1 La despedida

La luz de la luna descendía por el orificio del techo hacía el centro de la habitación, iluminando gradualmente el cuarto apoyado por las contadas velas que recorrían los estantes que inundaban el lugar.

A simple vista podría definirse el lugar como una biblioteca inmensa conformada por ocho pisos de forma circular repletos de estantes con libros, mientras que en el centro de todo había un sillón y en el una persona reposaba.

Astalris Vaeriel Ra'Thaes Wyllor, Emperador fundador del legendario Imperio Élfico de Vanar'lar. Dios de la espada del relámpago, Dios Mago. Emperador Alquimista y Forjador leía detenidamente el libro que sostenía en sus manos.

Su aspecto era el de un joven, pese a su edad y su cabello era plateado como el de muchos elfos, no obstante, sus ojos eran diferentes, resplandecía con el legendario color dorado que los caracterizaba y emanaban autoridad.

De repente Astalris cerró el libro del golpe, frunciendo el ceño con amargura, había llegado el momento.

Aunque no lo pareciese, Astalris tenía 873 145 años, lo cual aún para los elfos que por naturaleza eran inmortales, era considerado una edad extremadamente avanzada. El problema era que su inmortalidad no los hacía inmunes a factores externos, enfermedades o ser asesinados era la mayor causa de la muerte de esta raza y el lamentable desenlace que a Astalris le deparaba.

El Emperador estaba enfermo, más claramente había sido envenenado. Astalris se descubrió lentamente el torso y observó detenidamente las marcas negras que lo cubrían, mientras recordaba los sucesos las causaron.

Hace tres años durante la ceremonia de sucesión del trono ocurrió un horrible incidente. Astalris tuvo tres hijos con quien fue su esposa y Emperatriz Keedana Kelire Amilatha, dos varones y una mujer. El mayor el príncipe Bemain Ra'Thaes Kelire, el príncipe Draesh Ra'Thaes Kelire y la princesa Talivie Ra'Thaes Kelire.

La Emperatriz Keedana había muerto hace varios años, asesinada al proteger a sus hijos en un intento de asesinato por parte la Secta Demoníaca de Kurno.

Este suceso marcó una huella en la vida de los príncipes, teniendo como consecuencia que años después Talivie se retirará de la competencia por el trono para trasladarse a vivir en la tierra élfica ancestral de Ken'valas.

Posteriormente Astalris decidió y nombró como su sucesor a Draesh, por su elevada capacidad de razonamiento, la compasión por su pueblo y sus ansias de crear un mejor futuro para su gente, a diferencia del comportamiento egocéntrico y egoísta de Bemain demostraba.

Sin embargo el día de la coronación del nuevo Emperador, ocurrió un suceso que nadie podía haber esperado, tras haber nombrado a Draesh como su sucesor y haber sido presentado al pueblo, la familia real se internó a celebrar de manera privada los sucesos y con la intención por parte de Astalris de limar el resentimiento que obviamente se habría generado en Bemain por la elección.

Pero mientras Astalris y sus dos hijos comían los diversos manjares preparados para su cena, Bemain pidió la palabra. Se levantó lentamente y miró seriamente a su padre y a su hermano, procediendo a expresar un breve discurso consistentemente en una disculpa formal por su comportamiento, sobre el entendimiento y aceptación de la elección de su padre y el ofrecimiento de apoyo incondicional a su hermano en el futuro que les deparaba.

Astalris se encontraba sorprendido, si lo hubiese pensando calmadamente quizás las acciones de su primogénito no hubieran resultado lógicas con su comportamiento o personalidad, pero lamentablemente Astalris quiso creer en lo que sus oídos escuchaban, en esa pequeña ficción que lo hizo rebosar de alegría. Sin embargo las consecuencias fueron imprevisibles, a los minutos mientras conversaban animadamente, Draesh se paró de golpe, se llevó repentinamente las manos al corazón y miró a su padre fijamente.

Astalris observó la desesperación y terror en los ojos de su hijo, y antes de que pudiera asimilar lo sucedido sintió un leve dolor en su abdomen, al mover su cabeza para observar el motivo del dolor vio como Bemain retiraba rápidamente un cuchillo negro de su abdomen y empezaba a reír desquiciadamente.

-"Es inútil resistir padre, el cuchillo y la bebida que tomaste contenían veneno de una Monratar Emperatriz de Nivel Dios, mi hermano ya ha partido al otro mundo y en unos minutos le seguirás, el trono me pertenece por derecho, soy el primogénito y cualquiera que traté de impedirlo perecerá, incluido tú"- gritó mientras reía Bemain.

Astalris dirigió su mirada al inmóvil cuerpo de Draesh y lágrimas empezaron a brotar de sus dorados ojos.

De repente diez sombras negras entraron al cuarto, y se posaron detrás de Bemain. Una de ellas se bajó la capucha que llevaba, tenía la apariencia de hombre mayor de unos 50 años, totalmente calvo y con diferentes cicatrices en el rostro. Se dirigió a Bemain y le habló: -"Apostol, hemos eliminado a los guardias cercanos pero la alarma ya ha sonado, los guardias están en camino debemos realizar la escena tal como se planeó, estos son los hombres que deberá asesinar."-

-"Entendido"- dijo Bemain mientras volteaba a mirar a su padre.

