27 Capítulo 27 – Realmente Ellos Podían Haber.

Sobreviviré…¿Qué significaba eso?

¿Quién era ella exactamente y qué secretos guardaba?

Innumerables dudas, acompañadas por las descuidadas palabras que ella había soltado, llenaron el corazón de él.

—Xiao Liuliu, no tengas miedo, la hermana está aquí…—murmuró Nian Xiaomu, acurrucándose.

Sus cejas fuertemente fruncidas mostraban que ella estaba preocupada por alguien.

—…

Yu Yuehan se tensó levemente. Al mirar a Xiao Liuliu, quien estaba sumida en un sueño profundo junto a ella, su mirada se suavizó.

Sus sospechas acerca de Nian Xiaomu se redujeron de forma significativa luego de que ella murmurara esa frase.

Tal vez estaba siendo demasiado sensible.

Sin importar su identidad, al menos la forma en que ella cuidaba y se preocupaba por Xiao Liuliu era genuina.

El cielo se estaba iluminando gradualmente afuera.

Sin haber dormido en toda la noche, los signos de fatiga podían ser observados en el espacio entre las cejas de Yu Yuehan.

Caminó hacia adelante y cerró las cortinas.

Al darse vuelta, vio que Xiao Liuliu había entrado en los brazos de Nian Xiaomu sin que él se diera cuenta. Su cuerpo suave y diminuto se recostaba sobre el pecho de Nian Xiaomu. Sus labios haciendo una mueca de satisfacción como un gato.

Aunque Nian Xiaomu estaba en un sueño profundo, inconscientemente abrazó a la pequeña humana en sus brazos...

Ellas dos no se parecían físicamente, pero emitían una indescifrable sensación de armonía.

Era como si todo estuviese como tenía que estar...

Tranquilo, hermoso...

Yu Yuehan entrecerró los ojos. Estaba a punto de irse, pero se detuvo en seco cuando vio esa escena.

Se había quedado ahí porque quería indagar sobre Nian Xiaomu.

No estaba seguro ni acerca de su identidad e historial, ni acerca de su experiencia como enfermera para cuidar de Xiao Liuliu. Pero ahora, mientras veía a la pareja de adulta y niña enlazadas en un abrazo, en realidad vio una ilusión.

Era como si él fuera la persona innecesaria...

...

Nian Xiaomu tenía un sueño profundo.

Cuando abrió los ojos con aturdimiento y vio la habitación desconocida frente a ella, se sentó en la cama en un abrir y cerrar de ojos.

—Xiao Liuliu…—Nian Xiaomu pareció recordar algo y echó un vistazo detrás de ella con rapidez.

A su lado había una figura suave y pequeña, recostada en la almohada con una postura torcida.

Su pequeño y delicado rostro había recobrado su tono pálido natural, dado que la fiebre se había ido.

Nian Xiaomu pudo relajarse finalmente.

Fue entonces cuando se dio cuenta de que algo había resbalado de su cuerpo.

Bajó la cabeza. Era una manta.

La miró en blanco por unos segundos mientras su cerebro confundido recobraba la consciencia lentamente...

Al segundo siguiente, cuando se dio cuenta de que estaba durmiendo en la cama de Yu Yuehan, ¡casi saltó de la conmoción!

Se tapó la boca y se obligó a no gritar. Luego, miró al otro lado de la cama sin dudarlo.

Al final, su débil y pequeño corazón no logró salir por su garganta. Yu Yuehan no estaba del otro lado de la cama.

Casi de inmediato, innumerables preguntas inundaron su mente.

Ella definitivamente había dormido en el sofá, así que, ¿cómo había terminado en la cama?

¿Y dónde estaba Yu Yuehan?

¿Ellos realmente habían... dormido juntos la noche anterior?

—¿Eres un cerdo? De verdad dormiste como un tronco…—Nian Xiaomu se tiró del pelo, que ya estaba hecho un desastre, y maldijo en silencio, molesta consigo misma.

Sólo había pasado una noche con Yu Yuehan, ¡y había olvidado todo!

Mientras el humor de Nian Xiaomu estaba en un estado de caos, en el estudio del segundo piso, Fang Zhenyi esperaba de pie frente a la mesa del estudio con una cara terriblemente blanca.

El mayordomo le había ordenado que se dirigiera al estudio a primera hora de la mañana.

Estaba paralizada por la excitación al pensar en que iba a ver a Yu Yuehan.

Quería usar esta oportunidad para comportarse bien frente al joven amo Han y dejar una mejor impresión.

De todos modos, no había esperado que el hombre sentado detrás de la mesa del estudio no le dirigiera ni una sola mirada, ¡ya habían pasado varias horas desde que ella había llegado!