El Inicio de la Aventura

En un pequeño pueblo, lleno de gente de Rango Inferior y uno que otro Rango Bajo, un pequeño joven brillaba por los descubrimientos que hacía en sus aventuras, el nombre de este joven era…

"¡Mark! ¡Vuelve aquí!"

"¡Oye Mark, detente!"

"¡Maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaark!"

Mark era un alegre joven de 14 años, el cual a pesar de ser tan joven logró alcanzar el Rango Medio de Explorador, ganándose así la admiración de unos a la vez que la envidia de otros. Pero a pesar de todo, Mark solo estaba centrado en una sola cosa y eso era ser cada día mejor, hasta lograr alcanzar el Rango Superior de los Exploradores.

Los días de Mark eran simples, y todos, absolutamente todos seguían la misma rutina, la cual era despertarse, correr un rato, desayunar, alistar su bolsa, y finalmente ir de aventuras.

"¿Ya vas a salir, Mark?" – preguntaba su amigo y compañero de aventuras, Alex

Mark asentía con la cabeza, ya que, a diferencia del resto, Mark no podía hablar debido a una enfermedad que tiene desde su nacimiento.

"Ya veo... En ese caso, toma, he marcado una nueva ubicación en tu mapa." – decía Alex a la vez que le entregaba un mapa algo dañado a Mark.

Mark veía el mapa con dudas, se preguntaba qué clase de tesoros habría en ese lugar.

"Quieres saber que hay en ese lugar, ¿No es así?" – preguntaba Alex sabiendo la respuesta a esa pregunta. Mark asintió nuevamente.

"Según he escuchado, ahí se encuentra un reliquia antigua proveniente de un viejo cuento, aunque se desconoce si es verdad o no su existencia..." – Tras decir esto, la mirada de Alex bajó, mientras que Mark se sintió interesado en la historia.

"Deseas ir allá, ¿Cierto?" – preguntó Alex, Mark asintió con más energía que antes.

"En ese caso, no me queda de otra que desearte buena suerte, Mark." – dijo Alex, sabiendo que dijese lo que dijese, Mark iría a ese lugar, por lo que, una vez dichas estas palabras, Mark salió corriendo hacia donde el mapa le indicaba, estaba seguro de que, en ese lugar, se encontraba el inicio de una nueva aventura.

"Igual de enérgico que siempre, je..." Alex soltó un suspiro. Aunque sabía que Mark era un Explorador experimentado, le preocupaba que en algún momento su compañero se encontrará con un problema que no pudiera resolver.

Mientras tanto, Mark seguía corriendo. Gracias al haber nacido con la Ventaja Veloz su velocidad era ligeramente mayor a la de los demás Exploradores, lo que le otorgaba un mejor rendimiento a la hora de explorar.

Tras correr durante 5 minutos aproximadamente, Mark finalmente llegó a su destino, el cual era una pequeña cueva oculta tras un pequeño bosque.

Una vez ahí, empezó a caminar a través del bosque. Lentamente, Mark se fue acercando cada vez más a su destino y, a pesar de estar emocionado por los tesoros que pudiese encontrar, también le preocupaba lo que pudiese haber en esa cueva, ya que, a fin de cuentas Mark seguía siendo un niño.

Crack~

Se escuchó el leve sonido de una rama rompiéndose a las espaldas de Mark, el cual inmediatamente volteo para ver que ocasionó aquel sonido.

Nada. Eso era lo que Mark veía, solo árboles por doquier, uno tras otro como si estuvieran haciendo fila.

Sin darse cuenta, Mark ya se encontraba en la entrada de la cueva que Alex le había señalado; un ligero frío recorrió la espalda de Mark, el cual estaba tan emocionado como asustado por lo que iba a pasar una vez entrase allí, pero después de pensar un rato, finalmente se decidió por entrar.

Una vez dentro, no veía nada, su vista estaba completamente en la oscuridad debido a que la cueva no tenía entradas de luz a excepción de su entrada. Mark, sin preocuparse mucho por esto, siguió caminando por el camino que apenas era visible, pero tras caminar otro poco...

Whoosh... ¡Plaf!

Mark cayó por un agujero que había bajo sus pies, quedando inconsciente tras la caída.