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Capitulo 1: La Perla Negra

Capítulo 1: La perla negra

—La perla negra, un tesoro sagrado cuyo fulgor oscuro inspiraba tanto reverencia como temor, reposa en un pedestal de piedra en el corazón del bosque Ryu. Su poder legendario era conocido como el dios atado, una fuerza mística que se cree a permanecido en equilibrio durante milenios.

Fue hace cuatro mil ochocientos sesenta y siete CILUS, en el bosque Ryu que se desató una guerra de proporciones inimaginables. Entre los reinos de Trigovia y Trebolia, las tensiones alcanzaron su punto álgido, desencadenando un conflicto que trastornaría el destino de la humanidad.

Los demonios, enviados por el gran emperador demoníaco, lanzaron un asalto devastador contra Trigovia. El país ya enfrentaba una crisis alimenticia sin precedentes, sumiéndose en la desesperación. Mientras las huestes infernales sembraban el caos y la destrucción, una hambruna implacable se extendía por la tierra. Los campos yacían estériles, cubiertos por una maleza oscura que sofocaba cualquier atisbo de vida.

La perla negra, testigo silencioso de la tragedia que se desplegaba ante ella, aguardaba en su santuario de sombras, su influencia misteriosa palpable en cada suceso que sacudía los reinos enfrentados.

En medio de la desolación que se cernía sobre Trigovia, los líderes del reino se encontraban en un dilema desgarrador, enfrentando una encrucijada que pondría a prueba su humanidad y su valentía. En los salones del castillo, iluminados por parpadeantes antorchas, se libraba un debate acalorado que reflejaba la angustia y la incertidumbre que afligían a cada rincón del reino.

¿Deberían destinar los escasos recursos restantes para enfrentar a los demonios que asolaban sus tierras, o deberían priorizar la búsqueda de una solución para alimentar a su pueblo hambriento? Los corazones de los líderes se veían desgarrados por esta disyuntiva, pues sabían que cualquier decisión acarrearía consecuencias devastadoras.

Mientras tanto, en las calles empedradas y en los campos yermos, los ciudadanos clamaban por ayuda. Sus miradas reflejaban el miedo ante la inminente violencia de los invasores demoníacos, pero también la desesperación provocada por el hambre que los consumía desde dentro. Las súplicas resonaban en el aire cargado de temor, un eco de angustia que envolvía al reino en un manto de incertidumbre y desesperanza.

Cuando Trigovia se vio acorralada por las crisis que la azotaban desde todos los flancos, no tuvo más opción que clamar por auxilio al poderoso Imperio. Este último, consciente de la gravedad de la situación, desplegó sus fuerzas militares para intervenir en la crisis. La intervención militar del imperio en la crisis desencadenó la participación de otras naciones que aún no habían sido anexadas a este, como Trebolia y Aranthia.

La coalición liderada por el Imperio y respaldada por estas naciones logró contener el avance de las fuerzas demoníacas, cerrando todas las posibles vías de escape para el enemigo. Un pequeño grupo de sobrevivientes se vio arrinconado en lo que ahora conocemos como el bosque Ryu, donde, según antiguos registros, planeaban adueñarse de un arma ancestral con la intención de potenciar sus fuerzas y extender su dominio sobre las naciones de Theodora.

Cuando el Imperio descubrió estos planes, movilizó rápidamente un contingente militar para hacer frente al grupo enemigo. Sin embargo, al llegar al bosque Ryu, fueron emboscados por los demonios, dando inicio a un feroz enfrentamiento donde la balanza parecía equilibrada entre las fuerzas rivales.

En medio de esta batalla desgarradora, emergió un joven líder: Ryu, quien, con valor y determinación, se erigió como la esperanza de la victoria. Con el apoyo de un grupo de valientes guerreros conocidos como los Bellicidae, lograron derrotar al príncipe demonio, líder de las fuerzas enemigas.

