba originalmente la estufa de carbón, una en la parte inferior interior del espejo de vestir, otra en la parte superior del armario donde se encontraban dos paredes y otra en el lado derecho de la mesa de estudio donde había varios artículos.

Con una inhalación profunda, llegó al centro de la habitación y tomó unos minutos para calmarse. Luego, dio un paso solemne hacia adelante y se dirigió en sentido contrario a las agujas del reloj en forma de cuadrado.

Cuando dio el primer paso, cantó en voz baja: —Bendiciones provenientes del Inmortal, Señor del Cielo y la Tierra.

En el segundo paso, cantó con sinceridad: —Bendiciones provenientes del Firmamento, Señor del cielo y la tierra.

Al tercer paso, dejó escapar un susurro: —Bendiciones Provenientes del Exaltado Arco del Cielo y la Tierra.

En el cuarto paso, escupió un aliento raro y dijo concentrado: —Bendiciones Provenientes del Celestial Digno del Cielo y la Tierra.

Cuando regresó al lugar original, cerró los ojos y esperó en su lugar para obtener un resultado. Tenía cierta anticipación en él, algo de inquietud, algo de esperanza y algo de miedo.

«¿Podré regresar?»

«¿Habrá algún efecto?»

«¿Podrá haber alguna situación inesperada?»

Frente a él estaba lo desconocido, manchado con la luz carmesí de la esperanza. Sus pensamientos se arremolinaban en su cabeza y le resultaba difícil dominarlos.

Fue en ese momento cuando de repente sintió que el aire circundante parecía detenerse, volviéndose denso y misterioso.

Justo después, se pudo escuchar un susurro bajo sus oídos que sonaba a veces real, a veces agudo, a veces imaginario, a veces seductor, a veces maníaco y a veces loco.

Claramente, él no entendió el murmullo que se produjo, pero todavía no pudo evitar querer escucharlo y distinguir lo que estaba diciendo.

Su cabeza dolía de nuevo. Era tan doloroso que sentía como si alguien hubiese clavado una barra de perforación de acero en ella.

Él solo sintió que su cabeza iba a explotar. Sus pensamientos estaban llenos de un psicodélico de colores.

Sabía que algo estaba mal y trató de abrir los ojos. Sin embargo, ni siquiera fue capaz de completar una acción tan simple.

Su cuerpo entero se estaba endureciendo cada vez más y sentía que podía romperse en cualquier momento. En ese instante, un pensamiento burlón surgió en su mente: —Si no buscases la muerte, no morirías...

Ya no podía soportarlo más. Justo cuando su mente iba a colapsar, el murmullo de las voces se desvaneció y su entorno se volvió muy tranquilo. El estado de ánimo era errático.

No era solo el estado de ánimo. Él también sintió que su propio cuerpo experimentaba las mismas sensaciones.

Intentó abrir los ojos una vez más, una tarea extremadamente fácil esta vez.

Una niebla gris apareció sobre sus ojos: brumosa, vaga e interminable.

—¿Qué pasa con esta situación?

De pronto miró a su alrededor y luego bajó la cabeza para descubrir que estaba flotando en el borde de una niebla sin fin.

La niebla fluía como el agua y estaba salpicada de muchas 'estrellas' carmesíes. Algunas de ellas eran enormes, mientras que otras eran pequeñas. Había una sensación de que estaban escondidas en las profundidades, mientras que otras flotaban sobre la superficie de esa niebla similar al agua.

Mirando la vista aparentemente holográfica, extendió su mano derecha medio confundido, medio explorador para intentar tocar la 'estrella' carmesí que aparentemente flotaba en la superficie. Estaba tratando de encontrar una manera de salir de ese lugar.

Cuando su mano tocó la superficie de esa estrella, una marca de agua apareció repentinamente desde dentro de su cuerpo y agitó las estrellas en una explosión 'carmesí'. Parecían llamas ardientes de ensueño.

Él se asustó por ello. Retrajo su mano derecha en pánico, pero accidentalmente tocó otra estrella carmesí.

Como resultado, esa estrella también estalló con una luz espléndida.

A su vez, sintió su mente vacía y su espíritu se disipó.

...

En la capital del Reino de Loen, Backlund. Dentro de una villa de aspecto lujoso en el distrito real.

Audrey Hall estaba sentada frente a un vestidor. Las marcas en el espejo eran anticuadas y había un espejo de bronce agrietado en la superficie.

—Espejo, espejo, despierta...

—En el nombre de la familia Hall, ¡te ordeno que despiertes!

...

Cambió entre muchos dichos diferentes, pero no hubo ninguna reacción en el espejo.

Después de más de 10 minutos, finalmente optó por rendirse haciendo pucheros en reproche. Ella dijo en un suave murmullo: —Ciertamente, mi padre me estaba mintiendo. Siempre me dice que este espejo era el tesoro del Emperador Oscuro del Imperio Romano, y que es un objeto extraordinario...

Su voz se apagó. El espejo de bronce que descansaba sobre el vestidor de repente brilló con una luz carmesí que la envolvió por completo.

...

En el Mar de Sonia, un velero de tres mástiles que parecía una reliquia navegaba a través de una tormenta.

Alger Wilson estaba de pie en cubierta, su cuerpo ondulaba con las corrientes en el mar, manteniendo su equilibrio fácilmente.

Llevaba una túnica bordada con dibujos de rayos y, en su mano, se encontraba una botella de vidrio de forma peculiar. Dentro de la botella a veces las burbujas se hinchaban, el hielo se convertía a veces en nieve, e indicios de ráfagas de viento podían ser vistas en ocasiones.

—Todavía me falta sangre del Tiburón Fantasma... —murmuró Alger.

Entonces, en ese momento, una explosión carmesí apareció en el espacio entre la botella de vidrio y la superficie de su palma. En un instante, también envolvió los alrededores.

...

En el vapor de la niebla gris, Audrey Hall recuperó la vista. Comenzó a considerar la situación en un estado de horror y confusión cuando notó que la imagen borrosa de un hombre en el lado opuesto a ella también hacía lo mismo.

Inmediatamente después, ambos descubrieron a otra persona misteriosa, no muy lejos de ellos, que estaba envuelta en una niebla gris.

La 'persona misteriosa' no era otra que Zhou Mingrui. Quien estaba igual de sorprendido.

—Señor, ¿dónde estamos?

Audrey y Alger estaban sobresaltados al principio, callándose en el proceso. Entonces, de inmediato comenzaron a hablar en conjunto.

—¿Qué está planeando hacer?

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