13 El signo divino

Asltaris se encontraba sentado en la mesa del comedor, junto a su madre mientras su padre terminaba de servir la comida.

Hoy era su séptimo cumpleaños, había pasado siete largos años desde que renació en este nuevo cuerpo.

A diferencia de sus demás cumpleaños en los cuales se había invitado a familiares y amigos de la familia, este era un cumpleaños especial. Era tradición que el séptimo cumpleaños sea solo celebrado con la familia. El motivo era que marcaba un evento extremadamente especial en la vida de una persona, el despertar del signo divino.

El signo divino era algo que todo perteneciente a las razas principales poseía. Era un regalo de los dioses a los seres mortales que habitaban el mundo. Permitía al usuario obtener una inmensa fuerza correspondiente al signo que tuviese. Como elfo que era, pertenecía a las razas amadas por los dioses, lo que al igual que todos lo hacia receptor de un signo divino.

A lo largo de una vida solo se podían tener dos signos divinos. Uno producto del obsequio de los dioses y el otro producto del esfuerzo propio de la persona.

El primer signo era despertado a través de un ritual en un altar a los dioses tras cumplir los siete años, esté signo era conocido como el signo principal y el segundo, el signo secundario, podía conseguirse a través de dos formas. La primera era subyugando a una bestia mágica con su propia fuerza, con los dioses como testigo y absorbiendo su núcleo de manera forzosa, el signo formado por esta forma era conocido como el signo del amo y permitía al usuario utilizar el 50% de la fuerza de la bestia. La segunda forma era que la bestia voluntariamente sin coerción alguna entregase su núcleo y permitiese la fusión completa, el signo conseguido por esta forma era conocida como el signo de la familia y permitía utilizar el 100% de su fuerza.

Mientras su madre se levantaba sonriendo a ayudar a su padre con los platos, Asltaris se preguntó asimismo, -"En mi vida pasada mi signo principal fue el de un Lobo Emperador del Trueno, una bestia de rango SSS y mi signo secundario de amo fue el de un Hidra de igual rango, espero sinceramente que mi signo sea igual o del mismo nivel, un signo de un nivel inferior podía ocasionarme retrasos y la obtención de mi segundo signo tendrá que adelantarse, ahhhhhhh que dilemaaaaaa."-

Asltaris como Emperador fue un caso muy peculiar que aún la historia tomaba como ejemplo y excepción. Normalmente el signo secundario siempre era de un nivel relativamente bajo, dado que el usuario trataba de buscar la mayor fuerza posible de la manera más rápida era ocurrente que se optase por una bestia de nivel intermedio, de rango D, C o B.

Tomando en cuenta que la raza humana vivía un promedio de 80-100 en el mejor de los casos, carecía de motivo que esperasen tanto. Las únicas excepciones para estos casos eran los jóvenes provenientes de familias acaudaladas, príncipes, hijos de familias mercantes o guerreras, que podían darse el lujo de apoyar al usuario a la obtención de bestia con mejor rango.

Como la obtención del signo era realizado ante los ojos de los dioses, lo que en palabras normales se entendía en que si hacías trampa o recibías ayuda por parte de alguien no podrías absorber el núcleo, el usuario debía utilizar su propia fuerza. No obstante, esto no impedía que los clanes o quien ayudase al joven pudieses mejorar las circunstancias de la lucha. Por ejemplo si intentaban subyugar a una bestia que normalmente rondaba en manada, el resto del grupo podía luchar contra la manada y permitir al usuario luchar sin preocupaciones solo contra la bestia o por ejemplo pedir ayudar a magos poderosos para atraer o ubicar a determinada bestia.

Por otra parte, los elfos al tener vida casi inmortal podían darse el lujo de esperar mucho más para obtener su signo secundario, no obstante no era normal que ocurriese de esa manera. La competencia entre razas era común e incluso entre su misma especie. ¿Cómo podría un joven elfo con un solo signo primario luchar contra un joven humano por algún tesoro u objetivo cuando el segundo tuviese ya sus dos signos?

