1 Capitulo 1: Agua Salada

El sol caliente brillaba con furor en el cielo azul sin una sola nube que lo cubriera, un cielo destapado que sería una alegría para los niños que corren descalzos por la aldea, el tipo de sol que las esposas recibían con una sonrisa para poder secar la ropa que lavaron en la quebrada cerca a sus casas pero también el sol que los hombres odiaban el sol que quemaba su piel mientras la azada subía y bajaba arando la tierra o el sol que calentaba su cuerpo para el espadachín que se movía con una gruesa armadura que no dejaba espacio para la ventilación.

El sol que bronceaba a los marineros que surcaban temerarios el basto mar con sueños de riquezas y poder.

El mismo sol que asolaba a un pobre joven quien intentaba tapar sus ojos con un trozo de su camiseta, el cuerpo del joven era tan delgado que recordaría a una enfermedad alimenticia, sus dedos eran largos y delgados como los de un pianista y sus mejillas se hundían como los de un cadáver, el color de su piel era rojo por el sol y le causaba constante piquiña y malestar, el joven no podía estirar sus piernas por qué el trozo de madera sobre el que flotaba no era lo suficientemente grande por lo que ya sentía algo de dolor en sus rodillas que se habían puesto huesudas.

"Una travesía para la historia" eso le dijeron "riquezas sin igual" le prometieron pero en realidad ahora no tenía más que su propio cuerpo sobre un tablón que él sospechaba y era un escritorio flotando sobre el inmenso mar sin nada a la vista más que el espacio donde el cielo y el mar son uno, pero para explicar como se llegó a esto hay que remontarse al pasado.

Atlas ese era el nombre del joven que solo tenía 17 su cabello negro desordenado y grasos caí hasta sus hombros y sus ojos azules ya no se veían tan seductores como antes porque se veían secos y estáticos, sus labios rotos no exhibían nada bueno al igual que su piel dañada.

Atlas nació y creció en Bread Sugar una pequeña aldea al pie de la cordillera Olim en el reino Riska, en Bread Sugar no había más de 500 habitantes pero todos eran cercanos entre sí y tenían una vida relativamente cómoda todos basados en la agricultura.

Su padre también nació y creció en esta aldea pero cuando alcanzó la mayoría de edad que es a los 15 años se fue de la aldea con hambre de grandeza, con tanto viajar su padre llegó a Porto una ciudad costera donde empezó a trabajar como marinero de un barco pesquero luego de cuatro años se casó con su madre y para tener una vida más segura volvió a Bread Sugar y estableció una familia con su esposa y dos hijos, el mayor es Atlas.

Atlas creció escuchando las aventuras de su padre en el mar para dormir y poco a poco empezó a desear tener sus propias aventuras por lo que apenas cumplió 15 decidió salir de la aldea y como su padre e ir a Porto para ser un marinero.

Su familia intento con todas sus fuerzas hacerlo cambiar de parecer y que viera lo lindo de ser un campesino pero quién puede calmar el estupor de un joven lobo cuando intenta encontrar su lugar en la manada.

Al final Atlas viajo a Porto dónde se embarcó en varios viajes pesqueros como grumete y así paso sus dos primeros años fuera de la aldea de barco en barco de pesca en pesca.

Pero un día fue diferente, el chico caminaba por el muelle tranquilamente buscando un nuevo barco al cual abordar pero todos parecían llenos.

"Parece que pasaré una temporada en tierra" se dijo para sí mismo mientras pateaba el polvo en el suelo.

"¡necesitamos hombres valerosos dispuestos a todo por dejar su nombre en la historia!" grito un hombre frente a un navío.

La vista de Atlas fue atraída por este barco con hermosos acabados y fuerte ensamblaje sin duda resaltaba entre la cantidad de barcos construidos por aficionados, este sin duda olía a dinero, tiempo y profesionalismo, escrito en una placa grande y plateada en el lado derecho del bote se podía leer "el Intrépido" como nombre del barco.

Sus oídos por su parte fueron atraídos por las palabras del hombre frente a el "¡¿habrá peligros? Si pero los hombres valientes que se atrevan a enfrentar esta travesía serán recompensados con más oro del que pueden contar y eso yo Cristóbal Américo se los puedo asegurar!".

Atlas se sintió atraído el hombre ofrecía justo lo que el joven buscaba una intrépida aventura y riquezas sin igual y sumando el hecho de que no había logrado obtener trabajo en ningún otro barco las palabras de este hombre sonaron como la invitación de un dios de la fortuna para él, como una señal divina que le fue enviada desde los a un joven destinado a la grandeza.

Pero hubo algo que llamo más la atención del joven Atlas y fue el hecho que aunque las promesas y el barco del hombre fueron mejores que todo lo que había en el muelle aun así ningún hombre se acercaba a él, esto puso curioso al joven hay que saber que en este muelle había personas dispuestas a subir a un barco solo por un par de monedas incluso algunos por solo alojamiento y comida en el barco durante el viaje pero ninguno se acercaba al barco de este hombre.

Atlas se acercó a un vendedor que se encontraba arreglando un pez "disculpe señor, me puede hablar de ese hombre" pidió Atlas.

El hombre con su barriga cervecera movió un poco la cabeza y miro al hombre y al barco antes de bufar con molestia "un hombre loco y un barco que se va a desperdiciar, te aseguro que todos los que aborden ese barco no son más que locos que odian su vida" dijo el hombre con molestia después de todo el barco era muy lindo y bien construido.

