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Capítulo 1 - La noche alberga horrores

Tierra-Inglaterra

Estaba ya anocheciendo cuando una joven dibujaba sin cesar en una vieja cafetería.

Su nombre era Cristal, se había mudado hace poco en Londres, ya que el trabajo de su padre les obligaba a moverse de un país a otro constantemente. A causa de esto a Cristal le cuesta adaptarse al nuevo ambiente y a hacer nuevas amistades por su timidez, lo único que podía hacer era dibujar. Le encantaba sentarse en lugares públicos, repletos de gente y ponerse a observar a las personas que pasan, analizarlas y preguntarse a si misma qué tipo de vida llevarían, tras esto los dibujaba en su cuaderno, se podía llevar horas así.

Cristal apartó un mechón pelirrojo de su cara que le impedía ver y luego bostezó, no sabía cuanto tiempo llevaba en esa pequeña cafetería así que miro el reloj.

- ¡Oh,mierda!- exclamó

Recogió rápidamente sus pertenencias y pagó el café dejando una pequeña propina para luego salir del establecimiento.

Sus padres no estaban nunca en casa a causa del trabajo, aunque,le gustaba llegar a la hora establecida por ellos, solo por si por alguna excepción estuviesen allí.

La noche ya invadía la ciudad y a pesar de que la ciudad estaba repleta de las luces de los coches, los edificios, farolas...Cristal se sentía desorientada,no solía quedarse hasta tan tarde en la calle. Cruzó la calle cuando el semáforo se puso en rojo para luego ir por un callejón, pensó que así llegaría más rápido a su destino. Sintió que debía ir más rápido, así que aceleró el paso cuando de repente pisó algo.

-¿Qué es esto? - se agachó a recogerlo del suelo, era una especie de piedra preciosa azulada, en ella había unas palabras grabadas en un idioma desconocido- Es muy bonita.... - pasó sus dedos por el grabado.

Al hacer esto la piedra se tornó en un color rojizo y comenzó a brillar cada vez más.

-¿Q-qué es esto? ¿¡Qué ocurre!? - Cristal estaba asustada, pero una no debe de asustarse por una simple piedra brillante...¿o no?

Cuando ya se dio cuenta era demasiado tarde, no quedaba nada de ella en aquel oscuro callejón.