-"Hoy morirás padre y yo seré conocido como el príncipe que intentó salvar a su familia y casi murió. Seré considerado un mártir y ascenderé al trono. Sé que quizás la facción de mi hermano intente obstaculizar mi ascenso pero la secta tiene ojos en todos lados, serán silenciados. Kenin acaba con mi padre, no deseo ensuciarme las manos"- continuo Bemain mientras una de los hombres encapuchados desenfundaba una larga espada y se acercaba a Astalris.

Astalris se encontraba en suelo, al costado de Draesh cuando de repente una abominable aura inundo el salón.

Todos los presentes empezaron a sudar frío, de repente Astalris se levantó. Sus ojos derramaban lágrimas, s e acercó lentamente a la mesa y cogió un cuchillo de la cena. Miró a Bemain y a los hombres encapuchados y una torrencial aura asesina empezó a emanar de él. De pronto sus ojos llenos de lágrimas y dolor empezaron a volverse fríos y desolados. Y dijo fríamente -"Ninguno de ustedes saldrá vivo de acá"-

Todos los encapuchados desenvainaron sus espadas, mientras que Bemain retrocedía lentamente de manera torpe debido a la presión que inundaba la sala. -"¡Acabad con él, rápido!"- exclamó desesperado.

Todos los hombres encapuchados atacaron al mismo tiempo a Astalris, no obstante el resultado fue diferente al esperado.

Una masacre, era la única forma de describir dicha pelea.

Los hombres de la secta que servían a Bemain, no eran débiles, para poder enfrentarse y asesinar a guardias reales. Cada uno de ellos tenía el rango de Santo de la Espada, técnicamente cada uno de ellos estaba al nivel de habilidad para comenzar su propia escuela, sin embargo Bemain había cometido un terrible calculó en el plan que elaboró.

Los dos príncipes y la princesa eran relativamente jóvenes, cada uno de ellos tenía aproximadamente 600 años y habían nacido muy posteriormente a la fundación del Imperio por parte de su padre, en otras palabras en tiempos de paz.

Si bien todos habían recibido entrenamiento en artes mágicas y lucha con espada, siendo que inclusive ambos príncipes habían alcanzado el nivel de Espadachines de nivel Intermedio, mostrando inmenso talento en el arte de la espada. Nunca habían visto a su padre luchar seriamente. Nunca habían conocido lo que era el verdadero poder absoluto y lo que un Emperador representaba.

Astalris no era cualquier persona, había nacido en una familia ordinaria perteneciente a la plebe y desde ahí había ascendido a lo que era ahora. Las batallas que había tenido, la experiencia y el nivel de conocimiento en sus 873 142 años eran inimaginables. Solo en lo que correspondía a las artes mágicas tenía el Rango de Dios Mago y sobre las espadas el rango de Dios de la Espada, con el apodó del El Dios del Relámpago.

Tras poder recuperarse del shock de perder a uno de sus hijos y de la traición de su primogénito, en la mente de Astalris se formó un nuevo pensamiento, "mis dos hijos están muertos". Tras dicho pensamiento y ya no considerar a Bemain su hijo, su actuar fue más lógico y racional. Inmediatamente congelo con magia el contenido de su estómago y las venas adyacentes a la puñalada recibida. Posteriormente cogió un cuchillo y lo infundo con su aura de espada, a su nivel cualquier objeto podía ser utilizado como una espada y empezó la masacre de los sectistas, dejando solo a Bemain.

Cuando los guardias llegaron al salón observaron un baño de sangre, Bemain fue apresado y enviado a la Ciudad los Mil Soles donde por decreto del Emperador pasaría 200 000 años para posteriormente ser ejecutado.

Las Monratar era un espécimen de bestia arácnida gigante que vivían en los oscuros abismos del Bosque de Kandrian, su veneno era de los más letales en el mundo y no existía cura conocida, nunca se había llegado a capturar una viva para su estudio y menos a una Monratar Emperatriz.

La muerte de Astalris estaba escrita.

Para cualquier otra persona la muerte por este veneno habría sido inmediata, pero el Emperador Astalris no era una persona común, mediante diferentes pociones, técnicas de reforzamiento interno, magia curativa y rituales había podido retener el avance del veneno y su muerte.

En esos tres años había cazado y eliminado a todos los sectistas infiltrados en las facciones reales y en la nobleza.

Ante la falta de un nuevo emperador y su eminente muerte, había formado un consejo que incluida a los diferentes representantes de las casas nobles elficas. Los grandes gremios de comercio, productores y otros para que mediante ese sistema de representación pueda el imperio gobernarse.

Finalmente el Emperador se despidió de sus más cercanos compañeros y sirvientes para partir a un lugar privado donde descansaría hasta exhalar su último aliento.

Astalris sabía que el momento había llegado, el veneno había poco a poco alcanzado su corazón y no había forma de detenerlo, sentía como el dolor comenzaba a ser insoportable y su visión empezaba a nublarse.

Astalris siempre supo que un día llegaría su fin, si bien los elfos no morían de forma natural o envejecían. Nada era eterno, sin embargo no esperaba que su fin sería de esta forma, miró al cielo nocturno mediante el orificio de su techo y cerro sus ojos.

En el año 382 113 DI (Después de la Fundación del Imperio) el Emperador Astalris Vaeriel Ra'Thaes Wyllor falleció por envenenamiento.

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