"Puede explicarme un poco más señor" repitió el joven impactado por las palabras del vendedor.

"Ese hombre es el hermano menor del recién ascendido barón Américo, escuche que desde joven delira con que la tierra es redonda por lo que gasto toda su heredad en ese barco y planea demostrarlo, dice que planea ir más allá de la muralla blanca" explico el vendedor con una sonrisa burlona "la tierra redonda estos jóvenes ricos son cada vez más arrogantes" comento con burla.

"Pasar la muralla blanca" repitió Atlas e incluso para él sonó como una locura.

Los marineros y piratas tenían pocas leyes que coincidieran, pero si se ha de hablar de una era la ley no escrita de nunca traspasar la muralla blanca, la muralla blanca es una neblina estática en el mar casi siempre ubicada a muchas lenguas marinas de la tierra más cercana rodeando el continente, la neblina en la muralla blanca era tan espesa que una vez adentro ya no podrías ver nada que este más allá de un unos centímetros de ti, todo barco que entre en la muralla blanca nunca sale y por esto durante décadas se ha tenido la muralla como la línea que delimita el espacio del continente lo que hay después de ella no ha sido confirmado algunos dicen que existe un mar lleno de monstruos y demonios mientras que otros creen que más allá de la muralla blanca no hay nada más que una eterna caída al vacío.

"Ugh, mejor me quedo en tierra" dijo Atlas abandonando la idea totalmente.

Luego de escuchar tal locura Atlas dio varias vueltas más por el muelle intentando buscar un trabajo pero no obtuvo nada y al atardecer no tuvo más que volver a la pensión con habitaciones llenas de humedad donde se había estado quedando desde que llego a Porto en esta habitación no había más que una cama y un escritorio llenos de polilla y hongos.

Atlas se sentó en la cama pensando en muchas cosas *clap clap clap* tres campanazos sacudieron su mente y lo devolvieron a la realidad, el joven se puso de pie, sabía lo que las tres campanadas querían decir "hora de comer" se dijo a sí mismo antes de bajar las escaleras y llegar a un comedor iluminado solo por un candelabro oxidado a una altura muy escasa, la madera del lugar era vieja y cada paso rechinaba además estaba ese olor nauseabundo a madera podrida y agua salada.

"¿qué tenemos hoy señora?" pregunto un hombre de mediana edad con una sonrisa y el leve rubor del alcohol en su rostro.

"hola" saludo Atlas al hombre antes de sentarse en la segunda silla del lado izquierdo de la mesa, en su varios meses en el lugar Atlas había aprendido las ventajas de la propiedad privada por lo que siempre se sentaba en la misma silla, la segunda del lado izquierda era la que tenía las cuatro patas más parejas y el espaldar más derecho con el cojín más limpio mucho mejor que las demás sillas, por suerte para él los demás residentes aún no habían notado la superioridad de esta silla.

Poco a poco las personas empezaron a llegar al comedor, 8 en total mostrando los dos tipos de personas que viven en ella.

"Marineros y Prostitutas" dijo el joven con una sonrisa autocrítica.

Tres mujeres de mediana edad todas con una cantidad excesiva de maquillaje barato en sus caras y un olor que para algunos era seductor pero para Atlas no era muy diferente al orín de perro, vestidos ajustados y mostrando más que cubriendo, un tipo de ropa que ninguna mujer decente desea ponerse nunca en su vida, una tenía su pelo despeinado y aún se podía ver la transpiración en su cuerpo mostrando que hasta hace unos minutos aún estaba laborando.

De hecho, la razón por la que Atlas odiaba más esta posada no era por su precaria salubridad, por su antigüedad o por sus malos olores, era por que cada noche se podía escuchar en la habitación junto a el como Oria su vecina era sacudida por marineros gordos, oloroso y ruidosos lo que hacia de dormir una misión casi imposible además teniendo en cuenta que él era un joven de 17 aun virgen era aún más difícil, su crianza se le enseñó a cuidar su cuerpo y el mejor que muchos logro ver cada marinero viejo que entraba y salían de las habitaciones de sus vecinas algunos incluso no se veían muy bien de salud por lo que el joven rechazo totalmente la idea de estar con una prostituta.

Luego de unos minutos la casera les repartió la cena a cada uno "pescado" susurro Atlas con pesadez al ver su cena, anteriormente en Bread Sugar comer pescado de mar era algo que solo los más ricos podrían hacer e incluso ellos lo hacían solo en eventos especiales pero aquí en Porto el pescado era varias veces más barato que la carne de ganado por lo que desde que llego Atlas todos los días en tierra almorzó y ceno pescado por lo que en su garganta ahora todo pez sabia igual de insípido y aburrido, tanto así que Atlas comía con más gusto las papas cocidas junto al pescado que el pescado mismo.

Luego de cenar Atlas subió a su habitación y se recostó dispuesto a dormir para dejar ir todo lo sucedido este día pero llámalo destino o que Oria era muy laboriosa pero justo esa noche ella llevó a dos clientes a su habitación haciendo el doble de ruido y despidiendo el doble de mal olor que un día normal.

Atlas se movió de un lado a otro intentando obstaculizar el sonido con su delgada almohada pero no funciono y luego de un buen rato el joven se sentó molesto en su cama "se supone que debo soportar esto una temporada" se dijo a sí mismo "debo salir de aquí a si sea en una balsa a remos" y llámenlo destino o la estupidez de un adolescente pero al día siguiente Atlas estaba frente al Intrépido.

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