6 Capítulo 6: Congelado

Translator: Nyoi-Bo Studio Editor: Nyoi-Bo Studio

Mientras la mente de Raymond era un desastre, Lin Yun había encontrado

algunas joyas de ojo de gato escondidas detrás de una caja, así que continuó

explorando. Tras asegurarse de que no había obviado nada, llamó a Raymond.

—Ven a ayudarme.

No esperó a que Raymond respondiera y, antes de marcharse, tomó algunas de

las gemas que estaban relativamente puras.

Raymond se sintió aturdido al ser dejado atrás.

—¿Crees que te ayudaré solo porque me lo pidas? ¿Acaso soy tu amigo?

Además, ¿te atreves a pedirle a un gran mago como yo que te ayude a trabajar

con materiales tan baratos? ¿Estás bromeando? ¿Crees que un mago es alguien

que puedas contratar en la calle por unas monedas de bronce?

Raymond entró en la Rosa Dorada lleno de reclamos.

—Pongámonos de acuerdo en algo: no me pidas cosas impertinentes, no puedo

gastar maná así. No creas que un mago puede gastar de forma tan casual. El

maná que los magos usan no es algo que un aprendiz como tú pueda imaginar.

¡Eh! ¿Me estás escuchando?

Después de que Raymond se quejara por un rato, notó que no había obtenido

respuesta, así que se acercó a ver qué estaba pasando.

Se sobresaltó de inmediato.

—¡Mierda! ¿Qué estás haciendo? ¡Para! ¡Rápido! —gritó.

Cuando Raymond echó un vistazo, observó a Lin Yun agitando un tubo de ensayo

que contenía un espeso líquido rojo. Era sin duda una solución de coral rojo.

Cuando Raymond lo vio, palideció del miedo. La solución de coral rojo era

conocida por ser muy inestable. Su efecto era completamente desproporcional al

bajo costo del coral rojo. La alta temperatura o la agitación podía hacer que

emitiera fluctuaciones mágicas y esas eran de temer. Si esto sucediese, no solo el

laboratorio, sino toda la Rosa Dorada sería arrasada.

Este era un poder destructivo que eludía el control de los magos. Era poderoso,

peligroso e impredecible.

Durante cientos de años, quién sabía cuántos habían intentado aprovechar ese

poder. Innumerables sabios fallaron, uno tras otro, con la esperanza de tener ese

poder explosivo en sus manos. Lamentablemente, el coral rojo era un problema

que nadie había podido resolver, a pesar de incontables esfuerzos en el último

milenio. Esos sabios caídos habían muerto o quedado incapacitados después de

sus accidentes.

En los últimos cien años, la solución de coral rojo se había convertido en un tabú

en la alquimia. Cualquier aprendiz de alquimista era advertido reiteradas veces por

sus maestros acerca de que había muchas maneras de manejar el coral rojo, pero

que no podía ser disuelto en una solución.

En su estado sólido, el coral rojo era considerado un material mágico mediocre.

Comparado con los conductores mágicos habituales, solo podía liberar maná débil

durante dos o tres días. Estas dos propiedades habían convertido al coral rojo en

un conductor de magia de bajo nivel.

Además, la producción de coral rojo siempre fue elevada y la oferta excedía la

demanda. Por lo tanto, el precio siempre fue bajo, convirtiéndolo en uno de los

materiales de magia más baratos en Noscent.

Pero una vez que era disuelto en una solución...

Sabiendo todo esto, la sangre de Raymond se heló. Tenía miedo de detener

físicamente al maniático en caso de que esto provocara que dejara caer el tubo de

ensayo. Eso sería desastroso. Su voz estaba temblorosa cuando reiteró: —¿No

me has oído? Te he dicho que te detengas. Demonios, ¿qué estás haciendo?

Las palabras de Raymond fueron interrumpidas porque al terminar de agitar el

tubo, el canalla fue incluso más lejos para cortejar a la muerte y encendió una

pequeña llama, para sostener el tubo sobre ella.

«Si no lo detengo, definitivamente causará un desastre».

Al pensar en la terrible explosión que podría erupcionar de la solución de coral

rojo, el sudor comenzó a correr por la frente de Raymond. Raymond lanzó un

hechizo de hielo, poniendo mucho empeño en apresurar el encantamiento y el

componente somático de los movimientos, que incrementó bruscamente el

consumo de maná. En un instante, un tercio del maná del cuerpo de Raymond se

había agotado. Para un mago, esto era como perder la mitad de su vida.

Pero eso era mejor que perder su vida entera. Después de consumir tanto maná,

la rapidez y el poder del hechizo de hielo era mucho mayor. Casi al mismo tiempo

en que fue lanzado el hechizo, el laboratorio se llenó de un frío penetrante. De

inmediato, le siguió un espiral de luz azul y la lámpara se extinguió.

Eso no fue todo. Después de que la lámpara dejara de quemar, la luz azul empezó

a propagarse como las enredaderas. Alcanzaron el tubo de ensayo con la solución

de coral rojo y la mano derecha de Lin Yun, congelándolos a ambos.

«Por suerte, no sucedió nada». Raymond aún estaba temblando mientras se

limpiaba el sudor de la frente. Esta escena había sido muy aterradora, si hubiera

tardado unos segundos más, todo el laboratorio podría haber explotado. «Este

canalla es muy imprudente, no importa si quiere jugar con coral rojo, pero que no

me involucre».