El bosque recibió su nombre en honor a este joven líder cuyo coraje fue fundamental para la victoria— agrego la profesora —Estás poniendo atención Agato— se interrumpió dirigiéndose hacia una chica que yacía recostada boca abajo sobre su pupitre, completamente dormida; la golpeó con un libro despertándola de un sobré salto, Agato se notó rápidamente enojada —¿Quién fue el idiota que me golp…— exclamo deteniéndose antes de acabar la frase al ver a la maestra detrás de ella completamente enojada —maestra como le va— pregunto cambiando el tono de su voz —¿mi clase es aburrida, Agato?— le pregunto la profesora notablemente enojada —no, no, como dice eso, sus clases no son aburridas, son… interesantes— dijo Agato —¿A sí?— contesto la profesora —sí, sí, muy interesante, el como él herrero mercurio tomó el poder de las estrellas y forjó armas celestiales, es sumamente interesante— dijo Agato haciendo énfasis en cada palabra. La maestra la miró y luego señalo —estamos hablando sobré la guerra santa y el héroe Ryu no del herrero mercurio— Agato se sonrojó al escuchar las palabras de la profesora, la maestra al ver esto se dio la vuelta y camino hacia el escenario del anfiteatro —como sea, volvamos al tema, no te vuelvas a dormir— dijo la profesora Irene y continúo con su lección —se dice que cuando el príncipe demonio fue vencido una luz irradio el bosque Ryu, iluminando la noche, aunque la historia del héroe Ryu y la supuesta luz que iluminó el bosque al vencer al príncipe demonio han sido pasajes llenos de misterio y fascinación…— vacilo un poco —aunque esto es más ficción que otra cosa, a partir de aquí se extienden distintas versiones de la misma historia y es muy confuso todo lo que sucede después, para ser francos es mentira, dentro del grupo Bellicidae no se encontraba ninguna persona con el nombre de Ryu, se cree que se pudo haber tratado de un escuadrón de los Bellicidae, pero para ser sinceros, es muy poco probable que siquiera exista esta persona o escuadrón, lo único que tenemos de Ryu son las letras de las canciones infantiles y un par de cuentos del héroe Ryu, fuera de eso no tenemos nada que pueda comprobar su existencia, son solo leyendas; fantasías—.

Al finalizar la clase, la maestra recordó a sus estudiantes estudiar el desarrollo comercial, social y político de las naciones imperialistas después de la guerra santa para analizarlo en la próxima clase de historia general.

Al sonar la campana que marcaba el fin del primer periodo, los estudiantes salieron apresurados del anfiteatro mientras la maestra Irene les recordaba su tarea pendiente.

Agato contemplo detalladamente el salón de clases, una estructura que para muchos podría carecer de grandiosidad, pero que para ella era una maravilla indiscutible. Las gradas escalonadas, guardaban en su disposición un encanto único que no escapaba a la mirada aguda de Agato. Cada pupitre y silla parecía ocupar su lugar con propósito, como si estuvieran dispuestos para acoger una danza de conocimiento y descubrimiento.

El salón de clases se erguía como un anfiteatro moderno, sus gradas escalonadas abrazando el espacio central con una elegancia imponente. Los pupitres y sillas se disponían en círculos concéntricos, como si invitaran a una danza intelectual, donde cada estudiante tenía una posición privilegiada para absorber el conocimiento que fluía desde el estrado. La disposición del espacio fomentaba la interacción y el debate, creando un ambiente de participación activa y colaboración entre los alumnos.

La acústica cuidadosamente diseñada garantizaba que cada palabra pronunciada resonara claramente en todo el salón, envolviendo a los presentes en un halo de atención y concentración. La luz natural se filtraba a través de las ventanas altas, bañando el ambiente con una luminosidad serena que parecía infundir energía a los corazones y mentes de los estudiantes.

La acústica del lugar, aunque sutil, resonaba en los oídos de Agato como una sinfonía de posibilidades y aprendizaje. Cada rincón del salón parecía impregnado de historias por descubrir y desafíos por superar. La luz natural que se filtraba a través de las ventanas elevadas bañaba el espacio con una calidez acogedora, como si el sol mismo quisiera ser testigo del crecimiento intelectual que allí tenía lugar.

Para Agato, aquel modesto salón de clases era mucho más que un simple recinto educativo; era el escenario de sus futuras conquistas intelectuales, el teatro donde daría vida a sus sueños y el taller donde labraría su propio destino.

Después de que los demás alumnos hubieran salido Agato se levantó de su lugar y camino hacia la salida, acompañada de un chico rubio de buen ver, Axel reía a carcajadas burlándose de Agato y su pequeño espectáculo —no me molestes idiota— refunfuño Agato con enojo, —lo siento, lo siento, pero no puedo evitarlo, fue tan gracioso— respondió entre carcajadas, Agato hizo un puchero del enojo —Vinfem Doil—dijo Axel y echo a reír de forma descontrolada y escandalosa —perdóname la vida— dijo entre risas —lo siento, no pude evitarlo— dijo más calmado, tratando de volver respirar normal. Cuando parecía que por fin Axel, había logrado calmarse, Jamil pasó a sus espaldas —buenos días— hizo una pausa y miro a Agato, compuso una sonrisa burlona, el cual cubrió con sus delicadas manos de princesa —Vinfem Doil— dijo Jamil, dio media vuelta para marcharse. Axel contuvo la respiración lo más que pudo, pero la carcajada estruendosa se le escapó del pecho.

