1026 1026 ¡Entonces ella no puede vivir!

Nian Xiaomu sintió náuseas. Apretó sus dientes y no permitió que el miedo se mostrara en su cara.Nian Xiaomu sintió náuseas. Apretó sus dientes y no permitió que el miedo se mostrara en su cara.

Tampoco se atrevió a responderle al sujeto.

Estaba preocupada de que la mujer realmente fuera Tan Bengbeng.

Sin embargo, si ella los escuchó y caminaba hasta adentro. Era el equivalente a dirigirse hacia la muerte.

Si ponía un pie en el embarcadero, sería difícil para ella salir otra vez.

—¡Apúrate! ¡No te entretengas o mataré a Tan Bengbeng inmediatamente! —la voz del sujeto se escuchaba muy impaciente.

Nian Xiaomu estaba contando el tiempo en su corazón. No obstante, en apariencia, ella pretendía estar muy indecisa mientras entraba con cautela.

—¿Quién eres tú? ¿Por qué secuestraste a Tan Bengbeng? ¿Por qué quieres que yo esté aquí?

Nian Xiaomu hizo una serie de preguntas.

El hombre se burló por teléfono…