Habiendo superado el susto repentino, Raymond se llenó de ira y conmoción. De

hecho, con su nivel de control mágico podría haber controlado el hechizo de hielo

para que solo extinguiera la llama y congelara el tubo de ensayo sin congelar la

mano de Lin Yun.

Eso es, Raymond lo había hecho a propósito.

«Esta sabandija no sabe lo que está haciendo, le servirá como lección».

Como pensaba que Lin Yun aún era un aprendiz de mago, jamás pensaría en

tratarlo como un mago a su par. Si no fuera por su relación con su padre, ¿cómo

podría siquiera posar sus ojos sobre un aprendiz tan descomunalmente

endeudado? ¡Mucho menos uno que intentara darle órdenes! Si fuera cualquier

otra persona, Raymond lo hubiera convertido en una estatua de hielo.

«Ya he aguantado suficiente esta estupidez».

Raymond ya lo había pensado al lanzar el hechizo de hielo. Dejaría que ese

desgraciado se congelara durante una hora y solo entonces lo rescataría

misericordiosamente, sermoneándolo. Con suerte, esto haría que ese miserable

se comportase. Si su padre le preguntaba, lo justificaría enfatizando lo peligrosa

que era la solución de coral rojo. Después de todo, no era mentira. La solución de

coral rojo era realmente muy peligrosa. Todo lo hizo por la seguridad del «joven

maestro Merlin».

Cuanto más pensaba en dejarse desahogar, más alegre se ponía. A tal punto que

ni siquiera notó que Lin Yun se mostraba completamente impasible por lo que

había sucedido.

Con lo que había experimentado Lin Yun en el fin de la era mágica, un ataque

como un hechizo de hielo no le inquietaba. Además, un hechizo como ese apenas

se consideraba un ataque. Raymond no veía a Lin Yun como un mago de su nivel

y jamás hubiera pensado que fuese un fenómeno capaz de formar un remolino de

maná en pocos minutos. Quizás llevaba siendo mago durante más tiempo, pero en

lo que a niveles de poder respectaba, simplemente no estaban al mismo nivel.

Para enfrentarse al hielo lleno de maná de Raymond, Lin Yun ni siquiera utilizó un

hechizo para contrarrestarlo. Solo controló el maná del remolino dentro de su

propio cuerpo para formar una delgada capa de maná que actuara como escudo.

Ese escudo era bastante tosco porque no tenía ningún arreglo elemental. Solo era

una acumulación de maná. Si cualquier otro mago de aquel entonces intentara

realizarlo, el hechizo podría haber sobrecogido el escudo congelándolo fuera de

existencia.

Pero estaba claro que Lin Yun no era un mago ordinario.

Sobrevivir durante más de veinte años en el fin de la era mágica le permitía a Lin

Yun acumular conocimientos que sobrepasaban todo lo conocido en esta era. La

fineza y precisión de sus encantamientos era ejemplar. Esta clase de habilidad no

estaba relacionada con los niveles de magia en sí. Eran el resultado de su sudor y

lágrimas. En el Noscent de esta era, no había ningún mago tan familiarizado con

el uso de la magia en el combate. Huyendo constantemente de las garras de las

bestias de arena, siempre viviendo al límite, cazando o siendo cazado. Todo esto

provocó que Lin Yun desarrollara un instinto animal. Ni siquiera necesitaba pensar

para idear la manera más eficiente de matar a su enemigo.

Igual que el escudo de maná: parecía burdo y frágil, pero Lin Yun logró bloquear el

hechizo de hielo de Raymond con él.

Ni demasiado débil, ni demasiado fuerte, lo suficiente para lograr su cometido.

Cuando la niebla helada se disipó, también lo hizo el escudo de maná. La gruesa

capa de hielo aparentaba haber congelado la mano derecha de Lin Yun, pero tan

solo había cubierto el escudo de maná. Cuando el maná de ambos lados se agotó,

el escudo se desvaneció y Lin Yun solo sacudió su mano para que la capa de

hielo sobre su mano cayera de un golpe.

—No es posible —dijo Raymond con los ojos bien abiertos. No se atrevía a creer

lo que acababa de ver. «¿Cómo podía ser? ¿Cómo podía el cuerpo de un

aprendiz resistir un hechizo de hielo? ¡Incluso un mago no es capaz! Aunque el

hielo es un hechizo de control que no era particularmente potente, ¡era un hechizo

de nivel 2! Usar solo su piel y resistir un hechizo nivel 2. Ni un mago osado se

atrevería. Y esa sabandija no solo se atrevió, ¡tuvo éxito!».

«No es posible, debe de haber algún problema».

«Sí...».

«Aunque la sabandija era muy rara, seguía siendo el hijo de Locke Merlin. Durante

el apogeo de la cámara de comercio, la palabra "rico" no era suficiente para

describirle. El querido único hijo de Locke Merlin, quien había puesto una tienda a

su nombre, ¿cómo podía no haber reservado algunos objetos de alquimia para él?

Y no solo objetos de alquimia, hasta podría tener una herramienta mágica».

«Definitivamente, lo que bloqueó el hechizo fue una herramienta mágica de

defensa».

«Sí, sin duda alguna».

«De lo contrario, ¿cómo podía ese patán salir ileso después de haber sido

golpeado por un hechizo de hielo?».

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