12 La caja dorada

Astalris miró a Atir esperando su respuesta.

Acababa de realizar una extracción y lectura de las almas de los otros dos asesinos y había logrado averiguar lo que quería. Habían supuesto siempre que el cliente que enviaba los asesinos podía estar relacionado con el trabajo de su padre o pertenecer a la facción opositora al duque. Había acertado.

Sería muy sencillo enviar a Sirius y el resto a acabar con la vida del señor Curtís, pero un gremio no funciona de esa manera, alguien ocuparía su puesto y una constante masacre de líderes solo generaría que el duque y su gente pareciesen responsables, podría haber repercusiones.

Tras meditar pensó que la mejor forma de acabar con el problema sería de manera regular y ordinaria, su padre debía vencer a Curtís o al menos el poder de su facción debía incrementarse.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por el leve tartamudeo de Atir, -"Puedo ofrécele dinero, mi lealtad, puedo darle información nueva del gremio de La Daga Roja, puedo trabajar para usted."-

Astalris respondió, -"Tu lealtad es una burla, no eres leal a tu gremio ni lo serás conmigo, solo eres leal a ti mismo. Eres un rata traicionera, tus compañeros prefirieron morir a hablar y por eso me vi forzado a leer sus almas. Pero tú ofreces."-

Astalris hizo una pausa y en su pequeña mano empezaron a parecer caracteres negros, luego con ella tocó la cabeza de Atir y dijo, -"Tú no tendrás el honor de trabajar para mi, me servirás. Esta marca solo es visible para ti y para mis sirvientes o familiares. He marcado tu alma y podré seguirte hasta el fin del mundo, regresa al lugar de donde provienes, si te necesito te contactaré y no olvides que tengo ojos en todos lados.-"

Mientras decía esto una marca se formaba en la frente de Atir casi similar a una u y un lobo de los que se encontraba recostado se levantó y saltó a su sombra, sumergiéndose como si de una piscina se tratase.

Cuando Atir vio su sombra podía ver los ojos del lobo. De pronto el lobo mostró sus dientes y jocosamente exclamó, -"Te observo humano"-

Atir sabía que su liberad había acabado. Asintió y tras una reverencia se retiró.

Astalris miró a Sirius y exclamó, -"Ya se acerca mi séptimo cumpleaños, el despertar de mi signo se aproxima, me pregunto ¿Qué signo tendré en esta vida ? Espero sinceramente que sea el mismo que el anterior.

Sirius necesito investigues y recuperes algo.

Esta ciudad está demasiado lejos del territorio de mi antiguo imperio, lo poco que he logrado averiguar de libros e historias es que mi imperio sufrió una gran caída por la falta de una correcta administración y los constantes ataques de la secta demoniaca de Kurno. Sé que finalmente se perdió mucho territorio, muchas casas o clanes se retiraron y negaron su lealtad al Imperio y como solución se optó por a elegir un nuevo Emperador, pero no entiendo el estado actual y la verdadera historia.

Asimismo necesito que ubiques una caja dorara con mi sello real, pequeña del tamaño de un puño, tiene mi olor y mi firma, se encontraba dentro del tesoro real, búscala y recupérala. Puedes llevarte a Adhara, como son dos en uno te servirán para explorar y espiar."-

Los tres lobos asintieron y se despidieron unísonamente.

Astalris regresó a su habitación y continuó entrenando, debía avanzar lo más rápido antes del despertar de su signo divino.

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