Por eso era que el Emperador Astalris era una leyenda. El Emperador consiguió su signo secundario a una edad muy avanzada, aproximadamente cuando tenía 300 000 años. La razón por la que pudo darse el lujo de hacer algo así y poder competir con su generación, quienes poseían dos signos era porque el nivel de sus signo primario compensaba la falta del secundario.

Si esto no se repetía en esta vida, Asltaris tendría que verse forzado de ser el caso a optar por conseguir su signo secundario, no obstante, sin el tiempo ni la fuerza correcta el sería imposible subyugar a una bestia de rango SSS como lo hizo en antaño. Tendría que elegir una bestia de rango A o S, lo cual también limitaría su fuerza en esta vida.

Y lo peor era que Astalris aún no sabía si su reencarnación había sido obra de los Dioses y si lo era no sabía el propósito de todo ello. Por ello tampoco podía predecir que signo se le daría en esta vida. Pero algo dentro de el le decía que no todo saldría como el quería. Se sentía impotente ante todo lo que ocurría, había pasado mucho tiempo desde que el Emperador había sido un peón en los juegos de otros. Hace tiempo en varias oportunidades se había enfrentado el designio de dioses y luchado e incluso asesinado a algunos de sus heraldos, pero ahora era solamente un niño.

Todo esto mantenía preocupado a Asltaris.

De pronto la dulce voz de su madre interrumpió sus pensamientos, "¿Qué tienes Asta? Te veo preocupado, ¿Es por la ceremonia del despertar?"-

Asltaris vio la preocupación en los ojos de su madre e inmediatamente sacudió su cabeza olvidando sus innecesarios pensamientos.

-"Me preocupa un poco tener un signo débil."- dijo finalmente.

Aeris miró a su hijo y sonrío mientras le daba contaba una sorpresa,-"No tienes por que Asta, tu padre y yo tenemos ambos signos de clase B así que es muy probable que tu también lo tengas, ademas estaba pensando en guardarlo para después de la ceremonia, pero te cuento que le consulte al duque y me permitió que cuando el momento llegase podía tomar prestada parte de la guardia para ayudarte a subyugar a una bestia de rango B", dijo emocionada.

-"¿Qué? ¿En serio mamá? Graciassssssssssssss,"-, dijo Astalris mientras abrazaba a su madre mostrando felicidad.

Pero claro por otra parte en su mente el Emperador de arrancaba los cabellos,-"¿RANGO B? ESTÁIS LOCOS PREFIERO MORIRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRR AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH"-

De repente su padre llegó a salvarlo de su terrible actuación de niño emocionado, -"Asta, lo importante de un signo no es el nivel, sino la forma de utilizarlo. Por ejemplo tu viejo obtuvo un signo principal de un Tortuga Rocosa Gigante, que si bien es un signo clase B para muchos guerreros sería desastrosa, teniendo que límitarse a ser tanques del grupo, pero recuerda que tu viejo es un herrero, mi resistencia es importante y junto a mi signo secundario del amo de una Salamandra Infernal de Rango C, puedo explotar mi signo primario al nivel de un rango A.", dijo orgullosamente.

Astalris asintió ante las palabras de su padre, no le gustaba que le aconsejase porque pensaba que era tonto que unos niños, como consideraba inicialmente a su padres por su edad, lo aconsejasen a él, quien varios monarcas e incluso Dioses habían pedido consejo. Pero de vez en cuando, al escuchar a su padre decir cosas sabias no podía evitar sentir un poco de orgullo. Era su padre al final de cuentas.

Krenalis miró orgulloso a su hijo y dijó, -"No importa el signo que obtengas, sabes que tu madre y yo siempre estaremos para apoyarte. Ahora come rápido para que duermas, tienes suerte que el Sacerdote haya aceptado nuestra petición para postergar la ceremonia del despertar para después de tu cumpleaños, habría sido una perdida de tiempo tener que esperar tres meses más solo porque cumples 7 unos días después de la ceremonia programada."-

Astalris asintió nuevamente y empezó a comer la comida servida en su plato. Se despidió de sus padres y se acostó en su cama, le esperaba un interesante día.

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