1 Capítulo 1

Es una mañana de Domingo igual que cualquier otra, entran por las rendijas de la ventana la brillante luz del nuevo amanecer, suena la alarma del despertador y me levanto tras dar un par de vueltas en la cama.

Miro a éste observando la hora de las 8:30 con los ojos entrecerrados por el sueño.

—Mmmm... a veces quisiera que la noche no pasara tan rápido...—Bostezo con desánimo. -Bueno me acosté a las dos de la madrugada jugando en línea... así que es muy normal que esté tan cansado. Pero bueno... desayuno, me limpio y después voy a ver si Daniel está en línea para continuar cómo anoche.

Estiro mis brazos hacia arriba haciendo que uno que otro hueso cruja al tomar el sitio que le corresponde.

Todavía medio dormido me pongo las sandalias y voy directo al comedor con todo mi cabello negro alborotado.

Nada más llego a la mesa mi madre me dice con seriedad en sus palabras al ver mi expresión de zombie...

—Iran no deberías seguir acostándote tan tarde jugando en la PC, eso no es bueno para tu salud y lo sabes muy bien... Sino mira en el estado en el que estás— Escucho su voz a la distancia con mi cuello doblándose para abajo.

—¿¡Me estás escuchando!?— Pronuncia enojada con las manos en su cintura.

—¿Mmm? ¿Eh?— Respondo tras haberme quedado dormido con la frente sobre la mesa.

Mi madre me observa con una expresión de disgusto, niega con la cabeza y me vuelve a hablar mientras toma mi desayuno de tostadas con queso, pero está vez en un tono de preocupación por mí...

—Ya eres bastante grande para estar en esa adicción por los videojuegos— Pone el plato frente a mí. Casi ni te reconozco ya. Antes te encantaba ir con tus amigos del colegio a jugar fútbol o salir a alguna parte, cómo la piscina—Suspira—Sin embargo después que terminaste la preparatoria te has vuelto un completo marginado social— Sus ojos buscan mi mirada y yo me rehúso a enfrentarla.

—Sí, sí mamá, eso era antes ahora mis gustos han cambiado— Digo con desgana mientras me como una tostada.

Se levanta de la mesa en dirección a la nevera—Cuando termines ve al mercado y compra algo de ensalada que no tenemos para el almuerzo.

—Ok mamá, solo me preparo y me voy— Respondo con el sueño torturando mis ojos.

Luego de haber salido del baño, ponerme una camiseta negra con una Adidas blanco en el pecho y arreglado el pelo, me voy directamente al mercado para regresar pronto.

No queda demasiado lejos, solo un par de cuadras que las puedo recorrer a pie.

En el camino reflexiono sobre lo que me ha comentado mi madre. Y sí, tiene razón en todo; pero lo que no sabe es que mis supuestos amigos eran todos unos traidores y embusteros que me usaron para ser objeto de burla, mientras me emparejaban con una chica que en realidad estaba confabulada con ellos.

Pues como yo era un chico sin mucha experiencia en las relaciones fui el sujeto ideal para sus pretensiones.

A Pedro, que fue él que tramó todo, tuve el placer de romperle la cara a golpes, pero todavía tengo el mal sabor de haber sido engañado así. Algo así no se olvida fácilmente.

Y bueno, no todo ha ido bien tampoco en el colegio, no conseguí entrar a la Universidad este año por no superar los exámenes de ingreso, así que tendré que intentarlo de nuevo el año próximo.

Hasta este punto aún digo para mí mismo... >>Ahora que lo pienso mi vida no ha sido la gran cosa, al contrario es bastante aburrida, uff<< Suspiro y observo las nubes blancas como algodón en el cielo >>En verdad quisiera que todo fuera diferente<< Sigo pensando mientras me detengo frente al paso peatonal.

Reviso mi móvil, veo de reojo cómo la luz cambia a rojo y empiezo a caminar sin mirar hacia ningún lado.Escucho el "¡Cuidado!" de un hombre por detrás de mí y en una fracción de segundo veo a un camión de carga saltarse la luz roja hasta llegar a golpearme por el costado.