Con las risas más calmadas, Agato y Axel se sentaron un rato en uno de los bancos del área de receso de la preparatoria. El silencio los invadió un silencio incómodo y extraño —lamento a verme burlado de ti— dijo Axel, rompiendo el silencio, Agato lo miro de forma fría —no te preocupes— susurro, con una actitud extraña e impropia de Agato. El silencio volvió a hacer presencia entre los dos chicos, quienes se miraron a los ojos un largo rato sin saber que decir, Axel le dirigió una sonrisa seductora y provocadora, miro a sus labios y luego susurro en arcano, luego volvió a lanzarle otra sonrisa a Agato el cual ignoro —tu cara bonita no sirve conmigo, así que deja de intentarlo— dijo Agato rompiendo el silencio —que cruel— dijo Axel con una expresión exagerada de tristeza, —bueno, podre ser lo que tú dices y demás, pero jamás seré, quien quieres que sea— dijo con una sonrisa en los labios —cruel— dijo chirriando —bueno como sea, ¿Que clase te toca ahora?— pregunto con una voz más grave y profunda —hehehe, no me digas que no puedes con el rechazo y por eso cambias de tema jejeje, eso es algo inesperado— dijo burlándose de Axel —no se— agrego Agato, —no es eso— dijo avergonzado —como mierdas no vas a saber niña tonta— dijo —seguro, a mí no me lo parece, mírate estas todo rojo— sonrió —ach como sea, haber estamos en duskar— dijo —entonces en el segundo periodo me toca...— se detuvo antes de contestar —magia básica— dijo muy seria —por la expresión que tienes veo que no te va muy bien— dijo Axel —Enserió, es peor que eso, para alguien como yo que no sabe usar magia, es mucho peor— refunfuño Agato —¿tan malo es?— pregunto —si supieras…— se calló un momento y se quedó pensando —tengo que dar una presentación de los fundamentos de la magia— continuo. Axel suspiro —tan pronto y ya tienes una presentación, no llevamos mucho aquí— rezongo —bueno que se puede hacer— dijo Agato con resignación —¿Qué profesor te da magia básica?— pregunto Axel —Hisakawa— contesto Agato —dicen que es muy estricto.

—No lo es tanto— dijo muy seria —¿enserio?—pregunto Axel —tal vez se vea un poco estricto y demás pero no es tan malo como aparenta, además no olvides que tiene casi nuestra edad.

—hay demasiados rumores secos sobre él, que es difícil creer lo que dices.

—bueno a mí me a parecido simpático.

—¿a ti?, yo pienso que te a gustado el profesor, por eso dices que no es tan malo.

—¿acaso estas celoso de que así sea?— pregunto Agato, Axel se exalto al oír a Agato —¿oye, oye es enserio que te gusta el profesor?— Agato en seguida comenzó a reír a carcajadas y al escuchar la risa de Agato Axel se relajó y desplomo el cuerpo sobre el banco —¿enserió creíste que me gustaría el profesor? estás loco si lo crees— dijo entre risas —casi me da un infarto— dijo Axel más calmado —¿Por qué creíste que me gustaba el profesor?— pregunto Agato —¿Por qué no lo creería?...

—¿a qué te refieres?

—bueno, él es mucho más apuesto que cualquier estudiante de esta escuela, además el hecho de que sea profesor a tan corta edad, quiere decir que es muy inteligente, es rico y un mago muy poderoso…

—¿solo por eso? ¿Por quién me tomas? Deberías conocerme mejor, deberías saber que yo no soy como las demás chicas, tener dinero reconocimientos y demás, no es suficiente para conquistar a una persona como yo.

—si tienes razón, pero como no hablas de el cómo hablas de otros maestros yo pensé que…

—sí, supongo que me tiene engatusada.

—heeee, pero dijiste que no te gustaba— dijo Axel con expresión desanimada —no, no, no me gusta.

—¿Entonces?— pregunto Axel confuso —es un sentimiento distinto, no sé cómo explicarlo.

—¿no estarás enamorada del profesor?— pregunto Axel, —que no es eso.

—¿entonces qué es lo que sientes?¿por qué te expresas tan bien de él?

—no lo sé, es extraño, el me provoca en sentimiento familiar, es como si ya lo conociera de hace mucho tiempo, todo de él me parece familiar, su rostro su voz, su nombre, siento que lo conozco, pero no sé porque.

—que se me hace que estas enamorada.

—no es eso— dijo Agato algo fastidiada —es el mismo sentimiento que me produce la canica que te mostré.

—pues quien sabe,

—tal vez sean lo recuerdos de una vida pasada— una voz se escuchó de detrás de la banca —a ver, a ver, a ver ¿cómo lo llamaban?, ¡a si!, deja vu— los dos chicos se voltearon a sus espaldas, solo para ver a un encantador chico, de baja estatura, ojos verdosos y cabellos esmeralda —eres un psíquico verdad— pregunto Axel —¿Psíquico?— pregunto Agato —si un psíquico, una persona con poderes mentales —contesto Axel algo emocionado —nunca había escuchado de ellos —dijo intrigada —eso es por qué no existían hace cinco añares— dijo Axel —si existimos— contradijo el chico de ojos verdes —simplemente no se conocía uno, pero los psíquicos hemos existido siempre—, con eso dicho el chico avanzo, rodeo la banca y se fue; poco después las campanas del segundo periodo sonaron.

A lo lejos se escuchaba el llanto de una niña.

Una voz se escuchó a la distancia y la consoló.