La enorme fuerza y velocidad con la que soy golpeado me arroja por los aires como una hoja arrastrada por el viento, caigo completamente inmóvil por el intenso dolor que no se asemeja a nada que hubiera sentido antes, es cómo que cada parte dentro de mí se hubiera destrozado cómo un vaso de cristal al caer al suelo que me invade todo el cuerpo, siento destrozados muchos huesos que crujieron dentro de mí cómo ramas al ser pisadas, inmediatamente pierdo el conocimiento con mi respiración disminuyendo lentamente por la mucha sangre que sale de mi nariz y boca.....

Siento que me desvanezco completamente como cuando uno se duerme sin tener ningún sueño; despierto tendido boca abajo sobre la frialdad de un piso de losas de piedra color rojo sangre extremadamente pulidos al punto que puedo ver mi reflejo en el.

—¡¿Pero qué mierda?!— Digo en alto muy sorprendido y prácticamente sin pensarlo¡¿Donde estoy?!— Menciono mientras observo a mi alrededor, aturdido toco mi cuerpo en perfecto estado ¡¿Q... qué sucedió?!—No logro salir de mi trance —Eso para nada fue un sueño... ¡Tanto dolor era imposible que no muriera. No, yo morí... ¡Estoy seguro que morí!— Exclamo con desesperación—¿Entonces esto será el cielo?— Digo mientras observo las paredes de piedra mohosa del pequeño cuarto circular, con lo que parecen grilletes con cadenas oxidadas fijos a está y un cuadro frente a mí de dos hombres con armaduras y espadas como las que usaban los gladiadores donde uno está decapitando al otro que también a perdido un brazo.

Todo eso sumándose a que este sitio es extremadamente frío casi cómo si estuviera en la cima de unas montañas y un hedor a humedad típico de sitios así.

En este momento mi idea de que estoy en el cielo se cambia por la que estoy en el infierno, mi temor aumenta al solo imaginar las cosas que me puedan pasar en este sitio.

Una y otra vez me pregunto el ¿por qué?

de haber parado en este lugar si yo nunca hice nada para merecerlo.

Me siento en el frío suelo tratando de calmarme, pongo mis manos sobre la cabeza y me consuelo al pensar de que al menos no estoy en un lago de lava ardiendo o siendo consumido por llamas de fuego, cómo se esperaría.

Me reincorporo y voy directo a abrir una puerta que tengo a un lado con mucho temor de lo que pueda estar en el otro lado.

Para mí alivio, que expreso con un suspiro, solo hay otra habitación con todo tipo de armas de la edad media, cómo espadas, lanzas y hasta arcos con centenares de flechas, pero con una apariencia bastante macabra, todas son de un color negro con los rebordes de las empuñaduras plateados además de emitir una intimidante aura de oscuridad.

Me siento algo temeroso de tomar alguna de estás al punto de que me tiemblan las manos aún más de lo que hacen por el clima de aquí, comienzo a sudar frío cuyas gotas corren por mi frente.

No dudo más después de pensar que tengo que tener con que defenderme en este lugar y me hago de una espada larga.

Inmediatamente percibo cómo un conjunto de luces rojas salen por debajo formando un muy extraño diagrama circular de diversos patrones de signos y figuras.

Sin darme cuenta aparezco en una gigantesca sala con decenas de personas armadas al igual que yo, nos miramos confundidos unos a otros con el miedo reflejado en cada uno de nuestros rostros.

Luego aparece un sujeto enorme cómo una torre, corpulento como un elefante y con una armadura negra de púas en los hombros con figuras de calaveras tayadas en todas partes, que porta una espada sobre sus hombros aún más grande que él, su casco tiene forma de jaula circular donde en su interior solo se puede ver una profunda oscuridad con una respiración de rabia que se puede oír a lo lejos que hiela la sangre.

Todos miran muy asustados a éste, al punto que hasta a un par de idiotas se les caen las armas de lo temblores que les dan ya que se imaginan lo que va a pasar.

En ese mismo momento se puede escuchar una grave y entusiasta voz que dice...

—¡¡Bienvenidos sean todos al Juego de los Elegidos!!

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